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🚫vampire🚫

vampirosAU!; smut; contenido violento;

Con dificultad subió las escaleras de ese enorme edificio, siempre sosteniéndose del barandal pues sus piernas parecían ya no querer dar batalla. ¿Seis?, ¿doce?; perdió la cuenta de las veces que había subido por esas largas escaleras.

Llegando finalmente a la puerta que daba paso a la cúspide de la edificación, dio un último respiro con sus dañados pulmones antes de abrirla.

-¿Terminaste?

Él estaba ahí.
Preguntando con una extraña naturalidad como si no estuviera al tanto de sus intentos de suicidio.

Pasó de largo y el otro ni siquiera se inmuto en pedir atención, simplemente lo siguió con la mirada para contemplar el show.

-No quiero interrumpirte, Mark. Pero me siento en la necesidad de decirte que eres inmortal.

El alto caminó hasta estar a la altura del más joven, quien se encontraba a un paso del vacío.

-Una caída desde aquí no te matará, pero dolerá como el infierno.

¿Qué acaso su apariencia no era prueba suficiente para esa afirmación? El cabello desordenado, las ropas rasgadas llenas de polvo y sangre seca por doquier. Demonios, ¡apenas y podía respirar de lo dañados que estaban sus pulmones! Pero para Mark tenía sentido el seguirse lanzando hasta reducir su existencia a nada, no podía seguir viviendo después de deshonrar a su clan.

Desde el origen del mundo, los vampiros han peleado territorios contra las demás especies y recientemente entre ellos. El abuelo de Mark dedicaba su vida a proteger y expandir su clan sobre otros vampiros, Mark, como el heredero inmediato al mandato, tenía órdenes claras de su abuelo.

"Necesitamos el territorio de los Suh. No importa cómo, te harás cargo y lo harás lo antes posible."

Sus ancestros seguramente se revolcaron en el infierno cuando supo que el heredero de los Suh, John, era su pareja destinada.

Lo habrían sabido antes de no ser porque ellos no se involucraban en los combates. Fue durante una misión en Corea para tener el control de Busán, particularmente ese día John estaba presente en la zona y por primera vez Mark dirigía una misión personalmente.

Nada salió como lo esperado, fue descubierto por Suh sin siquiera haberle puesto una mano encima.  Pronto se vieron envueltos en un combate cuerpo a cuerpo donde ambos quedaron muy malheridos.

A pesar de ello, continuaron peleando aunque ese estúpido olor dulce los desconcentraba.  

Poco a poco aquel aroma inundó la habitación, desconcertando a ambos vampiros haciendo que parasen.

Entonces se dieron cuenta.

Ambos estaban sangrando.

Y sus iris estaban doradas.

El aroma dulce no era más que la sangre ajena seduciendo, la iris dorada era la reacción a su atracción y todo junto gritaba: ¡PAREJA DESTINADA!

Mierda.

Cuando las ganas de descuartizarse desaparecieron, unas fuertes ganas de poseer al otro los invadieron.

Y lo hicieron.

Varias veces.

Incluso hicieron el lazo de sangre.

Ahora John no podía vivir sin alimentarse de la sangre de Mark.

Y Mark no podía vivir sin el pene de John chorreando semen en su interior. Literalmente, no follar en mucho tiempo podría lastimar a Mark.

Ahora, con la cabeza fría, ese lazo le dolía en el jodido orgullo y a nadie parecía importarle. Su abuelo al enterarse no dijo más que "Bueno, qué se le puede hacer. Tráelo a comer pronto, le diré a la abuela que haga galletas para ustedes." Vaya mierda.

-Si me importa.

-¿Eh?...

-Que si me importa, Mark. -Genial, el hombre también podía meterse en su cabeza-. Pero si lanzarte hasta chocar con el pavimento te hace sentir mejor, está bien.

El hombre se volteó a ver al más bajo, tomándole de las mejillas y borrando algunas lagrimas.

-Si tener el territorio de mi clan te hace sentir mejor, está bien. Te lo daré.

Mark carcajeó, soltándose del agarre del hombre.

-No digas tonterías...

