Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4.

 Youngho rápidamente se apartó del cuerpo de la doncella, con la cara descompuesta y una mueca de sorpresa mezclada con terror claramente visible. Chittaphon temblaba y sollozaba aún pegada a la puerta, sin haber cambiado siquiera su postura; su cuerpo no reaccionaba. Estaba su mente sumida en un estado de pánico, quería esconderse para llorar y no salir nunca de allí.

ㅡ Pero qué cojones... ㅡescuchó que el joven mascullaba, sin poder salir de su asombro.

Tenía la mano abierta y se la miraba de vez en cuando con los ojos tan abiertos que parecía que de un momento a otro fuesen a salirse de sus cuencas y rodar por el suelo, como los dibujos animados.

ㅡ ¿¡Eres un tío!?

Aquel grito retumbó en la estancia, y fue la gota que colmó el vaso para que Chittaphon se derrumbase. Sus piernas fallaron y cayó al suelo sin mayor solución, comenzando a llorar desconsoladamente. Sentía su cuerpo frío, se abrazaba los brazos tratando de consolar su desdicha. Una de las manos de Youngho había viajado tan dentro de su falda, con la intención de tocar sus partes más íntimas, que había descubierto sin quererlo su secreto mejor guardado:

Había nacido como hombre, pero su madre había ocultado aquel dato incluso a su padre, criándolo como una mujer, vistiéndolo desde que era un bebé con ropa femenina, haciéndole hablar como una chica... Incluso el propio Chittaphon había crecido creyendo que era mujer, y que si su pecho no se desarrollaba como el de sus amigas, lo haría tarde o temprano, que aquello que colgaba entre sus piernas era algo natural y que a veces ocurría, que la naturaleza era caprichosa a la hora de dar forma a los seres humanos. Incluso llevaba el pelo largo como una chica. Su belleza era tal que a nadie se le habría pasado por la cabeza pensar que no fuera una mujer, porque sus rasgos eran finos, sus piernas, sus brazos, incluso sus marcadas caderas, todo hacía indicar que no había nada extraño en él.

Muy asustado, Chittaphon seguía llorando, siendo incapaz de mirar a la cara a Youngho, que aún estaba sentado en su cama, con una cara que hablaba por sí sola. Intentaba decir algo, pero su voz no salía, estaba completamente bloqueado por la situación. Nunca había tenido experiencias sexuales con hombres, de hecho las repudiaba en cierta manera, pues las toleraba con otros pero no con él mismo. Y ahora... Le había estado metiendo mano a uno durante semanas. ¿En qué le convertía eso? Observó a Chittapon, en el otro extremo de la habitación, y tragó saliva; su corazón bombeaba con fuerza en un sentimiento y una sensación desconocida para él antes.

Si bien había comenzado con el acoso a Chittaphon, no había sido sólo por su atractivo aspecto físico, sino porque, a lo largo de esos días que habían estado pasando juntos, siendo ella (ahora recién descubierto que era "él") su doncella personal, había comenzado a desarrollar una serie de sentimientos que podrían ser identificados como "amor", si alguien no conocía a Youngho. Pero, ¿quién se conocía realmente a sí mismo? ¿Se había estado enamorando de un hombre hasta el punto de haber querido tener sexo con él por necesidad sentimental? ¿Sería capaz de seguir adelante con algo así sabiendo ahora que no era la misma chica a la que había estado atesorando con la mirada, acariciando en sueños, y con la que había deseado durante días compartir cama en una noche pasional? La mente de Youngho era un hervidero de pensamientos, a cada cual más confuso, y era precisamente toda esa nube de ideas cruzadas y locas lo que lo tenía tan asustado.

Pronto, Chittaphon hizo el primer movimiento después de varios minutos sollozando en su esquina.

ㅡ P-por favor... ㅡsu voz estaba rota por el llanto, se le cortaban las palabras por el hipo y los momentos que tenía que sorber por la nariz todos esos mocos que se le fabricaban por el mismo motivoㅡ N-no se lo digas a nadie... Por favor, te lo pido... Youngho...

En aquel momento, el joven juraría haber escuchado su corazón saltarse un latido por la sorpresa de escuchar su nombre pronunciado por aquellos deliciosos labios que se moría por besar. Reaccionó al instante, pero no de la manera que su corazón precisamente quería: en su pecho, su corazón gritaba coger en brazos a ese jovencito asustado, atesorarlo en un abrazo cálido, limpiar sus lágrimas y hacerle sentirse seguro; pero fue su cuerpo quien dominó la situación y, en lugar de comportarse como un caballero, lo que hizo fue avanzar a grandes zancadas hacia la puerta, abrir esta de mala gana, y empujar a Chittaphon con la misma.

Cuando Youngho cerró la puerta tras de él, pudo escuchar cómo los sollozos volvían a resonar. Apretó la mandíbula y comenzó a caminar, sin rumbo fijo.




