4
Félix se había instalado en una mesa un poco alejada de las demás para leer unos cuantos libros que necesitaba para sus exámenes finales. Nuevamente tuvo esa extraña sensación parecida al dolor en el pecho de lado izquierdo por lo que se sobó la zona con la mano. Respiró profundo y trató de concentrase pero recordó lo que había pasado durante el entrenamiento.
Había algo extraño en él últimamente, pero no quiera preocuparse demasiado por ello. Se estaba divirtiendo en la Universidad, todo era mejor de lo que esperaba y se sentía muy feliz ahí, como para tener que ir con el médico por algo que probablemente no tuviera importancia.
Luego de un largo rato, divisó a su primo entrar a la biblioteca. Le hizo una seña con la mano para llamar su atención y cuando se sentó frente a él, cerró los libros.
—¿Y bien? ¿Que quería el capitán?
—¿Recuerdas que me preguntaste si me gustaba alguien? –Felix asintió –Pues era él. Oliver Lennox.
Félix trató de esconder su emoción cubriéndose la boca, pero sus ojos brillaban tanto que Patrick rio nervioso.
—¿Que sucedió exactamente?
—Pues... Me invitó a salir.
—Oh por Dios... ¿De verdad? ¿Cuando? ¿A dónde?
—Mañana, a la cafetería que frecuentamos. Así que lo lamento, pero no podré ver la serie contigo mañana –Félix negó con la cabeza y las manos.
—No, no importa. No te disculpes. De todos modos, tenía ganas de ver Sonic por enésima vez –Patrick rio un poco y Félix sonrió.
Si hay algo que lo hacía aún más feliz que estar en la universidad, era ver a su primo de esa forma: nervioso pero emocionado.
—Te compraré un té de matcha para compensarte.
—Sabes sobornarme, Christopher.
—Eres mi mejor amigo, Caelan.
Los dos rieron un poco y se prepararon para volver a su residencia. Hacía un frío considerable, al salir al exterior Félix volvió a tener esa sensación en el pecho, pero al cubrirse con su bufanda todo estuvo bien.
La dueña del alojamiento los recibió con una taza de chocolate caliente las cuales ambos agradecieron plenamente y subieron a su habitación para terminar sus tareas y deberes.
Aunque tenían una rutina específica y un poco aburrida, Félix no dejaba de sonreír ante cualquier cosa. Molestó un poco más a su primo durante la mañana e incluso en el desayuno hasta que él lo miró sumamente mal.
Los viernes, no tenían ninguna clase juntos, por lo que al entrar a la universidad tomaron sus respectivos caminos hacia sus clases. Justo en la puerta, un chico chocó estrepitosamente con él tirando todos sus libros en el acto.
—Ay no... –al reconocerlo palideció –¡Príncipe Félix! Lo lamento mucho, discúlpeme por mi torpeza, alteza. No era mi intención molestarlo. Ah, soy tan torpe –Felix se apresuró a ayudarlo a recoger sus libros.
—No te preocupes ¿Estás bien? Creo que tus gafas se rompieron –el chico las miró haciendo ojos bizcos y agitó una mano. A Félix le pareció conocido.
—Ah, no. Así estaban, se rompieron hace una semana... Cuando choque con un poste, de hecho... En verdad lo lamento.
—No tienes que disculparte –le sonrió amablemente pero reparó en los libros de chino que el chico estaba tratando de equilibrar –Un momento, tu estabas en el curso de evaluación ¿No?
—Oh, am... Si. Estuve ahí... No esperaba que fuera a reconocerme –Félix sonrió.
—¿Estudias chino?
—Lo intento... Es muy difícil.
—Vaya que lo es.
El chico era bajo, robusto. Tenía el cabello rizado y demasiado largo, sus gafas estaba evidentemente rotas pero tenían una pequeña cinta de color verde justo en el medio.
—¿Usted sabe chino?
—Si, sé hablar el idioma ¿Necesitas ayuda?
—A decir verdad si, mi examen es la otra semana pero no quiero molestarlo en verdad –Félix sonrió.
—Descuida, no es ninguna molestia en verdad ¿Cuál es tu nombre? –preguntó mientras se adentraban el salón.
—Khalid Bashar, alteza.
—Puedes decirme Félix.
Khalid se sentó junto al príncipe durante las clases en las que estuvieron juntos. Él venía de Arabia, había aplicado a una beca por excelencia y quería trabajar en la ONU. Pronto se hicieron cercanos, aunque para el chico era un poco difícil no hablarle con respeto a Félix.
—De hecho, nos alojamos en la misma residencia –Felix se sorprendió.
—¿De verdad?
—Si. Yo estoy dos pisos debajo de ustedes.
—Vaya, no lo sabía ¿Te gustaría que estudiemos un poco en la biblioteca? Puedo resolver las dudas que tengas.
—En verdad lo agradecería mucho, alte... Félix.
—De acuerdo, nos vemos más tarde allá. Debo irme, tengo entrenamiento.
—Hasta luego.
Durante el entrenamiento, la sensación en su pecho se hizo cada vez más fuerte. Al punto en que no reaccionó a tiempo para esquivar a uno de sus compañeros que lo tacleo de frente. Sin embargo, el dolor en el pecho se intensificó y le impidió levantarse.
—Ah...
—¡Alteza! ¿Se encuentra bien? –Félix no podía reaccionar ni pensar con claridad. Solo sentía dolor.
Los gritos llamaron la atención de Patrick que conversaba con Oliver al otro lado del campo. Al ver a su primo en el suelo retorciéndose, se tensó.
—Félix...
Comenzó a correr y Oliver detrás de él.
—Su inhalador está en mi mochila –señaló.
Oliver corrió por el inhalador y se lo lanzó a los chicos hasta que llegó a manos de Patrick quien se lo acercó al rostro.
—No, no... No lo necesito –Dijo con dificultad.
—¿Puedes respirar?
—Si, pero me duele el pecho... Duele mucho...
Patrick estaba sumamente preocupado. No tenía idea de que hacer, cuando de pronto Félix se irguió nivelando su respiración.
—Félix...
—Estoy bien, estoy bien. Ya pasó.
Oliver y el entrenador se acercaron y el mayor le palpó la espalda.
—¿Te encuentras bien?
—Si, lo estoy ahora.
—De acuerdo, pero esperarás en la banca el resto del entrenamiento ¿Bien? No queremos poner en riesgo la vida del príncipe heredero.
El entrenamiento continuó con Félix en la banca animando a su primo y sus compañeros. Patrick estaba realmente preocupado pero el ejerció del deporte le hacían sentirse más relajado. Después de taclear con fuerza a aún chico se sacudió el cabello haciendo una mueca y Oliver se acercó a él.
—Patrick ¿Estás bien? Puedo pedir que un médico venga a revisar a Félix.
—Descuida, hablaré con él más tarde.
—Temo que tendremos que impedirle estar en el partido de la próxima semana.
—Está bien, creo que es lo mejor –el mayor le colocó una mano en el hombro y le sonrió.
Al terminar el entrenamiento y cuando todos abandonaron los vestidores, Oliver y el entrenador se acercaron a los príncipes. Félix aceptó la decisión con una sonrisa.
—¿Seguro que está bien con esto, majestad?
—Desde luego, no me gustaría que estén preocupados por mi durante el partido. Gracias, entrenador.
El hombre asintió y se retiró. Oliver le colocó una mano en el brazo a Patrick.
—Podemos vernos otro día, si quieres.
—¡No! –dijo Félix levantándose, luego se sonrojó un poco –No se preocupen por mi, estoy bien.
—¿Estás seguro?
—Si me siento mal, te llamo. Lo prometo –Patrick suspiró y asintió.
—Te acompañaremos a la residencia –dijo Oliver con las mejillas sonrojadas.
Se encaminaron hacía la residencia de los príncipes dónde Félix entró y aún preocupado Patrick se encaminó a la cafetería junto a Oliver.
—De verdad no tenemos que hacer esto hoy, Patrick.
—No, está bien. Quiero hacerlo –Oliver se puso nervioso nuevamente, pero el menor entró en la cafetería.
Una vez que ordenaron y tuvieron sus respectivas bebidas, fueron a sentarse en una mesa junto a una enorme pintura. Patrick sonrió al verla.
—Esta es una de mis pinturas favoritas.
—Oh, vaya. Pensé que era algo decorativo –Patrick rio –. Entonces ¿Te gusta también el arte?
—Mucho, en realidad.
—No sé si sea interesante o algo común entre los miembros de la realeza –Patrick sonrió.
