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Capìtulo 19 - Detenciòn



Josephine

Días después.

— Vamos, Rose, necesito que te calmes — le digo como por quinta vez a la pelirroja que se encuentra a mi lado.

Ella respira como si el aire no estuviera fluyendo, como si la cabeza le fuera a explotar, cosa que realmente no está pasando.

— ¿Cómo quieres que me calme? — grita haciéndome sobresaltar —. Nunca había estado en detención — sigue intentando respirar.

— No es tan grave, Rose — intento calmarla —, te lo dice alguien que iba mucho a detención.

— Quizás no es tan grave para ti que estás acostumbrada — auch, qué directa aunque es cierto —, pero para mí lo que nunca me había pasado puede perjudicarme en mi historial perfecto.

Dios, pero ¿qué demonios pasa con Rose? Está a punto de darle un infarto por el simple hecho de que estamos en detención?

— Rose, ¿crees que por estar en detención te quitarán la beca?

— Sí — chilla de nuevo.

— Haremos algo — me arreglo en la silla para quedar frente a ella —. Si te quitan la beca, yo te pagaré la escuela hasta que termines.

Le digo realmente para tranquilizarla; estoy muy segura de que no se la quitarán por el simple hecho de una pequeña detención, y si lo hacen, prometo incendiar la escuela.

— Te haré firmar un contrato — dice.

— Está bien — sonrio al verla más tranquila.

— Joey — ella me habla más calmada, logré mi prometido, que era calmarla — todavía no puedo creer cómo terminamos en detención.

Sonrío recordando la forma en que ambas quedamos en detención.

Flashback

— ¿Para qué esa lata de pintura? — le pregunto a Rose.

— Es para tapar las filtraciones — deja la lata de pintura cerca de la ventana.

— Deberíamos llamar a mantenimiento para eso — le pregunto un poco confundida.

— Lo hice tres veces — se queja la pelirroja — y no vinieron, así que lo haré yo.

Me levanto de mi cama y me acerco a ella; analizo la lata de pintura. Cuando Rose levanta la tapa, puede observar el color verde de la pintura. Pongo una cara de asco; odio ese color.

— Rose, ¿vas a pintar de ese color? — cuestiono mientras observo la pintura asquerosa.

— Sí, ¿qué tiene?— se encoge de hombros.

—Qué odio ese color — admito sincera.

— Bueno, solo pintaré algunas cosas, no es la habitación entera.

Tomó la pintura; mejor la cambiamos por otro color.

Rose también toma la otra parte de la lara para detenerme.—No, Joey, yo compré esta pintura, no la botarás.

— No te preocupes, yo te devuelvo tu dinero y compro la otra — intentó volver a hallarla, pero ella me detiene.

— No, Joey, quiero esta.

—Suéltalo, Rose.

— Suéltalo tú, Joey.

Ambas comenzamos a jalar el bote de pintura de un lado para otro y la pintura que está dentro comienza a tambalearse dentro de la lata. Las dos seguimos hablando sin importar que alguna pizca esté salpicando.

En un jalón fuerte logro que Rose suelte la lata, pero tan fuerte que sin querer termine lanzándose por la ventana que, para nuestra mala suerte, estaba abierta.

Ambas nos quedamos perplejas.

— La pintura acaba de caer por la ventana — susurra Rose sin poder creerlo.

— Sí, eso pasó.

— Joey, sabes que estamos en una tercera planta.

— Sí, eso también lo sé.

— Deberíamos ver.

— Mejor no — niego con la cabeza.

Las dos, mejor decidimos no mirar por la ventana y quedarnos en nuestra habitación con la incertidumbre de lo que pasó.

Luego de 5 minutos tocan la puerta.

Yo me levanto a abrirla, y la profesora de matemática, que se encuentra desde el cabello a la punta de los pies embarrada de pintura verde, nos mira furiosa.

— Hola — digo y le doy una pequeña sonrisa .

— Están castigadas las dos — grita, dejándome casi sorda.

¡Fin del flashback!

— Yo tampoco me creo que por esa porquería estemos en detención.

Ambas comenzamos a reír para luego ver cómo más estudiantes entran al salón dejándonos saber que están en detención, ya que para esto es este salón y, por último, las personas que entran aparte de la profesora son Liam y Jackson. Nunca pensé que estos dos estarían en detención.

Mi mirada recae en Jackson, que me mira y automáticamente mi cara arde. Tenía unos días evitándolo y ahora lo tengo aquí a mi lado, encerrado conmigo por unas horas en cuatro paredes. Giro la mirada.

— Bien, chico, ahora comienza su detención — habla la profesora mientras se acerca al escritorio —. El castigo consistirá en que limpiarán varias partes de la escuela en pareja de dos — Rose y yo nos miramos y nos damos una sonrisa de labio cerrado — pero las parejas las elegiré yo.

Los pocos que nos encontramos aquí comenzamos a abuchear.

— No me importa si quieren o no, esto no es un trabajo escolar, sino un castigo, así que cállense.—Con eso último todo el mundo hizo silencio.

La maestra comienza a decir nombres. de las personas que estarán en pareja y de repente dice dos nombres que hacen que se me pare la respiración.

— Josephine y Jackson.

Ambos nos miramos y la frase sale en automático de mi boca si tengo miedo de estar sola con él.

— Espere, profesora, ¿no podría ser con otra persona? — levanto la mano.

Frunce el ceño.— ¿Por qué tienen problemas?

Bueno, no voy a decir que tengo un pequeño pánico de estar de nuevo sola con Jackson y que no nos podamos controlar, y no sé...

— Más bien, no nos llevamos bien — creo que eso es más fácil de explicar que lo otro.

— Pues mejor, se quedarán juntos.

Demonios, pero qué maldita, ni siquiera porque literalmente le supliqué con los ojos.

Luego de que la profesora termina de decir todo a los compañeros, le tengo tanta envidia a Rose, ya que le tocó con una chica que se ve que es tan dulce, a diferencia de mi estúpido pero sexy compañero. Nos acercamos a la profesora.

— A ustedes les toca la biblioteca.

Cuando dice eso, ambos nos miramos con complicidad recordando que nuestro primer beso fue en la biblioteca.

Ambos comenzamos a caminar al lugar que nos corresponde, en un gran silencio, pero no me molesta tampoco que me interese tener que establecer una conversación con él.

Llegamos a la biblioteca.

— ¿Qué se supone que haremos? — pregunto de manera retórica.

— Limpiar — responde como si estuviese hablando con él — nunca lo has hecho, princesa.

Entrecierro mis ojos —imbécil—, farfullo.

Ambos comenzamos a recoger libros y ponerlos en los estantes. No entiendo por qué las personas no pueden poner los libros donde van, si es tan fácil, si los estantes tienen las etiquetas de los libros que deben ir ahí.

— ¿Y tú, por qué estás en detención? — Me sorprendo al escuchar su voz.

— Digamos que tenía un bote de pintura y terminó sobre una maestra — él se ríe dejando ver sus pronunciados hoyuelos, y el corazón me da un vuelco.

Me sonrió, contagiándome también.

— ¿Y tú, por qué estás en detención? — Subo ambas cejas — me sorprendo de que estés aquí.

— Sé por qué te sorprende — se encoge de hombros —, pero la señorita Matteo es administrativa de esta escuela, tiene casi el mismo poder que mi papá — comenta —, así que...

Sonrio; Jackson siempre hace las cosas contando con que ningún profesor lo castigará, pero al parecer ya encontró a la que no le importa lo que diga su papá.

— No comprendo por qué esta biblioteca está tan desordenada — comenta mientras mira la montaña de libros que tenemos que ordenar —, aquí básicamente no viene nada.

— Eso es cierto — estoy de acuerdo con él.

Aunque seguimos ordenando los libros, creo que por primera vez en la vida Jackson y yo estamos en un mismo lugar de manera cómoda y sin pelear. Creo que quiero grabar este momento.

Bueno, hace algunos días estábamos sin pelear relativamente.

Luego del largo rato entre los dos recogiendo los libros, terminamos. Saco mi teléfono de mi bolsillo trasero y miro la hora: son las 6 y 30 de la tarde.

— Creo que ya debemos irnos.

No quiero estar tan sola aquí .

— Sí, eso creo — me sonríe y mi corazón se acelera.

Ambos vamos a la puerta y tomo el pomo de la puerta llevándome la sorpresa de que está cerrada. Intento forzarla, pero, aun así, no abre.

—Está cerrada — afirmo.

— ¿Qué? — exclama Jackson —. ¿Cómo que cerrada?

— Cerrada — escupo. — ¿No sabes cuándo algo está cerrado?

—Sí lo sé —entrecerra los ojos —, pero es que no lo estás haciendo fuerte; dudo que esté cerrada.

— Pues porque no lo intentas, Hulk — bufo mientras me quito de la puerta para que él pase.

Se acerca a la puerta y hace lo mismo que yo, intenta abrir la puerta, pero tiene el mismo resultado, sin poder abrirla.

— ¿Qué sucede, Jackson? — me cruzo de brazos — No pudiste aplicar tu mega fuerza.

Mientras me ignora, rueda los ojos y saca su teléfono para luego alzarlo lo más alto que se pueda.

— Ni siquiera hay señal.

Miro mi teléfono también para darme cuenta de que, es cierto, no tenemos señal.

— Bueno, no nos preocupemos, alguien nos extrañará y van a venir a buscarnos — dice muy seguro.

.................

Y Jackson estaba muy equivocado, ya son las 10:00 p. m. y aún seguimos en la biblioteca . Ambos gritamos, tocamos e intentamos buscar salidas, pero aún seguimos aquí; nadie ha venido.

— No puedo creer que todavía seguimos aquí — niega Jackson —. Pensé que me extrañarían más.

— Bueno, ya puede saber que no eres tan importante como creía — me regala una mirada asesina — aunque de todo lo que me sorprende es que tu novia no te haya buscado.

Eso sale de mi boca de repente y una punzada llega a mi pecho, porque me recuerdo lo que paso con Jackson teniendo novia, pero no digo nada.

— Danielle — se ríe para sí mismo —, lo dudo mucho.

— Porque lo dices de esa manera — lo miro extrañada —, hablas como si ella no te extrañara.

— Es que no creo que lo haga.

— ¿Ella no te quiere? —cuestionó sin titubeo — Digo, porque si fuera mi novio, te estaría buscando.

Sonríe, y me fijo en las pecas muy bonitas, regadas por su nariz y ambas mejillas, que le dan un toque tierno.

Él me observa unos segundos, pero luego niega con la cabeza.

— Pues, la relación de Danielle y la mía es algo diferente — ladea la cabeza, mientras se recuesta más de la pared.

— Me imagino — giro los hombros —. No sé cómo la soportas, tiene una voz súper chillona.

—Sí sé que ella a veces puede ser un poco molesta — muerde su labio inferior —, pero cuando la conoces bien es una buena chica, créeme, tengo toda mi vida conociéndola. Eso es solo apariencia.

Mi corazón hace un movimiento que me diente un momento. Ante mis ojos, Jackson se ve hasta un poco diferente; me parece tan tierno al ver que Jackson no es el típico idiota que comenzaría a hablar mal de Danielle, sino que habla muy bien de ella y de su relación extraña. No sé por qué ese pequeño acto me causa tanta alegría.

— Me sorprendes, Jackson.—Él me mira dudoso y sé que se pregunta por qué digo eso — es que pensé que eres el típico idiota que usa a las mujeres, las deja y luego habla mal de ellas.

Niega — tengo a mi hermana gemela, que es mi mundo — comienza —. No me gustaría escuchar a un imbécil hablar mal de ella, ni que la utilice para lastimarla. — sonrio como una tonta —. Así que no lo hago yo —. Estúpidamente, mi corazón se acelera.

— Pues no eres un mujeriego, como pensé.

Vuelve y niega — además, no he tenido muchas chicas en mi vida; si soy sincero, Danielle es la única chica seria que he tenido.

Hace un pequeño silencio.

— Hablando de eso, quería hablarte sobre el hecho de lo que paso — me dice — no estuvo bien lo que hice, solo es que mi mente hizo un tipo de cortocircuito. — Baja la mirada unos segundos.

— Si yo... —Gageo — tú tienes novia y eso que...

— Por Danielle no te preocupes — me dice —; ella sabe lo que ocurrió.—Me quedo en silencio.—Yo le dije.

Se lo dijo y nunca le importó.

— Pero no importa — le digo —, no volveré a hacer eso.

Por lo menos, no hasta que sea soltero.

— Lo entiendo y lo siento, yo tampoco lo debí hacer.

Asiento sobre el hecho de lo que acaba de decir, y una pregunta surge de repente.

— ¿Nunca te has enamorado?

— No, no confío mucho en las mujeres para entregarle mi corazón a una.

Entrecierro los ojos con la última parte que dijo, ¿qué quiere decir con eso? Una brisa fría entra por la ventana, causándome escalofríos. Paso mi mano por mis brazos para calentarme; mal día para usar ropa sin manga.

— ¿Tienes frío? — pregunta y yo asiento mientras me abrazo a mí misma.

Siento un escalofrío cuando percibo los brazos de Jackson a mi alrededor; me está poniendo su abrigo, dejándome boca abierta.

— Gracias.

Me sonríe.

— Deberías cambiar tu estilo de ropa — me comenta —. Noto que te vistes en franelas y cosas así. — Lo miro mal. — No me malinterpretes — me da una sonrisa y levanta su mano en forma de paz —. Es aquí donde hace bastante frío, sobre todo en las noches, más por la noche.

— Creo que lo consideraré.

Ambos seguimos nuestra conversación tranquilamente; ambos terminamos acostándonos en una pequeña manta que encontramos en la oficina de la bibliotecaria. Espero que no le moleste, pero es lo que hay. Era un poco pequeña, así que Jackson y yo estamos acostados demasiado unidos, pero es que la manta es muy pequeña. Por suerte.

— Sabes, tenemos toda la noche hablando de mí — comenta — ¿Por qué no hablamos de ti?

— ¿Tienes alguna pregunta? — bostezo.

— Tengo varias, pero parece que tienes sueño. o

—Sí, pero puedo hablar — susurro un poco adormilada.

— Creo que mejor no.

Escucho su voz a lo lejos antes de quedarme completamente dormida.

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— Señorita — escucho un susurro a lo lejos —. Señorita.

Abro lentamente los ojos, acostumbrándome a la luz que se encuentra en el lugar. A mi frente veo a la señora que es la bibliotecaria , mirándome molesta.

— Señorita, estos no son lugares para que usted y el señor Lombard duerman.

Entonces recuerdo que estoy con Jackson, intento moverme, pero no puedo hacerlo por el hecho de que tengo algo agarrando mi cintura. Bajo la mirada y encuentro el brazo de Jackson agarrándome como si no quisiera que escapara.

— Jackson — susurro, pero no se mueve — Jackson — digo un poco más fuerte.

— Cinco minutos más — se queja.

Sinceramente, me parece muy tierno; sin embargo, no es tiempo de pensar en esto, ya que tengo a la señora de la biblioteca mirándonos desaprobatoriamente.

— Jackson — grito.

Se levanta sobresaltado.— ¿Qué sucede?

— Sucede que la biblioteca no es para dormir — le responde la bibliotecaria mirando desaprobatoriamente a Jackson.

Él suelta un quejido llamando mi atención; no puedo creer lo sexy que se ve acabado de levantar.

—¿Por qué se quedaron aquí? —pregunta la bibliotecaria.

— Porque la puerta se cerró.

— Claro que no — niega muy segura la bibliotecaria—. La puerta solo se cierra por fuera — me aclara —; además, solo se cierra con la llave.

Ambos nos miramos extrañados, ¿entonces alguien nos encerró?

— Y... —Nos mira extraño.—Díganme que no hicieron nada indebido.

¿Indebido?

— ¿Qué quiere decir? — indago. — ¿Si tuvimos sexo? — escupo.

La cara de la bibliotecaria cambia drásticamente:— no sea tan vulgar, señorita".

— ¿Y por qué soy vulgar? — miro a Jackson, que me mira sonriente —. Solo hablo, claro, no me diga que nunca ha tenido sexo.

— No me falte al respeto, señorita — riñe —. Largo los dos.

Ambos nos miramos riéndonos y nos paramos corriendo para salir de ahí.

— Eres increíble.

— Lo sé.

Paso una mano por mi cabello para poder arreglarlo un poco.

— ¿Quién crees que nos encerró? —cuestionó.

— No creo que nos hayan encerrado — acoto —. Los únicos que nos atreveríamos a hacer eso somos tú y yo y los dos estábamos adentro.

Eso es cierto. Dejo salir una carcajada y él me mira unos segundos, así que arrugo las cejas.

— ¿Qué me ves? — le digo.

— No, nada — sonríe —. Mejor me voy — avisa.

Luego de eso, noto que todavía tengo el abrigo de Jackson; sería un loco si me quedo con él. Lo huelo, y tiene su típico perfume, sonrió. Dios, Josephine, ni te reconozco; no puedo creer lo embobada que te tiene Jackson.

Creo que mejor me voy antes que alguien me vea y, si se lo preguntaban, claro que me quedaré con su chaqueta.

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