-No son tonterías, Mark. Sólo, no se que más hacer para que aceptes que eres mío y que yo soy tuyo.

-John, yo no soy tuyo.

-Lamento decirte que ésto dice otra cosa. -Respondió el vampiro, llevando sus dedos al cuello de Mark, justo donde estaban la marca de sus colmillos.

-¡Sólo fue nuestro estúpido instinto y lo sabes! -Gritó Mark, llevándose las manos al cabello-. Si yo hubiera podido escoger a la persona con la que desearía estar, ¡eres la última persona en quien habría pensado!

Mala elección de palabras.

El semblante de John endureció y Mark se sintió herido por ello. Sabía que era su tonto enlace traicionándolo, volviéndolo más blando y dependiente de ese hombre.

Pero antes de que pudiera disculparse, John le tomó de la mano.

-Bien, como no te puedo detener, entonces saltaremos juntos hasta que te canses.

-¿Qué?, ¿de qué estás hablan...¡¡JOHN!!

John había dado un paso fuera del edificio y con su agarre en la mano de Mark, había jalado a este consigo al vacío.

Mark soltó un pequeño grito mientras su cuerpo sufría una caída libre que le destrozaría los huesos (una vez más). Cerró los ojos, siendo incapaz de ver su rostro estrellarse contra el pavimento nuevamente; pero de tantas veces que lo había hecho, conocía cuantos segundos debían pasar para volver a sentir esa sensación de morir.

Todo lo que sintió fue el agarre de John, incluso cuando su respiración se cortó y todo se volvió oscuro. Fue sólo cuestión de un minuto entero para que sus pulmones se volvieran a regenerar, pidiéndole bocanadas de aire mientras aún sentía cómo algunos de sus huesos se acomodaban en su lugar.

-Mierda, Mark. ¿Estás bien?

Mark se encontraba boca abajo, aún recuperándose de la enésima caída que sufría. Levantó la mirada con dificultad, encontrándose con John hincado a un lado suyo, con un poco de polvo en la ropa y un charco de sangre a unos centímetros de él.

Incluso en la peor situación, ese hombre seguía viéndose jodidamente bien.

-Sí, sólo...dame un minuto.

Mark intentó levantarse por su cuenta, John lo ayudó sin esperar a que le pidiera ayuda. Mark se sostuvo del cuello de John mientras sus fosas nasales se dilataban ante su masculino aroma, no fue hasta que pudo sostenerse sobre sus piernas que se alejó del hombre.

-¿Puedes llevarme a casa?...-Pidió, cabizbajo y derrotado. No iba a volver a ese estupido edificio si eso significaba que John se haría daño también.

-Iremos a casa.

Fue la forma en que lo dijo por la que Mark se dio cuenta de que no lo llevaría a casa con sus padres. John lo había llevado a vivir a su lujoso penthouse en la capital, demasiado ostentoso para el gusto de Mark, por lo que sólo aguantó un par de días antes de perder la cabeza por su enlace.

Antes de que John lo condujera al deportivo estacionado a unas cuadras del lugar, Mark le dio una mirada al vampiro.

Sus iris no estaban dorados.

Bien.

- - -

Al llegar al penthouse pasó al cuarto de baño para darse una ducha, necesitaba quitarse el polvo que había quedado en su cuerpo después de las veces que impactó contra el suelo, también necesitaba lavar las manchas de sangre seca que quedaban sobre su piel y su cabello, que estaba hecho un desastre.

La tranquilidad de sus pensamientos, que había conseguido gracias a las reconfortantes gotas de la regadera, se vio alterada cuando la cortina de baño se abrió, dejando pasar un enorme y fornido cuerpo que chocó contra el suyo.

-¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?!

-Tomar un baño.

Mark levantó la mirada, negándose a mirar más abajo. Al compartir miradas con John se encontró con unos hermosos iris dorados, similares a los de un depredador esperando para atacar y, lastimosamente, Mark era esa pequeña presa que no saldría viva de allí.

Claro, tenía que haberlo pensado. John esperaría para arrinconarlo en un rincón íntimo antes de tomarlo y revivir su enlace en una calle llena de charcos de sangre.

Maldito vampiro astuto.

John se encogió de hombros mientras el dorado de sus ojos se intensificaba, Mark respiró con dificultad bajando un poco la mirada para encontrarse con una erección de punta carmín que le hizo agua la boca. ¿Este era incluso un buen momento para tener sexo? después de lo que había sucedido, Mark subestimaba demasiado el deseo sexual de John.

-No vamos a follar.

-Bien, con una mamada me es suficiente.

Mark rodó los ojos mientras se lavaba el cabello y le dio la espalda al más alto para enjuagarse. Grave error.

Fue tomado de las caderas y obligado a levantarlas, dejando su culo expuesto. Mark intentó zafarse del agarre de John, pero estaba en desventaja por la posición en que había quedado.

-¡Mierda!, ¡suéltame!, ¡no me toques!

-Cállate y disfruta.

-¡Eres un idiota!, ¡un mandón y...

John, cansado de los reproches de Mark, golpeó la pared frente a él con su mano para hacerlo callar. Mark gimió asustado, nuevamente fue ese enlace que lo estaba haciendo demasiado voluble.

Contrario a lo que esperaría que pasaría, John lo ayudó a reincorporarse y lo giró para que estuvieran frente a frente.

-Deja de ser tan duro contigo. -Más que una orden, sonó como una súplica.  El sonido de la regadera encendida llenó el silencio que se instaló ante la pausa de John.

-John, por favor...

-He esperando años por ti. -Mark no podía pasar por alto el cabello húmedo de John ni las gotas que se resbalaban por su pecho, esto, aunado a sus palabras, causaba estragos en su mente-. No había día en que ansiara conocer a mi compañero y ahora que estás aquí, no pienso dejarte ir.

John se acercó peligrosamente a Mark, podía sentir la pared detrás de él chocar con su espalda.

-John...

Mark podía sentir el calor yéndose a sus mejillas y a otras partes del cuerpo. Podía sentir su cuerpo cediendo ante la presencia del otro vampiro, de su compañero; y de la necesidad de volver a sentir sus colmillos arrebatándole un poco de su ser.

Sus rostros se acercaron demasiado, tanto que sentía el aliento de John chocar contra sus labios. Entonces, con una necesidad imperante, Mark besó a John con ímpetu.

Su cuerpo quedó cubierto por el de más alto mientras su boca era devorada. John llevaba el control, sumergiendo a Mark en una neblina de placer de la que sentía no obtener suficiente.

Fue John quien rompió el beso para darle la vuelta a Mark nuevamente, haciendo que colocara las manos sobre la pared y levantara el culo. Besó sus hombros y su cuello, brindándole tranquilidad a su compañero mientras con sus manos atendía su apretado agujero.

John introdujo un dedo dentro de Mark, siendo este estrujado por las ansiosas paredes del más bajo. Mark estaba al borde de la inconsciencia, con ese dedo jugando con la poca cordura que seguía manteniendo al cepillar su próstata de la forma más dulce.

-M-más...no es suficiente...

John atendió las súplicas de Mark, introduciendo dos dedos que después se volvieron tres, estirando el pequeño agujero y provocando el sonido más pornográfico que podría haber al sacarlos y meterlos con insistencia.

Mark se sorprendió así mismo soltando sonidos incoherentes que sobrepasaban el sonido de la regadera. Sintió un vacío extenderse por su cuerpo cuando los dedos de John abandonaron su interior, dejando su agujero abandonado, pidiendo algo duro a que aferrarse.

Sintió a John acomodándose tras él, con sus dos manos elevando un poco más sus caderas y después separando sus nalgas, sintiendo la punta de su miembro abriéndose paso entre su carne.

Mark anticipo una perdida del juicio que nunca apareció. Horas atrás habría enloquecido con tan sólo permitir que John le tocara un mechón de cabello.

Los dedos de sus pies se retorcieron al sentir el restante de la extensión entrar en su interior, expandiéndolo, llenándolo.

-John...John...-Llamó Mark entre sollozos. Sintiendo una extraña calma envolverlo al llamar a su compañero.

-Aquí estoy, amor.