—Quizá la segunda opción. Mi primo es pintor y escultor, yo soy más de música.
—¿Tocas un instrumento?
—8, de hecho –Oliver abrió su boca de par en par haciéndolo reír.
—Wow ¿Hay algún otro dato curioso que deba saber sobre ti?
—Hm... Bueno, además de saber tocar 8 instrumentos, sé hablar 7 idiomas. Tengo inteligencia innata por herencia de mis padres. Me gusta la repostería, ah y soy gay.
Oliver alzó sus manos con sorpresa.
—Vaya, eres más interesante de lo que pensé ¿Hay algo que no hagas bien? –Patrick rio pero mi meditó unos momentos.
—Creo que trabajar bajo presión. Prefiero organizar y estructura específicamente lo que voy a hacer con tiempo.
—Pero, en el Rugby se trabaja bajo presión –Patrick sonrió nervioso y le dió un sorbo a su café frío.
—En realidad... Puedo calcular la probabilidad cuantitativa de cada una de las jugadas que hacemos.
—No puede ser ¿Se puede hacer eso?
—Tu eres el capitán, deberías saberlo.
—Digo, puedo predecir las consecuencias pero calcularlas con tal exactitud para mí sería imposible. De verdad eres increíble, Patrick. Y encima un duque.
El menor rio nuevamente.
—¿Y hay algo curioso que yo deba saber sobre ti?
—Bueno, fuera de que mente piensa más en deportes que en la escuela y que soy bisexual, no hay casi nada interesante –Patrick alzó las cejas –. Bien, me gusta bailar ¿De acuerdo? –se sorprendió –Estoy algo así como obsesionado con un grupo coreano y las series coreanas –Patrick contuvo su risa –. Lo sé, es gracioso y hasta patético pero todo es culpa de mi hermana.
—No lo es. En realidad me parece adorable. La música coreana es una obra de arte. ¿Qué grupo es?
—Se llaman KARD –Félix rio.
—Definitivamente eres bisexual.
Oliver también rio y recargó la barbilla en su mano mientras continuaban conversando hasta que su teléfono sonó.
—Ay no, mi hermana quemó la cena otra vez. Debo irme, lo lamento Patrick. Puedo acompañarte a tu residencia su gustas.
—No te preocupes, tengo que comprar algo para Félix. Nos vemos el lunes.
Oliver sonrió apenado pero asintió. Le rozó levemente la mano y se acercó a él.
—Esta cita fue increíble ¿Saldrías conmigo otro día? –Patrick se sonrojó pero asintió.
Patrick regresó a su residencia con una sonrisa radiante. Había sido una cita oficial con un chico atractivo y encima le había pedido salir otra vez. No podía estar más feliz.
Al entrar, llamó a su primo quien le dijo que se encontraba en el comedor por lo que se encaminó ahí. Félix se pasaba las manos por la cara, lucía cansado.
—Félix ¿Estás bien?
—Si, lo estoy. Estaba ayudando a un amigo a estudiar.
—¿Un amigo? –el príncipe señaló el otro lado del comedor, dónde un chico árabe chocaba accidentalmente con el marco de la puerta –Oh, ya veo –colocó la bolsa de papel sobre la mesa –Té de matcha frío y un muffin de chocolate –la sonrisa de Felix se ensanchó y mientras extraía la bebida su primo se sentó frente a él –. Vivimos en una de las ciudades más frías ¿Somos raros por tomar bebidas frías? –Felix asintió con la pajilla entre los labios.
—¿Oliver te dijo que eres raro por eso?
—Si. Lo hizo –Félix rio.
—¿Y vas a decirme cómo te fue en tu primera cita universitaria? –Patrick se sonrojó y se inclinó hacia él.
—Este no es lugar para ello. Vamos arriba –Felix asintió y se levantó, pero un leve dolor lo hizo fruncir el ceño –Félix ¿Seguro que estás bien? Deberíamos ir a ver al médico –murmuró con precaución.
—Estoy bien, Patt –ambos se encaminaron al ascensor –. Estuve meditando las cosas. Quizá los entrenamientos me afectaron, no estoy acostumbrado a ese tipo de ejercicio extremo –Patrick lo miraba seriamente –. Por ahora estoy bien, mañana iré con el doctor. Te lo prometo.
—Bien, te acompañaré.
—No te preocupes, Patrick.
—Me preocupa más no saber qué tienes, pero está bien.
