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03 🐨

TRIVIA: LOVE

Escrito por: until3am

Vmon | drama, romance, angst

Según los griegos, existen ocho diferentes tipos de amor. ¿Podremos experimentar todos a lo largo de nuestra vida? ¿Siquiera una vida será suficiente? Namjoon y Taehyung están destinados a reencontrarse vida con vida, hasta encontrar aquella en la que puedan vivir su amor pura y plenamente. ¿Cuatro amores vividos serán suficientes para que tengan su final feliz?

Ante la creación del universo existieron tres seres celestiales que se dedicaron a darle vida al espacio plano y vacío donde yacían, entre ellas la divinidad Yongsun tuvo el importante papel de crear a los habitantes de los astros que sus hermanas construyeron. Primero creó a las plantas que adornarían el planeta y luego a las bestias que lo habitarían dotando aquel mundo con belleza, pero para Yongsun su tarea no había culminado, así que, creó seres con cuatro brazos, cuatro piernas y dos caras que poseían conciencia de sí mismos y alma. Pero, la divinidad Soyeon vio malicia en estos seres por lo que castigó a su hermana Yongsun y separó por la mitad a sus creaciones, obligándolos a rondar por el resto de sus vidas en busca de su otra mitad.

En secreto, la divinidad Wonyoung abrazó a estas almas desdichadas ofreciéndoles a algunas el consuelo de reencontrarse, sin embargo, hubo unas en especial que para pertenecerse tendrían que pasar por varias vidas.

El universo llamó a estas almas desventuradas Namjoon y TaeHyung.

Era una época de incertidumbre donde el caos y terror desbordaba. Había explotado una guerra catastrófica en el mundo obligando a millones de familias a despedirse de sus seres queridos para ser enviados a luchar por justicia y su libertad, aferrándose a la esperanza de volverse a encontrar en un mundo sin enfrentamientos. Taehyung fue separado de su madre y sus hermanas con el ideal de luchar contra el ciclo de destrucción y sangre que vivió desde niño, aunque todavía era un hombre joven que no comprendía la guerra, fue educado con que su deber era defender a su patria y su familia. Pero él sólo quería vivir fuera del miedo, la ansiedad y la soledad.

Recordaba la primera vez que fue enviado al campo de batalla, había sido entrenado y sabía cómo proceder, pero la ansiedad cubrió sus sentidos paralizándolo en medio del peligro, lo que casi terminó con su muerte. Casi, porque fue salvado por un hombre llamado Namjoon.

Su cerebro difuminó todo lo sucedido, pero su cuerpo seguía reaccionando al trauma. No quiso hablar al respecto, sin embargo, sabía que tenía que aprender a enfrentarse al pánico o terminaría con su vida. Había tenido suerte la primera vez, pero no tenía muchas esperanzas de la segunda. Mientras todos se reunían en la fogata en medio del refugio improvisado para poder comer, Taehyung se aisló del resto al no tener apetito, sobrepensando lo sucedido, lo que había visto y cómo necesitaba el calor de los brazos de su madre. Estaba sentado en el suelo recargando su espalda de las cajas de municiones, jugaba con el collar que su hermana le había dado que tenía tallado el apellido de su familia, tenía la última carta que su madre le había enviado en su bolsillo, sentía como si el papel le pesara en la piel.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó cuidadosamente una voz varonil. Taehyung lo miró y lo reconoció como el hombre que lo había salvado, pero no respondió, estaba demasiado atónito por lo que había pasado que sus palabras se habían atorado en su garganta, su mirada estaba perdida y sus labios resecos. Namjoon no lo presionó a hablar— Te traje un poco de agua.

Taehyung la tomó con cuidado haciendo un gesto de agradecimiento, creyó que se iría, pero Namjoon permaneció en su lugar esperando que bebiera.

—Gracias, por salvarme hoy. —habló despacio, su voz sonando ahogada y sin ánimos, pero era honesto.

—Nada que agradecer, solo sentí que debía hacerlo...

Nuevamente no respondió, si cerraba los ojos podía ver cortas escenas del campo de batalla que deseaba ocultar en una cajita y perder la llave en el mar. Tanta muerte y sangre, el temor todavía estaba fresco, flotando en el aire como una espesa niebla, sofocante. Debía lucir muy alterado porque Namjoon permaneció ahí, incluso se sentó a su lado, él lucía apacible, como si en vez de haber estado luchando por su vida hubiera estado de paseo.

—¿Cómo lo haces? Quiero decir, para estar como si nada luego de todo lo que sucedió hoy. —inquirió vacilante.

Namjoon suspiró y bajó la mirada.

—Sé lo duro que es, y no quiero mentirte con que al pasar del tiempo será más fácil, pero es la vida que nos tocó y tenemos que dar un paso al frente para no quedarnos atrás.

No sabía si el pensamiento era el correcto, pero Taehyung sintió que si se quedaba al lado de Namjoon tendría más oportunidades de sobrevivir, lo había visto en el campo de batalla, la agilidad y la fuerza en el combate.

—¿Está bien si me quedo junto a ti? —farfulló inesperadamente.

Namjoon lo observó por un momento sin decir nada, Taehyung se sintió ridículo e intimidado creyendo que Namjoon se burlaría por su debilidad, pero para su sorpresa -y suerte- solo sonrió amablemente y asintió.

Taehyung aprendió que Namjoon era un hombre amable, aunque físicamente era fornido y alto tenía un corazón puro que contrarrestaba su duro físico, nunca le preguntó su edad porque en la guerra no importaba si tenías quince o veinticuatro años, habían sido forzados a madurar por igual, aun así, ambos parecían rondar por la misma edad. Taehyung sentía mucha admiración y respeto hacia él, había sido el único que le había tendido su mano desde que se unió a la tropa, siendo un apoyo inmenso en su crecimiento como soldado y para construir su propia fuerza, y a su vez Namjoon había encontrado en Taehyung un amigo fiel que le brindaba esperanza y motivación -algo que secretamente había olvidado tener- era como si el cielo le hubiera regalado a la persona que tanta falta le había hecho.

Tenían largas charlas nocturnas acompañados de las estrellas que se habían llevado las vidas de sus compañeros, compartían la misma manta en el frío de la noche y sus espadas resguardaban la espalda del otro en un acuerdo tácito de protegerse mutuamente.

Namjoon vivía solo con su padre y su hermano, su padre había perdido la movilidad de una pierna y parcialmente su audición durante la guerra, su hermano menor todavía no tenía edad para entrar a un batallón y no supo más de su madre cuando tuvieron que huir de su casa al haber bombardeos en la zona, mientras que Taehyung vivía con su ansiosa madre y dos hermanas menores que tenían más valentía que él, nunca había conocido a su padre porque la guerra se lo arrebató desde muy pequeño

No eran iguales, pero se sentían comprendidos.

