01. Resguardo (1a parte)
"En otras noticias, el reporte del clima anuncia fuertes lluvias para todo el sur de la ciudad, cielo nublado y temperaturas menores a los diez grados para los próximos tres días..."
El hombre que escucha el noticiero en esa vieja cafetería aleja el cigarrillo de su boca y lo golpea suavemente contra el borde del cenicero, esperando que los restos caigan antes de que lo apague en el fondo de aluminio. Con su zurda sostiene el periódico del día y mueve su mirada de él al joven frente suyo.
ㅡ¿Deberíamos irnos ya, señor? ㅡpregunta al sentir la pesada mirada sobre sí, terminando con su taza de café de un solo sorbo.
Él asiente, con una sonrisa dulce que no tiene un significado específico y que resulta amarga en otras circunstancias.
ㅡVámonos ㅡordena.
Jackson Wang, aquel joven de cabello castaño y ojos grandes, pide la cuenta a una de las camareras y paga sin importarle esperar por el resto del dinero. En su lugar, se pone de pie y ayuda al mayor a hacer lo mismo sin ser realmente necesario. Salen del local y abre un paraguas oscuro para ponerlo sobre el hombre, evitando que la fuerte lluvia empape sus ropas y sea responsable de futuros resfriados.
ㅡNecesito que compres este juguete ㅡdice mostrando la pantalla de su móvil, sonriendo ligeramenteㅡ. Es para mi hijo ㅡexplica.
Jackson asiente y le cede el paraguas, sacando otro de algún bolsillo mágico que él no se toma el tiempo, ni la importancia, de averiguar.
ㅡ¿Justo como ese? ㅡcuestiona.
ㅡLo quiero idéntico.
ㅡEntiendo, señor. Vuelvo enseguida. ㅡSu despedida va acompañada de una breve venia y camina con prisa en dirección contraria, buscando la juguetería más cercana que pudiera ofrecerle aquel producto.
El hombre, con su sonrisa gentil, mirada severa y porte imponente, camina a la parada de autobús que se encuentra en la misma acera, buscando distraerse con los autos que pasan en lo que su eficiente empleado, que él siente más como un hijo o hermano menor, vuelve.
La lluvia cae despiadada, retumbando sus gotas al golpear contra el pavimento o los techos de los autos. El sonido es alarmante, mas no lo suficiente como para buscar ayuda o pensar en riesgos mayores; y el cielo es oscuro, nublado al punto de pensar que está por anochecer cuando en realidad no pasan de las diez de la mañana.
El hombre saca un nuevo cigarrillo del bolsillo interior de su saco y lo enciende manteniéndolo entre sus labios delgados. El humo es arrastrado por el viento frío de la época invernal y al girar el rostro para ver la dirección que ha tomado, una mujer capta su atención. La escudriña con disimulo, una acción innata producto de su trabajo diario.
Es bastante joven y de apariencia ligeramente desalineada. Su cabello es claro y lacio, y cae por sus hombros sin ser demasiado largo. Tiene ojos pequeños que no le quitan lo expresivo, tez pálida y labios gruesos. Es atractiva, pero en su interior él piensa que no es más hermosa que su esposa.
Lo importante no es la mujer en sí, sino el hecho de que no lleve algo para cubrirse de la incipiente lluvia. Su cabello y vestimenta se encuentran empapados al punto de gotear y hasta ese momento él nota que la mujer cubre con su largo abrigo un cuerpo más pequeño. Es un niño. Él no puede verlo con claridad, pero sabe que ese pequeño también está pasando frío y podría estar mojándose.
No lo piensa demasiado y se acerca a ellos, sus pasos son decididos y letárgicos, buscando no asustar a quienes desea ayudar. Se acerca despacio y tiende su mano con el paraguas para cubrir a la madre y su pequeño. La mujer lo observa y está a punto de decir algo cuando él la interrumpe, dejándola con los labios abiertos y los ojos estáticos.
ㅡSi el niño se moja, enfermará ㅡdice sin dejar de ofrecer lo único que le impide empaparse también.
Ella duda, lo sabe con solo ver aquella mirada asustada e indecisa, pero antes de poder siquiera negarse, el niño saca la cabeza de su escondite y agradece por el gesto. Entonces él puede detallar sus dulces rasgos, puede notar que es como una copia en pequeño de su madre. Tiene ojos avellanados y una mirada llena de vida y curiosidad, gruesos labios rosáceos y tez blanca, además de una adorable nariz de botón.
ㅡGracias, señor. ㅡSu cabello tan claro que parece ser rubio se sacude con ligereza, apenas húmedo gracias al resguardo de su madre.
Ella se ve obligada a tomar el obsequio, mas eso no quiere decir que no le agrade, incluso lo agradece en su corazón.
ㅡNo es nada, pequeño ㅡresponde al infante, sonriéndole con cariño antes de dirigirse a la mujerㅡ. Tengo un hijo, un poco más grande que el tuyo ㅡcomenta.
Ella inclina el rostro para ver a su hijo a los ojos, el contacto visual renovando sus energías y animándola a tomar las cosas con calma.
ㅡSoy Park Ha-neul, muchas gracias ㅡdice con una breve venia, viendo al hombre negar con una ligera risa.
La lluvia sigue cayendo, intensa y retadora. Los autos avanzan con el temor de ser atacados por la madre naturaleza y él se moja con el pasar de los segundos, su cabello oscuro cae a los costados de su perfilada cara con pesadas gotas en las puntas mientras su cigarrillo se apaga, terminando inservible entre sus falanges.
ㅡNo es nada, no agradezcas más. ㅡLa mirada severa oculta humanidad que nadie es capaz de entender, pero ahí está, invitándolo a hacer acciones de ese tipoㅡ. Soy el señor Jeon.
Sin saberlo, tienen la misma duda en mente. «¿Dónde he escuchado ese apellido?»
¿Cuántos Jeon puede haber en la gran ciudad? ¿Cuántos Park caminan entre ellos?
No hay más palabras, pero tampoco silencio, la lluvia se encarga de ello, así como el escándalo provocado por los autos y la voz suave del niño que canta algo ininteligible.
ㅡ¿Puedo saber cómo se llama? ㅡSe anima a preguntar tiempo después, haciendo obvia referencia al niño.
Ella asiente y entreabre los labios con la clara intención de decirlo, mas es interrumpida de nuevo.
ㅡ¡Señor Jeon! Al fin lo he conseguido ㅡgrita Jackson desde algunos metros a la distancia, corriendo mientras sostiene su paraguas sobre síㅡ. ¿Por qué está tan mojado? ¿Qué pasó con...?
No termina de preguntar, no necesita hacerlo. El señor Jeon sonríe, señalando con un movimiento de cabeza discreto a la mujer a unos metros de ellos.
ㅡAlguien más lo necesitaba ㅡsusurra.
Jackson no dice nada, pero niega con la misma dirección y una sonrisa plana. Estira su brazo para cubrir a ambos y muestra el juguete que le han ordenado conseguir, detallando sus funciones y modo de uso. Solo quieren invertir su tiempo en algo.
Pronto, el sonido de un vehículo grande llama su atención y los obliga a retroceder para evitar ser empapados por el agua de las calles. El autobús ha llegado.
La mujer sonríe para él a la distancia, encaminando a su pequeño hijo a que suba antes que ella y así evitar que se moje. El hombre le regresa el gesto, sonriendo con tranquilidad por su buena acción del día.
Sorpresivamente, el niño también se despide de él desde la amplia ventana a los costados del transporte, agitando su mano de un costado a otro con efusividad.
ㅡNo es bueno, ¿sabe? ㅡcomenta Jackson, ganándose una mirada confusa de su jefe.
ㅡ¿Qué no es bueno? ㅡpregunta de vuelta.
ㅡTomar cosas de desconocidos. Ellos no saben a qué se dedica, así como usted no sabe nada de ellos.
El comentario que a simple vista es inofensivo deja un sabor amargo en su boca, el sabor de la verdad.
Su mirada vuelve a buscar el autobús donde aquella joven mujer y su pequeño hijo se han marchado y puede verlo a lo lejos, doblando en una de las calles más adelante.
No le toma más importancia, de pronto su propio coche llega y Wang se acerca para abrirle la puerta, esperando su ingreso antes de poder imitarlo. Luego, el conductor maneja de vuelta a casa, donde su hijo lo espera impaciente.
El señor Jeon sonríe al llegar, cargando al infante que se avienta a él en cuanto pone un pie dentro de su morada. Ve a Jackson hacer una venia rápida antes de adentrarse en busca de una de las mucamas y él asiente como despedida.
ㅡ¡Llegaste! ㅡEl entusiasmo no cabe en el pequeño ser que incluso en medio de sus brazos se remueve incesantemente para ser liberado.
ㅡLo hice, papá acaba de llegar ㅡdice, correspondiendo la amplia sonrisa y manteniendo oculto aquel obsequio dentro de su maletínㅡ. ¿Y mamá?
ㅡ¡Está en la cocina! ㅡAl mismo tiempo señala con su dedo índice en esa dirección y una cabellera oscura como la noche se asoma por el marco de la entrada.
ㅡEstás en casa ㅡdice la mujer con tono dulce y él no duda en acercarse a ella para besarla con castidad, asintiendo con una sonrisa serenaㅡ. Y estás mojado, ¿por qué no subes a tomar una ducha? ㅡcuestiona apenas se aparta, dando un golpe suave sobre el saco húmedo.
El señor Jeon es un hombre de hogar, igual que todos los individuos con los que trabaja. Su familia es lo más importante y los ama, tanto como ellos lo aman a él. Su trabajo y todo lo que hace pierden valor cuando su gente se encuentra del otro lado de la balanza. Si le preguntaran, "ni siquiera hay comparación".
ㅡLo haré en un momento ㅡmurmura a cambio y camina de vuelta a la sala de estar, buscando a su pequeño hijo para sentarlo en su regazo. Oportunamente, Wang llega con varias toallas entre sus manos y las coloca sobre sus muslosㅡ. Jungkook, traje algo para ti ㅡdice una vez ambos se encuentran descansando sobre el sillón individual de cuero negro.
El niño lo mira expectante con sus enormes ojos de cordero y asiente impaciente, detallando todos los movimientos de su padre que parecen ser más letárgicos a propósito.
ㅡ¿Qué es? ㅡpregunta sin poder contenerse, viendo cómo de aquel maletín oscuro sale una caja decorada y cubiertaㅡ. ¿Por qué tengo un regalo? No es mi cumpleaños ni navidad ㅡcuestiona al tomarlo, con la duda clara brillando en sus orbes.
Jungkook es muy inteligente para su corta edad, es hábil, perspicaz y sereno cuando es necesario. Y su padre está sumamente orgulloso de él, a sus ocho años lo llena de un orgullo indescriptible y sabe que nada en el futuro podría cambiar ese sentimiento. Entonces recuerda al niño que ha visto por la mañana, su mente le trae la imagen vívida de un rostro sonriente y alegría contagiosa.
ㅡ¿Por qué tendría que esperar a que sea una fecha importante para darle un regalo a mi hijo? ㅡresponde con otra pregunta, provocando un diminuto ceño fruncido y labios delgados apretados.
El señor Jeon quiere reír ante la cara de absoluta concentración contraria. Jungkook parece realmente intrigado y confuso por lo dicho.
ㅡSupongo que no hay que esperar, ¿no? ㅡresponde dudoso.
ㅡAsí es.
El niño toma la caja entre sus manos y rompe el papel decorativo que la envuelve, dejando ver un juguete de colección sumamente difícil de conseguir, cosa que él no sabe ni podría comprender, pero que Jackson Wang experimentó de primera mano. La sonrisa agradecida no tarda en aparecer, dejando entrever un par de dientecillos de conejo y luceros brillantes por la alegría.
ㅡ¿Te ha gustado? ㅡcuestiona desde su asiento y Jungkook asiente, jugando desde ese instante con aquel muñeco de un superhéroe del que su padre no recuerda el nombre.
ㅡSi, papi. ¡Muchas gracias!
El momento es cálido, la madre lo asegura desde la entrada de la cocina donde ve con prudencia lo ocurrido. Está convencida de que tanto padre como hijo no comprenden con sensatez el sentimiento que los embriaga, porque ellos no saben si la alegría se debe al obsequio o al simple hecho de recibir algo de la otra parte.
El día sigue su curso y para las seis de la tarde la familia cena en el comedor. El señor Jeon se encuentra sentado a la cabeza, con su hijo y esposa a cada costado. Al terminar le permiten al niño jugar una hora más antes de prepararlo para dormir; lo ayudan a ducharse y lavar sus dientes, posteriormente la madre lo acuesta y canta para él hasta que el infante cae rendido en el mundo de los sueños.
ㅡ¿Está dormido? ㅡsusurra al pasar por el pasillo y la mujer suspira antes de asentir.
ㅡComo un gato bebé ㅡdice agotada.
Él se acerca para besarla y caminan juntos con dirección a su habitación.
ㅡEs hora ㅡle recuerda escuetamente.
La mujer se dirige al baño para tomar una ducha rápida mientras su marido se alista, luego sale, prepara su cabello y maquilla su rostro. El hombre se viste y busca su maletín de trabajo, cerciorándose de que todo se encuentre en orden para su salida.
Una hora más tarde ambos están listos, luciendo impecables, elegantes y sombríos. Ella trae sobre sí un vestido negro brillante mientras el hombre porta un traje gris de tres piezas a la medida.
En el piso de abajo una mujer de avanzada edad termina de limpiar la cocina y se prepara para ver la televisión a volumen bajo. El reloj marca las diez de la noche.
ㅡ¿Se van? ㅡcuestiona la anciana cuando los ve tomando sus abrigos en la entrada y ellos asienten.
ㅡNos vamos ㅡafirma la mujerㅡ. Jungkook está dormido y no creo que despierte a menos que tenga una pesadilla, aunque ya sabe qué hacer al respecto.
ㅡLo sé, señora.
ㅡLos guardias están afuera por si necesitan algo, aunque sabe que puede llamarnos directamente si surge alguna emergencia ㅡdice el hombre, sonriéndole con gentileza antes de tocar su hombro en un gesto lleno de calidezㅡ. No duerma muy tarde, señora Choi.
ㅡNo lo haré, señor Jeon.
Él ríe, sintiendo los años encima cada que ve a la adorable mujer a su alrededor, llenando su ambiente de ese olor característico.
ㅡMe gustaba más cuando me decía joven Jeon.
Ella le regresa el gesto, negando y despidiéndose de ellos con un beso en la mejilla.
ㅡEse título le corresponde al joven Jungkook ahora.
El hombre está de acuerdo, así que toma la cintura de su esposa y juntos salen de la casa, subiendo al automóvil conducido por Jackson Wang.
ㅡSiento que no te he visto en años ㅡbromea al respecto y el menor suelta una risa discreta, manteniendo la sonrisa en su rostro por el resto del camino.
ㅡLo mismo digo, señor.
El viaje no es extremadamente largo. Veinte minutos en auto al interior de la ciudad son suficientes para llegar a un casino elegante, fachada de sus más complejos negocios.
Jackson baja del coche y abre la puerta del señor Jeon para que este salga a abrirle a su esposa.
A pesar de encontrarse en el estacionamiento, dentro del establecimiento, el clima frío los hace estremecer y la mujer se abraza a sí misma para mantener calor en lo que su esposo llega nuevamente a su lado.
ㅡ¿Están todos dentro? ㅡcuestiona al más joven, quien asiente de inmediato.
ㅡLo están, señor. Todos han sido puntuales como usted lo ordenó.
ㅡPerfecto, debemos arreglar ciertas cosas que quedaron pendientes en reuniones anteriores ㅡmenciona mientras suben por el ascensor.
ㅡOjalá terminemos esta noche, no siempre puedo salir de casa y dejar a Jungkook solo.
ㅡSalir de vez en cuando no le hace mal a nadie, querida ㅡmenciona, utilizando un tono mucho más dulce y bajo.
ㅡ¿Y si Jungkook tiene otra pesadilla? ㅡcuestiona de vuelta, con la clara preocupación que no trasciende a la histeria.
ㅡLa señora Choi sabe qué hacer. Podrá ser una mujer mayor, pero sigue siendo bastante eficaz. ㅡSu mano se posiciona en su espalda baja y proporciona calidez, seguridadㅡ. Además, no olvidemos que es de nuestras personas con mayor confianza ㅡañade.
ㅡLo sé, es solo que... ㅡRealmente no hay algo más por decir, pero la intranquilidad está ahí, evidente en su mirada.
El señor Jeon la toma del rostro con ambas manos y sonríe especialmente para ella antes de darle un beso esquimal, una muestra silenciosa de cariño que le calienta el alma. Él la comprende, conoce su miedo justificado por el duro esfuerzo de la concepción, por los riesgos que ha corrido su joven hijo desde el nacimiento.
ㅡÉl estará bien, es un chico fuerte y valiente ㅡasegura, y eso parecer ser suficiente por el momento.
Con una profunda inhalación salen de las puertas metálicas y Jackson espera el término de las muestras de afecto para darles paso a la oficina central, donde el resto de los empleados y gente armada los esperan.
De repente, el señor y la señora Jeon son el centro de atención, sobre todo al ser líderes de una organización de mafia y tráfico como la que han forjado a lo largo de los años, quizás desde tres o cuatro generaciones atrás.
La reunión transcurre de manera habitual, centrándose en puntos de mayor relevancia y dejando los temas menos importantes para el final. Hablan de todo y nada al mismo tiempo, los señores Jeon tienen una habilidad para comunicarse y estar de acuerdo que impresiona a más de uno.
Donde cualquiera piensa que una mujer no podría manejar un negocio como "ese", la señora Jeon deja en claro que su lugar es al lado de su marido, liderando aquello en lo que ambos han invertido tiempo y esfuerzo. Quizás, sea eso lo que vuelve tan distintiva a esta familia.
ㅡ¿Crees que es buena idea mantener esta ruta?
ㅡLa policía podría dar con ellos en cualquier momento, dejó de ser segura hace semanas.
ㅡLo sé, pero no tenemos muchas otras opciones. ㅡSu ceño se frunce, pero no está ansioso como tal.
ㅡLa policía hará un escándalo, pero es cierto que no pasará a más ㅡdice ella con una mueca.
Él asiente y se gira en busca de uno de sus hombres, llamándolo con un movimiento de dedos.
ㅡNecesitamos nuevas rutas, encárgate de ello.
ㅡPor supuesto, señor. ㅡAccede de inmediato, reuniendo al grupo de hombres a su cargo para realizar lo ordenado.
ㅡ¿Qué me dices de esto? Las entregas en esta zona están incrementando de manera abismal. ¿Deberíamos preocuparnos?
Jackson observa a la distancia, notando lo importante que resulta la opinión de su esposa para el señor Jeon. No es que le delegue el trabajo o que la obligue a pensar más de lo debido, simplemente le gusta tener una perspectiva distinta, contar con el apoyo moral y astucia de su amada.
Wang recuerda con una sonrisa lo dicho por el mayor tiempo atrás, cuando su curiosa juventud lo motivó a preguntar sobre su relación y el por qué ella siempre estaba presente en las reuniones más importantes.
