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Comienza la mision

En el interior del almacén abandonado, la luz de la luna se filtraba a través de las grietas del techo, creando un juego de sombras inquietantes. En el centro del lugar, un hombre jugueteaba con un cuchillo, haciéndolo girar entre sus dedos con una precisión que delataba años de práctica. Su expresión era de desinterés, como si estuviera esperando algo o alguien.

De repente, el rechinar de la puerta metálica interrumpió el silencio. El hombre levantó la vista, clavando sus ojos en la figura que se adentraba en el lugar. Era un sujeto alto, de porte elegante, vestido con un traje negro impecable que contrastaba con el entorno decadente. Caminaba con calma, como si nada en el mundo pudiera perturbarlo.

??: ¿Qué es lo que quieres? —preguntó el hombre del cuchillo, alzando una ceja mientras jugaba con la hoja, sin mostrar signos de preocupación.

El recién llegado no respondió de inmediato. Se limitó a detenerse a unos metros de distancia, observándolo con una leve sonrisa en el rostro. Luego, sacó una carpeta de cuero negro y la dejó caer al suelo frente a él.

??: Me interesa tu negocio —respondió finalmente, con una voz tranquila pero cargada de autoridad. Señaló la carpeta con un leve movimiento de la cabeza—. Ahí están los detalles. Necesito de tus servicios para acabar con alguien en particular.

El hombre del cuchillo dejó de jugar con la hoja, clavándola en la mesa frente a él. Sus ojos se estrecharon mientras estudiaba al recién llegado con cautela.

??: ¿Y quién sería? —preguntó, tomando la carpeta del suelo y abriéndola. Sus ojos se detuvieron en una fotografía que mostraba a una joven. Las palabras “recipiente de Plasmar Estela” estaban destacadas en el informe.

??: Es una amenaza —continuó el hombre de traje—. Una que no puede ser ignorada. Tengo razones para creer que solo tú puedes lidiar con esto. Por supuesto, tu recompensa será adecuada.

El hombre del cuchillo dejó escapar una risa baja, cerrando la carpeta con un golpe seco.

??: Si estás tan seguro de eso, debe ser un trabajo interesante. Dime, ¿qué hace tan especial a este recipiente?

El hombre de traje sonrió ampliamente, sus ojos brillando con un destello peligroso.

??: Es alguien que podría cambiar el equilibrio de este mundo. Pero, por ahora, lo único que necesitas saber es que no debe vivir para hacerlo.

El silencio se hizo presente en el almacén mientras el hombre del cuchillo se inclinaba hacia atrás, sosteniendo la carpeta. Su sonrisa se ensanchó mientras sus ojos brillaban con emoción.

??: Está bien. Me gusta un buen desafío. Considéralo hecho.

El hombre de traje dio media vuelta, caminando hacia la salida con la misma calma con la que había llegado. Antes de desaparecer por completo, giró ligeramente la cabeza.

??: No falles. No habrá segundas oportunidades.

El sonido de la puerta al cerrarse resonó por todo el almacén, dejando al hombre del cuchillo solo con sus pensamientos y el archivo. Una risa oscura escapó de sus labios mientras sacaba nuevamente su cuchillo, la hoja reflejando la luz tenue.

??: Esto será divertido.

En otra parte

La cancha de baloncesto de la Academia de Hechicería de Tokio estaba sumida en un ambiente tranquilo, el eco de la pelota rebotando sobre el suelo resonaba en el aire vacío. Kai estaba en el centro de la cancha, lanzando la pelota al aro con una concentración absoluta, mientras un par de figuras observaban desde las líneas exteriores. Era un momento raro de calma en medio del agitado ritmo de la academia, pues su sensei estaba ocupado con tareas administrativas, dejando a los estudiantes con algo de tiempo libre.

A un lado de la cancha, Yielhi Gojo, la hermana menor del famoso Satoru Gojo, observaba con una sonrisa entretenida. Contrario a su hermano mayor, Yielhi era más tranquila y menos inclinado a causar alboroto. Su mirada se centraba en Kai, pero sus pensamientos vagaban por otro lado, reflexionando sobre todo lo que había sucedido en los últimos días.

Yielhi: Impresionante, Kai —comentó con tono relajado—, aunque sabes que podrías hacer el tiro de tres sin problemas. No te limites tanto.

Kai lanzó una mirada hacia él y soltó una risa baja.

Kai: No me interesa hacer alarde, Yielhi. A veces, es mejor disfrutar de la simplicidad del juego.

Akira Tsubasa, quien estaba a un costado de la cancha observando la escena con cierta indiferencia, levantó una ceja.

Akira: Aunque sea una "simplitud", Kai, parece que todos en la academia están involucrados en algo más que baloncesto últimamente. Casi parece que tenemos una "tensión" en el aire, ¿no?

