Capítulo 9 - Salvado por Bart
Josephine
Miro mi flequillo por última vez en el espejo mientras le paso la mano nuevamente, como si con eso pudiera volver a hacerme crecer el cabello, si tuve que hacerme uno, ya que gracias al idiota de Jackson tenía un lado del cabello más corto en la parte frontal, pero ahora hasta me gusta, así que el enojo se me pasó un poco. Rose me ayudó a cortármelo e hizo un buen trabajo.
El flequillo tapa mis cejas, y está un poco más largo en los laterales, pero me queda fenomenal, yo soy fenomenal.
Por fin es el día de entregar ese enorme trabajo; hace días que lo terminé o bueno que Rose lo terminó, y quería entregar el trabajo antes, aunque ella no me aceptaba. Siempre decía que quería que se lo entregara en hora de clase, y por fin ya será. Ya estamos de camino a clase, quiero terminar con esa estúpida profesora.
Cuando llegamos al salón de clase, está repleto excepto por la profesora que no se encuentra ahí. Observo a mi alrededor a todos los chicos, incluido a Jack, Liam, Danielle y una de las rubias que todavía no sé cuál de las dos es, pero tampoco es que me interese mucho. Se pueden imaginar lo mucho que odio esta clase y no solo por la maestra...
— Vamos, sentémonos aquí — Rose hala mi brazo hacia una de las sillas delanteras.
Otra cosa que odio es sentarme delante, pero es eso o sentarme con uno de los imbéciles que está atrás.
Dejo todas mis cosas sobre la mesa, dejo mi mochila en la parte trasera de la silla y luego tomar asiento junto a Rose y comenzar a hablar y a entretenernos en lo que llega la maestra.
— Buenos días, clase — la voz de la profesora nos hace saber que ya llego — espero que todos estén con ánimo de tomar clase.
Créame, nunca estoy con ánimo de tomar clases.
— Pero antes de empezar — toma asiento en su escritorio y se arregla sus horribles lentes que la hacen ver a ella mucho peor de lo que es, — señorita Bennett. Usted pase por aquí y tráigame lo que se debe.
Me doy la vuelta y saco la carpeta llena de hojas con su estúpido trabajo, del que por cierto no aprendí nada. Me levanto de mi asiento y me acerco a ella, dejándolo en su escritorio aunque tenía ganas de arrojárselo a la cara, pero siempre me digo mi mantra.
Si te expulsan de aquí, iras a un convento; así que me limite y media vuelta para dirigirme de nuevo a mi asiento.
— Espero que con esto, señorita, aprenda a no llegar tarde — giro los ojos sin que ella me vea.
— Sí, profesora.
Ella comienza a hojear el trabajo y automáticamente frunce el ceño. ¿Y ahora qué demonios pasa?
— Esto es una broma —exclama en un tono bastante molesto —. Esto está totalmente vacío.
— ¡Qué! — exclamó yo levantándome del asiento — ¿Cómo qué vacío?
— Asimismo, señorita, totalmente vacío — lo mira de nuevo — venga y compruébelo.
Sin poderlo creer, me acerco hacia el escritorio de la maestra y tomo el trabajo de mala gana, lo reviso y me hierve la sangre al ver que tiene razón, está totalmente en blanco, solo se encuentra la presentación y después todas las hojas del trabajo están en blanco.
— Pero, ¿cómo es esto posible? — susurro para mí.
Estoy muy segura de que el trabajo estaba hecho, si lo comprobé yo misma esta mañana. Miro a Rose que me mira con la misma expresión de curiosidad, ella está muy consciente de que yo hice el trabajo, ella me ayudó bastante.
— Señorita Bennett, usted me quiso jugar una broma — me miro reprobatoriamente — porque déjeme decirle que no fue divertida.
— No es una broma — me defiendo — yo hice el trabajo y estaba segura de haberlo puesto aquí — miro la carpeta sin poder creerlo, estaba muy segura de que el trabajo estaba aquí — yo lo hice.
— Bueno, tu carpeta vacía no dice lo mismo — niega la cabeza — lamentablemente tendrá que hacerlo.
— Pero...
— Nada peros.
—Pero, señorita, yo soy testigo de que ella lo hizo — por primera vez escucho la voz de mi compañera Rose. Rose es de las chicas que prefiere tragarse las palabras antes de tener que enfrentar a un maestro, así que me sorprende mucho que se haya parado a defenderse, incluso en la cara de la maestra se puede ver la sorpresa.
— No me interesa quién es testigo o no — ruge la profesora — a final de cuentas, la carpeta está vacía y tendrás que hacer el trabajo.
— Pero...
— Si no quieres reprobar la materia comenzando el año — me quedo mirando sus profundos ojos negros y malvados, es obvio que esta vez no podré defenderme, es eso o reprobaré la materia.
— Bien — digo de mala gana dándome la vuelta.
— Y tendrás que entregarlo hoy en la noche.
!Que¡pero !Esta muy está totalmente demente, ¡eso es imposible!
— Está loca, no poder hacer eso en una tarde.
— Más respeto, señorita — levanta su dedo índice — lo hará y punto; con eso aprenderá a no jugarle bromistas a sus maestros.
Totalmente molesta, doy media vuelta, encontrándome con la patética y guapa pero más patética cara de Jackson, muy sonriente, y no solo la de él sino la de su grupo de amigos.
Pero claro, ¿cómo no se me ocurrió antes?
Me acerqué a ellos dando grandes zancadas.
— Fueron ustedes — lo señalo a todos —, claro que fueron ustedes grupo de idiotas.
— Señorita Bennett, controle su vocabulario — riñe la maestra, pero hago caso omiso.
— Pero si nosotros ni siquiera nos hemos movido de aquí — dice inocentemente Danielle, aunque en su sonrisa y sus ojos puedo ver lo satisfechos que están.
— No sé cómo diablos lo hicieron, pero sé que fueron ustedes — grito, Rose intenta calmarme, pero no la dejo, esta vez no actuaré como la buena.
— Señorita, ya hablé de su vocabulario — gruño, ¿qué importa mi estúpido vocabulario ahora? — además, ellos tienen razón, yo estuve aquí todo el tiempo y yo no me movieron en ningún momento. — explica — o usted llegó antes que ellos y dejó en algún momento su mochila sola.
Suspiro. Ni tengo idea, sé que es increíble; yo llegué antes que ellos y realmente no dejé en ningún momento mi mochila sola. No sé cómo lo hicieron, pero sé que fueron ellos.
— Estoy segura de que fueron ellos.
— ¿Tiene pruebas, señorita Bennett?
Frunzo el ceño a la profesora; al hacer esa pregunta automáticamente, Jackson ancha más su sonrisa; sabe que no tengo forma de acusarlo; cuánto me gustaría poder golpearlo en la cara ahora mismo.
— No, no tengo — farfullo.
— Pues tome asiento, señorita, ya hemos pedido mucho tiempo.
Gruño bastante molesta cuanto odio esta escuela, cuánto odio a la profesora y sobre todo cuando odio a Jackson Lombard.
La estúpida maestra comienza a dar la clase, y realmente no presto nada de atención. Todavía tengo la cabeza pensando cómo demonios sacaron mi trabajo de mi carpeta, porque soy consciente de algo y es que en verdad ellos no se movieron y mucho antes de entrar a clase yo me aseguré de que estuviera ahí. ¿Entonces, cómo lo hicieron? Imbéciles, tendré que hacer este trabajo otra vez y esta vez yo sola.
Tendré que tomar todos mis pequeños tiempos libres para poder hacer ese trabajo y poder entregarlo mañana en la noche.
El timbre suena sacándome de mis pensamientos.
— Chicos, antes de irse — nos detiene la maestra — recuerden que tenemos el examen de selección del año para la semana próxima.
Mierda, otro estúpido examen. Esta escuela, al parecer, solo se basa en exámenes.
Todos los estudiantes comenzaron a salir del aula apresurados. Casi es hora de comer. Camino junto a Rose hasta nuestros casilleros. Nos detenemos en estos y comenzamos a dejar nuestras pertenencias.
— Rose, ¿qué es ese examen? — pregunto mientras termino de poner todas mis cosas en el casillero.
— Es un examen súper importante — me comenta Rose.
— Para ti siempre los exámenes son súper importantes.
