-porque una bufanda?

-shhhhh , ya veras

Entonces mi tía me llevó hacia un pasillo, con una puerta a un costado

- y  esto?

Cuando mi tía abrió esa puerta vi unas escaleras, y de ellas venía toda la oscuridad y parecía que venian de ahí todas las fragancias y pestilencias del mundo, era el sótano, mi tía nunca me había llevado ahí, y sus razones tendrá.
Fuimos bajando esas escaleras hasta que ya era tan oscuro que solo pude ver cuando mi tía encendió un fósforo y con el encendió una vela que había en una mesita ya abajo en el sótano.
Me quedé viendo todo lo poco que se alcanzaba a ver a la luz de esa pequeña vela.
Ahí el olor era mucho más fuerte, de un lado a otro cada uno de los objetos cubiertos de polvo tenía un olor distinto, desde un joyero antiguo con olor a violetas a un tapiz de pelo de camello que olía directamente a arena del desierto, o un gorro de marinero acompañado de un catalejo y ambos tenían el olor del mar.

- cada cosa se ve más vieja que la anterior

-jaja, si, digamos que todo aquí está lleno de trastos, una vieja pasión querido sobrino, casi tan vieja como los trastos

Ella se puso a buscar entre todos los tarecos, y de entre unos cuadros viejos arrastró un gran y pesado cofre, sacó de su bolsillo una llave dorada y lo abrió, levantó la tapa y se puso a rebuscar entre las cosas de adentro

-aquí está, ya temia que se la hubieran comido las polillas

-no, pero casi

Del cofre sacó una vieja alfombra y se la llevó hacia un sofá, se sentó y yo me le quedé mirando

-y para que es la alfombra? Y la bufanda?

- cariño, la bufanda hay que tejerla

Entonces sacó de unos cajones de una mesita unas agujetas doradas y se puso a tejer la bufanda con los hilos de la alfombra, ella tejia tan rápido que se veía como un maraño, como en los dibujos animados, por un lado entraba la alfombra y por el otro salía la bufanda.

-listo

Con la bufanda terminada la tomó y se la puso al pequeño.

-ahora, prueba cantar

-que?

-solo inténtalo