John consoló a Mark, besando sus temblorosos hombros y sosteniéndole fuertemente de la cintura.

Dolía, dolía demasiado. Y ardía, no tanto como el infierno; no había forma alguna que el infierno ardiera de una forma tan placentera como la que le abrumaba en ese instante.

John tomó una respiración profunda, Mark podía sentir el cuerpo de su compañero tenso tras él mientras sus dedos amasaban sus temblorosos muslos.

Mark cerró los ojos, obligándose a relajarse mientras una sensación de anticipación se alojaba en su vientre. Mark quería pedirle más, pero al momento de abrir sus labios únicamente jadeaba por aire y emitía gemidos con la voz rota. El agarre de John, la forma en que lo estaba expandiendo; todo ello le hacía sentir tan vulnerable al punto de sentir su cuerpo derretirse.

Entonces John se comenzó a mover.

Mark sollozó, sintiendo el extraño placer formándose y destruyendo su cordura. Sintió el pene de John golpeando su próstata, duro, sin descanso; haciendo sus piernas tambalear.

-Oh John, Oh John...-Murmuró Mark entre gemidos y demás sonidos apaciguados por la regadera.

La sensación de dolor aún no desaparecía, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera el placer que sentía en su interior. Su agujero se aferraba al duro falo de John mientras éste entraba y salía, jodiendolo de una forma descomunal.

John no decía nada, gemía roncamente y lo jodía con fuerza. Mark se aferraba a la pared, su cuerpo moviéndose erráticamente por las embestidas de John.

Mark sintió su vientre endureciéndose. Cuanto más rápido empujaba John, era más perceptible el enlace que los unía.

Fue entonces que John escondió su rostro en el pliegue del cuello de Mark, liberando sus colmillos para enterrarlos en la piel de su compañero.

Ambos gritan su tan esperado orgasmo, Mark siendo llenado con la esencia de su compañero y su propia esencia mancha la pared del baño. Las piernas de Mark colapsan y John lo sostiene para que no se haga daño.

El agua que corre por el cuerpo de Mark se tinta de rojo, debido a la sangre que se derrama a borbotones de su cuello antes de que John finalmente termine de reafirmar su enlace, con el sabor de la sangre de Mark inundando su paladar y cerrando la herida con una lamida.

John es quien se encarga de cerrar la regadera, limpiarlos y llevar a Mark a la cama; dejándolo sobre unas sábanas de terciopelo rojo que reafirmaban la palidez de Mark.

Mark se siente inestable, vulnerable, y lo único que pide es una sesión de mimos postcoital la cual John no le niega.

-¿En que piensas? -Preguntó Mark, observando la distraída mirada de John que aún llevaba un reflejo dorado en sus ojos.

-En cuanto tiempo tengo para disfrutarte antes de que enloquezcas por nuestro enlace, otra vez. -Mencionó con una sonrisa en sus labios, pero Mark fue incapaz de sonreír.

-Perdón. -Apenado, se aferró al cuerpo de John, importándole poco que siguieran desnudos-. Es sólo que...trabaje tanto tiempo para que mi abuelo estuviera orgulloso de mí...

-Lo entiendo. -Respondió John, besando a Mark-. No estaba bromeando cuando te dije que te daría el territorio de mi clan si lo quieres.

-No, John. No quiero que me lo des. -Respondió Mark, sorprendiendo a John con su respuesta-. La idea era quitártelo intentando asesinarte, que sólo me lo des es como si no hubiera obtenido nada.

John no pudo evitar soltar carcajadas por el comentario de su compañero.

-Entonces asesiname, Mark. Mi corazón te pertenece, has lo que quieras con él. Entiérrale una estaca, asesiname y quédate con mi territorio si eso te hace sentir mejor. Mientras estés bien con eso, yo también lo estaré.

-¡Eso es tan malditamente cursi! -Gritó Mark, separándose de John-. ¡No te soporto!

-Será mejor que te acostumbres, amor. Porque nos queda una eternidad juntos por vivir.

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Hacer finales feos es mi pasión🥺🥺
Si les gusto la pequeña historia no olviden comentar y si hay algún error gramatical agradeceré que me lo comenten.

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