Ella ríe, realmente ella se ve bastante bonita cuando ríe, pero lo hace muy poco y cuando lo hace casi siempre tiene la cabeza baja. Creo que debería dejarse verse más, ella es realmente hermosa, pero es como la típica nerd de los libros, siempre lleva cosas grandes puestas, siempre con la cabeza metida en los libros o en su dibujo, ya que a ella le encanta el arte, y por último esos enormes lentes que no le dejan ver sus enormes y lindos ojos verdes; ella realmente cubre mucho su belleza. A veces me sorprendo de que ella y yo seamos tan amigas, ya que ella es tan callada y diremos que tan nerd, a diferencia de mí que soy tan explosiva y poco estudiosa, o bueno, así ella se refiere a mí.
— Es un examen que manda el Estado para ver el rendimiento de los estudiantes — me explica —. Lo mandan a todas las escuelas del país; el único problema es que aquí hay una regla.
— ¿Cuál?
— Si no pasas el examen, te sacan de la escuela.
— ¿Qué? — exclamó — pero sí nos van a sacar para que nos acepten.
— Sabes que aquí hay hijos de personas muy importantes, así que no se atreven a rechazarlos, pero si no pasa el examen es una excusa válida para sacarte de la escuela.
—¿Y por qué algo tan drástico como sacarte de la escuela? — pregunto interesada.
— Porque al final del día esta escuela tiene cierto prestigio y siempre van a querer a los mejores, pase lo que pase — explica — aunque no lo creas, las personas que siguen aquí es porque son los suficientemente aptos para estar aquí — se encojo de hombros — aunque no negaremos que hay algunos que hacen cierto rejuego.
Mierda. Ahora, si le veo la importancia, no me preocupaba, debido a que sé que Rose todo lo exagera, pero parece que es con razón que lo exagera. Pero tendré que estudiar día y noche, porque ya mis padres me sentenciaron: si me sacan de esta escuela tendré graves problemas con ellos.
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Apenas son las nueve en punto de la noche y acabo de terminar el trabajo, pensé que por lo tarde ella me perdonaría y dejaría que lo entregara mañana, pero aun así me comunicó que tendría que ir al curso para entregarlo. Me comunicó que estaría ahí corrigiendo unos exámenes.
Me estiro un poco y me miro en el espejo. Ya las raíces de mi cabello natural están a la vista. Tendré que retocar el color de mi cabello de nuevo.
— Rose — me levanto de la silla, percatándome de que esta vez esté el trabajo — iré a llevar este trabajo.
— ¿Quieres que te acompañe? — cierra su libro por la mitad.
— No, no te preocupes, volveré dentro de un rato.
No quiero molestarla, ya que ella está en pijamas y se tendría que poner una ropa para salir; además, ¿qué me puede pasar aquí en un lugar que está rodeado de vigilantes?
Salgo de la habitación y voy tarareando una canción hasta llegar hasta el aula donde pude encontrar a la maestra corrigiendo cosas. ¿Esta mujer no tiene un esposo que atender? Digo por qué estás tan tarde en el trabajo, no es normal.
— Disculpe — ella levanta la mirada — ¿Puedo pasar? — ella asiente.
Yo paso y como no tengo intenciones de hablar con ella, simplemente coloco el trabajo sobre la mesa y me doy la vuelta con intención de irme, pero ella me detiene.
— Señorita Bennett, espero que haya aprendido la lección — giro los ojos, pero asiento — y espero que estudie mucho para el examen de la próxima semana, por su situación.
¿Cómo está mi situación? — pregunto un poco extrañada.
— Bueno — se arregla sus lentes — es un examen para verificar su rendimiento en la escuela de años anteriores, para ver si esta acta para estar aquí — ella recoge sus cosas y se para de su asiento — y por su nota no creo que lo vaya a pasar, pero bueno, la vida da muchas sorpresas.
Esa idiota, sé que no soy buena estudiante, pero creo que su deber no es recordármelo.
Giro los ojos y lo único que digo —sí, profesora.
Ambas salimos del salón, claro que en diferentes direcciones. Aunque veo que la hoja se cae de su grupo de hojas, me acerco y me bajo a buscar la hoja.
— Maestra... — cierro la boca cuando leo en la hoja, "examen oficial, de selección de alumnos" junto al nombre de la escuela.
