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Capítulo 17 - Verdad



Josephine

El teléfono vuelve a sonar, indicando que es mi quinta llamada perdida. Miro el teléfono y esta vez es el número de mamá que se presenta. En la pantalla, las otras cuatro veces, el que me estaba llamando era mi padre.

No le he tomado la llamada, porque sé para qué me llaman. Me expulsaron de la escuela, debería saber que iré directamente al convento con mi tía. No le tomaré la llamada total, estoy muy segura de que me darán el mismo sermón cuando nos veamos, así que no entiendo por qué tener que adelantar el proceso, sé que tendrán ganas de asesinarme cuando me vean, ni siquiera puede llegar a medio año.

Realmente pensé que por lo menos llegaría a fin de año, pero bueno, eso me pasa, quizás por retar a los niños de papi. Debí imaginarme que Jackson no se quedaría quieto; debí imaginarme que Jackson es como un niño malcriado: si no le das lo que él exige, lo rompería. No pudo dominarme y hacerme parte de su séquito, pues lo que hizo fue sacarme de la escuela.

Lo logró, me sacó del camino y ahora me iré a un convento mientras él seguirá reinando la escuela; quizás esta vez ganó la guerra como siempre.

Suspiro mirando mi maleta media llena y la otra mitad de la ropa sobre la cama, y me dejo caer en la sábana agotada de sacar y doblar toda mi ropa. Desde mi posición observo a Rose, que se encuentra de piernas cruzadas en su cama, mirándome con sus ojos verdes bastante húmedos inyectados de sangre, ya lleva rato así.

— Rose, si sigues llorando, te vas a enfermar.—Aunque no lo doy a demostrar, estoy un poco preocupada por ella; lleva demasiado tiempo llorando.

— Es que — solloza —, te vas.

Lo sé, Rose, lo sé.

— Sí, pero no te debes poner así.

— Es que tenía mucho tiempo sin una amiga — acomoda su cabello rojo pegado a su húmedo rostro — y cuando por fin la tengo, se tiene que ir.

Me acerco a ella y me dejo caer a su lado en su cama.

— Pero te prometí que no perdemos la amistad — paso la mano por su hombro — nos mantendremos en comunicación.

— No es lo mismo — se queja — porque no solo vives en otro país, sino también en otro continente donde es mucho más difícil el viaje y la comunicación.

Suspiro. A mí también me duele tener que dejarla. Por primera vez también tuve una amiga sincera que se acercó a mí por lo que yo era y no, nunca intenté cambiar mi forma de ser, ni se acercó a mí porque tengo dinero y la ayudaría a salir de algún problema económico.

— Prometo que trataré de llamarte — suspiro — y mis padres tienen un jet privado; puedo visitarte de vez en cuando.

— Nunca pensé que diría esto — solloza y se pasa un pañuelo para secar su cara —, pero odia a Jack Lombard.

Suspiro y yo lo odio, no lo sé, realmente no sé ni siquiera qué pienso. Se supone que debería estar molesta por lo que pasó, pero realmente no sé ni siquiera qué siento. Pero está claro que no lo odio, quizás me importe, me importa más de lo que debería.

Cuando me expulsaron, lo primero que pensé fue en él, que no lo volvería a ver más en la vida, porque es obvio que me iré hasta del continente y pues él y yo no es que seamos amigos para seguir el contacto con él. Solo pensé en él en vez de molestarme porque por su culpa me expulsaron a pesar de que hice todo para que no dijera el secreto.

Pero debí imaginarme que no perdería la oportunidad de deshacerse de mí.

Pero no puedo dejar de pensar en que creo que Jackson me gusta, y lo hace realmente.

No sé cómo pudo llegar a gustarme. ¿no se supone que una persona te gusta cuando comienza a tratarte bien? Jackson no ha hecho más que hacerme la vida imposible y aquí estoy yo, sin saber que no puedo sacarlo de mi cabeza. Y por más que intento odiarlo, ya no me sale.

Si, pensaba que al principio no lo podía sacar de mi cabeza porque no lo soportaba, pero no sé, no sé en qué momento explotó la dopamina en mi cerebro y ese no soportar se convirtió en otra cosa.

Recuerdo que el director me había mandado a decir que fuera de un momento para decirme algo, así que dejé la maleta a la mitad para dirigirme a la puerta.

— Iré a buscar algunas cosas — le aviso a Rose mientras acaricio mi cabello — vuelvo en un momento.

Salgo de mi habitación hacia la dirección, mientras todo el mundo me observa y murmura cosas sobre mí. Como es de costumbre, en todas las escuelas ya se esparció el chisme. Por primera vez en mi vida le he prestado atención a lo que las personas dicen de mí; no es que me afecte, pero le presté atención esta vez y no es nada lindo que hablen de ti.

En la trayectoria a la dirección me encuentro con Jackson, Josh y Liam y un grupo más de chicos del equipo, que se encuentran bromeando entre ellos. Cuando paso por donde ellos están, Jackson me da una mirada neutra, al igual que sus amigos. Sus amigos despegan la mirada de mí para volver a bromear; en cambio, Jackson todavía mantiene su mirada en mí, su intensa mirada con sus ojos azules. ¿Intenta decirme algo? ¿Quiere que me acerque?

Algo que noté muy extraño es que Jackson no me ha dicho nada sobre que me hayan expulsado. Esperé desde ayer su burla hacia mí, que me dijera que por fin se vengó de mí, que por fin se deshizo de mí como quería , pero no ha hecho nada. Realmente lo esperaba, pero no llegó; incluso pareciera como que no sabe nada.

Me he puesto a pensar y si realmente no sabe nada... Pero es que tiene que ser él, solo lo sabían él y Rose, y sé que Rose no lo hizo, de eso estoy segura.

Bajo la mirada y sigo mi camino hacia la dirección. Quizás esperaban que peleara con él, pero no tengo ánimo de eso, ya no; lo único que pienso es en el enorme castigo que me podrán dar mis padres al saber que me expulsaron de una escuela por octava vez. Creo que lo menos que pueden hacer por mí es desheredarme.

—Así que la expulsaron — escucho el susurro de una chica.

— Sí, ella es — susurra otra de vuelta.

— ¿Y sabes por qué la expulsaron? — Creo que ninguna de las chicas sabe que estoy escuchándolas .

— Ella fue la que robó el examen oficial — explica a la otra mientras yo me limito a girar los ojos.

— No me la creo.

— ¿Y te sorprende? — Inquieren de forma retórica una a la otra —. Solo mira su forma de ser y su estilo — expresó en forma denigrante.

Estúpida.

— No me sorprendería si alguien me dijera que ella acaba de salir de la prisión — escupe —. Solo mírala, ella es el claro ejemplo de que el dinero no da clase.

Que no te importe. Joey, no tiene por qué ser importante.

Me miran aparentemente de forma disimulada, ya que no disimulan para nada. Puedo notar bastante su mirada y, al parecer, ya estas dos notaron mi presencia. Y por qué estos par de idiotas susurran de mí; si son tan suficientes para hablar de mí, por qué no vienen y me lo dicen a mí.

— Oigan — golpeó los casilleros para causar un estruendo —, si tienen algo que decir, ¿por qué no me lo dicen a mí?

Me acerco a ellas peligrosamente y ellas lo único que hacen es fulminar con la mirada para luego irse corriendo. Cobardes.

Sigo caminando hacia la dirección, y como siempre, entro sin tocar.

— Usted siempre tan educada, señorita Bennett— exclama la secretaria que está de más decir que no le agrado.

Le doy la sonrisa más falsa que se pueda.

— ¿Y el director?

— Pasa, está allí dentro — señala la puerta de la oficina.

Sin darle las gracias porque no me interesa dársela, sigo mi camino hacia la dirección, encontrando como siempre al director viejo entre papeles.

— Director — digo en forma de saludo.

— Señorita Bennett. tome asiento, por favor — dice sin mirarme.

Así que me tomo mi tiempo en saludarlo, cosa que no suelo hacer, y ese imbécil no responde.

— ¿Qué pasará conmigo? —le pregunto mientras me dejo caer en la silla.

— Bueno, como ya sabe usted, por su atrevimiento se irá de esta institución — me mira a través de sus lentes —, pero eso ya será mañana por el hecho de que sus padres me acaban de informar que no podrá venir por usted el día de hoy, sino mañana a primera hora.

— ¿Entonces?

— Pues tendrá otro día para despedirse de sus compañeros — si supiera de qué no tengo mucho —. Pase buenas tardes y mañana a primera hora la veo aquí para finalizar su expulsión.

Giro los ojos, por lo que veo que alguien está más emocionado de la cuenta de que me vaya de aquí. No digo nada más y salgo de la oficina con ganas de subirle el dedo medio, pero me limito, no quiero más problemas de los que tengo.

— Joey — el grito de Jackelyn resuena en todo el pasillo, causando que todos los estudiantes la miren primero a ella y luego a mí.

Me detengo unos segundos a esperar que ella se acerque a mí. Viene corriendo con su hermoso largo y castaño cabello corriendo de un lado al otro.

—Hola, Joey — respira con dificultad, resultado de haber corrido.

— Hola, Jackelyn.

Trato de sonreírle porque ella no tiene la culpa de nada de lo que me está pasando.

Jackelyn se acerca a mí y pasa su brazo por mis hombros y comenzamos a caminar a mi habitación nueva vez.

— Me enteré de lo que pasó — susurra cerca de mí —, ya son dos personas que se metieron en problema.

Frunzo el ceño.— ¿Quién es la segunda persona?

— Jackson —, siento algo raro en mi estómago.

— ¿Qué pasó con tu hermano? — preguntó con segundas intenciones.

— Realmente no lo sé — me dice mientras vamos caminando —, pero papá me dijo que venía de camino y mi padre solo viene por dos cosas: cuando me van a dar algún premio o cuando Jackson está en problema.—Me río— y no me van a dar ningún premio.

— Bueno, sea lo que sea, me lo voy a perder — me encojo de hombros — porque mañana a esta hora ya no estaré aquí.

— Lo siento tanto — por segunda vez veo a alguien disculparse sinceramente porque me voy —. Realmente me gustaría poder hacer algo por ti.

Hago una mueca con mis labios cerrados.—Si puedes hacerlo — bromeó.

Llegamos a mi habitación y Jackelyn saluda a Rose con una gran sonrisa. Rose se la responde por igual, por lo que puedo ver en su cara. Hace un largo rato que ya dejó de llorar.

Me dejo caer en la cama de mi amiga la pelirroja junto a ella, dejando que me hunda en su suavidad. En cambio, Jackelyn se sienta en mi cama.

— ¿Qué puedo hacer para ayudarte? — frunce el ceño.

— Asesinando a tu hermano. — murmuro divertida.

Sonríe con toda su dentadura blanca y perfecta, aunque noto que a Jackelyn no se le forman los tiernos hoyuelos que se le forman a su hermano cada vez que sonríe.

— ¿Por qué razón?

— Porque él es la razón por la que tendré que irme de la escuela.

— Que — exclama —, ¿cómo que por él tendrás que irte de la escuela?

— ¿Sabes por qué tengo que irme?

Asiente:— tú robaste el examen oficial".

— Pues tu hermano lo descubrió — le cuento — y él me amenazaba con que lo diría y aunque al final hicimos un trato, él no dice lo del examen, y yo no digo que él juega basket, y aun así lo hizo.

Bajo un poco la mirada.

— Joey, ¿qué te hace pensar que Jackson fue el que divulgó que tú robaste el examen? — Ante su pregunta, frunció el ceño.

— Ya te dije el porqué creo que fue él; los únicos que lo sabíamos eran Jackson, Rose y yo, y sé que Rose no lo hizo.

Arruga las cejas.— Josephine, mi hermano no dijo eso.

Mi rostro cambia drásticamente y Rose y yo nos miramos al mismo tiempo. ¿Qué? Ni le creas, Joey recuerda que está hablando con su hermana, su más grande aliada. Ella siempre lo va a defender .

— Jackelyn, sé que es tu hermano, pero no lo de...

— No, no lo estoy haciendo — se defiende —. Mi hermano, serán muchas cosas, sin embargo, si él te prometió que no lo diría, no lo dijo. y más si su carrera de basquetbol se ve en juego.

— ¿Qué quieres decir?

— Pues — ella se acomoda para acercarse mejor a mi amiga y a mí — como presidenta estudiantil, yo tengo que asistir a las reuniones de los profesores y directores generales, y estaba ahí cuando Danielle entró y le dijo al director que te escucho hablando a ti y a Jackson sobre que tú robaste el examen.

Entonces el mundo deja de girar literalmente; rápidamente miró a Rose, que me miró con la misma expresión de sorpresa.

Entonces fue la idiota de Danielle y no de Jackson.

Entonces Jackson sí cumplió su promesa y no lo dijo...

Mierda, y yo que divulgué su secreto con su padre; tengo que arreglar esto.

—Rose, ¿me prestas tu teléfono?—Ambas chicas me miran confundidas, pero hago caso omiso a sus miradas y tomo el teléfono de Rose cuando ella me lo extiende para salir de la habitación dando un portazo.

Rápidamente, marcó el número de la oficina del señor Lombard, que no sé por qué demonios me lo aprendí, y antes de que el segundo pitido suene, toman el teléfono; realmente no sé ni siquiera qué decir, pero debo resolver esto.

— Buenos días, se comunica con las oficinas Lombard. ¿Cómo puedo ayudarle? — la voz de una chica joven se escucha al otro lado del teléfono.

No es la misma de cuando llamé ayer.

— ¿Podría comunicarme con el señor Lombard? — preguntó. Espero que no esté en una reunión o algo así. — Hablan de la escuela de su hijo.

— Señorita, el señor Lombard, hace diez minutos, el señor tomó su auto directo hacia la escuela de su hijo — me informa formalmente — podrá hablar con él allá.

— Muchas gracias por la información.—Cierro el teléfono mientras me quedo pensando.

¿Cómo diablos voy a resolver esto?

Piensa, piensa, piensa, Josephine.

Creo que lo tengo.

Corro por toda la escuela mientras empujo y esquivo a la persona hasta que llego a mi destino deseado. Me coloco en la puerta, encontrándome a mi primo en su escritorio con su ceño bastante fruncido, dándome a demostrar que está muy ocupado entre papeles.

— Bart — lo llamo.

Al verme, su cara cambia a una gran sonrisa.

— Hola, Joey — deja sus papeles —. ¿Cómo estás?

— Bart, recuerda cuando hiciste una fiesta clandestina en tu casa y rompiste el jarrón favorito y costoso de tu madre y yo acepté echarme la culpa porque sabías que, como era más pequeña, no me castigaría — farfulló como puedo, rogando que me entendiera.

Él frunce el ceño al ver mi expresión — sí, ¿y qué pasa con eso?

— Y también recuerda cuando me dijiste que, por ese favor, me pagarías con otro favor sin importar qué tratara ese favor.

— Sí, Joey, pero yo tenía 16 y tú como 8 años.

— Sí, pero lo prometiste y los Bennett no rompemos una promesa.

Duda unos segundos. — Eso es cierto — asiente. — ¿Qué necesitas?

— Voy a cobrarte ese favor, Bart.

— Claro — él asiente.

— Y puede ser que si nos descubren, pierdas tu trabajo.

— ¿Qué?

Le deseo un feliz y prospero año nuevo.

Se le quiere de este lado.

Hasta la proxima.

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