04 🐨
SEOUL
Namgi | angst, romance
Escrito por: koolorfultears
Si amor y odio son la misma palabra, ¿te amo? ¿te odio? Este cuestionamiento invade a Namjoon cada que tiene peleas con Yoongi, su novio. Quiere largarse de Seúl, esa ciudad que lo tiene sofocado y no quiere dejarlo ir. Pero si se va, ¿dónde queda Yoongi?
"Te odio".
Es lo último que le dijo Namjoon a su novio antes de dejarlo solo en la puerta de su estudio. Yoongi sólo pudo gritar de frustración y dolor, para después aventarle un cojín que apenas y le dio en la espalda, antes de que la figura de Namjoon desapareciera del pasillo.
Posiblemente lo suyo estaba arruinado. Un día tenía que llegar ese momento, una relación de más de 10 años no puede mantenerse estable para siempre. No es que Namjoon y Yoongi sean pareja desde que se conocieron, antes de eso son mejores amigos. Dos chicos con sueños y anhelos en común que se conocieron en el lugar que sería su hogar desde ese momento.
Seúl.
La gran ciudad, la cuna del éxito y del desarrollo. El espacio en donde nacería su ambición y deseo por ser alguien en la vida. Después de tantos años, ¿lo lograron? ¿Supieron acoplarse al ritmo de la selva de cemento? Era complicado, ni siquiera ellos sabían la respuesta.
Namjoon estaba harto de Seúl. Estaba harto de Min Yoongi y, pero aún, estaba harto de sí mismo. Lo increíble era que no podía irse, por más que Namjoon deseaba largarse y regresar a su ciudad natal, los altos edificios y la contaminación lo tenían atrapado, como si estuviera en una telaraña gigante que cada vez lo abrazaba hasta sentirse asfixiado. Lo aún más increíble es que Kim Namjoon amaba esa sensación.
Por extraño que parezca, Namjoon se sentía de la misma forma cuando estaba con su pareja. El espíritu de la ciudad traspasó hasta el alma de Yoongi. Estar con él lo asfixiaba de una forma tan placentera que siempre deseaba más. ¿Desde cuándo ha sido tan masoquista? Entre todo el alboroto, Namjoon amaba a Yoongi. No, estaba seguro de que lo odiaba.
Aunque los límites entre amar y odiar se derrumbaron desde hace bastante.
El pecho del pelinegro sube y baja, sus piernas temblorosas son la prueba de lo rápido que corrió del edificio donde trabajan. Huir después de una discusión se volvió normal para él, algo tan cotidiano que no recuerda desde cuándo lo hace. La costumbre de convivir con Yoongi pudo haber averiado su cerebro, porque aunque Namjoon no está de acuerdo con sus conductas siempre termina así: en el puente del Río Han con ganas de llorar y gritar por horas. Los edificios que tiene frente a él no ayudan mucho a tranquilizar sus emociones, los edificios monocromáticos se alzan imponentes y contrastan con la tranquilidad del agua del río. Namjoon piensa que así es su vida en Seúl.
Entre el ruido y la contaminación tarde o temprano encuentra la calma. Los museos y galerías de arte le dan ese toque de paz a su rutina, aunque ¿dónde quedaba Yoongi en esa dinámica? Si odias a alguien que te tranquiliza con sólo ver su sonrisa, ¿dónde debería de estar él? La constante personalidad seria y gris del rubio cansaba a Namjoon, pero al mismo tiempo no podía apartarse de él.
Namjoon pone más atención en los edificios de la ciudad, tan sosos y parecidos, pero ligeramente diferentes. Cuando la primera lágrima cae por su rostro, cae en cuenta que así es su vida junto a Yoongi.
Se conocieron un 13 de noviembre de 2010, en el momento exacto en el que el sol se escondía cansado y tímido. Así estaban ellos igual, dentro de una tienda de conveniencia que en un futuro sería su lugar seguro. ¿Sentirse seguro en un establecimiento de ese tipo? Eso habla bastante del tipo de vida que pronto llevarían. Su primera conversación fue normal, no hubo esa química especial ni sus corazones latieron desenfrenados, no sintieron las tontas mariposas en el estómago; es más, Yoongi apenas lo vio a la cara. Eso del amor a primera vista es algo tan estúpido que no va con ellos, con nadie en realidad. Si sus primeros encuentros fueron bastante normales y aburridos, ¿cómo es que pasaron de eso a hacer promesas de amor?
Trece años conviviendo con una persona son suficientes para conocerla y saber qué esperar de ella, o eso dice la gente. Para ser honestos, pasar juntos su primera noche en Seúl fue una pista de su relación a futuro, pues compartirían esa pequeña habitación por unos cinco años, hasta que la empresa que los había reclutado los moviera a un espacio más amplio para después despedirlos sin razón alguna. Y aún así, después de esa incertidumbre e impotencia, Namjoon y Yoongi decidieron seguir compartiendo cuarto. Ninguno de los dos se atrevía a romper esa rutina y comodidad. Aunque se acostumbraron a la dinámica de la ciudad, los dos tenían miedo de dar un paso en falso y perder la cabeza.
No tenían demasiado tiempo para salir con alguien, incluso de conocer personas fuera de su ambiente laboral. Pasaban noches en su estudio y días guiando las grabaciones de artistas. La nueva empresa en donde encontraron trabajo creció abruptamente y sus tareas pasaron de dar opiniones sobre demos de canciones y buscar samples que se pudieran utilizar, a producir desde cero melodías y escribir las letras de álbumes enteros. Cuando se dieron cuenta, los dos amigos empezaron a vivir en verdad esa vida de adulto que tanto habían deseado, su sueño de ser productores musicales se estaba cumpliendo, vivían en una zona céntrica, tenían un jardín en su terraza y su cuenta de banco se llenaba cada mes con más y más ceros.
Todo estaba relativamente bien, hasta que Yoongi lo besó una de esas noches de copas en su departamento. Namjoon no sabía que estaba pasando hasta que experimentó el mejor orgasmo que había tenido hasta ese momento. A la mañana siguiente despertaron juntos, desnudos, con hambre y ganas de seguir explorando el cuerpo ajeno. No se molestaron en hablar de lo sucedido, hasta que pasó un mes y Namjoon le pidió a Yoongi ser su novio. El rubio respondió que sí, sin siquiera pensar lo que eso conllevaba.
Vamos, conocía y había convivido con Kim Namjoon desde hace ocho años y se sentía cómodo a su lado, ¿qué podía pasar?
Podía pasar que Yoongi, en el calor del enojo, borrara los archivos en los cuales había trabajado con Namjoon meses enteros. El sonido del click del ratón no deja de sonar y Yoongi quiere borrar todo rastro de su novio de su computadora. Odió que ese cojín se haya estampado contra la puerta blanca en vez de la ancha espalda del pelinegro. Yoongi también ha pensado muchísimas veces en darse por vencido y regresar a Daegu, no le importaría ser un fracasado social si eso significa alejarse de su novio y de Seúl.
Los días de su juventud se ven tan lejos, aquellos donde podía pasar horas sentado junto a Namjoon en Cheonggyecheon, con las preocupaciones y pendientes a un lado, y riendo hasta que le dolía la cara de tanto sonreír. A Yoongi le encanta ver esos hoyuelos que saludan cada vez que Namjoon sonríe, y podría pasar horas observando los lunares que tiene por el rostro, aunque sepa perfectamente su tamaño y posición. Pero también, Yoongi está cansado. A veces sueña con borrar cualquier rastro de Namjoon de su vida, y lo logra a veces con cosas materiales como esas canciones que tanto trabajo les costó crear a los dos. Sabe que Namjoon está en el Río Han y le molesta tanto que quiere ir hasta él y abrazarlo fuerte hasta que sus brazos duelan. El corazón de Namjoon tiene tanto pesar encima y Yoongi sabe que está igual de perdido. Aún así, ama esa sensación.
Si lo vemos desde el exterior, son una pareja rota, derrumbada por la monotonía y el tiempo, por la rutina de la ciudad. A ellos se les hace más fácil echarle la culpa a Seúl en vez de a sí mismos. ¿A otras parejas les pasará lo mismo o sólo a ellas, que dejaron que la ciudad absorbiera su alma?
Aunque todo pinta tan pesimista, la relación de Namjoon y Yoongi no es así todo el tiempo. Porque si fuera así, ni siquiera podrían estar juntos por más de quince segundos en una habitación sin querer golpearse la cara. Una vez, mientras Namjoon leía un libro descubrió la siguiente frase: I'm leavin' you | I'm livin' you. En el sentido más abstracto, relacionó eso con su dinámica con Yoongi.
Disfruta tanto su compañía y se siente vivo cada que está con él que a veces quisiera irse. Alejarse del rubio y volver a Ilsan para regresar a Seúl como si fuera la primera vez. Quisiera volver un 13 de noviembre y empezar su historia desde cero. Aunque no se arrepiente de cómo se desarrolló su relación, más bien a Namjoon le gustaría regresar para experimentar de nuevo el momento exacto en el que conoció al amor de su vida. Le encantaría regresar el tiempo para ver el rostro juvenil de Yoongi, con esas encías rosadas y esos ojitos sin tantas arrugas. Su mirada llena de terror y anhelo por empezar una nueva vida en Seúl, todo o nada.
Para los dos así era: ser exitoso o fracasar.
Amar u odiar.
Vivir o morir.
Verano o invierno.
Quedarse o irse.
Tranquilidad o caos.
Amar u odiar. ¿Cuál es el límite entre uno y otro?
¿Desde cuándo ama a Min Yoongi? ¿Desde cuándo odia a Kim Namjoon?
En una de las tantas canciones que Yoongi escribió, la letra del coro dice: Si amor y odio son la misma palabra, te amo. Si amor y odio son la misma palabra, te odio.
Se suponía que la canción era sobre una relación madre-hija, pero el verso nació una noche en navidad, la segunda navidad que pasó Yoongi lejos de su familia y su ciudad natal. Estaba triste, demasiado. Pero el olor a chocolate caliente que se percibía en su pequeño cuarto y los intentos fallidos de Namjoon de cantar villancicos en inglés lo hacían sonreír. Esa noche, tal vez, Yoongi empezó a enamorarse de su amigo.
En ese momento ninguno de los dos sabía exactamente qué les depararía el futuro. También fue la primera vez que experimentaban esta sensación dicotómica de amor-odio, lo cual fue extraño. Pero ahora, después de tanto tiempo, están acostumbrados a ella.
Yoongi ama ir en el asiento de atrás de la bicicleta de Namjoon y abrazarlo por la cintura, mientras cierra los ojos y siente el aire fresco contra sus brazos descubiertos. Namjoon odia lo fácil que se emborracha, porque cuando está ebrio es tan cariñoso con su novio en público que le da pena ajena. Yoongi odia que es muy pequeño a comparación de Nam, porque el pelinegro no puede ponerse sus camisas como él lo hace. Namjoon ama que su novio lo consienta al preparar su comida favorita cada que se lo pide, nunca le dice que no.
Yoongi odia lo fácil que fue enamorarse de Kim Namjoon.
Namjoon odia lo mucho que ama a Min Yoongi.
Los dos odian que no se imaginan una vida sin el otro a su lado.
Los dos aman que se sienten en casa cuando están juntos. No importa si es Ilsan, Daegu, Seúl o La Antártida. Mientras sus manos están juntas, todo está bien.
Namjoon odia ser tan vulnerable y ser un completo terco, pero está trabajando en eso. Yoongi sigue siendo quien lo busca para arreglar cualquiera de sus peleas, y por eso, una vez más está ahí a unos metros de él, con sudor en la frente y cuello.
El Río Han suele ponerlo sentimental pero los edificios grises se vuelven de colores cuando Yoongi llega a él y lo abraza con tanto amor que Nam se suelta a llorar a mares.
Puede que ninguno de los dos deje Seúl, desde hace 13 años esa ciudad ahora es su hogar. Ya no temen por sí mismos porque ahora son parte de esos edificios y contaminación. Y entre todo lo negativo de vivir en una gran ciudad, lo positivo es que se conocieron.
"Te amo".
Es lo primero que le dice Namjoon a su novio antes de besarlo entre lágrimas y con un calor reconfortante en el pecho.
Muchas gracias por leer 🥺 Apoyen el perfil de la autora (yo) ♡♡♡
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