Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7

El miércoles por la mañana, Joe hizo su rutina diaria: le dio desayuno a sus hermanos, preparó a Lilly para el día, les dio un sándwich y un jugo a cada uno de los mellizos para el recreo y llevó a sus tres hermanos al departamento de la señora Schäfer, ya que ella se ofreció para cuidar a Lilly y llevar a los mellizos a la primaria. Cuando se estaba yendo del departamento para ir por sus cosas a irse a la escuela, Maddie apareció en la puerta, provocando que se asustara.

—¿Qué pasa?

—Es... solo que —trataba de decir de forma normal Maddie, pero no lo lograba.

—Vamos, solo dime. Tranquila.

Maddie suspiró.

—Nada.

—Bien... entonces adiós.

Maddie alzó su mano a modo de despedida, por lo que Joe sonrió e hizo el mismo gesto. Salió del departamento y cerró la puerta despacio. Después, se quedó pensando en aquello que le había su hermana sobre Maddie. Sentía que ella tenía que ver con todas las cosas extrañas que estaban pasando últimamente, pero no sabía de qué forma. Necesitaba averiguarlo.

Entró de nuevo a su departamento y tomó su mochila. Estaba por salir cuando sonó el teléfono, por lo que debió regresar y contestar.

Joe, ¿eres tú? —preguntó Spencer al otro lado de la línea.

—Sí, ¿qué pasa? ¿Por qué llamas?

Hoy no vas a ir a la escuela.

—¿Qué?

Baja rápido, me estoy congelando a fuera de tu edificio.

Joe salió corriendo y bajó por el ascensor. Salió lo más rápido que pudo del edificio y se encontró con Spencer de frente, quien llevaba también una mochila, pero casi vacía.

—¿Qué sucede? ¿Pasó algo? —preguntó Joe preocupado.

—Nada, es solo que hoy me voy a las dos de la tarde y nosotros tenemos algo pendiente. Ni siquiera fuiste ayer y eso que tú dijiste que nos viéramos ayer.

—Lo siento, es que yo sí tengo responsabilidades, no como tú.

—¿Viste? Tenemos una conversación pendiente. Ven, vamos a dar una vuelta mejor.

—Tengo que ir a la escuela.

—Joe, eres el único adolescente que prefiere ir a la escuela a pasar el día con su mejor amigo en Nueva York, ¡cuando sí tienes opción para no ir a clases!

—Es que ese es el problema: quiero ser tan despreocupado como tú, pero ¿adivina qué? No puedo serlo porque yo sí tengo muchas cosas por las que debo preocuparme.

—En serio necesitas relajarte. Ven conmigo.

Joe suspiró y decidió hacerle caso. De todos modos, algo bueno podría salir de eso. Él tenía razón en algo: Joe necesitaba relajarse, y aquello fue lo que lo terminó convenciendo de seguir a su amigo. Fueron a Central Park y Spencer se tiró frente a un árbol, mientras que Joe se sentó al lado suyo con cuidado. Spencer gritó con fuerzas y sonrió, por lo que su amigo lo miró raro.

—¿Qué consumiste? —preguntó con repulsión.

—Nada, solo necesitaba soltarlo.

—¿Soltar qué?

—Mi carga negativa. Deberías hacer lo mismo.

—¿Y quedar como demente? No gracias.

—¿Por qué te rehúsas a divertirte y relajarte? Me recriminas que soy demasiado despreocupado y te encantaría ser como yo, pero cuando tienes la oportunidad de serlo, no la tomas.

—Es que... no tienes idea de todo lo que ha pasado últimamente.

—Cuéntame, aunque creo que ya me hago una idea con lo de tu padre... y ahora con lo de tu madre.

Joe quería decirle sobre las cosas extrañas que le estaban pasando, pero no sabía cómo sin sonar como un loco. Solamente se quedó mirando el horizonte, inmóvil, sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor.

—Joe... ¿estás bien? —le dijo Spencer.

Su amigo comenzó a sacudirlo, hasta que lo devolvió a la realidad. En eso, se les acercaron dos oficiales de policía, patrulleros para ser específicos.

—Chicos —los llamó uno—, ¿no deberían estar en la escuela?

—Eh... —trató de hablar Joe, pero no pudo hacer que saliera aunque sea una palabra.

—Tranquilo —le susurró Spencer—, yo lo arreglo.

—¿Y bien? —preguntó el otro policía—, ¿por qué no están en la escuela?

—Bueno, oficiales —contestó Spencer—, lo que pasa es que no somos de Nueva York, sino de San Diego... del Estado de California.

—¿No es un poco lejos?

—Por eso mismo no andamos en la escuela. Miren, si no me creen, puedo mostrarles mi credencial de la escuela privada Saint Louis.

Spencer sacó de su bolsillo una tarjeta de color negro que tenía su nombre, imagen y los datos principales de la escuela: "Saint Lois School, San Diego, California". Se la mostró a los oficiales, quienes supieron que estaba justificado por eso, pero aún les quedaba Joe.

—¿Y él?

—Él es mi hermano, no le hagan caso. Vino conmigo, lo que pasa es que vivimos con mi padre y él se fue de viaje por dos semanas, por lo que nos envió con nuestra mamá.

—No parecen hermanos. Y, si lo son, ¿puedo ver la credencial de él también?

—Ehm... Joe —lo llamó Spencer—, ¿traes tu credencial?

Joe al principio no entendió a qué se refería su amigo, pero segundos después se dio cuenta de que se trataba de un plan. Revisó sus bolsillos y su mochila, sabiendo que no la encontraría, por lo que después hizo un gesto de disconformidad y movió la cabeza hacia los lados, indicando que no la traía.

—Si no fuera porque evidentemente son menores de edad —dijo el policía—, los llevaría detenidos.

Los policías se dieron media vuelta y se fueron. Joe y Spencer se quedaron observando cómo se alejaban, para después mirarse fijamente y comenzar a reír por lo que había ocurrido.

—¿Qué fue eso? —le preguntó Joe mientras reía.

—¡No lo sé, pero fue lo máximo!

Siguieron riendo un buen rato por eso y al acabar se miraron sonriendo.

—¿Ves? Solo debías divertirte un poco más.

—Supongo que tenías razón en eso.

—¡Y en muchas otras cosas!

Spencer buscó en su mochila una cajetilla de cigarrillos, la sacó y se la extendió a Joe.

—¿Quieres uno?

Joe dudó un poco en si sacar uno o no, pero finalmente lo hizo. Spencer lo encendió por él, luego sacó otro para sí mismo y lo encendió.

—Nunca te he visto con una chica —le dijo Spencer—, ¿todo bien?

—Sí, es solo que ninguna me atrae lo suficiente.

—¿Cómo?

—Me he sentido muy atraído, pero ninguna me ha hecho sentir nada especial.

—Pero supongo que has andado con alguna de las que dices, ¿no? Como para decir eso.

—Realmente no, ni siquiera he dado un beso.

Al escucharlo decir aquello, Spencer quedó sorprendido y se ahogó momentáneamente.

—¡¿Cómo?! ¿En serio? No me lo esperaba de ti.

—Es solo que... no lo sé, no se ha dado el momento.

—Wow... en serio, no tengo otras palabras.

—Bueno, hay una chica de mi iglesia que me parece atractiva.

—Cuéntame más, necesito oír esto.

—El problema es que su actitud hace que arruine todo.

—¿Y? No es como que te fueras a casar con ella. ¿Cómo se llama?

—Winnie. Es bonita, pero parece tener un problema permanente hacia mi existencia. Suele tratarme mal o ser sarcástica conmigo.

—Eso suena más interesante. Invítala a salir.

—¿Y si me rechaza?

—Pues... no será el fin del mundo.

—No lo sé, es un poco insoportable cuando empieza a cuestionar todo lo que digo o hago.

Siguieron conversando por un buen rato, incluso aprovecharon de recorrer el parque antes de que tuvieran que ir a Brooklyn, a buscar las cosas de Spencer.

—Oye —le dijo Joe—, ya que vendrías a verme a Manhattan, ¿no hubiera sido mejor que trajeras tu equipaje contigo en lugar de tener que ir a buscarlo?

—No lo había pensado así —contestó Spencer—. Supongo que tienes razón, pero de todos modos ya pasó. Mmm... ya sí, igual se supone que no fui a Manhattan, sino que sigo en Brooklyn. Acá tengo que esperar a mi mamá, para que vaya conmigo al aeropuerto.

—¿Pudiste al menos solucionar tus problemas con ella?

—No, sigue siendo la persona más insensible y egocéntrica del mundo, pero al menos va a ir a dejarme al aeropuerto para demostrarle a mi papá que ella es mejor que él.

»Es increíble su favoritismo extremo hacia Matt. Adoro a mi hermano, pero ella sobrepasa los niveles, como si se le olvidara que no tiene solo un hijo.

—No exageres... también ha tratado mal a Matt.

—Ay, Joe, si supieras lo que es ser hijo de ella... recuerda que cuando se iban a separar me escapé y fui a tu departamento, porque ella quería que yo me fuera con mi padre. Ni siquiera fue una iniciativa de él, ella automáticamente dijo que me fuera con él. No entiendo cómo es que me puede tener tanta repulsión.

Joe no sabía qué responderle. Por un lado quería animar a Spencer, pero ¿cómo podía hacerlo si pensaba lo mismo al respecto? Ni siquiera él podía comprender a su propia madre, mucho menos podía pensar en qué haría cambiar de opinión a su amigo. Prefirió cambiar de tema, contándole que el domingo, el día después de la fiesta, fue a una boda y bailó con una chica. Le habló de Amelie y de lo linda que era.

—Creo que sí te gusta esa chica. 

—No lo creo, además de que solo la vi una vez. Simplemente creo que es muy hermosa.

—Ah... bueno, la próxima vez que la veas deberías pedirle una cita.

—No sé si sea una buena idea.

—Joe, deja de ser tan jodidamente inseguro y arriésgate: tírate a la vida y ya.

***

Luego de que Spencer abordara el avión, Joe procedió a dirigirse a su hogar, despidiéndose de Matt ya que la mamá de este le dijo que tenía que irse inmediatamente con ella.

Decidió que lo mejor sería caminar. Necesitaba despejar su cabeza, sentirse alejado, aunque estuviera rodeado de desconocidos que pasaban por su lado. Ocasionalmente, no podía evitar escuchar los pensamientos de aquellos que caminaban a su lado durante unos metros y luego se alejaban, por lo que creyó que si escuchaba música y se concentraba en ella, tal vez podría evitar escuchar los pensamientos de las otras personas. Sacó el MP3 y comenzó a pasar las canciones, hasta llegar a una de Green Day, «Jesus of Suburbia», la cual le había puesto poca atención antes ya que no le parecía tan buena. Sin embargo, en ese momento lo cautivó.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro