Capìtulo 10 - Vulgar
Josephine
— Se solicita que todos los estudiantes vayan a la cancha de basquetbol en este momento. — Todos los estudiantes en el curso que no encontrábamos concentrados haciendo tarea de matemática miramos hacia las bocinas donde se escucha la voz del director. —Repito, todos los estudiantes se solicitan en la cancha de basquetbol.
Los estudiantes comenzaron a salir y parecemos una ola por ser tantos estudiantes caminando para llegar a un mismo sitio. Ya fuera del aula me encuentro a Rose, ya que lamentablemente no compartimos clases de matemática.
Arrugó las cejas pensando qué estará pasando ahora; telepáticamente, mi amiga y yo nos miramos al mismo tiempo dándonos una señal.
— ¿Qué crees que sucede? — susurra Rose.
— Ni idea — me encojo de hombros mientras termino de colocar mi libro en la mochila.
Ya en el lugar que se encuentra poblado con los estudiantes de todos los cursos, vemos a Jackelyn que está sentada en la parte delantera, y para nuestra buena suerte había asiento disponible a su lado.
— Hola, Joey Rose — nos saluda con su característica sonrisa.
— ¿Qué tal Jackelyn? — responde Rose, yo solo me limito a saludarla con una sonrisa — ¿Sabes qué sucede?
— No estoy muy segura —responde ella mientras arregla su lindo cabello castaño claro, igual que el de su gemelo —. Escuché como que desapareció algo.
¿Desapareció algo, ¿algo cómo qué? Todos observamos cómo el director sube a la tarima mientras arregla su saco y se peina para atrás su poco de cabello blanco.
— Muy buenos días, estudiante — comienza su discurso y creo que ya me comenzó a dar sueño — los reunimos aquí para informar que el examen de selección se ha desaparecido — mi sangre se hiela — solo había una copia y ha desaparecido — se acerca mucho más al micrófono — hoy se hará una revisión en toda la escuela y si se descubre que fue un robo, el culpable se castigará con la expulsión.
— Si saben algo — dice el director — tienen la oportunidad de decirlo y hasta de devolverlo de forma anónima, — explica — todavía están a tiempo.
El director sigue diciendo algunas cosas, pero yo pierdo la noción del tiempo en mis pensamientos. ¿Cómo que una copia? Lo tomé, pero lo menos que pensé es que tendría una sola copia del examen. Casi siempre tienen muchas, además han pasado seis días y lo menos que pensé es que eso saldría a la luz. Después del segundo día, dejé de preocuparme porque pensé que quizás no se había dado cuenta, pero bueno, parece que sí lo notaron.
— ¿Qué esperas? — La voz de Rose me saca de mis pensamientos.
Miro a ambos lados y veo cómo en un tumulto las personas comienzan a salir del estadio. ¿Ya se acabó?
— ¿Qué sucede? — pregunto un poco desorientada.
— Ya acabo la reunión — me informa mientras me ayuda a pararme —. Comienza la revisión.
Debo ir a la habitación a esconderlo. Junto a Rose y Jackelyn me dirijo hacia la habitación, prácticamente corriendo. Debo darme prisa, pero no tanto porque no quiero que mis dos amigas comiencen a sospechar del porqué estoy tan apresurada. Llegamos a la habitación y discretamente me acerco a mi escritorio. Saco el papel doblándolo para después meterlo en mi ropa interior.
— Muy bien, chicas — la encargada del cuidado de las habitaciones me sobresalta, justo a tiempo—. Es su turno de revisar, necesito que me esperen en el pasillo y que no se muevan de ahí.
Ambas salimos de la habitación, miro a ambos lados asegurándome de que nadie nos vea, tomo a mi amiga pelirroja por el brazo y la arrastro hasta un lugar donde no nos puedan ver.
— Rose necesito un favor enorme — se arregla sus enormes lentes.
— ¿Qué? — me mira un poco extrañada y confundida.
— Necesito que vayas a tu casillero y guardes esto — saco el papel de mi ropa interior y se lo paso.
Con el ceño fruncido, desdobla el papel y, cuando lo desdobla, abre los ojos tanto que parece que están a punto de salirse, y tuvo intenciones de gritar, pero lo tapó la boca antes de que lo haga. No podemos llamar la atención.
— No grites.
— Estás loca, Joey — susurra y al mismo tiempo me regaña — ¿Por qué robaste el examen?
— Porque lo necesito — susurro hacia ella — no puedo darme el lujo de reprobar y que me saquen de este lugar. Tendré enormes problemas con mis padres.
— Pues si se enteran cómo quiera, vas a reprobar.
— Debía arriesgarme.
— ¿Y por qué no me lo das a mí?
— Porque necesito que lo escondas por mí.
— ¿Y por qué yo? Si me atrapan, me podrían expulsar — toma mi mano y deposita el examen —. Sin ofender, Joey, pero no tengo unos padres millonarios que puedan dar una gran suma de dinero para que no me expulsen, así que no, no lo haré.
— Por favor, Rose, ellos no van a sospechar de ti — suplico — tú no necesitas robar un examen, en cambio, yo tengo unos días aquí y ya he tenido problemas — mis ojos casi suplican — ellos no me darán otra oportunidad si saben que soy yo.
Ella duda unos segundos y es una eternidad para mí porque si ella no acepta no sé qué demonios voy a hacer.
— ¿Y qué le dirías?
— Qué fuiste al baño, qué sé yo — hace una mueca y está a punto de negar — por favor, Rose.
— Joey... — suspira — no quiero meterme en problemas.
— Prometo que no lo harás.
La miro suplicante, ella es mi única opción. Si me expulsan, tendré que ir a vivir a un convento, y prefiero vivir bajo del puente que eso.
— Bien — doy un pequeño brinco de felicidad — me debes una muy grande.
La cabeza pelirroja mira a ambos lados, percatándose de que nadie nos vio y luego de eso corrió en dirección a los casilleros. Espero que nadie la atrape, aunque lo dudo. Rose es la típica estudiante que todos los profesores aman por buena estudiante que es, incluso dudo que a ella la revisen, ya que como todos sabemos, Rose no necesita copiar un examen para pasar. Tomo asiento en un mueble frente a la habitación y espero a que la encargada termine de revisar la habitación, que fue algo rápido, sinceramente.
— Muy bien, señorita Bennett — se acerca la rectora a mí — toca su revisión — mira a ambos lados — ¿Y su amiga?
— Tuvo que ir al baño — me mira encarecidamente —. Problemas femeninos, usted sabe.
— No te preocupes — le dice una de nuestras tantas profesoras a la rectora —, es una buena estudiante, no creo que haya robado el examen.
Bingo, justo como pensé.
— Bien — responde la profesora—; levanta las manos.
Obedezco, ella comienza a palpar con cuidado buscando algún rastro del examen, pero luego de unos segundos se da por vencida al saber que estoy limpia.
— Bien — la rectora se aleja de mí—, está limpia.
Veo cómo tacha mi nombre de la lista, y en conjunto con eso respiro aliviada. Ya estoy fuera de la mira. Eso era lo que necesitaba.
— ¿Tienes alguna idea de quién pudo ser? — pregunta la rectora mientras anota algo en su tablón.
— No, ni idea — me encojo de hombros — no creo que ninguno de estos niños rico robe un examen — amabas me mira extrañada — claro, para eso, sí les pueden pagar a los profesores para que los pasen — ambas se dan una larga mirada y luego me regalan una reprobatoria.
Porque me miran así, ella sabe que tengo razón, solo digo lo que pienso.
— Muy bien, es todo por hoy — ambas me dan una última mirada antes de irse.
La observo unos segundos hasta que las veo adentrarse en otra habitación. Ahora sí, ahora respiro cien por ciento aliviada; ya estoy fuera de la mira. Ahora lo que me queda es en unos días tomar el estúpido examen, pasarlo y deshacerme de él y de toda prueba de que yo robe el examen. Lo menos que pensé es que solo tendrían una copia; solo lo tomé porque no puedo reprobar. Pero creo que diré algo que nunca pensé decir.
Pero para la próxima estudiaré y no intentaré de nuevo robar otro examen.
Demasiado drama por ese papel. Éxplusion creo que están exagerando.
Miro la punta de mis pies y me balanceo en ellos mientras espero. Decido salir del departamento donde nos alojamos las chicas, realmente considero que Rose ha demorado en volver; sé que los casilleros son algo lejanos, pero ya es tiempo de haber vuelto.
Camino directamente a la escuela; es el único lugar donde podría estar Rose y sé que ella no tiene más amigos y no por su forma de ser, porque aparte de que es una gran nerd, es una chica muy agradable y dulce, pero lamentablemente en esta escuela todo es por dinero. Mientras más dinero tengas, más te venerarán.
Esa es la razón de por qué Rose no tiene amigos. Rose viene de una familia común. Está en esta escuela porque logró conseguir una beca, y es la única en la escuela completa en ser becada, ya que esta escuela es muy complicada para conseguir una, así que ya podemos saber qué tan inteligente es la pequeña pelirroja.
Llego a las aulas y me sorprende encontrar a Josh y a Rose hablando, o más bien Josh habla y Rose tiembla, ¿la estará amenazando? No lo dudo, ese imbécil sufre de querer intimidar a las personas. Me acerco a ellos.
— ¿Interrumpo algo? — Ambos dirigen la mirada hacia mí.
— N-no, no interrumpe nada — Rose me toma del brazo, ella me indica que necesita ayuda.
— Lindo flequillo — se burla, a lo que yo giro los ojos.
Este idiota, lo miro de arriba abajo, vuelvo y digo por qué los idiotas tienen que ser tan guapos, mierda. Este chico esta buenisimos no más que Jackson, pero......
¿Por qué demonios los estoy comparando?
Él me mira unos segundos y luego cruza su mirada hacia Rose, que básicamente se encuentra escondida detrás de mí, súper nerviosa. ¿Por qué está así? Lo noto extraño porque no la está mirando con su típica mirada de altanería; realmente está neutra.
— Sucede algo —le pregunto a él directamente.
— Nada, solo le estoy preguntando algo — niega, mirándome de arriba abajo.
Mantengo la mirada en él, notando lo que siempre nos dice que es cierto que Josh da más miedo incluso que Jackson. Aunque en lo personal Jackson no me provoca nada, pero este sí me provocó un poco de nervios, pero no lo suficiente para que yo le baje la mirada. Nunca bajo la mirada a nadie.
Él suspira dándole una última mirada ras y luego se da media vuelta para seguir su camino.
— ¿Te estaba amenazando? — frunzo el ceño.
— Realmente no lo sé — frunzo el ceño ante su respuesta — el chico se acercó a mí y comenzó a hablarme algunas cosas — se encoge de hombros mientras mira a ambos lados — y creo que estaba tan nerviosa que ni siquiera escuché lo que decía.
Levantó ambas cejas, asintiendo y no dándole importancia.
— ¿Y el examen? — inquiero.
— Lo guardé en mi casillero — susurra mientras mira señalar su casillero.
— Bien, ahora larguémonos de aquí.
...............................
Observo a Jackson y sus amigos que se encuentran conversando muy sonriente en una mesa bastante alejada de mí; ¿por qué la mayoría de los imbéciles son tan guapos? ¿Es un requisito de ser imbécil? ¿Por qué no podemos negar lo guapos que son Jack, Josh y Liam, pero como ya sabemos, son unos imbéciles? Al igual que Danielle, sus amigas son preciosas y eso es algo que no podemos dejar de decir, pero también son unas idiotas.
Aunque ahora estoy notando algo, al parecer esa es una característica de los europeos ser tan lindos, y así dicen que Dios no tiene favoritos. Cuando tenga que casarme, es que me caso; voy a venir aquí a Francia a buscar un hombre o quizás a Escocia.
— Hey Joey, ¿cómo estás? — mi primo toma asiento frente a mí tapando mi vista.
— Hey Bart — sonrió —, todo bien.
— Qué bien — sonríe y mira a ambos lados — y tu amiga, la pelirroja.
— Fui a la biblioteca.
Ròse terminó su libro, no sé cómo lo hace, cómo es que lee tan rápido.
— Creo que deberías considerar tener más amigos — bufa.
— No, no me interesa, con Rose y Jackelyn es más que suficiente.
Él no responde, sino que se queda concentrado en una de las tantas hojas que tiene en su carpeta. Observo un poco, aunque no puedo ver claramente qué es.
— ¿Qué haces?
— Corrigiendo exámenes.
Simplemente, asiento, me imagino lo aburrido que debe ser maestro.
Aunque recuerdo que Bart soñaba con eso desde los catorce años, él quería ser maestro, le encantaba enseñar. Con decir que aprendí a escribir con él, le encantaba ayudarme sin importar qué tarea era.
— Sigues teniendo problemas — arrugo las cejas.
Levantó la cabeza. — ¿Problemas?
— Sí, con el tal Jack.
— Bueno — me encojo de hombros — en mi defensa, él es quien me provoca — tomo un sorbo de mi jugo.
— ¿Desde cuándo tú caes en provocaciones tan sencillas? — pregunta algo extrañado.
Es que ese chico tiene el perfecto chip para sacarme de mi casilla.
— Desde que conocí a ese... — hago un pequeño silencio — esos chicos.
— ¿Entonces, si te gusta?
Me atraganto con mi jugo y toso un poco.
— ¿Qué? — casparreo un poco — ¿Quién?
— Jackson, el hijo del dueño de la escuela.
Suelto una carcajada algo exagerada desde el fondo de mi garganta.
— No solo me gusta ponerlo en su lugar y nada más — lo miro, tú me conoces. — ¿Por qué piensas eso?
— No lo sé — se encoge de hombros — nunca había escuchado que tenga tantos problemas con una misma persona, además de que me preguntaste por él — enarco una ceja — y tú nunca te interesas por nadie.
— Oye — me quejo —, tampoco soy una sin sentimiento.
— Bueno, al menos lo hace, pero solo por la gente que te importa — se encoge de hombros.
— No, no me gusta — quizás me atraiga, es guapo y yo tengo ojos, pero no llega a gustar — solo me molesta que respire.
Aparte, también me molesta que se crea rey del planeta; creo que esa fue mi misión al venir aquí, demostrarle a ese imbécil que no es el dueño del mundo.
— ¿Segura? — Levanta una ceja de una manera que no me gusta.
Lo fulmino con la mirada y él se ríe.
Creo que soy lo suficientemente consciente para saber si alguien me gusta y ese tipo, solo me produce mal estar. Quizás si supiera tener la boca y la arrogancia controlada, puede ser que...
No, nada, ese chico no me provoca nada más que odio.
— sí, estoy segura.
— Bueno, yo lo escuché hablando de ti y pensé que bueno, quizás...
Lo escucho atentamente — ¿qué dijo?
— Algo sobre que eras bonita o algo así, pero sí no...
Siendo como si algún cosquilleo se apoderara de mí. Algo estúpido, que no entiendo el significado de lo que me pasa.
— ¿En serio? — La pregunta sale sin aviso.
Entonces suelta una carcajada, que me da entender lo mucho que se está burlando de mí y que es probablemente que eso que está diciendo no haya pasado.
— Pedazo de idiota — le digo.
Me estaba mintiendo.
— Aunque quizás no esté tan equivocado porque alguien no te quita la mirada de encima.
Rápidamente, vuelvo a girar la cabeza hacia la mesa de los imbéciles y no es mentira cuando mi primo dijo que me tiene la mirada sobre mí desde que giro mis ojos. Choco con los de Jackson, un azul claro como el cielo que me provoca que se me revoltee el estómago, probablemente de asco.
No es para que sean lindos los ojos, pero el hecho de que sean él me provoca más. Pero está de más decir que desde que choque con su mirada, él voltea a la de él volviendo hacia su novia.
— Ya llegué — avisa Rose sentándose en la mesa, y llamando la atención de todos.
— Rose él es Bart, mi primo — señalo a mi primo que levanta la cabeza y le regala una brillante sonrisa — y Bart, ella es...
— Rose — bueno, no me debe sorprender que la conozca si me acaba de preguntar por ella — si la conozco — frunzo el ceño, sé que debe saber su nombre, pero no sé si conocerla. — es que tiene una muy buena reputación entre maestros.
— ¿Y yo? —Le doy una mirada.
— ¿La verdad o la mentira? — sonrio, me imaginó la respuesta.
Extrañamente, como si alguien me llamara, mi mirada vuelve a Jackson, que vuelvo y lo encontró mirándome, y no por qué, pero la piel se me eriza, no me mira retadoramente ni amenazadoramente, simplemente me mira, y por primera vez hizo algo que jamás me había pasado, y me acaba de poner nerviosa.
Sus ojos conectan con lo mío y algo araña mi pecho por la intensidad con que me mira, hasta que la burbuja se rompe, ya que Danielle nos mira a ambos enarcando unas cejas, así que vuelvo y muevo la mirada moviendo mi cabeza.
No sé qué me pasó, pero eso no volverá a pasar.
Volviii
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