—Hoy recibí una carta de mi hermana más pequeña. —contó Taehyung una de sus tantas noches de insomnio junto a su fiel amigo.

—¿Ah sí? ¿y que decía? —curioseó Namjoon sin apartar la vista de las nubes danzando junto a las estrellas.

—Que cuenta las noches y los días para que vuelva a casa, quiere saber cuándo dejará de contar.—hizo una breve pausa, Namjoon no paso por alto que sonaba abatido— ¿Qué debería decirle? No quiero decepcionarla con una respuesta incierta.

Apartó su vista del cielo y observó los ojos tristes de Taehyung, brillaban en un anhelo por una vida mejor.

—Dile que no estás solo, que tienes un buen amigo con quien luchar, que te guarda las espaldas y que juntos volverán a casa cuando menos se lo espere.

Su respuesta pareció complacer a su amigo, quien sonrió y susurró un breve "gracias" antes de caer finalmente dormido. El corazón de Namjoon latía en un ritmo desconocido, pero se sentía muy bien.

Ambos se consideraban como la mitad que les hacía falta, la persona por la que se aferraban a la vida y se esperanzaban con volver a casa juntos. Habían forjado una amistad que iba más allá del miedo a la muerte, se amaban, pero en esa época la guerra difumino sus sentimientos volviéndolo algo platónico que no podían entender.

Sobrevivieron esas batallas y muchas otras, viendo a sus compañeros morir entre ellos, cada momento, cada acción era una decisión de vida o muerte que se sentía como cada pequeño movimiento podría ser el último, pero ellos habían decidido permanecer juntos, acompañados entre la desesperación de supervivencia en esa pesadilla realista.

Las batallas eran rudas y la escasez de alimento cada vez era más, pero para su suerte una noche llegó un sobreviviente de otro grupo de soldados diciendo que al oeste había un lugar donde podrían asentarse y poder cazar para comer, donde los enemigos habían sido derrotados y se podía vivir bien, emprendieron su camino hacia el lugar indicado con la esperanza de que el final de la guerra estuviera más cerca.

En el camino Taehyung cayó. Los demás soldados siguieron su camino como si nada hubiera pasado, únicamente Namjoon se detuvo en su ayuda.

—¿Estás bien? ¿Estás agotado? —cuestionó preocupado.

—No, estoy bien, solo me duelen los pies, mis zapatos se rompieron y puedo sentir el suelo caliente.

Namjoon examinó un momento el daño en su piel y rompió una parte de su vestimenta enrollando los pies de su amigo con la tela para que el calor del suelo no siguiera lastimándolo.

—Gracias. —pronunció conmovido.

Namjoon le regaló una mirada acogedora que tiró en su corazón, con un gesto le restó importancia como si no fuera la gran cosa, pero para Taehyung lo fue todo.

—¡Sigan avanzando ya casi llegamos! —anunció uno de sus compañeros quien lideraba el camino. Namjoon ayudó a Taehyung a levantarse, pero de pronto un golpe sordo y un grito desgarrador los sacudió, alguien le había atravesado una flecha a su compañero en la cabeza.

Enseguida la tropa se puso en guardia, pero los habían emboscado, eran unos cuantos más que ellos y pronto empezaron a ser muchos más. Los habían engañado.

Y la pesadilla comenzó.

Había caos y confusión, la muerte y la desesperanza de sus compañeros los atestaba, Taehyung olvidó el dolor de sus pies y como alto reflejo se situó en defensa a la espalda de Namjoon, no perdió el tiempo y sacudió su espada con fuerza y agilidad para derribar a los soldados furiosos que iban hacia él.

El choque de espadas en el aire era como el rugido de un trueno, mientras saltaban chispas por todas partes y el aire estaba denso con el sonido de metal contra metal. Namjoon luchaba sin miedo, con destreza experta, sus movimientos cuidadosamente calculados y precisos, como una elegante danza. Las espadas en sus manos eran como una extensión del propio cuerpo, lista para atacar y defenderse uno al otro con igual fuerza y precisión.

Pero esa vez no fue suficiente.

Un hombre mucho más grande que Taehyung lo hirió de improvisto, destabilizándolo en el momento, Namjoon notó aquello y rápidamente atacó al hombre por detrás dejándolo en el suelo mal herido, Taehyung le aseguró encontrarse bien, pero ambos bajaron la guardia. Grave error.

La sangre cubrió el suelo, un río carmesí fluyó de su pecho donde había entrado la hoja de la espada, sus ojos estaban vacíos, su expresión era de tristeza e incredulidad. No dejaron de mirarse hasta que Namjoon cayó al suelo, el dolor de la mortal herida quemaba como fuego y mientras se deslizaba hacia la muerte, todo lo que podía pensar era en su mejor amigo. Taehyung gritó con furia y sin importar su propio dolor usó todas sus fuerzas para acabar con el hombre que atacó a Namjoon.

Estaba destrozado, llorando la pérdida de su mejor amigo y sus sueños compartidos. Abrumado por el dolor y la ira, incapaz de enfrentarse a la desgarradora realidad atacó a cada soldado que se le acercaba sin miramientos dejándose llevar por la cólera.

Taehyung vivió para contarlo, pero también vivió en honor a Namjoon. Aunque el dolor nunca sanó en su corazón, como si el filo de la espada lo hubiera atravesado a él, siguió adelante, con el anhelo de que en otra vida tuvieran otra oportunidad.

El sol veraniego besaba su dorada piel, el aire era nítido y fresco, lleno de la dulce fragancia del bello mar azul y la tierra mezclados, formando un aroma refrescante y único. Para la mente aventurera de Namjoon, Grecia era un lugar atemporal, donde se podía sentir el peso de la historia y la belleza del presente al mismo tiempo.

El hotel tenía la belleza clásica de una villa mediterránea, se encontraba en la cima de una colina y su exterior era una mezcla pintoresca de lo antiguo y lo moderno, había color y vida por todos lados, parecía un museo extravagante donde los turistas eran las piezas de arte, como la mandíbula marcada y el desordenado cabello castaño de su vecino, era la pieza artística que más atrayente le parecía.

Namjoon disfrutaba su juventud viajando por el mundo, su regla personal era no quedarse más de tres meses en un país y moverse al siguiente tirando una moneda a su suerte sobre un mapa desgastado que siempre llevaba consigo, volver a su casa siempre era su última opción por lo que buscar excusas para quedarse era su pasatiempo favorito. No es que odiara a su familia, muy por lo contrario, de pequeño era muy enfermizo y rozo la muerte más de una vez, por lo que la vida significaba algo distinto para él, se rehusaba a quedarse esperando a que pasara algo que recordar, por lo tanto, iba directo a buscarlo.

En la cama del hospital veía mucho la televisión, donde había un programa recurrente de exploración que el pequeño Namjoon veía fascinado. Deseaba ver el amanecer en la cima de nuevas montañas, sentir la arena en sus pies en exóticos resorts junto a la playa y sumergirse en la belleza de nuevas culturas y sociedades. Esta nueva oportunidad de vida abrió un mundo de posibilidades y estaba listo para explorarlas todas.

"Las aventuras comienzan con un sí" "Vive tus días como si fueran el último" Eran sus mantras favoritos, se arriesgaba y eso lo había metido en problemas antes, pero estaba decidido a aprovechar su segunda oportunidad al máximo.

Así que, si algo o alguien llamaba su atención, buscaba la manera de vivirlo. Como conocer personas cautivadoras que le dieran un poquito de emoción a sus viajes, y su guapo vecino era muy su tipo.

Siguió al cautivador hombre a un museo donde perfectamente podría confundirse con las pálidas esculturas, su atención estaba fija en la explicación del guía y Namjoon aprovechó en mezclarse entre el grupo que lo seguía pasando desapercibido.

—Grecia es una tierra de calidez y maravillas, la cultura es rica en historia y tradición, y la comida es abundante y deliciosa. Ya sea que estén visitando la ciudad histórica de Atenas o disfrutando de la belleza del campo, la experiencia de estar en Grecia se quedará con ustedes para siempre. —introdujo el guía con elegancia llevándolos a un paseo por el pulcro museo, notó como los ojos del castaño brillaban apasionados mirando todo con interés, una expresión parecida a la que tenía Namjoon al mirarlo a él.

El guía hablaba y hablaba de las miles de historias esparcidas por el lugar deteniéndose en la estatua de Hermes y Dioniso, el atractivo castaño estaba sumergido en sus palabras a diferencia de Namjoon que no podía apartar su vista de él.

—Habla muy bien de los antiguos griegos tapando la verdadera naturaleza de estos, —interrumpió entre el grupo un hombre despectivamente— eran un montón de depravados que no eran castigados por sus pecados, estas representaciones son muy grotescas. —señaló con desaprobación la figura desnuda de la estatua.

El guía se quedó sin habla y el grupo empezó a murmurar, Namjoon rodó los ojos ante la ignorancia del engreído hombre que, para su mala suerte, Namjoon no era el tipo de persona que tendía a morderse la lengua.

—Se equivoca, señor. —objetó con voz calma— Si eran castigados por sus actos, como es el ejemplo de Sísifo, Hades lo condenó a empujar una roca cuesta arriba, solo para que rodara hacia abajo cada vez que llegaba a la cima, también castigó a varios mortales condenándolos a un ciclo de reencarnación interminable, estaban condenados a sufrir y morir repetidamente hasta que aprendieran las lecciones de sus vidas pasadas.

La expresión del hombre se arrugó indignado, pero no respondió y Namjoon sonrió complacido con su cabeza en alto orgulloso. El guía volvió a tomar la palabra dejando pasar el pequeño inconveniente y el grupo volvió a tomar su camino.

Debido a eso perdió de vista a su vecino, hasta que un agradable aroma a lavanda a su lado cosquilleo su nariz invitándolo a seguirlo.

—Eso suena desmotivador. —comentó el castaño de repente, sorprendiéndolo por la cercanía.

— ¿Desmotivador? —preguntó confundido.

—Si, tener que renacer solo para sufrir.

Curiosidad, interés, expresaban sus ojos, lo observaban de una manera hipnotizante que Namjoon tuvo que forzarse a centrarse en su respuesta antes de perderse en ellos como un pobre tonto.

—No todo es tragedia cuando se trata de reencarnaciones en los mitos griegos, lo use de ejemplo para hacerlo callar. —se explicó carraspeando su garganta para que su voz sonara más clara— En otros mitos, los dioses elegían a ciertos mortales para reencarnar y devolverles la vida como una persona diferente, ellos solían considerarse particularmente nobles o sabios en sus vidas anteriores, y su reencarnación se consideraba una forma de continuar con sus buenas obras o difundir su conocimiento a otros.

La expresión de intriga del castaño encantó a Namjoon haciéndolo reír.

—¿Dónde aprendiste todo eso? —curioseo.

—Leo mucho y mis viajes me han enseñado cosas interesantes.

Esa pareció ser la respuesta correcta para ganar su interés, sus ojos centellearon con fascinación y sonrió cautivadoramente.

— ¿Te gustaría salir de aquí e ir por un trago?

Y así fue como conoció a Kim Taehyung, era vivaz y cortes, tenía en su mirada un mundo de curiosidad y rebeldía que deseaba explorar. Al principio no se conocían de nada, pero sentían como si lo hicieran desde hace mucho tiempo, creció una confianza y una atracción inesperada que los impulsaba a querer saber absolutamente todo del uno al otro. Taehyung buscaba un recuerdo memorable y encontró en Namjoon un guía perfecto, por lo que pronto se volvió su compañero de aventuras.

Se encargó de llevar a Taehyung por todos los lugares maravillosos que podrían tatuarse en su memoria, enriqueciéndolo con experiencias mágicas por toda Grecia. Namjoon le reveló sus secretos y sus sueños junto a una copa de vino en los senderos de Santorini, y Taehyung le confesó sus temores y su tormentoso pasado.

Sus padres eran unos empresarios de renombre que vivían más en una oficina que en casa, eran muy controladores y estrictos por lo que al sentirse asfixiado decidió hacer uso de sus ahorros y escapar a Grecia, liberándose de la presión y las reglas de sus padres. ¿Vivir o existir? Era su dilema, y finalmente eligió vivir.

Quizás era el arranque de sinceridad que los golpeó aquel día que abrieron su corazón uno al otro, llevándolos a un primer beso resguardado por la paz de la naturaleza. Brindaron por eso.

Un día se subieron en un barco a recorrer el mar dejando que el sol marcara sus pieles, en la noche la playa los abrazó con una cena improvisada donde las estrellas guardaban sus roces y las olas del mar eran la melodía de fondo para sus besos.

Namjoon sentía como si Taehyung era un imán y él era el metal.

—¿Por qué escogiste venir a Grecia? —preguntó Namjoon con interés.

Taehyung no respondió al principio, pero se rio un poco.

—Te vas a burlar de mí. —su lengua arrastraba las palabras a causa del alcohol en su sistema.

—¿Por qué?

Nuevamente Taehyung se tomó su tiempo en responder, únicamente compartiendo una profunda mirada con Namjoon provocándolo a robarle un beso.

—Mi película favorita es Hércules. —soltó con inocencia.

Namjoon si se rio, pero no de una manera burlona, más bien divertido, se esperaba cualquier otra respuesta menos esa, Taehyung lo acompañó en su risa negando con la cabeza en una desaprobación fingida.

—Creo que ya he tomado demasiado, ¿debería dejar de hablar?

—Para nada, tu voz es relajante, cuéntame algo más. —alentó Namjoon apoyando su cabeza en sus manos para darle más atención a su compañero.

—Mm... —movió la copa de vino entre sus dedos con una expresión pensativa, simplemente una vista magnífica para el contrario— Mi hermano tiene una imaginación bastante peculiar, leyó en un libro que tenemos siete vidas y en cada una de ellas antes de nacer elegimos a la persona con la que nos queremos volver a encontrar, sea un familiar o un amigo.

Namjoon rio incrédulo.

— ¿Tú crees en eso?

Taehyung se encogió de hombros, dejó caer su cuerpo sobre las piernas de Namjoon contemplándolo de una manera indescifrable desde ahí. Ambos sonrieron con complicidad.

—¿Por qué no? Es un punto de vista interesante.

No lo dudó, porque cuando fue el momento de dejar Grecia y despedirse para avanzar a otro país volvió a recordar aquello y pensar que volvería a elegir encontrarse con Taehyung. Aunque sabían que su romance sería efímero, que no se volverían a ver y que ninguno tenia intenciones de que perdurara como algo más que encuentros cálidos, jamás se olvidaron.

Namjoon era conocido por ser un hombre solitario, algunos lo describían como introvertido y otros pocos como reservado, pero la verdad era que no siempre había sido así. Cuando era niño tenía muchos amigos con los que jugar, rara vez pasaba las tardes después de la escuela solo y sus padres le concedían todos sus deseos. Era el hijo único de una buena familia con una economía envidiable que nunca le negaban nada, si Namjoon pedía una bicicleta, sus padres le daban la mejor y la más costosa, si pedía un teléfono, le daban el de última generación, incluso tenía su propio parque de juegos en su casa.

Lo que no veían era que secretamente era la envidia de todos sus compañeros de clase, sus amigos lo usaban para conseguir un poquito de sus privilegios y sus padres intentaban erróneamente compensar su ausencia con cosas materiales, pero Namjoon quería más que eso, quería amor.

Cada noche en el silencio de su habitación llena de juguetes caros y muebles modernos, se sentía vacío. Creía que al pedir algo podría complacerlo, pero solo la idea de la anticipación lo entusiasmaba porque cuando el momento llegaba y tenía lo que quería entre sus manos, no sentía nada.

¿Por qué teniéndolo todo sentía como si no tuviera nada? Como si nada era suficiente.

Su vida se sentía como la melodía de un piano sin una tecla, como una máquina sin la pieza más importante, como si algo desconocido tuviera que estar ahí pero no estaba, se sentía incompleto y no podía entender qué diablos pasaba.

A lo largo de su vida la sensación desconocida fue empeorando. No podía disfrutar su adolescencia como sus amigos lo hacían porque no le veía un sentido a nada, era un espectador de las vidas ajenas mientras él no podía dejar de preguntarse que era esa sensación extraña en su pecho.

Lo que no sabía era que esa falta que atormentaba su corazón era porque Taehyung no había nacido en esa vida.

Las estaciones lo aplastaban mientras ese algo nunca llegaba, lloraba por los recuerdos que nunca tuvo y la persona que nunca conoció, transformando los colores de su vida en tristes tonos opacos, volviéndolo poco a poco en una persona infeliz.

Y las personas infelices hacían infelices a los demás. Se peleó con sus amigos, se peleó con sus padres, tomando una conducta autodestructiva de la que no se enorgullecía.

La desaprobación sonaba mejor que la aprobación.

Deseóllenar ese vacío con un poco de amor, probando en su adolescencia salir conalgunas chicas creyendo que eso era lo que necesitaba para estar completo, pero no fue así.

—Eres una persona horrible, ¡te odio! —vociferó su ahora ex, y aunque eran palabras llevadas por el enojo, él realmente se las creía, y descaradamente se reía.

Eso no era amor.

Una noche un poco ebrio conoció a un chico, era demasiado bueno para él, más centrado y con una perspectiva de la vida distinta, el chico vio en Namjoon una persona rota a quien reparar, así que ambos empezaron un corto romance que creyeron que sería duradero. Por primera vez en mucho tiempo Namjoon se sintió bien, pero extrañamente culpable, terminando por hacerle daño a él y a sí mismo.

—Namjoon, no puedes amar a los demás si no te amas a ti mismo. —había dicho al terminarle, antes de cerrarle la puerta en la cara y no volverlo a buscar. Namjoon no lo quiso demostrar, pero esas palabras fueron una puñalada para su pecho.

Le habían ofrecido sus corazones, le habían ofrecido una oportunidad y él los había pisoteado porque no se sentía bien consigo mismo, hería a los demás como un reflejo de sus propias emociones.

¿Si quiera merecía amor?

Se miraba y pensaba que era un desastre, el espejo se burlaba de él sentenciándolo a un camino sin salida, estaba tocando fondo. Pero por suerte sus padres prestaron más atención, agendándole una cita con una psicóloga a pesar de sus protestas.

La psicóloga se presentó como Jung Wheein, era joven y radiante con una aura serena y alegre, aun así, no se dejaba intimidar. Namjoon estaba enojado ese día por ser arrastrado ahí, sin embargo, Wheein no lo forzó a hablar, lo invitó a sentarse en la silla que más cómoda le pareciera y le ofreció una taza de té a su gusto, le preguntaba por sus pasatiempos y cosas muy triviales para romper el hielo, Namjoon respondía a regañadientes sin entender el punto de toda la conversación, hasta que le preguntó por sus amigos y él no respondió.

—Si no te sientes preparado aun para hablar sobre algo, toma tu tiempo. —dijo apacible, Namjoon asintió y pidió cambiar el tema.

Le costó mucho abrirse, pero Wheein jamás lo presionó, esperándolo con paciencia todas las sesiones, eso le agradó haciéndolo sentir poco a poco en confianza. Ella le aseguró que entre esas cuatro paredes tenía un lugar seguro en el que podría soltarlo todo, solo importaba él en ese instante y ella estaría ahí para aconsejarlo, no estaba muy convencido pero un día -uno de sus malos días- decidió intentarlo.

—A veces realmente me odio, pero no puedo explicar por qué, como si algo no estuviera funcionando correctamente conmigo. —su mirada estaba perdida entre sus manos nerviosas, no se atrevía a levantar la cabeza sintiéndose avergonzado— Siento que no puedo amar a nadie, ni siquiera a mí mismo.

—¿Por qué has llegado a esa conclusión? —inquirió Wheein pacientemente— Si deseas hablarlo claramente...

—Es difícil decir exactamente cómo llegué a esa conclusión, es solo un sentimiento que he tenido durante mucho tiempo. Siento que siempre he sido así, aunque no hay una razón real para ello. Es como algo dentro que me dice que estoy roto, y no importa lo que haga, no puedo arreglarlo. —expresó, las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos. No supo de dónde saco la fuerza para seguir hablando — Solo quiero sentirme como una persona normal, alguien que es capaz de amar sin culpa y tener amistades sinceras, pero parece que no puedo hacer que suceda.

—Has estado luchando con sentimientos de autodesprecio, estas son emociones complejas y puede ser difícil identificar las razones exactas detrás de ellas, pero has dado un gran paso al reconocer estos sentimientos. —alentó con una sonrisa reconfortante—Trabajaremos juntos para explorar estos sentimientos y descubrir las raíces de tus luchas, para que puedas avanzar con más claridad y comprensión.

Namjoon asintió reteniendo las ganas de llorar, pero sus emociones estaban a flor de piel y ya estaba cansado de pretender fortaleza.

—Gracias, yo...—su voz se quebró finalmente rompiendo en llanto— Solo quiero ser amado.

Wheein le tendió un pañuelo y con un tono de voz que parecía una caricia al alma preguntó:

— ¿No has pensado que estás buscando el tipo de amor incorrecto?

Al principio de sus sesiones creyó que eran pura habladuría, frases programadas y una pérdida de tiempo, pero sus palabras hicieron eco en su cabeza.

Wheein le enseñó que había una culpa en su interior que debía sanar, tenía una manera muy ruda de verse a sí mismo al creer que era su enemigo, autosaboteándose en los momentos que creía sentirse mejor. Y ya era suficiente.

Un día abatido tuvo una charla con su reflejo en el espejo, sus hombros estaban encorvados, sus ojos hundidos y su piel tenía un tono enfermizo, aun así, luego de examinarse y concluir que era un desastre, sonrió y se prometió a sí mismo "Encontraremos el camino"

Ese día marcó un antes y un después para él, siguiendo un camino rocoso lleno de trampas y precipicios, que eventualmente aprendió a esquivar, entendió que era inevitable tropezar mientras avanzaba, pero las caídas siempre iban acompañadas de una subida. Mentiría si dijera que fue fácil, pero finalmente llegó el día en que se detuvo frente a su reflejo y murmuró las palabras que más le había costado aceptar:

—Soy suficiente, me perdono, y si... Me amo.

Entonces se dio cuenta que ese "algo" nunca lo necesitó, porque se tenía a sí mismo.

Cuando era niño, Namjoon adoraba visitar la casa de sus abuelos. Vivían en un pueblo pequeño lleno de animales y vegetación, solía sentir como si estuviera en un enorme jardín donde el aire era dulce y fresco con los aromas de la tierra y las flores siempre presentes, el clima siempre era perfecto para salir a jugar libremente con todos los niños de la cuadra, haciendo nuevos amigos cada año y sus días memorables. Dondequiera que miraba, había vida y color, totalmente distinto a la vida que llevaba en la ciudad.

Recordaba con cariño como en el patio trasero de la casa, había un huerto de manzanas frescas, donde solía trepar en los árboles y recolectar la fruta para hornear pasteles caseros junto a su abuela. El abuelo había colgado un neumático viejo en un árbol por el cual siempre se peleaba con sus primos y hermanos para usar como columpio, cuando lograba ganar el popular puesto podía observar a más detalle la belleza de su alrededor, y si se empujaba un poco más alto podía husmear los jardines de los vecinos. Entre ellos, había uno en especial que le llamaba mucho la atención, tenía su propio parque de juegos casero, había un árbol enorme que decoraba el medio del jardín y sobre este una pequeña casita de madera descansaba, sabía que en su casa no podía tener una porque los árboles no crecían dentro de los edificios, por lo tanto secretamente siempre envidió al propietario de la casita.

En diciembre, su familia se reunía para despedir el año, los adultos se encontraban muy ocupados en sus asuntos y a sus hermanos mayores no les apetecía jugar con él. Rendido, el pequeño Namjoon salió al patio a jugar en la libertad del columpio, pero un intruso entre el huerto robó su atención.

Un pequeño pomeranian comía del fruto caído del árbol, se acercó con cautela para no asustarlo, parecía amistoso y juguetón yendo hacia el llamado de Namjoon como si ya lo conociera. Estaba encantado con su nuevo amigo y pensó en llamar a su mamá para que viera al adorable cachorro, pero un llamado desde el otro lado de la cerca alertó al perrito.

—¡Tannie! ¡Tannie!

Namjoon localizó la voz en el patio que tenía la increíble casa del árbol, el perrito movió sus orejas con atención y se removió inquieto buscando una manera de cruzar al otro lado sin tener éxito, Namjoon se percató que había una pequeña separación en medio de la cerca, no lo suficiente grande como para cruzar, pero si lo suficiente espaciosa para poder ver a través.

—¿Lo estás buscando a él? —preguntó, llamando la atención del niño más o menos de su edad, mostrando al cachorro entre sus brazos.

Sus ojos se conectaron y el mundo a su alrededor pareció detenerse, sentían como si hubiera algo diferente en esta persona, algo más de lo que hubieran sentido antes. La chispa de conexión fue eléctrica y mientras que para el mundo exterior era solo un día más, para ellos fue un momento de pura magia. El ladrido del cachorro los volvió a ambos a la realidad y confundidos decidieron pretender que no habían sentido nada extraño, el niño de ojos brillantes lo miró aliviado y notó en su rostro un rastro de lágrimas derramadas.

—¡Si! Oh, Tannie, ¿de nuevo le estas robando las manzanas a la señora Kim? Nos meterás en problemas. —regañó apenado, el pequeño perrito movió la cola— Lo siento mucho.

Namjoon se rio restándole importancia.

—No se lo diré a nadie, pero, con una condición...

El niño lo observó en un gesto de confusión y curiosidad que le pareció demasiado adorable.

—¿Cuál?

Y así fue como cumplió su deseo de subir a la casa del árbol, y por supuesto, como conoció a Kim Taehyung.

Este chico era diferente de alguna manera, y sintió una conexión instantánea que nunca antes había sentido. Algo se sintió tan bien en su encuentro, tan cómodo y cálido que enseguida supo que había algo especial allí.

Taehyung tenía una familia numerosa y alocada que lo recibió como uno más, Tae era el mayor de seis hermanos, a diferencia de Nam que era el menor de dos, era el hyung de su amigo, sin embargo, Taehyung solía ser quien tomaba el papel de hyung protegiendo a Namjoon. A ambos les apasionaba la vida marina, Namjoon asociaba a Taehyung con un caballito de mar porque decía que era igual de protector y cariñoso que uno, solían jugar que la casa del árbol era un submarino que recorría todo el mar en busca de tesoros y criaturas ficticias.

Se veían anualmente cada diciembre y a pesar de la pérdida de contacto en todo el año cuando se volvían a encontrar de alguna manera se sentían como si el tiempo en medio no hubiera transcurrido, como si hubieran estado juntos todo ese tiempo.

Tae fue con la primera persona que salió del clóset y le dio la suficiente seguridad para hacerlo con los demás. Un cosquilleo recorrió su pecho al recordar que cuando tenía catorce y Taehyung doce compartieron un beso curioso, el primero de ambos, que con timidez decidieron pretender que no pasó por el bien de su amistad.

Si pensaba en retrospectiva, siempre tuvo una especie de crush hacia su amigo, le gustaba incluso antes de saber siquiera que significaba, lastimosamente nunca se atrevieron a aventurarse porque a medida que iban creciendo inevitablemente tomaron caminos distintos y cuando sus hermanos entraron a la universidad, sus visitas a casa de la abuela se redujeron dejando la amistad en pausa.

En el pueblo no había muchas oportunidades por lo que los jóvenes solían mudarse a otras ciudades para poder trabajar o estudiar, así que cuando volvió en vacaciones, Taehyung ya no vivía ahí.

Namjoon nunca sintió lo mismo con ninguna otra persona y siempre se preguntó si Taehyung se sentía igual.

Los años transcurrieron y su amistad quedó como un bonito recuerdo que atesoraba, hasta que en el festival cultural que estaba organizando la universidad su compañero atendió a alguien bastante familiar en su puesto.

Se sorprendió a sí mismo dejando a sus amigos a media conversación para ir tras el chico cuando ni siquiera estaba seguro de si era realmente él, pero cuando mostró esa sonrisa tan sincera y peculiar sus dudas se aclararon inmediatamente. Las personas a su alrededor mantenían su camino, pero para Namjoon el mundo se detuvo a su alrededor, su corazón se disparó y sus ojos no se apartaron en ningún momento de él mientras sus pies trazaron su propio camino. Sus rasgos eran más maduros y su cabello ahora era rojo haciéndolo lucir más llamativo, sus ojos se conectaron después de tanto tiempo viéndose igual de asombrado y contento que él. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que lo vio? Ni siquiera lo recordaba, había perdido la cuenta, ¿siete años tal vez? Fuera como fuese, el sentimiento que él había pensado desaparecido por completo, seguía intacto, como aquella belleza tan peculiar que caracterizaba a Taehyung.

—¿Hyung?

—Taehyung-ssi.

Taehyung se abalanzó hacia él en un fuerte abrazo lleno de esa euforia tan característica en él, un bombardeo de "¿cómo has estado?", "mira como has cambiado", "estoy muy feliz de verte" comenzó entre ambos, hasta que Taehyung se alejó de pronto de entre sus brazos y señaló a la persona que iba junto a él, la cual Namjoon apenas había notado, lo miraba con una expresión que no supo descifrar.

—Hyung, este es mi novio, Sungha. —presentó Taehyung aun manteniendo su sonrisa risueña y Namjoon tuvo que obligarse a mantener la suya.

¿Qué fue ese tirón en su corazón? Sonaba como el estallido de un vidrio cayendo al suelo.

Sungha era un chico guapo con una presencia ostentosa, exudaba un aura encantadora de éxito y confianza, estudiaba medicina en la misma universidad que Namjoon e incluso vivía junto a Taehyung. Era la personificación de lo que Taehyung siempre había querido, y Namjoon estaba feliz por él, pero no quería decir que no le doliera.

Reconectar con Taehyung no había sido complicado, lo complicado había sido enfrentarse a sus sentimientos encontrados. A pesar de todo el tiempo que había pasado, era como si nada hubiera cambiado, su conexión era la misma, sus bromas internas seguían siendo tan divertidas como siempre, sus sueños habían madurado y sus deseos eran distintos, pero el vínculo que compartían seguía intacto. Era un sentimiento de consuelo, familiaridad y calidez que no podía ser replicado por nada más.

Taehyung le contó que estaba estudiando veterinaria en una universidad cercana a la suya, que tenía cuatro meses de relación con Sungha y que todo había empezado como unos simples compañeros de casa donde poco a poco los sentimientos florecieron. Nam sabía que Tae siempre había sido algo inocente, veía únicamente el bien en las personas y les ofrecía un cariño genuino y sincero sin nada a cambio, siempre demostraba un apoyo incondicional donde se desvivía por hacer sentir a sus seres queridos especiales y apreciados. Su amor era como un rayo de sol en medio de la pesada oscuridad.

Namjoon sentía un poco –mucha– envidia de que ese amor fuera dirigido hacia alguien más, Taehyung hablaba sobre Sungha como si pudiera volar, su risa se escuchaba más cuando se trataba de él y lo miraba con ojitos en forma de corazón, sin embargo, Sungha no lo miraba de la misma manera. Poco a poco Namjoon notó como las palabras bonitas de Taehyung hacia su novio fueron disminuyendo, su sonrisa rara vez la veía y la pasión en su mirada se había esfumado.

—¿Qué sucede, caballito de mar? ¿Por qué estás tan apagado? —preguntó Namjoon, preocupado.

—No es nada, solo tuve una discusión tonta con Sungha-ssi y está algo enojado conmigo. —respondió, restándole importancia, pero Namjoon lo conocía lo suficiente bien para saber que mentía. 

Su mirada no se apartaba de la taza de té entre sus manos como si en ella pudiera encontrar las respuestas del universo, relamió sus labios en gesto nervioso y no se atrevía a mirarlo a los ojos.

—¿Fue tan malo? ¿Quieres hablar al respecto?

Taehyung lo miró con una mezcla de inquietud y temor.

—No, no, fue una tontería en serio. —aseguró forzando una sonrisa— Me equivoque y estoy pensando en cómo arreglarlo.

Namjoon no insistió más, aunque no quedó muy convencido.

—Mm... ¿qué tal si lo invitas a una cita? —propuso tratando de animarlo— El otro día me comentaste que tienen tiempo sin salir, quizás un poco de tiempo a solas les ayude.

No respondió enseguida, Nam creyó que quizás le había molestado que se entrometiera, pero en cambio Taehyung sonrió más animado, nuevamente podía deleitarse con esa sonrisa encantadora que extrañó tanto.

—Gracias, hyung, es una buena idea.

Namjoon le devolvió la sonrisa complacida, ignorando el acelerado ritmo de su corazón.

La mañana del sábado despertó con una sensación de inquietud. Dejó escapar un profundo suspiro, no sabía por qué ese día se sentía diferente, pero algo se sentía mal. Desde que puso un pie fuera de la cama supo que el día iba a ser largo y cuando el timbre sonó y tras la puerta se encontró a Taehyung con los ojos llorosos y la cara enrojecida por el llanto entendió la razón.

—Taetae, ¿qué pasa? ¿Estás bien? —cuestionó alarmado.

—Estoy bien, disculpa por llegar así de pronto. —se limpió las lágrimas con la manga de su chaqueta y Namjoon lo invitó a pasar expectante, tomó asiento en su sillón favorito manteniendo la vista en el suelo— Necesitaba hablar con alguien, es solo que... Me esforcé tanto por preparar una salida maravillosa para Sungha, pero él simplemente... —su voz se quebró e hizo una pausa antes de volver a hablar— Probablemente pienses que soy un exagerado... —rio sin gracia sintiéndose avergonzado.

—No, Taetae, para nada, —aseguró Nam sentándose a su lado— si eso te afectó es importante, no voy a dar por menos tus sentimientos —limpió la huida de una lágrima con cariño, sus manos picaban por abrazarlo y no soltarlo jamás—. ¿Qué pasó?

—Sungha ha estado muy estresado por sus exámenes finales, ahora que los terminó me pareció el momento perfecto para celebrarlo, reserve un lugar en su restaurante favorito y compre pases para el acuario, pero él dijo que estaba demasiado cansado y solo quería... Ya sabes, acostarse conmigo —hizo una mueca, avergonzado— entonces me negué y eso llevó a una discusión.

Namjoon apretó su mandíbula, indignado, se mordió la lengua para no soltar un improperio y en un impulso se levantó de golpe dejando confundido a su amigo.

—¿Sabes qué? Vayamos nosotros, no dejemos que eso arruine tus planes. —propuso decidido, no permitiría Taehyung soltara una lágrima más por ese imbécil.

Taehyung lo miró sorprendido e inseguro, se debatió un momento si eso sería lo correcto, Namjoon le tendió su mano en espera por una respuesta y la decisión en su mirada lo alentó a tomar su mano sin dudarlo un minuto más.

La visita al acuario fue como un sueño hecho realidad para su niño interior, la maravillosa belleza del paisaje submarino los tenía en una nube de emoción, asombro y recuerdos de su niñez. Pasearon entre coloridos peces, medusas, corales y muchas más criaturas marinas, señalando cada cosa que les intrigaba absorbiendo la magia de la naturaleza y su diversidad, sintiéndose transportados a sus días de juegos en la casa del árbol, estando juntos de nuevo en una aventura especial.

Mientras deambulaban por los pasillos y túneles del acuario Taehyung señaló un tanque lleno de caballitos de mar y Namjoon se aseguró de tomarle una foto junto a este que atesoraría por el resto de su vida. Todas esas emociones los hizo inconscientemente encontrar en el otro algo más fuerte que una amistad.

Al final Namjoon terminó teniendo un día maravilloso donde le había devuelto un poco de luz a Taehyung.

Cuando Tae volvió a casa esa noche con los ánimos reconfortados, un cosquilleo en su pecho y una sonrisa en su rostro, que se esfumó de inmediato cuando vio la expresión de Sungha.

—¿Dónde estabas? —cuestionó en tono áspero, lo esperaba en un sillón frente a la puerta con una copa de vino en su mano.

—Con Namjoon hyung.

—¿Qué? —escupió como si fuera la mayor ofensa del mundo— ¿Y ni siquiera te dignaste a avisarme? Estuve muy preocupado.

—Pero tampoco me llamaste... —murmuró.

Sungha se levantó de golpe con una expresión de enojo haciendo que Taehyung retrocediera, asustado.

—Tú fuiste el que se fue en la mañana, no pudimos terminar de hablar. —acusó irritado.

Taehyung suspiró.

—Sungha-ssi, por favor, no discutamos más...

—¿Discutiendo? No estamos discutiendo, estamos hablando, entonces ¿por qué te fuiste?

Dudó en responder, pero decidió ser sincero.

—Porque me hizo sentir mal que no quisieras salir conmigo, estuve planeándolo por un tiempo y quería tener un momento especial contigo y celebrar que-

—No seas exagerado, —lo interrumpió dándole un último sorbo a su copa de vino y rodando los ojos hastiado— por una vez no quise salir contigo, ¿te vas a poner así? Podemos salir en cualquier otro momento. —Taehyung estaba demasiado agotado mentalmente como para replicar por lo que simplemente asintió tragándose las ganas de llorar, sabía que si llegaba a replicar solo traería un resultado peor. Sungha se acercó más calmado, satisfecho con su sumisión y le robó un largo beso— Ven, vamos a la cama, te lo recompensare.

Taehyung se dejó llevar aceptando la hipócrita disculpa de Sungha solía ofrecer. Pensaba al principio de su relación que Sungha era lo que siempre había querido, pero eventualmente la máscara del príncipe azul se cayó revelando quien realmente era. Después de ese día el pensamiento de que estaba en los brazos de la persona equivocada martilló su cabeza.

Namjoon se sorprendió al enterarse que Sungha tenía algunas aspiraciones parecidas a las suyas, entre ellas estaban en el club de lideres jóvenes, por lo que no se extrañó al encontrarlo en la fiesta que organizó el club, pero si se sorprendió de encontrar a Taehyung ahí, una agradable sorpresa.

Fue entonces cuando conoció mejor a Sungha, era muy elocuente y siempre lideraba los temas de conversación, dando la mejor apariencia posible con tanta educación, pero algo en el agarre que ejercía sobre Taehyung y la expresión inmóvil y apagada que tenía este, lo alertó. Podía pasar desapercibido esos pequeños gestos, pero Namjoon conocía bien a su amigo, y el comportamiento que tenía no era común en él, Sungha tomaba decisiones de que podía beber y que no como si no fuera capaz de pensar por sí mismo, con la patética excusa de "yo sé lo que es mejor para ti" junto a una sonrisa amable que en definitiva no le gustó.

Se dio cuenta que algo no iba muy bien ahí y una semana después lo confirmó.

—Me duele la cabeza. —se quejó Namjoon, apartando el libro de estudio en un gesto cansado.

Ambos se habían reunido en el apartamento del mayor para estudiar, era una zona más tranquila y cómoda para que se enfocaran en sus respectivos estudios.

—¿Quieres tomar un descanso? —preguntó Taehyung, dejando sus apuntes de lado.

—Por favor.

—Preparé café para ambos y continuamos.

Cuando Taehyung le tendió la taza de café pudo notar como la manga de su suéter se levantó un poco, dejando al descubierto una marca rojiza en forma de un agarre. Namjoon sintió un escalofrío recorrer su columna, deseando con todas sus fuerzas haber visto mal.

—¿Qué te pasó en el brazo? —cuestionó frunciendo el ceño, rogando estar equivocado.

La expresión de Taehyung cambio, rápidamente estiro la manga de su suéter en un gesto nervioso.

