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2

Durante los siguientes días, el humor de Félix mejoraba notablemente. Ciara no dejaba de hablarle y eso era bueno, al menos seguían siendo amigos y eso era un gran consuelo.

Había hablado con sus padres sobre la carrera de Ciencias Humanas, Sociales y Políticas en la universidad de Cambridge y después de un miembro incómodo de miradas que terminaron en risas, envió la solicitud.

No le había mencionado nada a su primo, si aplicaba sería una sorpresa. Si no, ahí no había pasado nada.

Estaba seguro de que Patrick aplicaría, era un prodigio después de todo. Félix tenía más problemas con la escuela pero debía intentarlo ¿No?

Sin embargo, la espera era demasiado intensa y tenía que hacer más actividades físicas para compensar su ansiedad. Entrenaba con su tío Jake a tal grado que le faltaba la respiración y solo así podía gastar toda esa energía. Había aprendido muchos platillos nuevos los cuales no dudó en repartir en algunos empleados del Castillo.

—Algún día vas a agotar los ingredientes del reino, alteza –dijo el chef Ivan con una risa.

—Si, lo sé. Lo siento es que, estoy muy ansioso.

—¿Puedo saber por qué?

—Bueno, envié mi solicitud a Cambridge y estoy esperando una respuesta –el hombre le dió una palmada de emoción tan fuerte que por un momento se quedó sin aire.

—¡Ah, me alegro mucho por ti! No creo que te rechacen, digo solo un idiota rechazaría al príncipe en su escuela –Félix rio.

—¿Cómo está Ciara?

—Igual de ansiosa que tú. Dice que te va a extrañar mucho y que te quiere –se sonrojó y rio un poco

—Le irá de maravilla, sin duda.

—Es lo mismo que yo le he dicho pero aún no parece muy convencida. Sin embargo, su madre es igual.

—Lo entenderá algún día, lo sé.

—¿Y tú, Félix? ¿Crees que puedas aplicar en la universidad?

—Lo creo y lo espero con muchas ansias.

—De acuerdo, pero ya deja de hacer platillos. Me dejaras sin ingredientes para la cena con los invitados especiales de hoy.

Félix rio con fuerza y se ofreció a ayudar al chef. Cada día que pasaba se sentía más emocionado y nervioso. No dejaba de imaginar cómo sería la universidad, la primera vez que asistiría a una escuela con chicos de su edad. Aunque a decir verdad también sentía mucho miedo de ello.

No sabía cómo lo trataría, si sabrían todo que él era un príncipe, si tendría que estar solo, si tendría dificultades para hacer amigos, si en algún momento vería a su primo...

Todas esas preguntas no lo dejaban dormir y en ocasiones ni respirar. Pero también sabía que pasara lo que pasara, estaría bien.

Solamente tenía que aguantar un poquito más para decirle a su primo.

Patrick, revisó su teléfono por enésima vez. Ni un mensaje, ni una llamada. Absolutamente nada. Ni una sola señal de vida de su novio desde hacía dos días y no tenía idea de porqué.

Intentó llamarlo, pero el chico solo le dijo que estaba ocupado, pero que estaba bien. Colgó y desde entonces no habían vuelto a hablar.

Resopló en cuanto, nuevamente, el teléfono lo mandó al correo de voz y lo apagó, miró el techo de su habitación y trato de relajarse un poco.

¿Que debería hacer? ¿Volver a llamarlo? ¿Dejarle un mensaje? ¿Ir a su casa a buscarlo?
No. Si XiaYuan quisiera hablar con él, ya le habría respondido algún mensaje. No tenía caso. Si quería algún tiempo, bien, él también se tomaría uno.

Resopló y fue a colocarse su ropa de entrenamiento. Se dirigió a la puerta y su madre lo miró curiosa.

—¿Patrick? ¿A dónde vas?

—Saldré a correr un rato, dejé mi teléfono cargando.

—Bien, no tardes mucho. Recuerda que debemos ir a casa de tu abuelo Jack en la noche.

—Si, mamá.

Patrick salió de su casa y se estiró un poco y comenzó a trotar levemente alrededor de la calle. Al cruzarse con el parque se encaminó a él y mientras corría a una velocidad moderada, meditaba las cosas.

Tenía un novio que últimamente lo ignoraba deliberadamente pero que le había prometido que irían a la universidad juntos y todo sería tan romántico que hasta le darían envidia a alguien más.

Además el hecho de que quisiera estudiar Historia del Arte era demasiado extraño. XiaYuan no era casi nada artístico. Ni siquiera podía diferenciar el sonido de una guitarra de un bajo. No sabía ni cuáles eran los colores cálidos y fríos. Ahora pretendía estudiar Historia del Arte.

Honestamente él nunca consideró a XiaYuan en sus planes universitarios, daba por hecho que tomarían caminos diferentes. Tuvo que hacer unos ajustes en esos planes después del baile de graduación.

Algo andaba raro, mal. Pero en el fondo no quería aceptarlo. Quería que todo volviera a la normalidad, quería abrazarlo y besarlo. En ocasiones solo eso podía calmarlo.

De pronto se detuvo de golpe, respiraba agitado y trataba de nivelar su respiración cuando lo divisó. Su novio, XiaYuan, llevaba unas tres cajas de cartón grandes y dobladas bajó el brazo derecho, en la mano izquierda sostenía una lista que revisaba sin percatarse de nada más. Parecía estar tan metido en lo que estaba leyendo que ni siquiera se percató del auto que iba a toda velocidad.

Patrick corrió y lo estiró de la mano, el acto hizo que soltara las cajas pero al menos estaba a salvo. Sin embargo lo miró molesto.

—¡Patrick! Mira lo que has hecho –se agachó a recoger las cajas mientras su novio le ayudaba –¿En qué estabas pensando?

—En salvarte la vida. Ni siquiera viste el auto que estaba a punto de arrollarte –el más alto relajó su expresión y suspiró.

—Oh, tienes razón. No me di cuenta –Patrick suspiró y lo soltó. Se pasó una mano por el cabello pero se obligó a mirarlo.

—¿Que planeas hacer con tantas cajas? –el chico lo miró medio segundo y recogió la última caja.

—Cosas de mi abuela –dijo restándole importancia.

—No has contestado mis mensajes –dijo en voz baja. El chino lo miró.

—Lo sé, es que de verdad he estado demasiado ocupado, ya te lo he dicho ¿o no?

—Si, lo has hecho tantas veces que ya empieza a ser extraño –miró uno de los relojes de la plaza y se dió la vuelta.

—¿A dónde vas? –Patrick lo miró.

—¿Olvidaste que hoy es el cumpleaños de mi abuelo? Él mismo te invito a su cena –XiaYuan bajó la mirada.

—No podré ir, lo siento.

—Si bueno, díselo a él.

Comenzó a trotar de vuelta a su casa, avisó a su madre que iba a ducharse y estaría listo en unos minutos. En cuanto bajó, su padre ya estaba tomando las llaves del auto.

—¿Todos listos?

Sip.

—¿Van a ir Félix y Ciara? –preguntó el menor.

—Es lo más seguro ¿Pasaremos por XiaYuan? –Patrick caminó hacia el auto.

—No, directo a casa del abuelo Jack.

Los dos adultos se miraron con pena un momento y también se metieron en el auto.

Si bien, Patrick la pasó bien en la fiesta, las preguntas no se hicieron esperar, pero no fue al único al que le preguntaron.

—Felix ¿Y Ciara?

El príncipe bajó la mirada.

—De hecho, quería hablar con ustedes sobre ello. Ciara y yo terminamos –todos lo miraron sorprendidos y con pena, Félix sonrió un poco –. Irá a la escuela de cocina de Italia.

—Lo lamento mucho –dijo su abuela acariciándole la espalda.

—No, en realidad estoy feliz por ella. Seguimos siendo amigos, de hecho ella me enseñó la receta del platillo que traje hoy.

—Oh, pues debo decir que estuvo delicioso. Agradecerle de mi parte, hijo.

—Si abuelo, Jack.

En cuanto la conversación se desvío, Patrick lo tomó del brazo y lo condujo a la puerta de entrada.

—¿Por qué no dijiste antes de esto Félix? –su primo sonrió.

—Es que, estabas con lo de tu graduación y la universidad, no quería molestarte con mis cosas –Patrick lo abrazó.

—Sabes que siempre tengo tiempo para ti, eres mi primo y mi mejor amigo.

—Bueno, tampoco quería molestarte en tus citas con Gabriel –Patrick se apartó un poco.

—En realidad no hemos tenido citas esta última semana. Es complicado, él no me ha hablado y estoy seguro de que no hice nada malo, creo que es cosa de él, pero aún así... Me hace sentir mal que mi novio me ignore.

—Entonces ¿Ahora sí puedo ir y meterlo en el calabozo? –Patrick rio y se relajó un poco.

—Si, ahora sí.

—Lamento que sea así, Patrick. Tu no mereces que te hagan eso... Pero sé que lo vas a resolver en algún momento. Después de todo, irán juntos a la universidad ¿No?

—Ah, si. Claro. Iremos juntos...

—¿Ya te respondieron la solicitud?

—Aun no, pero no deberían tardar mucho. Las inscripciones son el próximo mes –Felix asintió y poco a poco fueron desviando el tema hasta terminar en carcajadas y bromas solamente ellos dos.

Los días pasaban y Patrick se preocupaba más de lo debido. El teléfono de XiaYuan estaba apagado desde hacía días y no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados. Marcó el número de la abuela del chico y esperó pacientemente.

—Patrick, que gusto escucharte ¿Cómo estás? –no sonaba preocupada.

—He estado preocupado, en realidad.

—¿Por qué, cariño?

—¿XiaYuan está con usted?

—Si, bueno. Está en el baño ¿Pasa algo?

—Es que ... No me ha respondido mensajes ni llamadas desde hace más de una semana...

Silencio.

Un largo silencio del otro lado de la línea.

—¿No te lo dijo?

—¿Que cosa?

—Estamos a punto de abordar el avión. Nos mudamos a Estados Unidos.

Patrick dejó caer la pelota antiestres que tenía en la mano, la cual rodó hasta el comedor, a los pies de su madre.

—¿Qué?

—XuaYuan aplicó en Harvard, recibimos la carta hace una semana. Justo ahora nos estamos mudando.

—Pero él... Yo ... Nosotros ...

—Ay, Patrick. De verdad lo siento, mi niño. Me dijo que si te lo había dicho y que tú estabas bien con eso...

Patrick se golpeó levemente con el puño en la cabeza y se obligó a reaccionar lo más amablemente que pudo.

—No se disculpe, señora. Está bien, solo... Me cuesta un poco asimilarlo... El me dijo que iríamos juntos a la Universidad de Cambridge... Le agradezco haberme dicho, que tenga un buen viaje.

Sin esperar respuesta colgó la llamada y miró su fondo de pantalla: un dibujo estilo anime de él y Gabriel.

—¿Patrick? ¿Que sucede?

Apretó el celular en su mano y lo arrojó con enojo al sillón para después salir al jardín trasero de su casa. Hai estaba perpleja, por lo que le envío un mensaje a su esposo.

"Emergencia amorosa"

Fue detrás de su hijo, quien estaba despedazando el muñeco de paja que utilizaba para entrenar, a puñetazo limpio. Balbuceaba algunas fases inaudibles para Hai. Estaba enojado, sumamente enojado y ella jamás imaginó qué podría reaccionar de esa forma.

—¡Patrick! –se detuvo de golpe y trató de calmarse mientras respiraba agitado. Su madre llegó a él y dejó que le evaluará los puños hasta mirarlo a los ojos –Dios, ¿Qué sucede? ¿Que pasó? ¿Por qué estás tan enojado?

—Él se fue... –murmuró.

—¿Qué?

—Gabriel se fue a Harvard –se alejó y siguió golpeando al muñeco.

—¿Qué? Pero, creí que irían a Cambridge juntos.

—Yo también lo creí. Solo me engañó, fingió enviar su solicitud. Debí saberlo ¿Cómo pude ser tan tonto como para no darme cuenta? Historia del Arte, si claro.

—¿No te dijo absolutamente nada?

—No, la última vez que lo ví fue el día del cumpleaños del abuelo Jack y ni siquiera se dignó a venir para despedirse... Tuve que hablar con su abuela. Ella me lo dijo –se detuvo antes de dar otro puñetazo y bajó sus manos y su mirada –Sé que no hice nada malo, no lo ofendí de ninguna forma... Él fue quien dijo que iría conmigo para estar juntos... ¿Porque no quiso decirme la verdad? –sus ojos se llenaron de lágrimas y su madre lo abrazó.

—Oh, mi amor. Eso fue muy grosero de su parte, sin duda.

—Si... Se fue sin despedirse... No tuvo la decencia de romper conmigo. Simplemente me hizo a un lado...

Hai le acarició el cabello mientras lo abrazaba durante un largo rato, hasta que comenzó a llover. Lo llevó dentro de la casa y le preparó te caliente, le ofreció algunas galletas pero el chico apenas probó una.

—Patt, estás en todo tu derecho de estar molesto con él, sin duda no fue tu culpa. No porque él no haya sabido cómo decírtelo no quiere decir que tengas que cargar con la culpa, no es tu responsabilidad, mi amor –Hai le dió un beso en la cabeza y Patrick hizo un puchero.

—Lo quise mucho... Me enamoré de él y... Simplemente me abandonó. Como si no fuera nada... –Hai lo abrazó nuevamente –Y lo peor es que no puedo odiarlo porque aún lo quiero...

—Patt, eso está bien. Tranquilo, mi amor. Vas a estar bien –se recargó en ella mientras dejaba correr sus lágrimas sin intención de detenerlas.

Jake llegó abriendo la puerta de golpe y totalmente empapado.

—¿Que sucede? Leí la emergencia y vine lo más rápido que pu... ¿Que pasa? –preguntó al ver a su hijo envuelto en una manta y a su madre consolandolo.

"Ay, ahora sí voy a matar a ese mocoso" pensó, pero se relajó y caminó hasta sentarse del otro lado del sillón.

—¿Patrick? ¿Que pasó?

El chico se limpio las lágrimas con la manta y se irguió un poco

—Gabriel se fue a Harvard y no se tomó la molestia de decirme. Simplemente me estuvo ignorando por dos semanas.

Jake tensó la mandíbula con furia. Ese chico hizo bien en huir, porque si lo vuelve a ver lo matará. Nadie hacía llorar a su hijo y salir impune. Sin embargo, se acercó un poco más y envolvió a su hijo en sus brazos mientras lo consolaba.

—Ese maldito traidor ¿Quieres que lo mate de alguna forma en específico? –Patrick rio muy levemente.

—No tiene caso, no vale la pena... Lamento que tengan que consolarme de esta forma.

—No digas eso, hijo. Somos tus padres y siempre vamos a apoyarte en lo que necesites. Aunque sean emergencias amorosas –Jake lo alejó para mirarlo y limpiar sus lágrimas –. Siempre supe que era un idiota, pero esto fue demasiado.

—Y yo soy un patético por estar llorando por él

—No, no lo eres. Tu eres valiente al enfrentar y aceptar tus emociones. El cobarde aquí fue él, que no tuvo el valor de decirte qué se iría.

Le limpio otra lágrima y ladeo la cabeza.

—No te preocupes, hijo. Solo fue una experiencia, tendrás más oportunidades, te lo aseguro –Patrick asintió mientras respiraba profundo y se calmaba notablemente   –¿Quieres comer algo? ¿Pizza?

Patrick sonrió y asintió.

—Aprendí una receta nueva de pasta, puedo hacerla esta noche.

Ambos adultos asintieron y lo observaron dirigirse a la cocina. Jake apretó los puños

—Te prometo que haré uso de la impunidad internacional que tengo como Guardia Real. Voy a matar a ese cretino, nadie hace llorar a mi hijo y salir ileso –Hai lo abrazó.

—Aunque estoy de tu parte, Patrick preferiría que estemos aquí con él mientras supera esto.

—Tienes razón. Iré por la pizza y algunas golosinas –Hai asintió.

Patrick trató de continuar con sus actividades normales los siguientes días. Hasta que en una reunión familiar decidió hacer el anuncio oficial de que XiYuan se había largado del país sin atreverse a decirle nada.

Al día siguiente, después de aquella reunión Félix buscaba una forma de animar a su primo, sin embargo sus padres entraron a la habitación tratando de esconder una sonrisa.

—¿Qué sucede? No es mi cumpleaños –Noah rio y alzó un sobre cerrado de color beige con el logotipo de la universidad de Cambridge.

Félix sintió la emoción en el pecho, saltó de la cama y corrió a tomar el sobre.

—Oh por Dios... –se apresuró a abrirlo pero antes de leer la hoja miró a sus padres con preocupación –. Tengo miedo... –Yena le acarició el cabello.

—Es normal, mi amor. Pero tienes que saber que diga lo que diga la carta, seguirás siendo nuestro mayor orgullo, Félix –el joven principe sonrió con agradecimiento y se dispuso a leer la carta.

Sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Me aceptaron... –susurró con media sonrisa y sus padres lo abrazaron con fuerza –¡Me aceptaron!

—Sabía que lo lograrías, hijo ¿Cómo quieres que lo celebremos?

La sonrisa de Félix se borró por un momento.

—Con Patrick... Estoy seguro de que él también aplicó... Tengo que ir a verlo ¿Puedo?

—Desde luego, yo tengo una reunión en 10 minutos pero tu madre puede ir contigo –Yena asintió con una sonrisa.

—Bien, vayamos a animar a Patrick.

Yena y Félix se dirigieron a casa de los Johnson después de avisar a Hai que pasarían un rato por ahí. Félix revisó el buzón de correo y ahí estaba el sobre con el logotipo de la universidad. Le sonrió a su madre y caminaron a la casa.

—Hola, tía Hai.

—Hola, Félix, Yena. Adelante, pasen por favor.

Jake se acercó a abrazar a su hermana con cariño y ella rio un poco

—¿Y Patrick?

—Aun está acostado. No se ha sentido muy animado estos días –Felix asintió y alzó el sobre –Oh vaya, no me había dado cuenta.

—Ire a verlo –se apresuró a subir las escaleras y entró sin tocar a la habitación. Patrick alzó la cabeza de entre las almohadas y al reconocerlo resopló –Uy, a mi también me da gusto verte, Jaguar Negro.

—¿Necesita algo, Rey de la Selva?

—A decir verdad si. Necesitamos hablar sobre ese maldito –Patrick mandó rodar los ojos en cuanto su primo abrió las cortinas luego fue a sentarse en la cama empujándolo un poco –Adelante.

—No tengo nada que decir sobre él.

—Ay vamos. Patrick, tienes que hablar de él, desearle la muerte o al menos que coma algo en mal estado.

—¿Lo dice el humilde y caritativo futuro rey? –Felix rio –No tiene caso hablar de él, de todos modos sabía que iría solo a la Universidad.

—¿Ya revisaste el buzón?

—Iba a hacerlo más tarde –Felix alzó el sobre cerrado.

—Lo hice por ti...

Patrick se incorporó y aún con el cabello revuelto abrió el sobre y leyó la carta.

—Oh, vaya. Sí iré solo a la universidad.

—No, no irás solo –miró extrañado a su primo quien con una sonrisa inmensa le mostró el sobre que tenía su nombre. Patrick se lo arrebató y lo leyó –. Sopresa.

—¿Iremos juntos a Cambridge? –Felix asintió con emoción y Patrick lo abrazó –¿Esto es en serio?

—Si, mis padres dijeron que podía ir antes de iniciar mi preparación oficial como rey, así que... No estarás solo, primito.

Patrick lo miró a los ojos.

—Gracias por no dejarme solo Félix –el príncipe también sonrió.

—Jamás lo haría, Patrick.

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¿Alguien más quiere ayudarle a Jake a chingarse a Gabriel?

Gracias por leer:)

#MuerteaXiaYuan

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