Los días pasaron, y el joven amo no volvió a acercarse a Chittaphon. Lucas estaba sorprendido, porque por fin había logrado que ocurriese algo que deseaba fervientemente, pero... Sabía que algo no andaba bien. Podía ver la oscuridad bajo los bonitos ojos de su amiga, que había perdido el brillo natural que siempre había tenido. Si la preguntabas, sonreía de forma nerviosa, forzada, y miraba a todos lados con miedo. Sus respuestas eran cortas, escuetas y muy ambiguas, evitando el tema y zanjándolo antes de que pudiera haber otra nueva pregunta. Todos notaron ese cambio de humor en la pequeña flor resplandeciente que era Chittaphon todos los días, todos estaban preocupados por ella... Incluso Youngho.

En silencio observaba cómo la doncella se movía de un lado a otro, cumpliendo con su trabajo de manera pulcra, sin ningún tipo de pega o queja por parte de nadie. Nunca había fallado ni una sola orden que le diera, a pesar de lo que había pasado entre ellos días atrás. Se limitaba a llegar a su cuarto, hacer una pequeña reverencia como saludo y como despedida, a cumplir aquello que se le mandaba y finalizaba su actividad como persona humana. Al caer el sol y comenzar la noche, se encerraba en su cuarto y nadie sabía nada más de ella hasta que amanecía de nuevo, aparecía con su falsa sonrisa ancha y repetía lo mismo del día anterior.

Youngho, cansado de los remordimientos que tenía dentro, la llamó un día a su cuarto, con un pretexto cualquiera; fuera lo que fuera lo que necesitase, sabía que la joven aparecería para llevar a cabo su labor como servicio.

ㅡ ¿Me reclamaba, joven amo?

Esas frías palabras hicieron temblar a Youngho. Se sentía el gran culpable de que aquella entrañable joven hubiese perdido su sonrisa brillante.

ㅡ Ven, siéntate.

Chittaphon dudó unos segundos en si acercarse; los recuerdos se agolpaban en su mente e, inconscientemente, su cuerpo se negaba a moverse para no volver a repetir aquello tan desagradable. Aunque... No eran todos los pensamientos negativos como aquel. Desde el incidente donde el joven amo había descubierto su mayor secreto, se había sorprendido Chittaphon teniendo una serie de sueños en los cuales sus toqueteos iban a más, donde esas fuertes y grandes manos masculinas le tocaban más a fondo. De hecho, podía rememorar cómo había gemido claramente por el placer que sentía por esos toques.

ㅡ ¿Chittaphon? Te estoy llamando.

La joven doncella levantó la vista rápidamente, notando su rostro ardiendo de la vergüenza. ¿Por qué estaba recordando esas cosas que había intentado olvidar? ¿Y por qué, precisamente, en ese momento tan inoportuno? Tragó saliva y de nuevo miró el suelo, mientras caminaba, insegura, hasta la cama, donde se encontraba el otro chico.

ㅡ ¿Qué necesita? ㅡfue escueta, sus ganas de salir de allí eran enormes.

ㅡ He dicho que te sientes.

De un brusco tirón, Youngho hizo caer a la chica sobre la cama para que tomara asiento a su lado. Ella no pudo hacer nada por evitarlo, pero aun habiendo dejado que le hiciera eso, trató de mantener cierta distancia entre ellos y, de hecho, tiraba del borde del vestido hacia abajo, por si conseguía cubrir, al menos, sus rodillas.

ㅡ No sé cómo empezar... Esto es tan nuevo para mí como puede ser para ti.

Chittaphon levantó la vista del suelo, pero su nuevo foco de atención fue la puerta, no él, a pesar de que era quien estaba hablando. Tragó saliva y apretó los labios hasta que estos formaron una fina línea blanca ante la presión. No sabía a lo que se estaba refiriendo, pero esperaría a que terminase de hablar para saber cómo terminaba aquella conversación. Youngho se mordía el labio inferior, jugaba con los anillos de sus manos, frotaba las palmas de estas una contra la otra entre sus piernas parcialmente separadas. También miraba al suelo, como si le diese vergüenza hablar de aquello que ya había empezado a contar.

ㅡ Verás, yo... Uhm... Chittaphon, creo que me gustas.

ㅡ ¿Qué...? ㅡella lo miró, por primera vez desde que había llegado al cuarto, con los ojos abiertos como platos, sin poder entender a qué se referíaㅡ Perdone, joven amo. Pero no sé a qué se refiere...

ㅡ No te hagas la tonta, o el tonto, o... Lo que sea. Sabes lo que estoy diciendo. No me hagas repetirlo.

Chittaphon apretó la mandíbula cuando lo escuchó hacer esa aclaración sobre su sexo, pero prefirió pasarlo por alto. Decidida, se puso en pie, dedicándole una fría mirada mientras tomaba la palabra.

ㅡ Le ruego, joven amo, que no haga este tipo de bromas. Soy parte del servicio, y bien es cierto que estoy bajo su mando, pero no soy un juguete, no tiene derecho a hacer conmigo lo que le plazca, y mucho menos soy motivo de burla o de experimento social. ㅡtodo el valor que debía haber reunido el primer día que empezó todo su acoso y, sobre todo, cuando el chico tocó más allá de lo que debería haber hecho, estaba saliendo en ese momento en forma de duras, pero educadas, palabras; defendía su honor igual que Lucas le había dicho que debía hacer. Seguramente, cuando se lo contara, temblando aún por la adrenalina que recorría en esos momentos su venas, estaría muy orgulloso de ellaㅡ. Y ahora, si me disculpa...

Realizó una reverencia, con la intención de salir de allí, pero apenas consiguió girar el cuerpo, avanzar con un pie, cuando sintió que algo agarraba su mano. Al bajar la vista descubrió que era la propia mano del joven amo quien la tenía cogida. Siguió con los ojos su muñeca, de ahí a su antebrazo, su hombro y, finalmente, su rostro. Se había puesto en pie y la miraba con una fijeza que hizo a Chittaphon tragar saliva.

ㅡ No te vayas, por favor... No estoy de broma. Estoy intentando ser sincero y, por una vez en mi vida, no ser un capullo. Me gustas, Chittaphon. Sé que me he comportado muy mal contigo, que he hecho cosas muy feas que podría haberme ahorrado y que no dicen mucho sobre mí como persona y como hombre, pero... ㅡse tomó una pequeña pausa para respirar y, por lo que parecía en su expresión, organizar sus propias ideas para continuar hablando. Chittaphon no apartaba la vista de él, con cierta curiosidad y bastante sorprendida de lo que estaba escuchandoㅡ. Quiero que lo sepas, que a raíz de eso he podido ver una parte de ti que me tiene realmente loco. No puedo dejar de pensar en ti, a todas horas. Estás en mis sueños y, desde lo del otro día, quería pedirte disculpas. Verte esquivando mi presencia, evitando estar conmigo en la misma estancia, o con mucha incomodidad si no podías irte, me ha dolido tanto que no puedo hacer más que disculparme, una y otra vez.

La joven doncella no sabía qué decir, estaba en blanco. ¿Acababa de recibir una confesión? Era su primera vez, al menos conocerla en persona, y su corazón estaba acelerado, hasta el punto que ella misma pensaba que podría pararse súbitamente por todo el esfuerzo que estaba realizando en esos momentos. Youngho la miraba, demandante, como si esperase una respuesta por su parte; una respuesta que no tenía ni forma ni contenido, porque Chittaphon seguía muy confusa en esos instantes.

ㅡ Joven amo, yo... No sé qué decir... Hay muchas otras chicas allí fuera que estarían más que encantadas de escuchar esas palabras por su parte. Yo soy una simple sirvienta, ¿por qué yo? ㅡfue lo único que acertó a decir entonces.

ㅡ ¿Y por qué no?

Su respuesta fue tan directa, que le dejó pensativa de nuevo. Agachó la mirada, perdiendo fuerza en su mano; en algún momento se la soltó, y cayó como un peso muerto a un lado de su cuerpo. No quería decir lo que estaba pensando, pero parecía que no quedaba más remedio. En lugar de rechazar frontalmente al joven, algo que podría provocar mayores problemas de los que ya tenía, haría que él mismo desechase la idea de que algo pudiera surgir entre ellos.

ㅡ Porque yo no soy una mujer. Yo no soy como lo que esperas encontrar. No puedo gustarte, es antinatural.

ㅡ Me gustas como eres, no podría pedir que fueras de otra manera. ¿Y qué si no eres una mujer? ¿No estamos en el siglo XXI? ¿No está legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo? ㅡchittaphon no salía de su asombro. Sus ojos le picaban, sentía la imperiosa necesidad de llorar, sacudiendo levemente la cabeza mientras lo escuchaba decir cosas realmente bonitasㅡ Por dios... Me gustas y ya, no quiero pensarlo más. Me gustas, y quiero que te quede claro, que me da exactamente igual lo que haya entre tus piernas.

Chittaphon apretó los labios en una mueca triste. Tuvo que respirar hondo, tomando el aire por la boca y soltándolo por el mismo lado, en un largo suspiro. Tenía ganas de llorar, y cada vez más fuerte.

ㅡ D-debería irme... Joven amo, esto no esta b-...

Su voz se cortó de golpe. ¿La razón? Youngho lo había tomado por la nuca, jalando de prácticamente todo su cuerpo hacia arriba, suficiente para hacer salvable la diferencia de altura que existía entre ambos y poder besar sus labios. El joven pensaba que era la mejor manera de hacerle callar, de evitar que su cerebro pensara más de lo debido y que, de alguna otra manera que no fuera hablando, entendiese lo que estaba intentando transmitirle; todo lo que sentía por él, por aquel chico que había decidido, en algún punto de su vida, fingir que no era quien era realmente, sino ser otra persona. Tenía mucha curiosidad por aquello, pero no era momento de preguntar.

Devoraba sus labios en un lento beso, un beso profundo y cariñoso, cargado de sentimiento, de palabras silenciosas, de pensamientos y sueños frustrados. Youngho no recordaba nunca haber besado a nadie así, con esa intensidad, con esa necesidad; y lógicamente no era su primer beso, pero su corazón se sentía tan extraño, que comenzaba a pensar que sí lo era: su primer beso de amor. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro