Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5 - Todo los que sabes de Jackson


Josephine

Miro la hora en mi teléfono; veo que son las 10:10 AM; hace 10 minutos debería haber llegado el profesor, pero bueno, no me quejo. Mientras más tarde llegue, menos clases, mejor para mí. Bajo el teléfono, inspeccionando todo el salón; cada quien está en un grupo aparte, los raros de un lado, los cerebritos de otro y así sucesivamente. En cambio, yo estoy sola. Odio ser la nueva; la única amiga que tengo por ahora es Rose y, desgraciadamente, esta es una de las pocas clases en las que Rose y yo no estamos juntas.

Vuelvo y tomo mi teléfono y comienzo a revisar redes sociales y cosas triviales hasta que el murmullo que se escuchaba hace un momento ya dejó de escucharse. Un impresionante olor a colonia de hombre entra por mis fosas nasales, haciendo que mueva la nariz por el impacto; una persona se posa frente a mí, haciendo que levante mis ojos y choque con unos ojos celestes que me miran fijamente.

— ¿Podemos hablar? — pregunta Lombard sin moverse de su posición.

Yo lo miro unos segundos hasta que hablo.

— No.

Vuelvo mi mirada a mi teléfono, restándole importancia a que Jackson se encuentra parado frente a mí. Él da un suspiro exagerado. Incluso me lo puedo imaginar girando los ojos. Él, con toda su hostilidad, me arrebata el teléfono de las manos.

— Oye, ¿qué demonios te pasa? — frunzo el ceño —. Devuélveme mi teléfono.

— Lo diré una vez más de buena manera — dice o, más bien, parece una amenaza —. ¿Puedo hablar contigo?

— ¿Y así me desharé de ti? — él asiente como si fuera un niño pequeño — bueno, ya que.

Él iba a comenzar a hablar, cuando, de un momento a otro, mira hacia todos lados, logrando que yo imite su acción y me percato de que toda la atención está puesta en nosotros. ¡Qué metiches!

— Deberíamos hablar afuera — sugiere. Sonrío porque ya puedo molestarlo.

— No, no me apetece — me encogí de hombros —. Si quieres hablar conmigo a solas, tendrás que esperar a que la clase termine para que todo el mundo salga.

El castaño resopla cansado de mí y puedo asegurar que es mutuo. Se da la vuelta con dirección a la puerta. ¿A dónde va este imbécil? ¿Será que Jackson Lombard hará lo que yo digo y esperará? Yo miro atentamente lo que hace y, cuando creo que él va a salir, hace lo contrario; abre la puerta a más no poder.

— Todo el mundo salga de aquí ahora — dice en un tono alto pero a la vez moderado. Todo el mundo se ve confundido — 1...

Comienza a contar y, antes de que llegue al dos, las personas que se encontraban aquí están literalmente en la puerta, peleando por salir como si se tratara de un incendio. Cuando la última persona sale, dejándonos solos, él cierra la puerta y comienza a acercarse a mí.

¿Por qué estos imbéciles salen tan rápido? Me lo hubiera dicho a mí y me quedo sentada a propósito. Aunque debo admitir que eso fue un poco impresionante.

— Admito que eso fue impresionante — admito sincera.

— Todo lo que yo hago es impresionante — toma una silla que estaba antes en la mesa de adelante, la gira y, en un movimiento, se sienta en ella con las piernas abiertas, quedando frente a mí.

Yo simplemente giro los ojos. Arrogante.

Desde su lugar, él me observa unos segundos como si estuviera analizándome. Puedo sentir cómo sus ojos repasan cada centímetro de mi rostro, y eso me pone de los nervios. ¿Qué rayos me ve este imbécil? No tolero que se me queden viendo durante mucho tiempo.

— Sé que soy hermosa, pero sabes, no tengo todo el día — escupo tratando de tomar mi teléfono de sus manos, pero él, en un movimiento más ágil, lo guarda en su bolsillo trasero donde no lo puedo alcanzar. Suelto un suspiro, girando los ojos. Es increíble cómo alguien puede sacarte de tus casillas tan solo en unos segundos. — ¿Qué quieres, Jackson?

— ¿Quiero que me digas qué fue lo que te sucedió hace unos días? — pregunta tomándome por sorpresa.

— No sé de qué me hablas — intento evadir el tema.

— Claro, que sabes de lo que te hablo — me mira directamente a los ojos como buscando algo — hablo de qué te pasó al momento que estuve a punto de tirarte a la piscina.