—Nada... —balbuceo sin saber que decir, pero ya era tarde, había sido descubierto.

Namjoon apretó su mandíbula, enojado, Tomó el brazo de Tae y sin pedir permiso subió toda la manga del suéter, el dolor de cabeza aumentó y sus palabras quedaron atascadas en su garganta.

Tenía múltiples moretones a lo largo de su brazo, ni siquiera se quería imaginar como estaría el resto de su cuerpo.

Sungha lo había dañado y Namjoon, amablemente, quería partirle la cara.

—Hyung-

—Por favor, sé sincero. —interrumpió Namjoon, sentía una mezcla explosiva de tristeza y rabia pero seguía hablándole con cariño— No quiero más excusas, solo la verdad, porque sé que esto no es una simple caída o un tonto tropezón.

Las lágrimas se acumularon en los ojos de Tae, se sentía culpable y ridículo.

—Por favor, no te involucres. —pidió con la voz quebrada.

—Taehyung, cariño... —se encogió tomando las manos de Tae con cariño, a pesar de la rabia no podía enojarse con él, le rogaba con la mirada que fuera honesto mientras Taehyung solo soltaba lágrimas silenciosas, temeroso—, ¿recuerdas cuando éramos niños y tú me protegías? Ahora déjame hacer lo mismo por ti.

—¡No puedes! Por favor, no se lo digas a nadie o todo será mucho peor, Sungha es...

—Sé que tienes miedo, pero por favor, escúchame. —afianzó el agarre de sus manos y lo miró directo a los ojos— Eres mi mejor amigo, y no puedo sentarme y dejar que te lastimen así, mereces algo mejor que esto, sé que da miedo irse, pero estoy aquí para ti y sé que podemos encontrar una salida. ¿No mereces ser amado? ¿Qué te traten con respeto? Por favor, déjame ayudarte.

—Quiero dejarlo, hyung, de verdad que sí, pero tengo miedo. Siento que nadie nunca podrá amarme así de roto.

—Yo te amo. —confesó con el corazón en la mano, Taehyung sintió como su respiración se entrecortaba y un dulce cosquilleo recorría su sistema— Te he amado siempre, más que una amistad. Sé que sólo soy una persona simple sin mucho que ofrecer, y sé que no puedo cambiar nada, pero así de simple te amo.

La confesión más que una sorpresa se sintió como la calma de una tormenta para Taehyung, sintió como si estuvo esperando ese momento toda su vida, se sintió correcto. Se sintieron completos.

—Estoy enamorado de ti desde la primera vez que te vi, y sé que eso que te da Sungha no es amor, porque el amor jamás vendrá con un golpe de por medio. Por favor, dame una oportunidad de demostrártelo.

Taehyung permaneció un momento en silencio mientras que sus pensamientos y emociones eran un huracán indescriptible.

—Hyung, yo también te amo. —finalmente habló sintiendo una paz inexplicable, sonrió entre lágrimas— Nunca he sabido como ponerle nombre a lo que siento por ti, pero creo que amar es la palabra que siempre estuve buscando. Yo... Voy a dejarlo.

Sungha le había robado su luz, pero Namjoon se encargaría de recuperarla.

Porque en esa vida, Namjoon estaba decidido a no rendirse.

Una relación abusiva no era fácil de superar, pero Namjoon estuvo ahí apoyándolo en todo momento, lo ayudó a comprender que era digno de amor, cuidado y respeto y que no merecía una relación que no le ofreciera ni la mitad de eso. Le recordó cada día que era una persona fuerte e independiente que merecía ser amada y tratada adecuadamente, Namjoon le dio las herramientas que necesitaba para encontrar la fuerza para dejar a Sungha y comenzar un nuevo viaje hacia la felicidad.

No lo presionó a empezar un noviazgo y mucho menos lo trato con amargura ni le recriminó cuando le dijo que quería congelar la carrera y mudarse un tiempo con su familia tomando la decisión de sanar por su cuenta.

Lo respetó como Sungha nunca lo había respetado.

La distancia no impidió que se mantuvieron en contacto, solo que ahora era ligeramente diferente ya que sabían que había sentimientos de por medio, pero el cambio en vez de ser extraño, se sentía correcto. Un año después Taehyung apareció en su puerta con un ramo de tulipanes rojos y narcisos, renovado y listo para empezar de nuevo.

Su amor era como una suave brisa que los levantaba a ambos y los mantenía a flote, un amor basado en la bondad y el cuidado mutuo, se sentía como un refugio seguro para que ambos vivieran, se entendían mutuamente en un nivel más profundo y siempre tuvieron en cuenta los mejores intereses de cada uno, eran mejores amigos y amantes, y se cuidaban el uno al otro en todos los sentidos. Su familia le decía que se veía más brillante y feliz a su lado, y como no, Namjoon le había enseñado lo que era el verdadero amor.

—Cierra los ojos y respira hondo.

Elviento azotaba sus cabellos mientras estaban en la cima de la montaña,sintiéndose como si estuvieran en la cima del mundo. El amanecer brillaba sobreellos mientras sus corazones se aceleraron de emoción al experimentar la magia de la naturaleza en esa aventura improvisada para gozar de los colores de un nuevo día. Taehyung obedeció a la petición de Namjoon sintiendo una sensación de libertad y paz junto a la persona indicada.

—¿Sientes eso? Eso es vida. — continuó Namjoon con voz melódica, Taehyung sonrió y abrió sus ojos solo para encontrarse con la mirada resplandeciente de Namjoon y sus manos nerviosas sosteniendo una pequeña cajita aterciopelada que resguardaba un anillo dorado. —Y mi vida eres tú, caballito de mar.—Los latidos de su corazón danzaron más rápido— Kim Taehyung, eres mi persona, mi único amor. ¿Suena loco si digo que estábamos destinados a suceder? Porque siento como si hemos luchado tanto tiempo por esto y finalmente puedo decirlo: ¿Te casarías conmigo? Prometo cuidar de tu corazón para que nunca más sea dañado.

Las mariposas se quedaron atrás porque lo que ambos sentían eran fuegos artificiales.

—Por supuesto que sí.

Sellaron la promesa con un beso lleno de todas las cosas que alguna vez pudieron o no expresar en todas sus vidas, sonriendo entre sus labios por la euforia de finalmente sentirse completados por el amor que tanto habían deseado tener.

Sus corazones se llenaron de alegría y emoción mientras se miraban a los ojos sabiendo que ese era el comienzo de un nuevo y hermoso
viaje juntos. No importaba lo que la vida les deparara, siempre estarían ahí el uno para el otro, porque su amor estaba destinado a manifestarse por siempre entre vidas infinitas.

¡Gracias por leer! Apoyen mucho el perfil de la autora ♡♡♡

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