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8

Unos días después, Félix regresó al Castillo. Cómo era de esperarse, la familia entera preparó una reunión privada con motivo de celebración.

Aún tenía que tomar un medicamento diariamente, pero eso era lo de menos. Al fin todo volvería a la normalidad.

Félix suspiró con una sonrisa mientras veía la pintura de su padre en el Gran Salón, a su lado estaba la de él por ser el príncipe heredero legítimo y junto a esa, una de toda su familia. Frunció el ceño al verse en pintura.

—Falta algo aquí...

Después de morderse levemente el labio se encaminó a la oficina de su padre.

—Félix ¿Pasa algo? ¿Estás bien?

—Si, lo estoy. Solo me duele la herida. Papá, necesito hablar contigo sobre algo importante.

Noah dejó aún lado su laptop para prestarle total atención a su hijo y durante los siguientes días ambos trabajaron duro para solucionar la situación.

Mientras los empleados preparaban y decoraban el castillo para el baile de celebración por el regreso de Félix, el príncipe buscaba a su primo por todas partes pero, después de la junta dónde anunciaban su retiro, Patrick había desaparecido.

No fue hasta que dobló en el pasillo del gimnasio que vio a su tío revisar unas carpetas, por lo que se acercó a él.

—Tío Jake.

—Oh, hola Félix ¿Sucede algo?

—Estoy buscando a Patrick –Jake señaló una de las salas de entrenamiento y el chico sonrió –¿Puedo pasar?

—Claro, solo está entrenando.

—Bien.

Félix entró mientras su tío se retiraba a la oficina, Patrick entrenaba lo que parecía ser box con un muñeco de madera mecánico. Esquivaba los golpes pero también los devolvía con fuerza. Simplemente era increíble verlo moverse con tal velocidad.

—Con que aquí estabas.

La repentina voz lo alertó y giró para ver a su primo, pero el muñeco aún estaba en movimiento y estuvo a punto de golpearlo.

—¡Cuidado! –Felix se tensó, pero Patrick se agachó y fue a apagar el mecanismo que movía al muñeco –. Ah, Dios. Lo siento, pensé que te golpearía.

—Está bien, tranquilo ¿Pasa algo?

—Oh, yo bueno... Quería hablar contigo –Patrick se quitó los guantes de las manos mientras caminaba hacia la banca –¿Interrumpí tu entrenamiento?

—No, solo estaba despejandome un poco. Antes no tenía tiempo, ahora tengo mucho –rio nervioso –¿Qué querías decirme?

—Bueno, son dos cosas. Primero... –alzó una de las invitaciones exclusivas a la fiesta, Patrick alzó una ceja.

—Creí que las invitaciones saldrían después de la junta.

—Si, pero esta invitación requiere tu aprobación.

—¿Mía? Félix yo ya no soy el príncipe, no se necesita mi aprobación ¿Para quién es?

—Para Oliver Lenoxx –Patrick se sonrojó –. Es una invitación especial por qué él te estuvo apoyando todo este tiempo, te enviaba mensajes y chistes muy extraños –se sonrojó aún más –. Creo que deberías invitarlo al baile del viernes ¿No crees?

—Siendo el duque no puedo decidir eso por mi cuenta, Félix.

—Ese era el otro asunto que quería decirte –dejó la carta en la banca y se acomodó en su lugar –. Estos días estuve pensando las cosas. Patrick, aunque lo niegues, sé que disfrutarse ser el príncipe –desvió la mirada y Félix sonrió –. Hiciste un trabajo espectacular, limpio y perfecto. Mi padre y yo decidimos que mereces tener una oportunidad.

—¿Oportunidad de qué?

—Patrick, antes de que vuelvas a casa te damos tres opciones. Una es que todo vuelva a la normalidad, seguirás siendo el duque del reino. Otra es.... Relevarte de ello para que puedas tener una vida sin ningún tipo de responsabilidad real –Patrick se sorprendió –. Y la última es... Que en un futuro reinemos juntos.

Patrick abrió la boca con evidente sopresa.

—¿Qué? ¿Reinar juntos? Eso no se puede hacer, Félix ...

—Pues de hecho... Mi papá y yo estamos terminando de convencer al consejo de que sea una posibilidad.

—Pero... ¿Por qué?

—Porque sé que juntos haríamos un trabajo increíble y ambos lo queremos. Respetaré cuál sea la decisión que tomes, pero tienes que saber que si cambias de opinión ahí estaré.

—Esto es muy inesperado, yo... No lo sé.

—Esa una decisión difícil, sin duda, pero puedes tomarte el tiempo que tú quieras, primo. De todos modos no se puede coronar a alguien hasta después de los 26 años –rio con nerviosismo pero Patrick estaba inmerso en sus pensamientos.

—Justo ahora, creo que no es un buen momento para que decida... He tenido mucha presión los últimos meses, no pienso con claridad. Pero te prometo que pensaré en ello. Aunque... Ser rey es tu sueño Félix, yo no quiero quitarte eso.

—Mi mayor sueño es ser rey con mi mejor amigo ¿Recuerdas nuestro juego de Jóvenes Reyes? Siempre quise que los dos fuéramos reyes juntos, pero sabía que tú tenías otros planes. Ahora existe la posibilidad de serlo y cualquier cosa que tú decidas, yo lo respetaré.

—Pero... –se sonrojó aún más –. Agh, esto va a sonar muy tonto pero... ¿Está bien que yo sea rey siendo gay? –Félix parpadeo.

—Patrick, eso no es ningún impedimento. Las leyes están cambiando, la sociedad igual, el pensamiento de la gente ahora es diferente y al menos en este reino, vamos a exiliar a todos los homofóbicos –su primo rio con fuerza.

—Bien, me lo pensaré. Pero aún quiero terminar mi carrera.

—Lo haremos. Prometo que ya no me saldrá otro tumor en el corazón y arruinarlo todo –ahora ambos rieron y Félix se levantó –. Bueno, debo supervisar los preparativos.

—Am... ¿Félix?

—¿Si? –Patrick alzó el sobre.

—¿Puedes enviarla, por favor? –Félix sonrió con diversión y la tomó.

—Será un placer. Pero tienes que escoger su máscara, así que te espero en la biblioteca –Patrick resopló para después sonreír, fue a ducharse y cambiarse de ropa pero un nuevo pensamiento lo paralizó.

¿A Oliver le gustaría asistir al baile?
Es Oliver, claro que sí.

Mientras preparaba la mesa para sentarse a comer junto con su familia, alguien tocó a la puerta.

—Oliver te toca abrir –dijo su hermano mayor y él resopló mientras se encaminaba a la puerta. Sin embargo se paralizó al ver al hombre vestido de negro.

—¿Señor Oliver Lenoxx?

—Am, si. Soy yo –el hombre le extendió un sobre cerrado y una caja transparente que dentro tenía una máscara.

—Usted está invitado al baile real de máscaras en honor al regreso del príncipe Félix Schaffer.

—¿Yo? Am, creo que debe haber un error. Yo no soy miembro de la realeza y eso...

—El príncipe Patrick lo ha invitado personalmente. Un auto vendrá a buscarlo para llevarlo al Reino de Cadah, si usted está de acuerdo.

Oliver tensó la mandíbula pero eventualmente tomó la invitación y la caja.

—Gracias.

El hombre asintió y se retiró hacía un auto de color negro con las banderas del reino de Cadah. Oliver miró la máscara, era de color menta, tenía detalles dorados en el marco de los ojos y el contorno. Cerró la puerta y se encaminó de regreso al comedor dónde sus hermanos y su madre lo miraban expectantes.

—¿Y eso?

—Oh, bueno. Am... Ustedes saben que soy bisexual ¿No? –los tres asintieron –Bueno, he estado hablando con un chico los últimos meses, creo que en verdad me gusta. Además salimos una vez...

—¿Quién es? ¿De la Universidad?

—Si, am... Estuvo en el equipo pero tuvo que ausentarse. Hoy me ha invitado a un baile.

—¿Un baile?  ¿Cómo que un baile?

—Se trata del Príncipe Patrick Johnson... –su hermana y su madre abrieron sus bocas con sorpresa –Me invitó al baile real de máscaras en honor del regreso del príncipe Félix –dijo leyendo la invitación.

—¡Oh, por Dios! ¿Y vas a ir?

—Yo no lo sé... No soy miembro de la realeza.

—Oli, es una invitación, sería descortés no aceptar una invitación real –miró a su hermano –. Te puedo prestar mi smoking.

Oliver rio y asintió con emoción.

El día del baile llegó. Los empleados iban de un lado a otro, los príncipes se arreglaban formalmente. No solamente anunciarían el regreso de Félix, sino que tanto él como su padre tenían una sorpresa para Patrick.

Era un evento exclusivo, las invitaciones habían sido limitadas y los invitados seleccionados exclusivamente. Era un evento importante y un tanto diferente a lo que normalmente se hacía. El detalle especial eran las máscaras.

El evento dió inicio con todos los enmascarados conversando entre ellos hasta que él Rey Noah entró por la puerta principal. Todos hicieron las debidas reverencias y él se encaminó hacia un pequeño escenario donde había un micrófono.

—Buenas noches y Bienvenidos al Castillo Miller. El día de hoy celebramos la salud y el regreso a sus actividades de mi hijo, el príncipe Félix Schaffer –Félix se quitó su máscara y subió al escenario mientras todos aplaudían y lo felicitaban –. Sin embargo, durante su ausencia tuvimos un príncipe temporal que hizo un trabajo impecable, mi sobrino, el duque Patrick Johnson –un poco azotado y desconcertado, se quitó la máscara y animado por Félix, subió al escenario.

Las luces le dieron frente cegandolo momentáneamente, su tío lo miró y sonrió.

—Patrick, en nombre de la familia real Schaffer te doy las gracias por tu trabajo y servicio durante estos meses y te otorgo las medallas de Valentía, Servicio y Fidelidad.

Patrick no pudo evitar su sorpresa. Esas medallas solo se otorgaban en casos exclusivos a los Guardias Reales que hubieran hecho alguna hazaña increíble. Y hasta ese momento solo su tío Santiago y la Guardiana Emmu las habían recibido.

Noah extrajo las medallas de una caja que sostenía Yena y se acercó a él para colocarselas en el pecho. En cuanto el rey se alejó, Patrick sabía lo que tenía que hacer: La señal militar, pero en cuanto bajó su mano, su tío lo abrazó.

—Aun está en pie el acuerdo que te dijo, Félix. Ambos serían excelentes reyes –Patrick le respondió el abrazo y sonrió.

—Aun no me lo pienso bien, tío.

—Puedes tomarte el tiempo que necesites. Respetaremos cuál sea tu decisión –se alejó y todos comenzaron a aplaudir y ovacionar al joven príncipe.

Patrick se giró para agradecer pero entre el público lo vio. Sin duda reconocería la máscara que él mismo eligió para él. Oliver alzó su mano y lo saludó con una sonrisa nerviosa.

Lo siguiente fue casi media hora de saludar y agradecer felicitaciones de la mayoría de los invitados hasta que por fin logró divisar a Oliver entre la muchedumbre. Se colocó la máscara y se encaminó a él.

—Viniste.

—Por su puesto que iba a venir. Habría sido descortés rechazar la invitación –Patrick rio

—Creí que traías tu vestido rosa.

—Oh, lo intenté. Pero no me quedó, así que mi hermano me prestó su smoking –sonrió nervioso –. Estuve escuchando que las medallas son de gran importancia así que felicidades, Patrick.

—Te lo agradezco, Oliver. Son de élite, prácticamente y una parte de mi siente que no las merezco pero... Se sientió bien recibirlas –las miró y Oliver no pudo evitar tocar una, pero al instante se apartó.

—Lo siento...

Patrick alzó su mano.

—¿Te gustaría bailar conmigo? –El rostro del chico se tornó de mil colores, gracias a la máscara no pudo notarse demasiado.

—Claro... –Patrick lo estiró y comenzaron a moverse al ritmo de la música.

Algunas personas los miraban extrañados pero al reconocer las medallas se abstuvieron de murmurar. Mientras Noah bailaba con Yena, un hombre se acercó a ellos.

—Alteza –señaló con la cabeza a ambos chicos –¿Quiere que hagamos algo?

—Oh si, por favor avise a los empleados que bajen las luces y suban el volumen de la música –y así el rey continuo bailando con su esposa quien evitaba reírse ante la mirada perpleja del hombre. A los pocos minutos fue invitado a retirarse del baile.

—Patrick se ve muy feliz.

—Si, así es.

Patrick suspiró y miró a Oliver.

—Yo de verdad no sé cómo agradecerte haber estado a mi lado todo este tiempo, Oliver. No era tu obligación, ni responsabilidad hacerlo.

—No lo era, pero quería hacerlo, Patrick. No tenías por qué enfrentarlo solo ¿Es muy difícil aceptarlo?

—Mi ex novio jamás lo hubiera hecho –susurró –. En una ocasión se molestó porque le cancelé una cita porque mi madre estaba enferma –Oliver hizo una mueca de disgusto –. Por ello no quería molestarte.

—Creo que el molestón fui yo –dijo nervioso –. Es que en verdad quería que estuvieras bien y viéndote ahora con estas medallas, no puedo sentirme más feliz. Aunque aún tengo una pregunta... ¿Volverás a Cambridge?

—Si, el próximo año. Pero creo que ahora iré tres años abajo de ti.

—Dos, en realidad...

—¿Qué? –Oliver suspiró.

—Intenté reprobar el año –Patrick lo miró perplejo –. Quería esperarte para pasar más tiempo juntos pero los maestros sospecharon y me lo impidieron, así que rogué para que me dejarán cursar de nuevo el año y así no estar tan alejado de ti. Si, ya sé que estoy loco pero es que... Creo que en verdad estoy locamente enamorado de ti...

Patrick se detuvo, estaba sonrojado y halagado. No lo evitó más y lo estiró de la mano hacia una de las puertas hacia los pasillos del castillo, al cruzar la puerta se quitó su máscara y cuando tuvo a Oliver frente a él le quitó la máscara y lo besó en los labios con algo de intensidad. El chico estaba totalmente paralizado, Patrick se apartó y sonrió acariciando sus mejillas.

—De verdad estás loco, Oliver.

—¿Puedo echarte la culpa? Es que eres maravilloso –Patrick volvió a reír.

—Está bien. Lo acepto, es mi culpa.

Nuevamente volvieron a besarse. Félix los veía desde la puerta con diversión, pero se apartó y se dirigió al Guardia Real.

—Que nadie los moleste, por favor.

—Si, majestad.

—Me alegra que haya superado al maldito chino –al reconocer la voz, Félix se giró.

—¿Ciara?

—Alteza –hizo una reverencia.

Llevaba puesto un vestido negro con detalles plateados. Llevaba unas botas negras, el cabello corto a los hombros y la máscara solo le cubría la mitad de la cara. Llevaba un maquillaje algo excéntrico típico de ella y su sonrisa pareció brillar con las luces del lugar.

Félix estaba perplejo.

—¿Cómo...? ¿Tu? ¿Aquí...?

—Tu padre me invitó... Y si, vine desde Italia ¿Cuando ibas a decirme que casi te mueres?

—Te dije que estaba enfermo –caminó hacía ella y le besó la mano –. Te ves magnífica.

—Gracias, tu también te ves más guapo de lo normal –rio nervioso.

—¿Puedo invitarte a bailar?

—Esperaba que lo hicieras.

Ambos de acercaron a la pista de baile donde comenzaron a bailar mirándose a los ojos.

—Te extrañé mucho Félix –el principe sonrió.

—Y yo a ti, preciosa. ¿Qué tal Italia?

—Todo es genial. Me encanta, en verdad. Tal vez ahora sí pueda trabajar profesionalmente aquí, si tú quieres.

—¿Porque no habría de quererlo? Tu familia hace los mejores platillos que yo haya probado en toda mi vida –los dos rieron –. Me alegra mucho que estés aquí, Ciara.

Ambos siguieron conversando y bailando al mismo tiempo.

La vida de un miembro de la realeza, no es para nada fácil. Pero no todo tiene que ser aburrido o tedioso, si amas quien eres amarás lo que debes hacer y lo harás con gusto y con alegría. Eso es algo que Patrick aprendió de su primo, pero Félix aprendió que pensar en ti de vez en cuando tampoco es tan malo.

Aún así, había una situación que no dejaba tranquilo a Patrick: si él aceptaba ser rey, aunque fuera junto a su primo, en algún momento tendría que haber un heredero al trono.

Mark y Azura lo harían notado particularmente serio durante la cena familiar en el Castillo, por lo que ambos lo citaron en la biblioteca. Mientras Azura revisaba los libros nuevos que había en cajas de cartón, Mark lo hizo sentarse en una de las mesas de trabajo

—¿Y bien? –él frunció el ceño – ¿Que es lo que te ocurre? ¿Que te perturba?

Patrick lo miró unos momentos. Su abuelo había sido uno de los reyes más emblemáticos y recordados de todo el mundo. Suspiró.

—Aun no estoy seguro de aceptar ser rey... Hay algo que me preocupa.

—Te escuchamos –indicó su abuela.

—Cada rey debe tener un heredero, eso dictan las leyes ¿Significa que me obligarán a casarme con una chica para eso? Es por eos que los reyes no pueden ser otra cosa que no sea ser heterosexuales –suspiró con pesadez –. No quiero dejar de ser quien soy solo por esto, abuelo.

—Bueno, no serías el primer rey que no es heterosexual –Patrick miró a su abuela extrañado pero ella le dedicó una mirada divertida a su esposo entonces el príncipe lo entendió.

—Abuelo, tu...

—Asi es, no soy y nunca fui heterosexual. Aún así yo decidí casarme con tu abuela por amor. Pero hay algo que tienes que tener en cuenta, Patt. Jamás debes dejar de ser quien eres, incluso si las leyes lo ordenan. Y recuerda que no serás solo tu, si aceptas. Félix se ha preparado para esto durante toda su vida, él entiende perfectamente que debe tener un heredero y está dispuesto a aceptar cualquier decisión que tú tomes, hijo.

—Pero, bueno... Aún no sé si quiero tener una familia –su abuela se acercó a él y le acarició el cabello.

—Por ahora no tienes que preocuparte de ello, sabrás que hacer en su momento. Tengas la familia que tu quieras o no la tengas, tus padres y nosotros siempre te apoyaremos y estoy segura que el reino también te aceptará.

Patrick sonrió.

—Gracias abuel, pero tienes razón... Primero debería concentrarme en terminar la universidad.

—Así se habla –fue directo a abrazar a su abuelo –. Gracias abuelo.

—No hay de que, hijo. Sabes que te quiero mucho y siempre lo haré

—Lo sé.

Entonces corrió a buscar a su primo y su tío.

—Ya he tomado una decisión.

Sus carreras universitarias los prepararon más de lo que esperaban y, años después, cuando llegó el momento más esperado de sus vidas, ambos sonrieron el uno al otro.

—Y así, por el poder que se me ha conferido en el nombre del Reino de Cadah, yo los proclamó Félix Schaffer y Patrick Johnson... Reyes del Noble Reino de Cadah.

Ambos giraron hacia el público sosteniendo el centro y la esfera con el emblema de la familia real. Félix miró su primo quien sonrió y chocaron sus puños.

Ambos lo cumplieron.

Félix y Patrick se conviertieron en reyes, ambos en el trono juntos como primos.

Los Jóvenes Reyes.

~~~~~~~~~~~~~~
Fin, fin, fin...

Ahora sí, este es oficialmente el final de todo jajajajaja

Espero que les haya gustado está pequeña historia de nuestros jóvenes Reyes.

Muchas gracias por apoyar esta saga, de verdad significa demasiado para mí, nunca creí que llegaría tan lejos y todo es debido a mis lectores, en verdad los aprecio muchísimo.

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