Miro a ambos lados, percatándose de que no me ve nadie, lo doblo levemente y lo guardo en mi mochila; créanme, yo lo necesitaré mucho más que ella, vuelvo y me percato de que no hay nadie; sigo mi camino rápidamente.
— Josephine.
Dejo salir un grito de lo más profundo de mi garganta. No esperaba encontrarme a nadie aquí.
— Qué dramática, ni que hubieras visto un fantasma.
—Creeme, Jackson, prefiero haber visto un fantasma y no a ti — digo un tanto nerviosa, ¿de dónde salió? ¿Me habrá visto?
— Un fantasma no es tan guapo como yo — giro los ojos, engreído, sé que es guapo, pero también es muy engreído — lindo flequillo — se burla y yo contengo todas mis ganas de golpearlo.
Sigo mi camino con dirección a mi habitación.
— No entiendo, si esta escuela es tan grande, porque siempre tengo que encontrarte.
Escucho una pequeña risa y algo se revolotea dentro de mí. Quizás tengo algo de hambre.
— Josephine, no te enseñaron que cuando las personas quieren darte algo tienes que detenerte.
Me giro en mis talones y lo miro con algo de cansancio, y no solo porque sea él sino porque también pasé la tarde completa haciendo el trabajo de la maestra.
— Quería devolverte esto — busca algo en su mochila, rebusca por un rato en ella y luego me pasa una carpeta con una sonrisa satisfecha.
Aprieto la mandíbula, porque algo me dice que esto es mi trabajo, antes de hacer cualquier locura decido abrir la carpeta y comprobar mi teoría, y si es mi trabajo, lo puedo notar debido a que son las letras de Rose, ¿pero cómo demonios los hizo?
— ¿Cómo lo hiciste? — pregunto antes de perder la compostura.
— Magia — abre los ojos y la boca como si estuviera hablando con un niño pequeño.
— Imbécil — gruño como un animal — casi tengo una maldita parálisis en la mano por ese estúpido trabajo.
— Si lo sé — se burla de mí —, de seguro nunca habías hecho tanta clase en tu vida completa.
Aprieto tanto la mandíbula que estoy segura de que casi rompo mis muelas, en un gran impulso le arrojo la carpeta sobre él, deparando las hojas de un lado al otro, por el impacto él tropieza y cae de culo, así que aprovecho y me lanzo a él.
— Idiota, me tienes harta — él intenta soltarse de mi agarre, pero no lo logrará, juro que le desfiguraré su guapo rostro, así se me hará más fácil odiarlo— maldigo el día que te conocí.
En el forcejeo, ambos caemos al suelo, yo sobre él, aun manoteando, arañando y jalándolo y él tratando de soltarse.
— Suelta loca — lo escucho gritar, ¿loca? Él ni se imagina cuán loca estoy.
— Nunca imbécil — grito.
Él hace todo el intento de alejarme, pero no puedo, con la furia que tengo quiero arrancarle la piel de la cara.
Después de un segundo, siento unos brazos alrededor de mi cintura que me separan del imbécil de Jackson.
No, por favor, todavía no lo he mordido.
Tranquila, Josephine — puedo distinguir la voz de un hombre, pero ahora mismo no sé quién es—, pero ¿qué les pasa a ustedes dos?
Me giro encontrándome a mi primo, Bart. ¿Qué hace a esta hora por aquí?
— No sé, está loca — me acusa Jackson mientras se arregla el cabello y su camisa.
— Loca tu abuela — intento volver a golpearlo, pero el Bart me toma el brazo y me detiene.
— Tranquila, Joey —. Sé que me lo dice con toda la confianza del mundo porque somos familia.
Él me conoce muy bien y sabe que soy capaz de sacarle los ojos si es necesario.
— A su habitación ambos y que sea la última vez que los encuentro peleando.
Mi primo me da una mirada que me reprende; sé que habla en serio y que sea su prima favorita. No me sacará de esto esta vez.
— Bien — giro los ojos.
Le doy una última mirada al imbécil que me devuelve una burlona.
Salvado por la campana, o mejor dicho, salvado por Bart, quizás esta vez lo sacaron de esta, pero la próxima no se salvará de que le saque los ojos.
Joey and Jack acaba de ganar un concurso de romanceeeee
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