— No me pasó nada.

Sigue mirando mis ojos, como si con los de él pudiera sacarme la verdad, y solamente está tratando de que yo lo diga, pero no lo logrará. Si los grandes profesionales no lo lograron, mucho menos él.

— En serio, me dirás que no te pasó nada — me mira incrédulo — lloraste y me rogaste que te soltara — me recuerda todo lo que hice — y aunque desgraciadamente te conocí hace unas semanas, he notado que no eres ese tipo de chica de las que chillan cuando quieren salir de un problema; más bien, tú eres la que provoca el problema.

Muy bien, Joey, piensa, piensa, sal de este tema. Pongo una cara tierna — WOW, Jackson, y tan pendiente me tienes que en unas semanas ya sabes mi forma de ser.

Él suelta una risita sarcástica y enarca una ceja — no intentes cambiar el tema que no te funcionará.

— ¿Sabes lo que es la actuación? — él sube ambas cejas — eso hice, Jackson, actué para que me dejaras tranquila y no me tiraras a la piscina. ¿Feliz? Ya resolví tu misterio, ahora puedes darme mi teléfono.

Pongo mi mano abierta en dirección a él con la finalidad de que me devuelva mi teléfono, pero él simplemente la ignora. Gira la cabeza levemente hacia arriba mientras niega. Quisiera ahora mismo tener un lápiz para enterrárselo en la garganta.

— Aunque sea difícil de creer, mi papá me obligó a tomar dos años de actuación, para que acompañara a mi hermana — habla sin quitar la mirada del techo — créeme, tú no actuaste en ningún momento. Tú tuviste un ataque de pánico real.

No quiero hablar de eso, no quiero y no quiero. ¿Qué le pasa? ¿Acaso no capta que desde que empezó a hablar sobre el tema lo estoy intentando evadir y él sigue y sigue? Incluso me está poniendo nerviosa. Cuando no quiero hablar de algo, simplemente no quiero y punto.

— Sabes que, Jackson, no me importa si piensas o no si estaba actuando — elevo la voz y me paro de mi asiento—, además, si a mí me estaba dando un ataque de pánico o no, a ti qué demonios te importa.

Lombard se queda unos segundos mirando de forma sorpresiva. Abre la boca como si quisiera decir algo, pero la cierra al momento, dándome a entender que se acaba de arrepentir de decir lo que iba a decir. Mueve su mirada hasta tu lado izquierdo y después vuelve hacia mí con su mirada fría habitual, dándome un poco de sorpresa, aunque no lo demuestro. Es como si dijera algo que lo transformara completamente.

— Es verdad — me da la razón y por fin quita sus ojos de los míos — eso no me interesa, pero te dejaré algo muy en claro — se acerca — la próxima vez que me provoques, no me importará si te da un ataque o qué rayos te pasen; si lo vuelves a hacer, te asesinaré — amenaza.

Giro los ojos — mira cuánto miedo me provocas — digo y muevo mis manos simulando que estoy temblando.

— No me retes, Josephine.

Me acerco a él, quedando muy cerca, claro, solo del rostro, ya que la mesa se encuentra en medio de nosotros. Miro su rostro desde sus ojos. Comienzo a bajar hasta su nariz adornada de un sin fin de pecas y llegar a sus labios, e inconscientemente me quedo parada en ellos. Aunque mi mente me dice que tengo que quitar la vista, una parte de mí quiere quedarse. Tiene unos labios completamente rosados; incluso parecen falsos como si utilizara pintalabios, pero aparentemente son naturales. No puedo negarme a mí misma que en este preciso momento me gustaría besarlo, aunque es el imbécil de Jackson. Él deja salir una sonrisa, mostrando todos sus dientes blancos y sus lindos hoyuelos.

—¿Por qué me miras así? — Se acerca más. — ¿Acaso quieres que te bese? — pregunta con un poco de burla.

— No — enarco una ceja —, no quiero que se me peguen tus enfermedades.

— ¿Estás segura? — asiento con toda la seguridad del mundo — tus labios me dicen una cosa, pero tus ojos demuestran otra.

— Ahora lees las mentes — suelto una risa con bastante ironía — dime qué estoy pensando ahora.

— Mmm... — hace como si estuviera pensando — ¿Qué quieres que te bese?

— No lo creo.

— Comprobémoslo.

Se para de la silla y se mueve dando vuelta a la mesa, quedando frente a mí. Me acorrala contra la mesa, colocándose frente a mí.

— ¿Qué crees que haces? — gruño.

Pone sus manos en ambos lados para que así no pueda salir de ninguna forma. Acerca su rostro peligrosamente hacia mí; hago el intento de quitarme, pero su mano se presiona en mí, nunca impidiéndome el movimiento. Se acerca tanto, que puedo sentir su respiración, chocar con mis labios y al mismo tiempo con mis fosas nasales, dando evidencia de que, antes de entrar aquí, estaba comiendo el chicle de fresa. Estoy en un pequeño estado de shock porque hace unos segundos quería enterrar un lápiz en la garganta y ahora estamos casi besándonos.

Estoy totalmente inmóvil porque si hago un leve movimiento, nuestros labios se juntarían. Él toma mi cuello y me acerca más a él. Yo cierro los ojos esperando el beso. ¿Realmente voy a besar a Lombard? ¿Estoy segura de que quiero hacerlo?

Abro ligeramente la boca involuntariamente, como si esperara que pegara sus labios de los míos.

Cuando el momento estaba a punto de llegar, escucho una gran carcajada por parte de Jackson. Se aleja de mí mientras va riendo y yo solo me quedo observando, confundida. ¿De qué se ríe?

—¿Realmente tú pensaste que yo te iba a besar? — pregunta con bastante burla, a lo que yo no sé siquiera qué respondo. Sinceramente, yo sí pensaba que lo iba a hacer. —Qué patética eres y así negabas querer besarme — sigue riendo como si le hubieran contado lo más gracioso de su vida.

Yo tan solo me limito a mirarlo de una manera que si las miradas mataran, él estaría 7 pies bajo tierra. Ese maldito me engañó y lo peor es que debo admitir que yo me lo creí por un segundo. Realmente creí que él me quería besar.

Saca mi teléfono de su bolsillo trasero y lo deja caer en la mesa, se comienza a alejar caminando de espaldas y, con su rostro lleno de burlas, todavía mirándome. Al llegar a la puerta, me guiña un ojo mientras sale dando un portazo. Realmente debí buscar el lápiz y clavárselo hasta verlo ahogarse en su propia sangre. Ahora estoy aquí parada como una idiota y debo admitir que el idiota esta vez ganó.

Juro que algún día mataré a Lombard.

..................

Busco mi libro de sociales por quinta vez en mi casillero. Me gustaría saber dónde lo dejé. Por favor, por favor, que no lo haya dejado en la habitación. Apenas tengo 15 minutos y llegar a la habitación me tomaría mucho más tiempo y más trabajo. Bien, Joey, búscalo de nuevo. Quizás, la sexta es la vencida. Busco todo mi casillero por sexta vez y suelto un pesado suspiro cuando me doy cuenta de que al parecer sí lo dejé en la habitación. Mierda, Joey, tendrás que ir a buscarlo.

— Joey — una voz me llama.

Mi piel se eriza, porque yo conozco esa voz.

Me giro.

— Mike — arrugo las cejas.

Su cabello rubio está más corto, y ahora está mucho más alto, y ahora que lo miro mejor no era tan guapo; no sé por qué antes sí lo encontraba tan guapo.

— Joey, no pensé volver a verte en mi vida.

Yo realmente esperaba que no tuviera que volver a verlo en mi vida.

—Para mi mala suerte lo volvimos a hacer —escupo—; por favor, dime que no estudias aquí.

— Pues sí lo hago.

Me ensaña su chaqueta que tiene el logo muy claro de la escuela. Mierda, pensé que en esta escuela no podía pasarme algo peor que estar con Lombard, y pasó y es encontrarme con este chico.

Mike y yo duramos un tiempo saliendo, y recordó que tuvo que irse de viaje con sus padres unas semanas. Lamentablemente, el viaje era para los días de su cumpleaños. Así que quise darle una sorpresa, logré que mis padres me dejaran ir y no se imagina qué mentira más grande tuve que decir para que me dejaran ir, pero lo logré, me dejaron ir y volé hacia donde se supone que estaba, pero resulta que la sorprendida fui yo; no era ningún viaje de sus padres, sino que el señorito aquí, al parecer, tenía otra novia a la cual estaba visitando.

Pues para no armar un problema, le dije que hablamos cuando volviera al país, pero resulta que jamás volvió, y después, cuando quise averiguar, supe que él y sus padres se habían mudado del país, prefirió mudarse del país que enfrentarme, ese cobarde.

— Joey, deberíamos hablar — murmura.

Y dejo salir una risa desde el fondo de mi garganta.

— ¿Sobre qué, Mike? — pregunto.

— Sobre lo que pasó yo...

Arrugo las cejas tanto que quizá me rompa la piel yo misma.

— Mike, no me interesa hablar de lo que pasó hace tiempo.

— En serio — suplica — por favor, Joey, no te deje porque quise. Mis padres se enteraron de lo que sucedió, así que decidieron que nos fuéramos. — Explica —dijeron que no querían un arreglo con tus padres.

Giro los ojos.

— Bien — asiento — eso fue culpa de tus padres, pero el hecho de que me engañaras también fue por tus padres.

Abre la boca y vuelve y la cierra; sé que no tiene para enfrentarme. Mike siempre fue un cobarde, que era un bueno para nada; quizás lo único que me impresionaba de él por el hecho de que era el chico más guapo de la escuela y, si soy sincera, saber que estaba con el chico más guapo de la escuela, eso me subía un poco el ego.

— Joey, en serio siento eso, yo... — cierra la boca y sé que se está inventando todo lo que dice — era un inmaduro y... Pero te extraño, tú aún me importas y me encantaría que me dieras otra oportunidad.

Suelto algunas carcajadas.

— Al menos sigues siendo gracioso — cierro el casillero y hago el intento de seguir caminando, pero él se interpone —. Mike, déjame en paz.

— Joey, por favor.

Dejo salir un largo suspiro desde el fondo de mi garganta y miro hacia otro lado, buscando con qué entretenerme para no golpear a este chico. Hoy no estoy de humor.

— Señor Olson, deje a la señorita en paz y se largue ahora mismo — escucho una voz gruesa que se me hace bastante conocida.

— Pero — Mike intenta refutar.

Pero la voz de nuevo lo interrumpe, — ahora.

El chico me pasa por el lado chillando por lo bajo. Suspiro aliviada.

— Muchas gracias por... — me giro, y me toma por sorpresa ver al hombre rubio frente a mí. — BARTH¡¡¡¡¡¡no puede creer que estás aquí! —chilló saltándose casi encima con un gran abrazo, lo cual él recibe con mucho gusto.

— Tus padres no me dijeron que estudiaras aquí.

— Ni tú me dijiste que trabajar aquí — reprocho mientras miro su pequeña plaqueta que dice Profesor Bennett —. Ya no somos los primos que nos confiamos todo.

— Claro, no, ya no es igual. Yo soy todo un adulto y tú una niña —chista con burla.

— ¿En serio? ¿Desde cuándo? —Enarco una ceja divertida.

— Desde que trabajo — chilla de una forma divertida, haciéndome reír.

Bartolomeo Bennett es lo más parecido que tengo a un hermano, aunque en realidad es mi primo, hijo de la hermana mayor de mi madre. A pesar de la diferencia de edad, éramos inseparables hasta que se tuvo que ir a la universidad.

— ¿Oye, qué clase impartes? ¿Me darás clase? — Comenzamos a caminar.

— No lo creo. Yo doy una clase optativa; incluso el tipo de clase que doy no son obligatorias — me explica — a menos que te gustaría apuntarte para estar con tu bello primo...

— ¿Clase especial?

— Son clases particulares que ayudan a los chicos que van a estudiar esa carrera —explica—. Yo doy la carrera de administración de empresas.

A sí, recuerdo que él estudió eso.

Hago una mueca — no quiero esa carrera — digo, causándole que se ría un poco.

—¿Por qué no me sorprende?

Unos pasos llaman mi atención y noto cuando el rey de la colmena pasa en conjunto con su reina. Jackson y Danielle me pasan por el lado, pero noto cómo Jackson me da una breve mirada, pero rápidamente la quita.

— Oye, una pregunta — digo haciendo que se pare, con la mirada puesta en el chico que va por el pasillo.

— ¿Qué?

— ¿Conoces a Jackson Lombard?

— Bueno — duda un segundo — sé que es hijo del dueño de la escuela, que tiene una gemela y algunas cosas más.

— Qué bueno —él frunce el ceño.

— ¿Qué pasa, Josephine?

— Nada — encogí de hombros —, solo quiero que me digas todo lo que sabes de Jackson Lombard.

Los invito a mi redes sociales, para mas contenido....

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro