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Sin duda la celebración de su aplicación a la prestigiosa Universidad de Cambridge fue un motivo de celebración para la familia. Sus abuelos les prepararon algunos regalos y útiles escolares que probablemente necesitarían para las clases.
Sus padres les habían dado permiso de salir a recorrer el reino por última vez juntos antes de su ingreso oficial.
Debido a sus calificaciones, Patrick debía iniciar una especie de curso introductorio para evaluar su nivel de conocimientos académicos. Y aunque Félix no tuviera un historial académico, recibió una invitación especial por ser el príncipe heredero del Noble Reino de Cadah.
Fue así como ambos chicos se despidieron de sus abuelos con un largo y cariñoso abrazo. Después Félix se despidió de su padre.
—No podré ir contigo, pero haré lo posible por ir a visitarte –aseguró y su hijo sonrió.
—No te preocupes, papá. Estaré bien, lo prometo.
—Lo sé. Disfrútalo, Félix.
El chico sonrió con felicidad y se encaminó al auto junto con su madre, sus tíos y su primo.
—¿No olvidan nada?
—Nope –dijeron al mismo tiempo.
—Bien, andando entonces.
Si bien, la Universidad era meramente una escuela habían edificios de alojamiento para los estudiantes a los alrededores. El Rey Noah se había encargado de conseguirles uno en las mejores condiciones. Así, ambos no tenían que preocuparse por volver al reino todos los días después de las clases.
Finalmente, la vida de universitarios los esperaba. Y lo mejor de todo es que estarían juntos, como siempre lo habían estado.
Llegaron directo a la Universidad para llevar a cabo la inscripción y asignación de horarios. Afortunadamente tenían horarios similares y eso calmaba un poco los nervios de Félix quien jamás había asistido a una escuela en toda su vida.
Después de ello, se encaminaron al edificio de alojamiento que debía estar a solo dos calles de la Universidad.
—Es un verdadero honor recibirlos en nuestro alojamiento, altezas –decía la dueña del lugar –. En este edificio tenemos las mejores y más seguras instalaciones. Contamos con servicio de limpieza diaria, lavandería, comedor exclusivo, internet y hasta una biblioteca privada. Todos los estudiantes tienen una llave de acceso a sus respectivas habitaciones y a las demás instalaciones del edificio. Están estrictamente prohibidas las fiestas hasta después de las 11pm. Pero claro que les permitimos divertirse y relajarse, siempre y cuando, lo hagan de forma responsable.
Mientras les daba el recorrido por los pasillos, se encontraron con al menos 10 estudiantes que salían corriendo al verlos. Félix se extrañó, pero Patrick parecía impasible. Jake y Yena hacían algunas preguntas sobre las instalaciones y las reglas generales mientras que Hai estaba igual de fascinada que los jóvenes príncipes.
—Esto es increíble –murmuró y Patrick le sonrió –. Estarás bien aquí ¿No?
—Ya sé dónde está la biblioteca, así que si –Hai sonrió y continuaron con el recorrido hasta llegar a su habitación.
—Todas las habitaciones son compartidas. Tenemos dos edificios, este es el de los hombres y el otro el de las mujeres. Esto para evitar incidentes íntimos en las habitaciones entre hombres y mujeres. La repartición de las habitaciones es al azar, sin embrago el rey Noah nos ha pedido que los príncipes estén juntos así que, estaaq será su habitación –con una de las tarjetas llave abrió la puerta y señaló hacía adentro, mientras los padres recorrían la habitación, la mujer les entregó a cada uno la tarjeta llave con sus respectivos nombres –. Estamos a su total disposición, majestades.
—Lo agradecemos, señora Wembley.
La mujer resolvió algunas dudas más de los padres y finalmente se despidieron de ellos. Jake los abrazó con fuerza a ambos y les revolvió el cabello.
—Si hay problemas, no duden en llamarnos, chicos.
—Gracias papá. Estaremos bien –el asintió y una vez que terminaron las despedidas, se retiraron devuelta al Reino de Cadah. Patrick cerró la puerta y a su primo –. Ya puedes brincar por todas partes.
—¡Esto es increíble! La habitación es enorme, y es toda para nosotros. Desde aquí se ve la escuela y casi todo el país. Es fabuloso, no podría estar más feliz.
Patrick rio y se dispuso a sacar sus cosas de la maleta para colocarlas en los cajones de la cómoda y el armario. Mientras Felix seguía saltando de un lado a otro con emoción. De pronto se dejó caer sobre el colchón mirando la alfombra en el suelo. Patrick fue a sentarse junto a él.
—Ahora tienes miedo de la reacción de los demás al verte ¿No? –Felix se llevó una mano al pecho y se sobó la zona un poco mientras suspiraba –¿Félix?
—No solo eso... Sé que puedo parecer extrovertido solo porque soy un príncipe pero en realidad me da pánico hablar con los demás. Me da miedo no poder entablar una conversación y que todos piensen que soy raro.
—Al menos no eres el duque gay en un edificio repleto de hombres –Felix rio y se recargó en su primo –. En el curso estaremos juntos, yo puedo ayudarte con eso. Sé que la escuela no es tu campo estratégico, pero ya irás aprendiendo. Yo no te voy a dejar solo, te lo prometo.
—Gracias, Patrick.
—Ahora, desempaca tus cosas. Recuerda que debemos bajar a cenar a tiempo –el chico rio y obedeció a su primo.
La semana de curso fue tranquila, en realidad nadie hablaba con nadie. Félix sorprendió a todos con su inteligencia, tal vez no fuera tan brillante como su primo pero había estudiado todo lo necesario. No fue hasta el último día de la semana que hubo oportunidad de hablar con algunos otros chicos. Patrick se desenvolvía bien, aunque era callado no tenía problemas en socializar, en ocasiones Félix se escondía un poco detrás de él.
Finalmente las clases comenzaron. La universidad estaba repleta de jóvenes de todas las edades, literalmente. Félix estaba fascinado, pero no tardó en notar las miradas encima de él y su primo, se encogió un poco y aceleró el paso.
—¿Esos son los príncipes de Cadah?
—¿Es el príncipe Félix y su primo?
—No sabía que estudiarían aquí. Deben ser brillantes.
—Son más guapos de lo que imaginé.
Félix se tensó pero Patrick sonrio un poco.
—Solo ignoralos. Vayamos a clase.
Las primeras clases fueron tranquilas, a pesar de que los murmullos crecían cada vez más en cada salón al que entraban. Llegó el momento de separarse, Patrick tenía ambos horarios en las manos.
—Bien, después de esta clase tenemos un rato libre ¿Nos vemos en la cafetería? –Felix asintió nervioso –Oye tranquilo, estarás bien. Si alguien te habla recuerda ser tu mismo.
—Ya lo sé, ni tan príncipe ni tan introvertido –Patrick rio y le palpó el hombro.
—Otra cosa, es posible que muchos no sepan o no les importe que eres un príncipe. Puede que sean hasta groseros pero no olvides quien eres ¿Bien?
—Lo tengo. Te veo después –se echó la mochila al hombro y revisando la hoja se encaminó a su siguiente clase.
Patrick lo miró algo preocupado pero también siguió por su camino.
Un rato más tarde, Patrick leía un libro cuando Félix se sentó frente a él en la mesa de la cafetería. Lo miró de frente y notó su emoción.
—Supongo que te fue mejor de lo que esperabas.
—Pues... Me perdí pero una chica me ayudó y aunque llegue tarde, todo fue bien –Patrick rio levemente –. Hasta ahora todo ha ido bien.
—Bueno, es el primer día. Ya veremos si sigues diciendo eso en los exámenes finales.
Las siguientes semanas, fueron de maravilla. Literalmente. Eran chicos normales siendo universitarios normales como todos los demás. Aunque habían personas que querían acercarse a ellos por conveniencia, los dos sabían a quien ceder. Hasta que los rumores comenzaron.
—Si, pero. Escuché que el príncipe Patrick es gay. Eso es raro, ya que es miembro de la realeza.
—Debe ser muy difícil para él.
—Que triste que lo sea. Es tan guapo, no tenemos oportunidades con él.
—Que decepción.
—Que desperdicio.
Felix apretaba la cuchara con fuerza. Estaba a un comentario más de girarse y callarlos pero su primo lo detuvo.
—Felix, déjalos. No tiene importancia.
—Están hablando mal de ti.
—Pero no me lo están diciendo directamente así que no me importa.
Unos segundos después un tipo alto, robusto y atlético se acercó a ellos. Se sentó justo a un lado de Félix quien se tensó.
—Oigan ¿ustedes son los principitos de los que todo el mundo habla? –los dos se miraron pero fue Patrick quien continuó comiendo tranquilamente –. Ya veo, si lo son. Demasiado formales y elegantes, debo decir.
—¿Podemos ayudarte en algo?
El chico rio con burla y adoptó una postura muy poco decente.
—Se nota que soy frágiles y débiles, los príncipes no hacen actividades físicas intensas. Lucen bastante escuálidos y además tú eres gay ¿No? –señaló a Patrick quien frunció levemente el ceño.
—¿Tienes algún problema? –preguntó Félix mirándolo a la cara.
—Ah, veo que el marica tiene su perro guardian.
El chico estuvo a punto de ponerle la pesada mano en el hombro a Félix y él frunció el ceño, pero solo ese gesto bastó para que Patrick se levantará lo tomara del brazo y con el otro, lo estampara en la mesa.
—No te atrevas a tocarlo.
El chico estaba perplejo ¿Cómo demonios se había dado cuenta de lo que iba a hacer?
—Pero... Creí que eras gay.
—¿Y eso que tiene que ver? No voy a permitir que nos insultes de ninguna forma. Así que ahora déjanos en paz.
—Tienes demasiada fuerza para ser... Au, Auch ya entendí. Lo siento, lo siento –Patrick lo soltó y el chico literalmente huyó.
Félix estaba sorprendido. No tenía idea de que su primo podía ser tan rudo y agresivo. Sin embargo, con toda la elegancia del mundo, volvió a sentarse y a continuar comiendo. Lentamente la cafetería volvió a inundarse en su habitual bullicio. Félix se inclinó hacia el frente.
—¿Que acaba de pasar, Patrick? –Patrick alzó lo que parecía ser una pequeña aguja plateada –¿Que es eso?
—Estuvo a punto de clavarte esto en el hombro. Pudo haberte lastimado peor de lo que quería –nuevamete el príncipe estaba sorprendido –. Además no me gusta que me subestimen por mis preferencias.
—Eres increíble, Patt –él le sonrió y continuaron comiendo y conversando.
No fue hasta el momento en que se dirigían a la puerta que un grupo de lo que parecían ser jugadores de algún deporte los abordaron.
—Hola, am... Yo soy Oliver Lennox. Soy el capitán del equipo de Rugby –señaló levemente detrás de él a los chicos que sonrieron nerviosos –. Altezas, yo quiero ofrecerles una disculpa por lo que sucedió en la cafetería el día de hoy... Robert Wilson fue un idiota. Y lamentamos lo que intentó hacer. Ya fue expulsado del equipo.
—No es culpa de ustedes, pero agradecemos sus disculpas.
—No, en verdad lo es. Debimos haberlo detenido. Él quería probar que ustedes no tenían la habilidad para ser parte del equipo –Felix frunció el ceño.
—¿De qué estás hablando?
—Algunos de los integrantes del equipo vienen de Cadah, nos han dicho que ambos son buenos en el deporte y queríamos invitarlos a formar parte del equipo. Las audiciones son mañana después de clases, si les interesa son bienvenidos.
—Gracias por la invitación.
Acostado en su cama, lanzando y atrapando un cojín al aire en forma de balón de Rugby, Félix suspiró. Estrujó el cojín contra su pecho y miró a su primo.
—Hay que hacerlo.
—¿Que?
—Unamonos al equipo de Rugby.
—Félix, ¿De qué estás hablando?
—Oh, vamos. Podemos hacerlo, Patt. Tu eres bueno en la fuerza y sabes artes marciales. Yo aún soy bueno corriendo – Patrick giró la silla del escritorio y lo miró.
—¿Estás seguro de esto?
—Oh, vamos. A las chicas y a los chicos les encantan los chicos que juegan Rugby. Quizá algún chico se fije en ti –Patrick rio y asintió.
—De acuerdo, hagámoslo.
Dicho y hecho, al día siguiente se presentaron a la prueba de entrada al equipo. Tenían que hacer una tacleada, correr algunos metros y patear el balón hacía la zona de marca.
Ninguno de los dos tuvieron problemas en ello y claro, sorprendieron a todos. Así fue como los jóvenes príncipes se unieron oficialmente al equipo de Rugby.
Sin embargo, los entrenamientos eran más pesados de lo que habían imaginado y Félix terminada más que exhausto. Generalmente tenía buena condición física, quizá el deporte estaba siendo demasiado intenso para él.
Una tarde, durante la práctica, su respiración falló casi por completo. Comenzaba a hiperventilar y nadie sabía que hacer.
—Ay no...
Patrick corrió a toda velocidad por el campo hasta llegar a las mochilas sobre las gradas, extrajo un inhalador y corrió de vuelta a su primo quien comenzaba a desesperarse. Patrick le acercó el inhalador al rostro y sin dudarlo Félix lo utilizó. Al instante, su respiración volvía a nivelarse.
—¿Cómo...? ¿Tu lo trajiste...?
—Tranquilo, respira profundo.
—No puedo...
—Hazlo lentamente.
—¡Alteza! –el entrenador y el capitán del equipo llegaron a ellos y comenzaron a hacerle todo tipo de preguntas, pero Félix afirmó que se encontraba bien. Aún así, lo obligaron a quedarse en la banca mientras se recuperaba.
Cómo siempre, él y su primo fueron los últimos que quedaron en los vestidores. Patrick se sentó frente a él y le colocó las manos en las piernas impidiéndole moverse.
—Félix ¿Que sucedió allá?
—Yo no ... No lo sé, de pronto no podía respirar...
—Esto no te había pasado antes ¿Te has sentido mal estos días?
Félix se llevó una mano al pecho.
—No, quizá solo estoy cansado. Los entrenamientos con tu padre no eran tan intensos –aunque intentó bromear, Patrick lo miró desconfiado – ¿De dónde sacaste esto? –señaló el inhalador. Patrick suspiró Al darse cuenta que estaba cambiando el tema.
—Tu padre me lo dió cuando me despedí de él. Me dijo que lo guardara por si acaso... No me arrepiento de haberlo estado cargando todo el tiempo –Félix suspiró y asintió.
—Me dijeron que no volvería a tener un ataque de asma después del tratamiento.
—No creo que haya sido asma, fue diferente ¿Te duele el pecho?
Por unos momentos no respondió.
—No, estoy bien. Quizá fue ansiedad, sabes lo que dice el abuelo Jack. Los exámenes están cerca y no he estudiado lo suficiente.
Patrick asintió y se irguió. Tomó su mochila y se la echó al hombro.
—Bien, volvamos a la residencia. Hay que estudiar.
Félix guardó el inhalador en la mochila y también se la echó al hombro, pero al alcanzar a su primo lo miró con diversión.
—¿Y bien?
—¿Y bien qué?
—¿Ya hay alguien que te guste? –Patrick se sonrojó y lo miró nervioso.
—¿De qué estás hablando? Claro que...
—Oh vamos, Patt. Hemos convivo con esos chicos estos meses. Debe haber alguien que te llame la atención.
—Bueno, no es que esté buscando pareja o algo ... Pero si, tal vez haya alguien –Felix rio con fuerza lo cual lo hizo sonrojarse aún más.
—¿Y vas a decirme quién es?
—No, no lo haré.
Aunque la homosexualidad era mejor vista y aceptada en la universidad, aún habían rumores de lo decepcionante que era el hecho de que Patrick fuera gay, sobre todo siendo el duque del reino pues para tener la corona, debería tener de preferencia una relación heterosexual. Pero a Patrick no le preocupaba eso, de todos modos él no sería rey jamás.
Justo cuando iban a doblar hacía el pasillo principal, el capitán del equipo los interceptó.
—Patrick ¿Podría hablar contigo un momento... Alteza? –el joven se extrañó pero asintió y miró a su primo.
—Estaré en la biblioteca –dijo Félix para encaminarse a la salida.
Oliver se metió las manos a los bolsillos y dio un paso al frente.
—¿Se encuentra bien el príncipe?
—Si, lo está ahora ¿Sucede algo?
—Ah, bueno yo... –se pasó una mano por el cabello y suspiró –Soy el capitán del equipo y es mi deber estar atento a las cosas que comentan los chicos. Patrick, en verdad quiero disculparme contigo por lo que dicen sobre ti...
Patrick sonrió de lado y dejó su mochila sobre la banca, dio unos pasos hacia él.
—Te disculpas mucho.
—Soy el capitán, tengo que...
—No. Eres un buen líder si, pero estás disculpas no son por eso... Por mi.
Oliver suspiró y se sentó en la banca.
—Si, tienes razón. La verdad es que lo hago por mi ... –Patrick fue a sentarse frente a él –Recientemente afirmé que soy Bisexual. Lo sabía desde la preparatoria pero me negaba a aceptarlo. No me he declarado oficialmente pero sé que si lo hago, los chicos también hablarán mal de mi como lo hacen sobre ti. Sé que pasas momentos difíciles pero aún así siempre mantienes la cabeza en alto... ¿Cómo lo haces? ¿Cómo eres tan valiente?
—Bueno, toda mi vida me han perseguido los prejuicios. Pero siempre he pensado que vale más ser quien eres a fingir ser alguien más. La gente puede comentar sobre mi, todos tienen derecho a una opinión, pero son personas que no me conocen realmente entonces su opinión no tiene por qué importarme –el joven meditó las cosas –. No tienes que declárate si no te sientes listo, no es una obligación. Simplemente trata de disfrutarlo.
—No es sencillo ¿Sabes? Los estereotipos están muy marcados aquí.
—De hecho si lo sé... Soy el duque de uno de los reinos más ortodoxos del país.
—Auch... –Patrick rio –Tienes razón, lo siento... Espera ¿Duque? ¿No eras un príncipe?
—Si y no. Por lo general a todos los miembros de la realeza se les llama príncipes o princesas pero la realidad es que hay una diferencia entre lo que es mi primo y lo que soy yo.
—¿Cuál es?
—Felix es el hijo del rey, por ende es el heredero al trono. Eso es ser un príncipe. Yo soy el sobrino del rey, pero sigo siendo parte de la realeza, mi título sería "duque" ya que yo no tengo que heredar la corona. Aún así, si algo le pasa a mi primo, el siguiente en la línea soy yo.
—Oh, ya veo. Entonces dirías que tienes una vida más... "Libre" que la de un principe.
—Si, básicamente. De hecho, tuve una relación con un chico por un tiempo y todo el reino lo sabía.
—Oh vaya... –hizo una pausa, tal parecía que se estaba debatiendo internamente en algo –Yo am... Ay no, bueno el que no arriesga no gana –respiró profundo y lo miró a los ojos –¿Te gustaría tener una cita conmigo?
Claramente Patrick no se esperaba eso por lo que se quedó en silencio un momento.
—¿Fue inadecuado? ¿Incómodo? No, no. Olvida lo que dije, no lo pensé muy bien. Es que no sé cómo hablar con... Con nadie, de hecho, sobre esto. Ni con chicas, ni con chicos que me atraen... Lamento si fue inapropiado. Mejor olvida lo que dije ¿Si? Hagamos como que ...
—Si me gustaría.
Oliver lo miró perplejo y sonrojado. Patrick sonrió nervioso.
—¿De verdad? –el duque asintió –¡Genial! Am... –hizo amago de decir algo más abriendo y cerrando la boca, pero las palabras no le salían hasta que Patrick alzó las cejas –¿Mañana?
Patrick rio nuevamente.
—Mañana.
—Realmente no sé a dónde podríamos ir o...
—Hay una cafetería poco reconocida del otro lado del parque. Félix y yo siempre vamos ahí, no hay mucha gente ¿Te gustaría ir ahí después del entrenamiento?
—S, si. Por su puesto –Patrick sonrió y se levantó.
—Bien. Debo ir a buscar a mi primo. Hasta mañana, Oliver –caminó hacia su mochila y echándosela al hombro salió de los vestidores.
Oliver soltó el aire de golpe. Acaba de conseguir una cita con Patrick. Suspiró sonriendo y comenzó a saltar de alegría por la habitación hasta que se dió cuenta que el entrenador lo miraba como si estuviera loco.
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Uyuyuuuuy
¿Oliver y Patrick? 😏
Déjame tu opinión en los comentarios.
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