"ㅡ¿Puedes verla? Obsérvala detenidamente ㅡdijo y él obedeció, mirando a la mujer con absoluta atención sin decir nada al respectoㅡ. Es hermosa ㅡañadióㅡ, es la mujer más hermosa que he visto en mi vida y me escogió a mí para ser su compañero. No le importó lo que otros dirían, tampoco mi estilo de vida, mi trabajo o mi familia. Me escogió a mí por sobre todas las cosas y yo a cambio hice una promesa. Cuando nos casamos prometí tomarla en cuenta en cada paso que diera, hacerla feliz hasta el último día de nuestras vidas y sostenernos mutuamente. ㅡEl hombre suspiró con anhelo, de esa manera profunda que susurra un vestigio de amor por cada exhaladaㅡ. Solo intento cumplir la promesa que hice frente al altar."
Sus pensamientos son fracturados por la vibración del móvil en su bolsillo, Jin Woo le ha enviado un nuevo mensaje con las noticias recientes.
Él no quiere tomarle importancia, pero cuando ve un vehículo familiar y cierto objeto que está seguro de conocer todo se detiene y solo puede ver al señor Jeon con un gesto de sorpresa y coraje indescriptibles.
El hombre no tarda en sentir el peso de la mirada sobre sí y eleva el rostro para hacer contacto visual, entonces puede verlo, sabe de inmediato que algo no anda bien.
ㅡ¿Qué sucede? ㅡcuestiona en voz alta y eso detiene a todos ipso facto.
Él niega sin poder hablar y enciende la pantalla detrás de ellos, necesita que el mayor vea por él mismo lo sucedido. Las noticias no tardan en aparecer y se escucha la voz usual de quien conduce el noticiero nocturno.
"Esta mañana un vehículo de transporte local ha sido atacado y se ha volcado en una de las carreteras a la salida de la ciudad. La mayoría de los pasajeros se encuentran sin vida y el resto heridos de gravedad. Se especula que el ataque ha sido un mensaje entre bandos, esto debido a que una de las víctimas presenta agresión con arma punzocortante y rastros de un posible abuso sexual..."
No era necesario saber más, evidentemente era el autobús con el que se habían topado en la mañana y era la sombrilla del señor Jeon la que estaba junto al cuerpo sin vida de una mujer de cabello castaño y abrigo largo.
La única mujer en la sala gira su rostro para toparse con la mirada fría y rostro inexpresivo de su esposo. No había una sonrisa cálida como de costumbre, no había ojos brillantes y mucho menos un aura de amabilidad.
ㅡ¡¿Qué mierda están esperando?! ¡¡Muévanse, hay trabajo que hacer!!
Todos los hombres salen del lugar a pesar de desconocer su labor. Wang sale junto al resto para informarlos mientras suben a camionetas y arman grupos preestablecidos. El ambiente se vuelve un caos de un segundo a otro.
ㅡ¿Qué sucede? ㅡpregunta la mujer y en su rostro hay tanto temor como desconcierto.
ㅡNo es nada, solo vuelve a casa y cuida de nuestro hijo, la reunión queda cancelada.
ㅡJi-hu, ¿qué sucede? ㅡLa inseguridad que abunda en la madre hace al hombre detener. La abraza contra su pecho y une sus frentes nuevamente.
ㅡConfía en mí, cuando vuelva a casa te lo explicaré. Por ahora que alguien más te lleve y no salgas de la habitación de Jungkook ㅡdice antes de salir junto al resto.
ㅡ¿Está todo bien?
Él quiere responder, pero no hay nada para decir. En su mente solo hay un par de ojos brillantes, cabello rubio y sonrisa de patito, hay una despedida efusiva y un agradecimiento en el que pudo ver a su propio hijo.
ㅡLo está, solo debo rescatar a un pajarillo.
Y salió, llevándose la tranquilidad de su esposa con él.
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