
05 🐨
FOREVER RAIN
Minimoni | angst, romance
Kim Namjoon es un cantante que perdió lo que más ama: su voz. Entre toda la impotencia y tristeza, llega alguien que es su paraguas en los días lluviosos: Park Jimin. Pero su relación no será tan sencilla como quisieran.
Kim Namjoon estaba viviendo la peor de las pesadillas que un cantante como él puede experimentar. Hacía tan solo dos meses atrás, había perdido por completo su voz y los doctores de Corea no le daban un buen pronóstico sobre su recuperación. Su vida parecía haber perdido el sentido por completo.
“¿Qué más puede hacer un cantante que ya no puede cantar?” Era la pregunta que aparecía día y noche en su cabeza.
Sus fans poco a poco comenzaban a olvidarlo. Leer los comentarios en sus redes había pasado de ser un pasatiempo a ser su peor tortura. Cosas como: “asegúrate de comer bien, oppa”, “solo es un mal momento”, “todo pasará”, “¡Mantente positivo, fighting!”. No hacían más que martirizarlo aún más.
Mientras caminaba por las obscuras calles, se sentó en una banca solitaria junto a una panadería cerrada. Su cabeza daba vueltas. Estaba agradecido de estar en París, dónde nadie conocía su nombre y no tenía a sus fans más alocados tras de él. Nadie lo miraba y eso lo tranquilizaba demasiado.
Había estado bebiendo, probablemente, bastante. Empezaba a sentir pequeñas gotas caer sobre la coronilla de su cabeza, pero le importaba muy poco. Que lloviera era una ventaja para él, las personas pasaban corriendo, ni siquiera se giraban a mirarlo, como si no existiera.
Le agradaba que al menos así sus lágrimas se ocultaban con las gotas de lluvia.
Después de unos minutos de soledad, sumergiéndose en su propia miseria, la luz del faro frente a él se cubrió y dejó de sentir las gotas de lluvia golpeando sobre su cabeza. Miró a una mano sostenía una sombrilla amarilla frente a él.
El chico de apariencia joven y cabello rubio lo mira con preocupación.
—¿Estás bien? —le pregunta el joven en voz alta.
Namjoon a penas si lo miró y asintió muy debilmente.
El rubio crispó sus labios y se agachó un poco para poder mirar mejor al mayor. El ambiente era notoriamente incómodo, pero no pensó en desistir.
—Tú también eres Coreano, ¿cierto? —dijo más como afirmación que como pregunta.
Namjoon asintió sin muchas ganas. En esos momentos, deseaba estar solo, sin nadie que irrumpiera en su espacio, pero el joven no parecía querer darse por vencido.
—¿De qué ciudad eres?
Namjoon lo miró a la cara prestando atención por primera vez e instantáneamente concentró su vista en sus bonitos ojos y en aquel cabello teñido tan esponjado que lo hacía parecer un algodón de azucar. Prestó especial atención a sus labios, que eran gruesos y rosados, y pensó para sí mismo que nunca había visto a nadie tan bonito como ese chico antes.
Sus propios pensamientos lo impresionaron, él jamás había sentido esa atracción por un chico antes.
Al darse cuenta de que el chico aún esperaba una respuesta, Namjoon hizo una seña con sus manos, indicándole al rubio que no puede hablar, el chico parece entenderlo.
—Ah —se queda en un silencio incómodo por algunos segundos.
Namjoon siente también la incomodidad, cualquier otra persona se hubiera disculpado y hubiese seguido con su camino, pero ese joven no era como cualquier otra persona. El rubio sacó su celular de su bolsillo y se lo extendió para que lo tomara.
—Dame tu número, así podré leer tus mensajes —explicó como si aquello tuviera toda la lógica del mundo.
Namjoon dudó. Nunca antes le había dado su número a nadie que no estuviera relacionado con su trabajo. Era peligroso que cualquier persona lo tuviera, pero después de unos segundos intentando pensarlo –y viéndose fuertemente influenciado por el alcohol– decide hacerlo y escribe su número y su nombre en la lista de contactos del chico.
—Namjoon, que bonito nombre —dijo el joven con una bonita sonrisa en su rostro.
El chico comenzó a escribir en su teclado y el celular de Namjoon sonó a los pocos segundos. Lo sacó de su bolsillo y leyó el mensaje que había llegado de un número desconocido
"Hola, soy Jimin :)"
"Un nombre de chica?" Fue lo primero que pensó Namjoon. Lo registró por su nombre y mostró la pantalla a Jimin. Este volvió a sonreir.
"Nací en Ilsan" escribió Namjoon, recordando la pregunta que el más joven le había hecho.
—¡Genial! Siempre he querido visitar Ilsan. Yo nací en Busan, es una ciudad muy ocupada. La verdad es que casi no he tenido tiempo de hacer nada, que no sea estudiar, pero siempre he querido viajar y bailar por el mundo.
Namjoon alzó una ceja y comenzó a escribir. Jimin mantuvo su celular desbloqueado todo el tiempo.
"¿Viniste a París por un viaje?"
Jimin río ligeramente al leerlo.
—Eso quisiera, realmente vine por estudios. Estoy en mi cuarto semestre de intercambio de la universidad, en octubre debo regresar a Seúl.
Namjoon se sorprendió al escucharlo, por su rostro que lucía tan joven, había pensado que el muchacho era un estudiante de preparatoria.
"¿Qué es lo que estudias?"
—Bueno, realmente quería estudiar danza escénica, pero mis padres no me lo permitieron. Así que entre en la universidad de administración para estudiar negocios internacionales.
Namjoon sonrió un poco. La forma en la que Jimin hablaba lo sorprendía, era demasiado fácil escucharlo hablar.
Pasaron al menos otra media hora hablando de ese modo. Namjoon hacía preguntas y respondía el mismo y Jimin compartía información como si estuviera hablando con su amigo de toda la vida. Así, Namjoon se enteró de que el menor se hospedaba en un departamento cercano a las orillas de la ciudad, que tenía dos compañeros de cuarto que también eran coreanos y uno de ellos tenía un Pomerania.
Namjoon también le contó algunas mentiras, como que la razón de su estancia en París era un viaje de trabajo, que era maestro de filosofía y que tenía un gato ¿Por qué mintió sobre el gato? Ni siquiera él lo sabía, tal vez no quería aceptar el hecho de que nadie lo esperaba en casa.
Cuando la media noche llegó y la lluvia había parado, Jimin tuvo que despedirse. Sus compañeros de habitación comenzaban a preocuparse por él.
—Un gusto conocerte, Namjoon —dijo mientras extendía su mano —espero encontrarnos otra vez.
Namjoon asintió y estrechó su mano, la cual era muy suave.
El rubio salió corriendo para detener un taxi que se acercaba. Namjoon lo miró siendo mojado por un charco y se sintió mal por no haberle ofrecido llevarlo a su casa en su auto seco y con calefacción. Aunque tal vez no era la mejor idea manejar demasiado lejos con alcohol aun circulando en su sistema.
Él también decidió que era momento de irse a casa.
Los días después de ese fueron muy tranquilos. Jimin mandaba mensaje todas las mañanas y Namjoon no tenía otra cosa que hacer más que responderle. A veces iba a sus citas con el doctor para continuar con su tratamiento. Aquel era un día de esos
—¿Buenas noticias? —preguntó Yoongi, el manager del cantante.
—Namjoon ha estado haciendo un buen trabajo cuidando de su garganta. Veo que los quistes han reducido y las heridas están sanando con rapidez —dijo el doctor, pero su rostro no concordaba con las buenas noticias que daba.
—¿Pero? —Yoongi lo interrogó.
—El daño parece ser más severo de lo que creíamos antes. Sus cuerdas están muy débiles, me temo que aún es muy pronto para un pronóstico final, pero espero que estén preparados para cualquier cosa.
Un silencio sepulcral reino en el consultorio. Namjoon agacho su mirada y sintió su estómago revolverse ante la simple idea de no volver a cantar nunca más.
—¿Hay alguna esperanza? ¿Algo que podamos hacer para mejorar las posibilidades?
—No, lo siento. Solo queda esperar y continuar con el tratamiento, veremos su progreso con el paso del tiempo.
Namjoon dejó de escuchar la conversación. Su cabeza daba vueltas y estaba seguro de que de haber podido, hubiera gritado por la frustración. Nunca imaginó que perder la voz sería algo que le podría pasar. No a él.
—Te prometo que buscaré un mejor lugar. Necesitamos otra opinión médica, no es el único doctor especialista en la ciudad. También he escuchado que en los Estados Unidos hay buenos otorrinolaringólogos. Encontraremos la manera —decía Yoongi mientras manejaba camino a casa del cantante.
Namjoon se limitaba a mirar por la ventana. Admiraba las calles llenas mientras por su cabeza corrían las imágenes de la última vez que dio un concierto, una noche antes de que todo terminara para él.
Constantemente lo invadían pensamientos como "si tan solo hubiera ido al doctor cuando el dolor comenzó", "si hubiera dejado el cigarro a tiempo", "si no hubiera cantado esa noche hasta llegar a mi límite". Pero sabía bastante bien que el hubiera no existía y aunque hubiese hecho todas aquellas cosas, tal vez el resultado sería el mismo.
Su celular vibró, sacándolo de sus pensamientos y lo sacó de su bolsillo. Era Jimin.
"Salí temprano de la escuela, :D quieres que desayunemos juntos?"
Namjoon quería llegar a su casa a revolcarse en su desgracia, estaba a punto de responder "Será la próxima" cuando recibió otro mensaje, una foto.
Namjoon la descargó y miró al rubio con una gran sonrisa y un gorrito con un pequeño pato dibujado en él.
"Estoy en el centro! Hay muchos restaurantes buenos" escribió Jimin.
Sonrió ante la foto, sin duda esos ojos negros tenían algo que lo hacía derretirse por dentro cada vez que los veía.
"Manda tu ubicación".
—Manda un mensaje si quieres que te recoja. Estaré arreglando algunos papeles que me pidieron para atrasar tu próximo álbum —dijo Yoongi mientras veía al cantante bajar del auto.
Namjoon asintió y agitó su mano para despedirse. Yoongi regresó el gesto.
Caminó hasta el restaurante La Rouge, era mucho más barato que los restaurantes a los que estaba acostumbrado, pero según palabras de Jimin, “era el mejor restaurante de la ciudad”.
Miró al chico sentado en una mesa bebiendo de una taza blanca. Se acercó con sigilo y se sentó frente a él.
—¡Si viniste! —exclamó emocionado.
Namjoon asintió con una media sonrisa. La energía del menor afectaba mucho en su estado de ánimo.
—Oh, espera, practiqué algo —dijo el menor alzando sus manos. Namjoon lo miró con una ceja alzada.
Jimin hizo un movimiento torpe con su mano derecha, alzandola y mostrando diferentes señas con ella.★
Namjoon tardó un segundo en comprender la situación, cuando lo hizo, dejo escapar una risa sofocada.
Jimin lo miró confundido y sus mejillas se sonrojaron.
—¿Tan mal lo hice? —preguntó sonrojado.
Namjoon desbloqueó su celular y Jimin lo siguió poco después.
“No sé lengua de señas. Perdí la voz hace poco, y puedo escuchar perfectamente."
Namjoon miro la reacción de Jimin y pudo ver sus orejas ponerse rojas. Su cabeza seguía gacha, como releyendo el mensaje una y otra vez, mientras intentaba regresar a su color. Sonrió y volvió a escribir en su celular.
"Gracias por hacer ese esfuerzo por mí. Eres muy adorable."
Jimin sonrió un poco y miró tímidamente al mayor.
—Dices adorable para evitar que me sienta estúpido. —murmuró con las mejillas sonrojadas.
Namjoon negó fuertemente y volvió a teclear en su celular.
"Lo digo porque es lo más lindo que han hecho por mí. Por cierto, qué fue lo que dijiste?"
—Oh, no te lo diré —canturreo el menor con un puchero— sería aún más vergonzoso ahora.
"Oh vamos :(…"
—No oh, algún día, tal vez —el rubio tomo de su taza con sus dos manos y dio un corto sorbo— pero ahora que lo mencionas, ¿puedo saber por qué perdiste la voz?
El tono de Jimin era muy cuidadoso, temiendo decir algo que pudiera incomodar al mayor.
"No cuidé de mi garganta, estas son las consecuencias."
Namjoon tenía una mirada sombría. Nuevamente, los pensamientos de "si hubiera" aparecían por su cabeza.
—Pero, ¿vas a recuperar tu voz?
"Volveré a hablar, pero ¿recuperaré mi voz? Eso puede que nunca pase."
Era algo que los doctores ya le habían advertido. Una vez sus heridas sanaran y los quistes fueran retirados, podría volver a hablar, pero pedir que su voz fuera la misma de antes era un milagro. Algo que tal vez nunca pasaría.
—Espero algún día poder escucharte.
Las conversaciones con Jimin le resultaban demasiado sencillas a Namjoon. Tal vez era porque el chico tenía demasiadas historias interesantes que contar o tal vez porque su voz era tan bonita que no se cansaba ni por un segundo de escucharlo.
Cuando terminaron de almorzar en aquel restaurante, salieron a dar un paseo corto por la ciudad, Jimin hacía algunas preguntas y comentarios y Namjoon se limitaba a dar respuesta cortas con la cabeza. No era buena idea andar caminando con el celular en mano.
—¿Entonces, tú tienes una pareja actualmente?
Namjoon negó con una sonrisa, después lo miró y apuntó hacia él con la barbilla.
—¿Yo? No, estoy soltero desde hace siglos. Mi último exnovio fue una experiencia traumática.
Jimin miró de reojo la reacción de Namjoon. Hizo énfasis en la palabra exnovio.
Namjoon no pareció sorprenderse, tenía tiempo sospechando sobre la sexualidad del menor y nunca fue un tema taboo para él.
Después de ese paseo, Jimin se despidió con un corto abrazo. Tenía una reunión para terminar un proyecto de la escuela y salió corriendo.
Namjoon sonrió al verlo alejarse, sobre todo al escuchar la última promesa "Te hablaré más tarde".
Decidió caminar a casa, tenía varias cosas en las cuales pensar. Ahora sabía que a Jimin le gustaban los chicos, por lo que tenía decisiones que tomar a partir de ese momento, cómo: Si Jimin le preguntaba a él si le gustaban los chicos ¿Qué respondería? "No lo sé" "Nunca me ha gustado uno antes" "Creo que tú eres el primero que me gusta". Su cabeza era un lío.
Más tarde, esa noche, Jimin cumplió con su palabra al textear al mayor.
"Perdona por no contactarte más temprano, Taehyung me obligó a bañar a su perro ToT".
A esas alturas de su relación, Namjoon conocía bien bastantes detalles de la vida de Jimin. El rubio hablaba tanto de sus compañeros de habitación que se había familiarizado con sus divertidas personalidades.
"La próxima vez puedo ayudarte con eso". Respondió.
"¡Eso es genial! Taehyung quiere conocerte en persona desde hace tiempo".
Namjoon sintió un calor en su pecho y sus mejillas se sonrojaron. No pudo evitar sonreír como un tonto frente a su celular.
"Le has hablado de mí?"
Jimin vio el mensaje, pero no respondía. Namjoon se impacientaba cada segundo ¿Había hecho una pregunta rara? Su ansiedad aumentó cuando el estado de Jimin pasaba de "escribiendo" a "en línea" al menos tres veces.
"Puras cosas buenas, claro :D".
Namjoon sonrió tranquilamente.
"Dime una fecha y un lugar. Iré a visitarlos".
Jimin no tardó ni un segundo en contestar.
"El miercoles estamos libre por la mañana. Te mando mi ubicación".
Namjoon sonrió ampliamente. Estaba deseando que los días pasaran rápidamente para verlo otra vez.
Ese miércoles, Namjoon se aseguró de llevar un buen peinado, así como un conjunto adecuado para una reunión con chicos universitarios. Se sentía extraño llamarlo de ese modo, claro que Namjoon era un hombre muy joven aún, a los 25 aún se te permite actuar un poco inmaduro, pero gracias a su trabajo, se vio obligado a madurar mucho antes.
Tomó las llaves de su auto y salió de casa con mucho ánimo, cosa que hacía meses no pasaba. Condujo, a gran velocidad, cada vez más impaciente por llegar a su destino y cuando finalmente lo hizo, no perdió el tiempo. Fue directo a la puerta de aquel pequeño apartamento en el segundo piso.
Tocó el timbre y se sorprendió cuando un chico alto y castaño le abrió casi al segundo.
—¿Oh, qué necesitas? —preguntó el chico en pijamas. Su voz era grave y no concordaba con su cara aniñada y su cuerpo delgado.
Namjoon se rascó la cabeza con un poco de incomodidad. Mueve sus labios sin emitir sonido y el castaño puede entender “Jimin”.
—Ah, debes ser Namjoon, yo soy Taehyung. Jimin salió hace un momento a comprar las cosas para el desayuno. Puedes esperarlo dentro.
Namjoon asintió un poco avergonzado y entró lentamente al lugar. El departamento estaba sorpresivamente limpio para ser un lugar donde vivían chicos jóvenes. Se sentó en el sofá marrón y admiró la tele apagada por unos minutos. El chico que le abrió se sentó al otro extremo del sofá y se quedó en silencio.
Namjoon se sintió realmente incómodo. Era la primera vez desde su diagnóstico que convivía con alguien que no fueran Yoongi, Jimin o las enfermeras del hospital, y en todos los casos, los demás hacían el trabajo imposible para él de la comunicación.
—Mmh, sabes. He estado pensando desde que llegaste que creo que te conozco de algún lugar. Pero no recuerdo de donde —dijo inseguro el castaño—. ¿También eres de Daegu?
Namjoon se limitó a negar con la cabeza, aunque le hubiera gustado decirle al chico que conoce Daegu y le parece un lugar muy tranquilo.
—Ya veo… —respondió pensativo— es extraño, juraría que te conozco.
Namjoon tragó pesado entendiendo ahora la situación. Taehyung sí lo conocía y muy probablemente por su carrera. No le preocupaba que todos supieran que estaba en Francia, lo que realmente le preocupaba era que JiMin se enterara de que le había mentido.
Duró varios minutos pensando en ello. Era momento de decirle a Jimin la verdad sobre él.
Cuando el rubio llegó, tenía las palabras preparadas, pero no sabía cuál sería el mejor momento para decirlo.
—¡NamJoon! Llegaste, lamento no haber estado. Estaba comprando cosas para el desayuno. ¿Te gustan los panques?
Namjoon asintió con una sonrisa. Jimin siguió caminando a la cocina, cargando dos bolsas en sus brazos.
—Jimin-ah es un muy buen cocinero —halagó Taehyung.
La mañana pasó con normalidad. Jimin le contó a Namjoon cómo conoció a Taehyung en la universidad y pasaron de ser enemigos a los mejores amigos. Al mayor siempre le gustaba escuchar sus historias.
Comieron los tres juntos y llegado el medio día Taehyung se fue a su trabajo en una panadería. Jimin y Namjoon aprovecharon el tiempo para ver la película Black Swan por recomendación del menor. A Namjoom le pareció fascinante y se quejó por no haber tenido la oportunidad de verla antes.
En la charla, Jimin le contó sobre su pasado como bailarín de danza contemporánea, esto no pareció sorprender a NamJoon, Jimin le parecía lo suficientemente delicado y elegante para ese tipo de deportes, también recordaba que Jimin le había hablado sobre su sueño de ser bailarín y viajar por el mundo.
—Algún día te mostraré uno de mis bailes —prometió el menor.
Namjoon lo miró con la cabeza ladeada, como suplicante. Jimin lo leyó “¿Por qué no ahora?”
El rubio suspiró y se puso de pie. Namjoon casi aplaudió por el entusiasmo.
—Tengo mucho tiempo sin practicar formalmente, no te burles si me sale horrible —sentenció. Namjoon negó fuertemente con su cabeza y se acomodó en su lugar para tener una buena vista desde el sofá.
La sala era bastante pequeña, pero el espacio era suficiente para permitir al menor bailar en su sitio con movimientos tan suaves como elegantes, mientras the lake of swans de Tchaikovsky lo acompañaba en su balada. Había tanta vida en su performance que parecía que la música y él eran uno mismo. En su rostro tranquilo, Namjoon lo notaba. Bailar era lo que Jimin más amaba.
El mayor jamás había escrito canciones sobre aquel amor llamado platónico. Nunca antes lo había experimentado, aquel sentimiento que lo hacía pensar que el mundo giraba alrededor de una persona, y esa persona estaba frente a él. Millones de palabras y rimas comparándolo con lo más bello del mundo llegaron a su mente, y ahí se quedarían. Namjoon había decidido el concepto del próximo álbum que escribiría y ese concepto era Jimin.
“¿Hoy no trabajas?”, preguntó Namjoon mientras Jimin respondía un mensaje en su celular.
—Nop, hoy pedí el día libre, quería pasar más tiempo contigo.
Jimin estaba sentado en el sofá, a solamente unos centímetros del mayor. Su voz, como siempre, era dulce. El corazón de Namjoon se sentía tan cálido y nervioso ante su cercanía, hacía mucho tiempo que no se sentía de ese modo.
“Gracias por hacer eso por mí”
El ambiente había cambiado notoriamente despues de unos minutos, el aire era más pesado y los segundos pasaban lentamente. Namjoon temía que su corazón estuviera latiendo tan fuertemente que Jimin pudiera escucharlo desde su lugar.
Jimin también estaba nervioso, Namjoon lo notaba por la forma en la que relamía sus labios, y aunque Jimin no lo hacía intencionalmente, aquello le parecía de lo más atractivo.
—¿Namjoon, te puedo hacer una pregunta? —dijo el rubio inseguro, ni siquiera lo miraba a los ojos.
Namjoon sintió sus manos cosquillear por los nervios, asintió lentamente y esperó a escuchar la pregunta.
—¿Tú…? —hizo una pausa dudando— A ti, ya sabes… ¿Te gustan… — mordía sus labios. Estaba nervioso.
Namjoon también lo estaba, en el ambiente se podía palpar la tensión.
Jimin suspiró y sacudió su cabeza, su rostro estaba rojo hasta las orejas.
—Olvídalo, no es nada.
Namjoon soltó un suspiro de frustración. Y su mano involuntariamente fue a parar a la barbilla del menor, obligándolo a mirarlo.
Ninguno sabían cómo terminar aquello que había comenzado. Empezaron a acercarse más y más, mientras el sonido de la radio de fondo les hacía compañía. Para ellos era un eco indistinguible.
En aquel momento, ambos se miraban a los ojos, y se acercaban lentamente el uno al otro, como si hubiera un imán que los empujaba hacia adelante. Dejaron de cuestionarse y al cerrar los ojos, finalmente lo sintieron, los suaves labios del contrario junto con los suyos, los latidos desbocados en sus pechos hacían eco en sus cabezas. Las paredes daban vueltas a su alrededor y se dejaron de preocupar por cualquier otra cosa que no fuera disfrutar del sabor de aquel choque. Sus bocas se acariciaban. Las manos de Jimin fueron a parar a los fornidos hombros del mayor y aunque esto era completamente nuevo para el cantante, sintió que sus manos se acoplaban a la perfección al cabello rubio y corto que sostenía entre sus dedos.
Se separaron solamente un segundo para abrazarse, era un abrazo temeroso, ninguno sabía que más hacer o decir, simplemente permanecieron así, hasta que al separarse, unieron sus labios nuevamente, esta vez con más seguridad que antes, sabiendo que ninguno rechazaría al otro, ni siquiera preocupándose por nada más que ellos dos juntos.
Ellos no escucharon los pasos fuera del departamento, pero si escucharon el sonido de la puerta abrirse y se separaron rápidamente al oír un jadeo de sorpresa desde el umbral de la puerta.
Namjoon pudo reconocer al chico de cabellos castaños, Taehyung. Pero al que no conocía fue al chico que lo miraba con unos grandes ojos abiertos de par en par y una expresión de sorpresa marcada en su cara. Había visto esa mirada antes, en las calles de Corea. Y también en sus conciertos.
—Ay por Dios, no, no puede ser —gritó el chico desde la puerta, completamente eufórico. Parecía faltarle el aire y cubría su boca con ambas manos.
—Solo fue un beso, no es para tanto —respondió Jimin con una expresión avergonzada y algo desconcertado.
—¡Es RM! Oh, por Dios, esto no es real —chillo el chico mientras jaloneaba a Taehyung del brazo. El castaño pareció comprender la situación y abrió la boca, sorprendido. —Oh por dios ¿Puedo tomar tu mano?
Aquella petición, así como la extraña actitud de su compañero de cuarto, pareció tomar por sorpresa a Jimin. Taehyung miraba con incredulidad mientras su brazo era maltratado por la incontrolable emoción del chico.
—Cálmate, Jungkook —bufó Taehyung.
Namjoon se levantó y extendió su mano hacia el pelinegro, que se apresuró a tomarla entre las suyas mientras intentaba controlar sus saltos.
El mayor parecía estar bastante acostumbrado a ese tipo de situaciones. Sin embargo, el rubio estaba más que desconcertado, admirando toda aquella escena tan singular, Sin poder creer nada de lo que estaba pasando.
—¿RM? —preguntó Jimin, visiblemente confundido.
—Es el cantante favorito de Jungkook, ahora entiendo por qué su cara se me hacía conocida. Kookie tiene muchas fotos de él en su celular —aclaró taehyung.
Jungkook lo miró con los ojos muy abiertos, pidiendo su silencio, pero pronto regresó su atención a Namjoon.
—Es un honor conocerte, soy tu más grande fan, realmente amo MONO, te admiro muchísimo RM.
Namjoon sonrió tristemente y apretó las manos de Jungkook entre las suyas. Generalmente, diría algo como “Gracias por apoyarme tanto, sin ti esto no sería posible” pero en ese momento le era imposible siquiera decir algo.
Jungkook recordó pronto cuál era la situación de Namjoon, como su fan, se mantenía informado de todos los anuncios de su empresa y seguido dejaba mensajes de “recupérate pronto, hyung!” “siempre estaremos esperando por ti” y demás en sus redes sociales, lo que no sabía era que él también estaba en París, en su dormitorio.
—¿Cómo sigue tu garganta, hyung? ¿Estás comiendo bien estos días?
A Namjoon generalmente le molestaban aquellos fans demasiado entrometidos en su vida privada y sus decisiones, pero la preocupación de Jungkook fue tan genuina, que no pudo evitar sentir aprecio por ella.
Asintió tranquilamente y sonrió para darle tranquilidad y, solamente eso, hizo que los ojos del menor brillaran implacablemente.
Namjoon extrañaba eso, esa mirada en sus fans de esperanza, de admiración y tanto amor. Había pensado que tal vez nunca volvería a verlo de nuevo.
—No estoy entendiendo nada, ¿eres famoso o algo así? —preguntó Jimin desde el sofá, aun confundido.
Namjoon volvió a la realidad y miró al rubio con inseguridad, Jimin parecía molesto. Asintió levemente y las cejas del rubio se alzaron.
—¿Cómo puedes no conocerlo? Todas las mañanas Jungkook canta sus canciones mientras se baña —rechistó Taehyung.
—Bueno, lo escucho cantar, pero no sabía que Namjoon es el cantante.
Namjoon soltó lentamente las manos de Jungkook, que ahora estaban temblorosas, y se giró a Jimin.
Instintivamente, Namjoon intentó disculparse con palabras, apenas abrió su boca y exhalo algo de aire, las palabras no salieron, pero aquello logro causarle un gran dolor.
Todos se impresionaron por el sonido que salió de su garganta, no eran palabras, era más como un chillido grave.
—No hables, Namjoon. Tu doctor dijo que debes estar en completo silencio —repuso Jimin con preocupación al ver la expresión de dolor de Namjoon.
Namjoon se encogió de hombros y sacó su teléfono.
“Perdón por mentirte, quería contarte la verdad antes.” Escribió.
—Está bien, no estoy molesto. Puedo entender que no quieres que tus fans obsesionados te encuentren aquí—respondió Jimin con ironía y lanzo una mirada incriminadora a Jungkook.
—Por mí no te preocupes, no le diré nada a nadie nunca. Tienes que enfocarte en descansar y recuperarte, hyung —alegó Jungkook—. Pero, ¿puedo tomarme una foto contigo? Prometo que no la publicaré si no quieres.
Jimin y Taehyung giraron los ojos y Namjoon se quedó estático en su lugar, tenía prohibido aceptar fotos con fans mientras estaba fuera de actividades. Finalmente, accedió y le señaló a Jimin su celular, escribió.
—Dice que solo una foto y no la puedes publicar ni compartir con nadie —informó Jimin.
—¡Lo haré! —exclamó el menor—. ¡Gracias Hyung, no la publicaré!
Después de tomarse la foto, el ambiente parecía más incómodo. JiMin mantenía sus piernas cruzadas y el ceño fruncido, mientras Taehyung permanecía en su lugar con los brazos en la cadera y una cara de pocos amigos.
—Gracias, hyung. Voy a atesorar esta foto el resto de mi vida —chilló el menor—. ¿Puedes también darme tu autógrafo? Tengo todos tus álbumes en mi cuarto.
—Ya, Namjoon y yo íbamos a salir a cenar y se nos hace tarde, será para la próxima, Jeon —objetó Jimin, poniéndose de pie—. ¿Vamos?
Namjoon miró un poco desconcertado a Jimin, pero no le dio la contra y lo siguió hasta la puerta.
—Volveré tarde, no me esperen — sentenció Jimin y salió del lugar.
—¡Adiós RM-hyung! Gracias por todo ¡Fighting! —exclamó Jungkook sin moverse de su lugar.
Taehyung cerró la puerta antes de que pudiera decir nada más.
Mientras bajaban las escaleras, Jimin hablaba.
—Lo siento por arrastrarte. Parecía que Jungkook te estaba molestando, está bien si no quieres ir a cenar. Únicamente lo dije para irnos de ahí.
Namjoon se detuvo a la mitad de la escalera, y tomó la mano del menor para obligarlo a parar. Jimin se giró y pudo verlo de frente, muy cerca de él.
Namjoon colocó la palma de su mano en su pecho y lo dejó sentir su corazón. No podía comunicarse con palabras, pero al menos podía hacerlo sentir.
Jimin se enrojeció y sonrió mirándolo a los ojos, luego tomó la mano libre de Namjoon y la puso en su pecho. Namjoon también sonrió.
Una vez más sus cuerpos parecían atraerse el uno al otro, sintiendo aquella conexión especial imposible de romper a pesar de las circunstancias. Namjoon tomó sus mejillas entre sus manos, y volvió a conectar sus labios. Esta vez, el beso era más necesitado, más profundo y mucho más íntimo. El cantante juraba que no había forma en la que pudiera cansarse de aquello pronto, deseaba no tener que separarse de sus labios nunca, más ambos sabían que no podían permanecer toda la noche allí, donde cualquier persona podría verlos.
—¿Quieres que vayamos a cenar? —preguntó el rubio en un hilo de voz.
Namjoon asintió, y sin soltarlo de la mano, comenzó a dirigirlo hacia su auto, tenía en mente el lugar perfecto para pasar la noche.
Una noche de películas y sushi parecía el mejor de los planes cuando era junto al menor. Namjoon se sentía muy cómodo con la compañía de Jimin en aquel pequeño loft que constantemente la parecía muy solitario. Ese día, sin embargo, era muy diferente.
Jimin miraba embobado la televisión, en ella se reproducían los videos del último concierto de Namjoon uno tras otro, desde diferentes ángulos y posiciones. A Jimin le parecía fascinante la manera en la que Namjoon saltaba de un lugar del escenario a otro, toda la energía y la pasión que demostraba parecía pertenecer a un ser completamente diferente.
RM y Namjoon eran personas opuestas a sus ojos, su amigo era un hombre tranquilo, intelectual, reservado y muy observador, mientras que RM era apasionado, escandaloso e increíblemente sexy.
Jimin elogiaba una y otra vez su esencia y su voz. Estaba maravillado con lo que oía y comenzó a desear alguna vez poder escuchar el mismo a Namjoon cantando en vivo, pero cuando regresaba a la realidad, veía el hombre a su lado y evitaba mencionarlo.
Namjoon le había dicho antes al menor, lo importante que era para él que las personas persiguieran sus sueños y aspiraciones.
“Yo viví mi sueño, pero siento que terminó demasiado pronto”. Le confesó una vez. “Aún no puedes decir que terminó” le respondió JiMin, dándole una y otra vez una pequeña esperanza.
Afuera, en las calles, la lluvia caía muy lentamente y las personas corrían para resguardarse del agua fría. Jimin no sufría por esto, pues él estaba recostado en el cálido pecho del mayor, escuchando su suave respiración mientras acariciaba sus cabellos. No sabía que era lo que estaba pensando, pero no quería atormentarse con preguntas. Prefirió simplemente disfrutar el momento.
Por otro lado, en la mente de Namjoon solo estaba llena de una cosa, o más bien de una persona. Sus pensamientos pertenecían completamente a Jimin, a lo bello que lucía bailando, a lo suave que sus mejillas se sentían, a lo rico que su cabello olía, a lo hermoso que su voz sonaba, a lo dulce que sus labios sabían. Estaba completamente perdido en él y no le importaba estarlo.
Mientras las gotas de lluvia golpeaban en la ventana, el sonido del viento los arrullaba y el calor de sus cuerpos los mantenía abrigados. Jimin cayó dormido al poco tiempo y poco después Namjoon lo siguió.
A la mañana siguiente, un golpe en la puerta logró despertar a Namjoon, giró su cabeza y vio al rubio con sus labios entre abiertos mientras seguía completamente dormido. Sonrió ante la imagen y quiso tomar una foto, pero los golpes en la puerta lo devolvieron a la realidad.
Se levantó de la cama y bajó las escaleras, junto a ellas, estaba la puerta. Se asomó por el mirador y vio a su manager algo impaciente, golpeteando con las yemas de sus dedos su antebrazo. Abrió la puerta y Yoongi suspiró con alivio, entró al lugar sin previo aviso y se dirigió directamente al cómodo sofá de la sala.
—Te conseguí una cita con el Dr. Smith, el mejor otorrinolaringólogo, según todas las reseñas que pude encontrar. No fue fácil, tiene una agenda llena, pero no hay nada que el dinero no pueda conseguir —anunció Yoongi con una sonrisa—. En dos semanas tendremos que salir de urgencia hacia Bostón, así que ve empacando tus cosas.
Namjoon no terminaba de procesar la información. Su estómago sintió un vacío cuando escuchó esas palabras. No quería irse, no ahora que tenía una razón para permanecer en Francia.
—¿A Bostón? —se escuchó una voz desde las escaleras. Ambos chicos se giraron a verlo, era JiMin, que sostenía un cojín en sus manos y su cabello lucía muy desordenado.
Yoongi no sabía qué decir, ni siquiera sabía quién era el rubio quien claramente había dormido con su amigo.
Namjoon lo miró con claro dolor en sus ojos y Jimin parecía igual de lastimado, pero había escuchado todo, y no pretendía oponerse. Ni siquiera se sentía con el derecho de hacerlo, pero su corazón estaba de acuerdo con la situación.
—Tienes posibilidades más altas de curarte por completo si vamos con el Dr. Smith, Namjoon —explicó Yoongi, esta vez con más tacto.
Namjoon miró al suelo. Lo sabía, lo entendía a la perfección, pero también sabía que sería un proceso muy tardado, que podría llevar incluso años y no había forma en la que pudiera llevarse a Jimin consigo.
El silencio en el lugar se parecía ser ensordecedor. Namjoon miraba al suelo y evaluaba una y otra vez la situación. Se negaba a creer que era la única solución.
—Creo que tengo que irme —dijo Jimin interrumpiendo en sus pensamientos, sus ojos se veían acuosos y Namjoon quiso calmarlo, decirle que estaría bien, que él tampoco quería irse, pero no podía hacer esa promesa—. Tengo una clase en una hora, así que debo apresurarme.
Caminó junto a Namjoon y sostuvo por algunos segundos su mano con fuerza, le dejo una sonrisa triste y lo soltó para salir de la sala.
Namjoon quiso detenerlo, pero sabía que primero tenía que hablar con Yoongi.
—¿Me vas a contar quién es? —preguntó Yoongi con una ceja alzada.
Namjoon suspiró, eso era lo que había planeado hacer desde un inicio, se sentó junto al de cabellos negros, como sintiéndose derrotado y tomó su celular, decidido a contarle desde el inicio y con todos los detalles. Mientras Yoongi leía sus mensajes e iba entendiendo la historia, su expresión se decaía más y más. Namjoon estaba en una situación complicada y él no podía obligarlo a tomar ninguna decisión.
—¿Así que tu, mmm, amigo, es un bailarín, pero sus padres no le permitieron entrar en una academia profesional? —preguntó Yoongi y Namjoon asintió ligeramente. —Bueno, tal vez puedo hacer algo con eso. Tú deja esto en mis manos, Joon.
Namjoon lo miró con intriga. Yoongi pintó una pequeña sonrisa en su rostro.
El menor alzó las cejas, y sostuvo la mirada.
—Está bien, te lo diré. Pero espero que esto quede como secreto entre tu y yo —murmuró sin borrar la sonrisa en su rostro—. He estado saliendo con alguien por aproximadamente tres años, y ese alguien, es director de una de las academias de baile de mayor prestigio en Seúl. Él puede ayudarnos a meter a Jimin sin necesidad de hacer los exámenes, si es tan buen bailarín como me has contado.
Namjoon alzó las cejas en sorpresa. Él sospechaba que Yoongi era cualquier cosa menos heterosexual, pero no entendía cómo había podido mantener una relación por tanto tiempo a sus espaldas.
Después de esa larga mañana de charla, Yoongi tuvo que irse a atender más asuntos de trabajo y Namjoon se quedó en casa, pensando en las opciones que tenía, que no eran muchas, pero eran igual de malas. Deseaba que alguien más decidera por él, pero sabía que él era el único que podría tomar una decisión de la que tal vez podía arrepentirse en el futuro y muy en el fondo, desde un inicio sabía cuál camino tomaría.
Darle a Jimin la noticia fue una de las cosas más difíciles que tuvo que hacer. Decidió hacerlo, en persona, aunque no hacía mucha diferencia. Lo citó en un café y quiso arrepentirse en el momento en el que lo vio lucir tan bien con unos jeans holgados y una playera lisa blanca. Sin embargo, no pensaba cambiar la decisión que había tomado.
Le fue completamente sincero, quería estar junto a él, se había enamorado y sentía que lo necesitaba. Pero su vida era la música, y nunca se perdonaría abandonar la esperanza de recuperar lo más importante, su voz, ni siquiera por Jimin.
El rubio lo entendió perfectamente. Claro que se entristeció, pues una parte de él deseaba que se quedara a su lado, sabía el gran artista que tenía en frente y no sería él el que se opusiera.
“Puedo visitarte de vez en cuando, en los momentos que se me permita viajar, o puedo mandarte dinero para que me acompañes en tus vacaciones de la escuela”. Prometió Namjoon. Jimin sonrió ante su propuesta. Era imposible que algo así funcionara, pero prefería aferrarse a esa pequeña esperanza.
—Podríamos intentarlo.
Durante las proximas dos semanas, Jimin intentó mensajear al mayor en cada espacio libre que encontraba entre el trabajo, la universidad y las tareas, y Namjoon lo esperaba cada noche afuera de su apartamento, platicaban durante un rato, se abrazaban durante otro, hasta que llegaba la media noche y el rubio tenía que regresar a su habitación a dormir.
La noche del último día, antes de que saliera el vuelo a Boston, Namjoon esperó por Jimin dentro de su coche, pues la brisa era fría y no quería resfriarse. Jimin lo reconoció enseguida y entró al auto. Como de costumbre, platicaron sobre su día, sobre su pasado, sus gustos y su familia. A Jimin le gustaba hablar y a Namjoon le encantaba escucharlo. A mitad de la conversación, Namjoon sacó un pequeño sobre de dentro de su chaqueta. Este era un sobre con una decoración muy elegante y lo extendió a Jimin. Este lo tomó en sus manos con duda y examinó la carta por ambos lados, sin saber de qué se trataba realmente.
—¿Tu carta de despedida? —preguntó con tristeza.
Namjoon negó fuertemente con la cabeza e hizo un gesto con la mano para indicarle que lo abriera.
Jimin alzó una ceja, estaba confundido y a la vez curioso de saber qué era aquello que había dentro del sobre. Despegó la estampa dorada y sacó la carta que venía dentro. La extendió y comenzó a leerla en voz alta.
“Apreciado, Park Jimin:
Por medio de la presente, queremos reconocerle como miembro y alumno aceptado de nuestra academia de baile Lotus. Por este mismo medio nos complace informarle que sus actividades iniciarán la próxima semana desde la recepción de esta carta de aceptación y deberá presentarse como los demás alumnos para hacer su audición en los diferentes géneros que nuestra institución le ofrece.
Saludos cordiales,
director general de Lotus,
Jung HoSeok.”
Jimin releyó todo en su mente, incapaz de creer lo que estaba mirando con sus propios ojos. Luego miró a Namjoon, este le regalaba una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Tú hiciste que me llamaran a Lotus? —preguntó, conmocionado.
Namjoon negó con la cabeza y gesticuló con los labios el nombre “Yoongi”. Jimin pareció seguir en un estado de sorpresa, sin entender completamente lo que estaba pasando.
—¿Qué haré con mi carrera? Mis padres van a decepcionarse si la abandono ahora, después de todo lo que han hecho por mí.
Namjoon torció los labios.
“Esta es tu vida. Tus padres ya han vivido su propia vida. Nunca abandones tus sueños por nada. Veo mucho futuro en ti, Jimin”.
Jimin lo miró con cierto escepticismo. Bailar era muy importante para él, deseaba hacerlo el resto de su vida, sin duda. Pero tampoco sabía si sería la mejor opción.
—No lo sé, no estoy seguro —murmuró.
“Al menos prométeme que lo vas a intentar” escribió el mayor.
Jimin asintió con dificultad. Su cabeza se sentía como dando vueltas y sus manos temblaban ligeramente.
El castaño tomó sus mejillas entre sus manos y lo miró fijamente. Sus ojos le transmitían paz y amor. Jimin sabía que el mayor no lo dejaría fracasar, pero aun así, sentía cierta intranquilidad dentro de él.
Namjoon acercó sus rostros y el rubio hizo un puchero. La cercanía aún lograba hacer que su corazón se volcara, y eso le gustaba. Terminó con el corto espacio que los separaba y lo besó en los labios. Era un beso lento, pero muy significativo. Jimin agradecía a la vida por la oportunidad de haber conocido a Namjoon.
La mañana siguiente era bastante gris, y no solamente por la tormenta que amenazaba con caer del cielo, sino también porque era el día en el que los dos recientes amantes, tendrían que despedirse por un tiempo que aún era indefinido.
En el aeropuerto, Jimin tomaba las manos del cantante cubiertas por las suyas. Lo veía con sus lentes negros, su gorra y cubrebocas, cubrirle la cara por completo y lo odiaba, porque no sabía qué tipo de expresión estaría haciendo.
—Te llamaré cada noche —prometió el menor.
Namjoon asintió y lo estrechó entre sus brazos con fuerza. Se negaba a apartarse de él, pero Yoongi le recordaba constantemente que el vuelo saldría en cualquier momento. Se moría por las ganas de besarlo, pero sabía que las cámaras podrían captarlo en cualquier momento y no deseaba exponer a Jimin a tal escándalo antes de que su carrera siquiera comenzara.
El cantante quería prometerle que se volverían a encontrar pronto. Que no habría nadie que pudiera hacerlo sentir como él lo hizo durante ese mes. Que deseaba quedarse a su lado. Pero nada de eso serviría.
Besó su frente con cariño y acarició sus mejillas con ambas manos. Los ojos de Jimin comenzaron a enrojecer. Bajo los lentes, Namjoon no estaba en una mejor condición.
—Ve y lucha por tu sueño. Estaré esperando que regreses para que cantes algo para mí —sentenció el menor con una sonrisa triste.
El mayor asintió y acarició por última vez los cabellos del menor. Yoongi lo llevó casi a cuestas hasta la línea donde debían abordar al avión. Al hacerlo sintió un vacío en su estómago, deseaba bajar del avión y correr hacia Jimin como si aquello fuera una comedia romántica, pero sabía que aquello no solucionaría nada.
Tomó su asiento y se sentó junto a su manager, quien lo veía con cierta comprensión.
—Estará bien —le aseguró el mayor.
Namjoon lo sabía, Jimin estaría bien sin importar qué. Su único deseo fue hacer realidad la petición del menor. Escribiría canciones para él y cuando se volvieran a encontrar, se aseguraría de hacerle saber lo mucho que significó para él.
Jimin representaba el sol que llegó para dibujar un arcoíris en el cielo en medio de aquella lluvia, que ya no parecía eterna.
★¿Namjoon-ah, es esto amor a primera vista?
¡Muchas gracias por leer! Denle mucho apoyo a la autora ♡♡♡
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