Capítulo 15 - El dia del baile
Josephine
Jackelyn termina con mi cabello logrando hacer un peinado de los 700s; las chicas aceptamos venir a prepararnos a su casa para el baile.
Falta una hora para que comience el baile y ya casi estamos listas. Sí parece raro escuchar que un grupo de chicas estén listas a tiempo para el baile, pero no nos quedaba otra opción, ya que como la organizadora es nuestra linda amiga castaña, ella debe estar ahí antes de que los invitados comiencen a llegar, y para que ella no esté sola, nosotras aceptamos acompañarla, aunque eso implica llegar antes.
— Entonces, chicas, ¿cómo me quedó? — Me doy la vuelta en la silla giratoria, dejándome a la vista de 5 chicas.
Realmente me veo increíble, con mi vestido dividido en dos, un corset y una falda larga con dos tipos de azul diferentes, aunque me veo un poco extraña por mi cabello rosado que, además de que no combina mucho con mi vestido, también se ve extraño por el hecho de que en esa época no se utilizaban este tipo de colores.
— Estás preciosa —dice mi amiga Rose.
— Realmente — le sigue una chica rubia que es amiga de Jackelyn.
— Iré a ponerme mi vestido — avisa Rose levantándose del sofá.
Me levanto de la silla giratoria donde anteriormente me estaban peinando para cambiarme al sofá y ponerme unos simples zapatos negros para completar, realmente no son de tacón, no quise ponerme uno de tacón, es suficiente con que me ponga una falda larga.
— ¿Chicas, esto no parece un sueño? — dice una chica fascinada — solo faltan algunos príncipes azules. — Sé que lo dice por el hecho de que algunas no tenemos citas.
— Nosotras no necesitamos un príncipe azul — digo yo con mi feminismo activado.
— No lo necesitamos, pero es muy bonito. — Esta vez la que responde es Jackelyn — es bonito cuando tiene la idea del príncipe azul.
— No lo creo. — enarco una ceja, no le veo lo lindo.
No necesitamos príncipes para tener una buena noche.
— O vamos, Joey — toma el cepillo y comienza a peinar a la chica que está en la silla. — Nunca has tenido la idea de un príncipe azul.
Niego — no, claro que no.
— ¿Nunca te has enamorado? — pregunta otra chica —. A veces cuando nos enamoramos tenemos la idea del príncipe azul.
Me encojo de hombros —yo no pienso en esas bobadas — decreto —. A mí nunca me gustó en serio alguien ni nunca me va a gustar.
— Eso lo dudo, Joey, esas cosas no se controlan — dice Jackelyn.
No niego que quizás algún día me guste alguien, eso no lo dudo, pero no serán ninguno de estos idiotas.
— Créeme que yo sí.
— A veces sí nos gustan, solo que tenemos la cabeza tan concentrada en otra cosa y no te das cuenta — ella se gira y estaciona sus bonitos ojos azules en mí — o a veces su mismo subconsciente no lo acepta.
— Si una vez me gustaba un chico — comienza otra chica — y no me di cuenta hasta que me di cuenta de que quizás le gusta otra chica.
Giro los ojos.
— No, claro que no — vuelvo y decreto y, si soy sincera, no sé si me lo digo más a mí o a ella — creo que si me gustara alguien, yo me daría cuenta.
— Entonces, asegúras que no te gusta nadie.
— Lo aseguro — digo.
Ella se sonríe para sí misma y deja a la chica que estaba peinando hace unos segundos para colocar a una chica en una silla y tomar asiento frente a mí.
— Bien, veremos algo, — apoya sus codos en sus rodillas.
— ¿Qué haremos?
— Voy a poner a prueba tu subconsciente. — Arrugo las cejas. — Vas a cerrar tus ojos. — levantó ambas cejas, dejándole saber que me parece ridículo lo que está haciendo. — Vamos a cerrarlo.
— Es increíble que vaya a hacer esto — farfullo mientras cierro los ojos.
— Ahora diré algunas cosas y veremos si tu subcociente te da alguna imagen — asiento — bien, imaginate los ojos mas lindos que has visto — uno enorme ojos de color celeste se hace presente ante mi imaginacion — ahora los labios ¿que labios te gustaria besar? — unos labios rosado y grueso apetecibles — y por último piensa en alguna característica física que te guste — un sinfín de pecas en una nariz esparcida de forma diferente — sonrío inconscientemente — ahora junta todas esas cosas y dime quien te imaginas — entonces frente a mi aparece nada mas que Jackson Lombard sonriendo con su sonrisa con todo sus dientes blanco alineados, una sonrisa bonita, esos adorable hoyuelos que lo hacen ver tan tierno y al mismo tiempo sexy.
Abro los ojos de repente, ¿qué diablos estaba pensando? ¿Por qué pensé en él? Esto es ridículo.
Al abrir los ojos, otros ojos azules y enormes me miran con emoción, solo que no son los mismos que estaba pensando hace un momento, aunque son bastante similares.
— Pensaste en alguien, cierto — más que una pregunta es una afirmación.
—No — niego.
— Tu rostro rojo y sonrisita dice lo contrario — murmura una chica divertida.
—Bueno, sí, solo que la persona que conocí no es posible que me guste.
— ¿Por qué no? — se levanta de la silla en la que se encontraba hace unos segundos —. Por alguna razón pensaste en esa persona — vuelve y toma el cepillo —. Además de que tenía una sonrisa pícara y te sonrojaste, — toca mi mejilla.
— No, lo que sucede es que esa persona y yo no nos conocemos.
Es lo mejor que se me ocurre. Iba a decir algo, pero recuerdo que estoy parada frente a su hermana y su mayor aliada, por lo que he notado que Jackson y Jackelyn se dicen todo o al menos la mayoría de las cosas.
— Dijimos que te guste — interviene una chica rubia. — No, que estás enamorada. — Cambio mi mirada de Jackelyn a ella — Para que alguien te atraiga o te guste, no tienes que conocerlo a fondo, solo lo suficiente.
— A veces solo físicamente — dice otra chica.
— Y si nos llevamos mal — farfulló un tanto nerviosa.
Ellas todas se observan de forma extrañada, como si no tuviera sentido lo que acabo de decir.
Y quizás no lo tenga.
— Pues — recita Jackelyn, todavía mirándome extrañada — a veces, cuando nos gusta alguien y nuestro cerebro por alguna razón propia no lo quiere aceptar, nuestro subconsciente busca los mayores defectos de esa persona para que nos disguste; incluso a veces sentimos que lo que hace esa persona nos desagrada.
— Pues en tu caso puede ser que no te agrade en serio — se encoge de hombros.
Si eso es.
Ella vuelve su mirada a la chica que estaba peinando, dejándome a mí pensativa. ¿Será cierto que me gusta Lombard? Sí, sé que me parece muy guapo, también me gustan sus ojos celestes, al igual que sus pecas, que lo hacen ver tan guapo, y también el hecho de lo dominante que puede llegar a ser y lo determinado que puede ser cuando quiere algo.
Pero no niego que también me molesta que a veces sea tan arrogante y que se crea rey de todo el mundo y que si no hacemos lo que él dice, se llevará el mundo por delante.
Pero ahora no estoy segura de si me gusta o no, pero no por todo lo que me ha dicho Jackelyn, sino porque si estuviera segura de que no me gusta, no tuviera la duda de si me gusta o no.
— ¿Y qué les parece, chicas? — Rose sale del baño con un vestido totalmente blanco que le rueda por el piso, bastante ancho, al igual que las mangas, que le cubren todos los brazos y también están anchas.
Ella lleva un maquillaje súper natural y su cabello rojo suelto en toda la onda, realmente, mi amiga es preciosa.
— Estás preciosa — chilla Jackelyn.
— Hermosa — le sigo yo y ella comienza a sonrojarse.
— Bueno, chicas, creo que podemos irnos — avisa Jackelyn, terminando de peinar a la última chica.
Qué bueno, porque no quiero seguir pensando en la bobada que estaba pensando hace unos segundos con música y un poco de alcohol, esa idea va a salir de mi cabeza.
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La música retumba de tipo escocesa, resuena en la fiesta. Se eligió este tipo de música, ya que esa era la que más iba por el tipo de fiesta que estamos. Los chicos de la escuela han recreado unos bailes bastante divertidos y lo mejor de todos es que la mayoría de los hombres llevan un tipo de falda, ya que en esos tiempos algunos hombres se vestían así. Hablando de hombres que tengo desde que comenzó la fiesta, he estado tratando de ubicar a Jackson, pero no están ni siquiera sus amigos, Danielle y las gemelas sí, pero ellos no. Espero que venga.
— ¿Buscas a alguien? — inquiere mi amiga pelirroja, sentada al lado de mí en la fiesta.
— ¿A quién podría estar buscando? — me hago la que no sabe mientras le doy un sorbo a mi bebida sin alcohol.
Claro, el estúpido director lo prohibió.
— No sé quién sería alguien de ojos azules y cabello castaño.
Frunzo el ceño indiferente. — ¿Para qué buscaría a Jackelyn?
— Sabes que no me refiero a Jackelyn — gira los ojos — me refiero a su contraparte. — entonces empiezo a toser mi bebida, mierda tan obvia soy.
— Queeee — me hago de vista gorda — tanto estudiar ya te está matando las neuronas.
— Joey, no soy idiota.
— Pues lo parece, últimamente todo el mundo habla babosadas.
— Si eso te hace sentir mejor... — gira la cabeza a un lugar detrás de mí.
Giró la cabeza en dirección a donde ella mantiene su mirada, encontrándome con los tres mosqueteros que están más guapos que nunca. Ya comienzo a entender por qué ellos son tan populares, y no tan solo porque son las personas más catastróficas que pueden existir un poco, sino por lo guapos que pueden llegar a ser los tres. Mi visión capta a Jackson como es de esperarse.
Está vestido al estilo de los 1700. completamente de negro con una camisa con muchos botones, un pantalón ajustado y unas botas que le llegan hasta las rodillas, un abrigo bastante largo que le baja un poco más abajo de la rodilla, en su cabeza un sombrero negro que lo podríamos catalogar como de pirata y algo así como una espada o más bien un telescopio amarrado de lo que es su cintura. Demonios, esta super guapo.
Creo que apagaron el aire acondicionado y hace más calor que al principio.
Ellos caminan hacia las chicas, mejor dicho, Danielle y las rubias. Jackson se acerca a Danielle, que se encuentra con un gran vestido morado y una corona, algo extraño ya que eso no es del 700s, sino de una princesa. Él le da un gran beso en los labios, causando un amago en mi garganta.
— Quieren bailar — pregunta Jackelyn; no me di cuenta en qué momento llegó a la mesa si estaba en la puerta hace un momento.
Rose me mira como si buscara mi aprobación, así que yo simplemente me encojo de hombros, lo único que quiero es no tener que ver a Danielle y Jackson besuqueándose.
Muevo la cabeza; eso no me importa.
Nos paramos nosotras tres más algunas chicas, nos llevamos por el ritmo de la música y por algunos tragos que nos trajeron las amigas de Jackelyn. Creo que fueron un poco fuertes, ya que apenas llevamos tres y estoy un poco mareada, a diferencia de las demás chicas que estaban totalmente borrachas, bueno, la mayoría de chicos aquí. Es bastante evidente que yo esté sobria y por ello no tengo más experiencia en este tipo de cosas.
Hace rato que no veo a Rose, ¿dónde estará? Me duelen los pies y estoy cansada de bailar, decido salir hacia fuera de la fiesta, donde la música no resuena tanto y donde no hay tantas personas en el medio bailando de forma alocada. Salgo del salón y la música se escucha mucho menos, solo se escucha como un murmullo. Salgo de la escuela y automáticamente el cambio de clima de frío a caliente se puede sentir en mi piel. Busco en los alrededores y nada de ver a una cabecita cubierta de cabello rojo.
Camino hacia uno de los bancos de afuera, para poder descansar mis pies, y los dejamos descansar unos segundos. Una presencia llama mi atención, ya que se sentó al lado mío. Giro los ojos hacia la persona, encontrándome con unos ojos azules y bastante dilatados.
Mi corazón se acelera.
— ¿Qué estás haciendo aquí, Jackson? — pregunto mientras miro cómo se tambalea al caminar.
Toma asiento a mi lado. — Hola, Josephine — el olor a alcohol choca con mis fosas nasales, mira a ambos lados — no lo sé — y se encoge de hombros.
— Estás borracho, Lombard. — sé que la pregunta es estúpida, pero al ver sus actos parece que no está muy sobrio y le sumamos a que el olor del alcohol lo tiene hasta en el cabello.
— Queeee — arrastra las palabras — nooo — resopla y se deja caer en el banco — solo me duele un poco la cabeza — entrecierra los ojos mientras pone su mano en su cabeza — necesito ayuda — se deja caer en el banquito.
Resoplo. — Jackson, no debes beber tanto — frunzo el ceño — eso dañará las pocas neuronas que tienes —Él hace caso omiso a lo que le digo.
Dejo caer mis hombros, debatiéndome si ayudar a Jackson o si dejarlo que se ahogue en su propio vómito. Aunque sería una buena idea, no creo que llegue hasta ese punto.
Aunque no lo admita, debo decir que es demasiado guapo para morir así.
Lo tomó de los brazos y decidí ayudarlo — vamos adentro.
— ¿Y por qué? me gusta aquí — se comporta como un niño.
— Cierra la boca y camina — le digo tratando de pararlo, pero pesa más de lo que creí.
— Nooo — canta, y de repente me examina de abajo hacia arriba, sonríe como loco — estás preciosa.
Mi corazón da un vuelco, pero le hago caso omiso.
— No digas idioteces, Jackson — intentó volver a hacerlo pero se resiste.
— ¿Por qué crees que digo idioteces? — me mira fijamente y sus ojos están dilatados, creo que está drogado — ¿No crees que eres hermosa?
Suspiro — si lo creo — responde — pero sé que tú no pensarías eso.
— ¿Por qué no lo pensaría?
— Porque tú y yo no nos agradamos, Jackson.
— El hecho de que no me agrade no significa que sea ciego.
Mi corazón se acelera cuando escucho su palabra, así que en el fondo Jackson me considera hermosa, y lo peor de todo es que me emociona. Parezco una niña pequeña que se enamora por primera vez.
Jackson acerca su rostro a mí, puedo sentir su aliento chocando con mi nariz, con olor a alcohol. Toma mi rostro en ambas manos y yo no me interpongo, sino que me dejo llevar por el momento. Sus ojos bajan a mis labios una y otra vez, como si quiera pedirme permiso a lo que yo se lo concedo. Él se acerca a mis labios y yo simplemente cierro los ojos. Siento sus labios sobre los míos que comienzan a moverse de forma lenta pero dulce, yo le sigo el paso muy despacio ya que él no puede pasar de ahí por lo borracho que está.
Siento que me estoy aprovechando de él, por el hecho de que está borracho, pero él parece estar muy a gusto con lo que estamos haciendo.
Nos separamos un poco para tomar un poco de aire, volvemos a juntar nuestros labios, pero no por mucho tiempo, ya que de repente Jackson cae sobre mi regazo.
— Jackson — mover su hombro, ¿había muerto?— Jackson — pronunció su nombre.
Comienzo a escuchar un leve ronquido de parte de Jackson. Bueno, por lo menos no está muerto.
Pero se acaba de quedar dormido en mi regazo.
Lo observó unos segundos, lo tranquilo y relajado que se ve durmiendo, parece un bebé. ¿Quién diría que es un chico tan arrogante y, cuando quiere, irritante? Sonrío y mi corazón comienza a acelerarse, me gusta verlo dormir, podría durar horas observándolo.
Levantó la mirada por unos segundos cuando una cabellera roja llama mi atención. Rose y viene acompañado de ¿Josh? Más bien, él viene cargándola. Creo que otra que está borracha.
¿Pero qué demonios? ¿Por qué no saben beber?
— Oye — sus ojos verdes se dirigen hacia mí — hacemos un intercambio — señaló a Rose y luego a Jackson.
Me observa durante un segundo para luego acercarse a mí. Él deja a Rose delicadamente en el banquillo, la mira por unos largos, frunzo el ceño, ¿qué le mira? Rose mantiene los ojos medios abiertos mientras murmura algunas babosadas que no puedo comprender. Josh toma a Lombard, pasando su brazo por su hombro y básicamente lo arrastra.
— ¿Dónde la encontraste? — inquiero refiriéndose a mi amiga.
Duda unos segundos , y responde — por ahí —. Con eso último, da la vuelta llevándose a su amigo a rastras y dejándome con la palabra en la boca y bastante confundida.
Giro mi rostro a donde rose con los ojos cerrados.
— Rose — la muevo — Rose — vuelvo a pronunciar su nombre, pero no abre los ojos.
Entonces su respiración relajada me da a entender que se ha quedado dormida.
Mierda, tendré que llevarla cargada.
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