Pasaron el resto de la tarde conversando. Patrick le contó con detalle su cita y se sincero con su primo quien sonreía y de vez en cuando lo molestaba. El menor notó la forma en que Félix se acariciaba el pecho. Por un tiempo creyó que era un nuevo hábito, pero esta vez también notó sus sutiles muecas de dolor.
Definitivamente algo andaba mal con él y no es que Félix fuera terco como una mula. La realidad es que le tenía fobia a los médicos y hospitales debido a un incidente cuando eran niños. Trataba de evitar a toda costa el contacto con médicos de cualquier clase y por ende, hospitales.
Félix se sentía exhausto, por lo que fue el primero en quedarse dormido. El príncipe no era una persona que soñara mucho. Él sabía quién era y qué tenía que hacer, quizá por eso nunca recordaba sus sueños... O tal vez ni siquiera llegaba a tenerlos. Pero esa noche, tuvo la peor pesadilla de su vida.
Soñar que te ahogas.
Estaba en el océano y alguna fuerza lo hacía hundirse, por lo que su respiración era cada vez menor y la desesperación empeoraban las cosas. No podía respirar.
Despertó de golpe irguiendose en la cama tratando de jalar todo el aire posible. Patrick se incorporó y se aproximó a él.
—¿Que pasó? ¿Estás bien? –Félix tosía ocasionalmente hasta que Patrick lo entiendo. Corrió a su mochila y extrajo el inhalador, se lo acercó al rostro y lo utilizó –Tranquilo. Todo está bien, está bien –le acarició la espalda y solo así, pudo calmarse.
—Ah, Dios ... No podía respirar.
—Félix...
—Gracias, soñé que me ahogaba en el océano –Patrick frunció el ceño y lo obligó a verlo a los ojos tomándolo por la barbilla –. Estoy ...
—Si lo dices te voy a golpear. No estás bien, Félix. No has estado bien las últimas semanas –el príncipe suspiró y se recargó en él –Dime, por favor ¿Que es lo que sientes?
—En ocasiones me duele el pecho, me cuesta respirar y estoy cansado todo el tiempo. Ahora no puedo dormir porque siento que me falta el aire y yo...
Patrick le acarició la espalda nuevamente.
—Tenemos que ir con el doctor. No me obligues a llamar a tus padres –Félix hizo una mueca –. Sé que odias todo lo que tenga que ver con la medicina, Félix pero esto ya es demasiado. Oliver también está preocupado por ti.
—No es mi culpa tener iatrofobia –Patrick bajó la mirada y se tensó –. No, no quise decirlo así, Patt yo... No es tu culpa tampoco.
—Lo sé ... Pero te prometo que no te dejaré solo, Félix.
—De acuerdo.
—Intenta dormir un poco ¿Si?
A pesar de que lo intentó, no puedo pegar ojo en toda la noche. Cada vez que los cerraba, veía las formas diferentes en que podría ahogarse y tenía miedo que le pasará nuevamente.
Al día siguiente estaba particularmente nervioso por ir a visitar al médico de la residencia. Patrick sabía cuan nervioso se ponía, le sorprendía que hasta entonces no lo hubiera obligado a ir.
No obstante, el médico no estaba. Había salido a dar una conferencia en la Universitaria de Oxford y regresaría hasta la tarde casi noche. Félix suspiró aliviado, pero Patrick hizo una mueca de preocupación.
—Bien, nos quedaremos en la habitación hasta que regrese el doctor ¿De acuerdo? –Félix asintió mientras caminaban por el pasillo.
—¿Podemos ver la serie entonces? –su primo sonrió. Tenían exámenes el lunes, pero Patrick sabía la ansiedad que le generaba a Félix saber que tendría que hablar con un médico por lo que asintió.
En algún momento pausaron la serie y conversaban animadamente, hasta que Félix comenzó a tener problemas para respirar y un intenso dolor en el pecho.
—¡Félix!
Su primo trataba de hablar pero las palabras no le salían se presionaba con fuerza el pecho. Sin duda se estaba ahogando y de pronto se desmayó sobre la cama, Patrick salió al pasillo gritando por ayuda.
—¡Ayuda por favor! ¡Necesito un médico!
Regresó a su primo, quien recobraba el conocimiento y le extendía la mano. Se acercó a él pero justo antes de tomarla, varios doctores entraron en la habitación y rodearon la cama, uno de ellos comenzó a estirar a Patrick fuera de la habitación.
—No... No... Sueltenme.
—Necesitamos revisar al príncipe, majestad.
—No, no lo entienden...
Félix miraba con horror a los médicos que hablaban al mismo tiempo preguntándole sus síntomas, de un momento a otro volvió a extender su mano hacia su primo y sus lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
—¡Esperen! –utilizando sus habilidades de defensa personal, Patrick se liberó del médico y corrió hacia su primo.
—Alteza, debo pedirle que salga de la....
—¡Tiene iatrofobia! No lo puedo dejar solo –en cuanto estuvo cerca de él, Félix lo abrazó por la cintura con fuerza y Patrick suspiró –Tranquilo, estoy aquí. Estoy aquí contigo.
Los médicos retrocedieron sorprendidos y angustiados, Félix lloraba escondiéndose en el cuerpo de su primo quien trataba de calmarlo. El médico que parecía mayor de todos, ordenó a sus colegas esperar a fuera de modo que fue el único presente en la habitación.
—¿Puedo ...?
—Félix... Tienes que decirle tus síntomas al doctor –el joven negó con la cabeza aún acostado en la cama por lo que Patrick tuvo que sentarse en ella –. No te voy a dejar solo, lo prometo.
—Me... Me duele el pecho, el corazón... Me cuesta respirar. Me siento mareado...
—¿Desde hace cuanto que le sucede esto? –Patrick miró al doctor
—Hace unos meses, entramos al equipo de Rugby y todo empeoró, tuvo dos ataques en los que no podía respirar y en otro le dolía el pecho –el doctor asintió –. Creo que cuando está acostado de lado es cuando más difícil le es respirar.
De pronto Félix se giró boca arriba y se irguió presionando su pecho mientras trataba de jalar el aire con la boca. De pronto, se desvaneció pero Patrick alcanzó a atraparlo.
—No otra vez, Félix...
—Alteza, debemos llevarlo al hospital cuanto antes –Patrick se preocupó.
—No puedo separarme de él, su fobia...
—Le prometo que los mantendremos juntos.
Salió de la habitación para dar órdenes y pronto depositaron a Félix en una camilla para llevarlo a una ambulancia. Mientras tanto, Patrick llamó a sus tíos para explicarles la situación, pero ninguno atendió por lo que tuvo que llamar a su padre. Con suerte pudo decir algunas frases un tanto incoherentes sin dejar de observar a su primo, pero Jake captó la información y se apresuró a prepararse para ir al Castillo directamente a avisar al rey.
En el viaje en ambulancia, el doctor no perdía de vista los signos vitales del príncipe.
—¿Cómo desarrolló su fobia? –Patrick suspiró.
—Hace mucho tiempo, el Rey Noah inauguró algo en el hospital de Cadah. No recuerdo bien qué era, pero Félix y yo estábamos ahí. Hubo un accidente y llevaron a un niño bañado en sangre a urgencias. Félix lo vio y se asustó mucho, tuvo un ataque de ansiedad y por esas fechas tenía también ataques de asma. Yo traté de llevarlo con sus padres pero él se negó y fue a esconderse en un rincón. Varios doctores se acercaron a ayudarlo, pero él no podía razonar bien en ese momento. Él recuerda a los doctores como si se estuvieran burlando de él y como si hubieran querido lastimarlo. Desde ahí comenzó su fobia.
—Comprendo... Nunca imaginé que el príncipe pudiera llegar a tener esta fobia. Es una de las más complicadas de superar. Debe haber sido muy difícil para él.
—Sin duda –suspiró con cansancio.
—Pero su familia lo apoya y eso es muy bueno, alteza.
Félix abrió sus ojos levemente pero Patrick los cubrió con su mano y comenzó a susurrarle algunas frases en chino, él también las repetía levemente hasta volver a quedarse dormido.
Tenía una mascarilla de oxígeno, si despertaba y reaccionaba todo se complicaría. Tal y como sucedió apenas entraron en la sala de urgencias, por lo que tuvieron que sedarlo.
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Bueno, creo que ya me conocen. No podemos estar tranquilos sin que algún personaje padezca alguna enfermedad y en este caso, una fobia.
Je-je
* Recuerdos de Vietnam *
Gracias por leer, acepto sus mentadas de madre😬
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