Sena Akabane, el más callado del grupo, estaba sentado en el banco al borde de la cancha, con las piernas cruzadas y los ojos mirando fijamente al suelo. Después de un rato, levantó la mirada hacia Aoi Kamado, quien se encontraba cerca, descansando tras su recuperación.

Aoi, quien había estado lidiando con las secuelas de una misión particularmente peligrosa, sonrió ligeramente al ver a sus compañeros disfrutar de la tranquilidad. Aunque su cuerpo aún no estaba al cien por ciento, sentía que el tiempo libre le estaba haciendo bien.

Aoi: Supongo que la recuperación nunca es fácil —dijo con voz suave, dirigiéndose a los demás—. Pero esto... esto sí es lo que necesitaba.

Kai asintió, limpiándose el sudor de la frente antes de acercarse al grupo.

Kai: Es raro tener este tipo de descansos, pero es bienvenido. Siendo honestos, después de todo lo que ocurrió, lo merecemos, ¿no?

Yielhi observó a Aoi, sus ojos brillando con una mirada sabia. Había notado cómo Aoi había cambiado en los últimos días, más fuerte pero también más reflexivo.

Yielhi: Es bueno ver que te has recuperado, Aoi. Aunque todos sabemos que no será fácil olvidar lo que pasó. Los recuerdos siguen ahí, acechando.

Aoi hizo una ligera mueca, como si las palabras de Yielhi hubieran tocado una fibra sensible, pero rápidamente se recompuso.

Aoi: Es algo con lo que tengo que vivir. Pero ahora, lo único que quiero es aprovechar estos momentos... para no pensar en lo que sigue.

Akira, que hasta entonces había permanecido en silencio, se estiró y dio un paso adelante.

Akira: Aunque suene contradictorio, tenemos que estar preparados. Las cosas se están complicando fuera de la academia. No importa cuánto tiempo podamos tomarnos para relajarnos, nunca sabemos cuándo la próxima amenaza aparecerá.

Aoi asintió con una sonrisa algo triste, mientras Kai lanzaba otra pelota al aro, esta vez con mayor fuerza. El sonido del balón retumbó en la red al encestar, interrumpiendo el silencio que había caído sobre ellos.

Kai: Es cierto —dijo Kai, mirando a Akira—. Pero por ahora, no olvidemos lo que realmente nos mantiene en pie. Nosotros.

Todos asintieron en silencio, comprendiendo que aunque el mundo estuviera lleno de peligros y sombras, aún podían confiar los unos en los otros. Por un momento, se permitieron disfrutar de la calma.

Sena: Y mientras eso dure —dijo Sena, levantándose de su asiento—, ¿por qué no aprovechar para hacer algunos tiros más? Después de todo, si el futuro nos espera con más problemas, es mejor estar listos, ¿no?

Kai sonrió de lado, tomando la pelota.

Kai: Eso es lo que me gusta escuchar.

Y con eso, la tranquilidad del momento se desvaneció por completo, transformándose en una nueva energía colectiva. La cancha de baloncesto se llenó de risas y gritos de ánimo mientras los compañeros se preparaban para un último juego antes de que la calma fuera interrumpida por las exigencias de su mundo de hechicería.

El aire en la cancha se había llenado de energía, todos en el grupo estaban disfrutando del momento, riendo y charlando mientras se pasaban el balón entre ellos. Kai, con una sonrisa confiada, se preparó para lo que sería su gran jugada: el famoso “super lanzamiento”. Se concentró, impulsó el balón con todo su poder, y lo lanzó hacia el aro con una velocidad impresionante.

Sin embargo, lo que había planeado como un tiro perfecto terminó siendo un desastre absoluto. El balón pasó volando por encima del aro y, en lugar de eso, impactó contra una de las ventanas cercanas con un estruendoso crack. El vidrio se rompió en pedazos que cayeron al suelo, resonando por toda la cancha.

Un silencio incómodo se apoderó de la habitación, todos mirando a Kai, quien se quedó paralizado, la mano aún extendida como si estuviera esperando que el balón se detuviera mágicamente en el aire. Su rostro se sonrojó lentamente y, por un segundo, pensó que había cometido un error que iba a costarle caro.

Kai: No... no lancé tan fuerte —murmuró nerviosamente, intentando dar una excusa que no sonaba convincente ni para él mismo.

Los demás no dijeron nada, pero las miradas pesadas sobre él le daban a entender que las palabras eran innecesarias. Cada uno tenía una expresión mezcla de incredulidad y algo de diversión.

De repente, la puerta de la cancha se abrió con un crujido sutil, y una figura entró en la habitación, sosteniendo el balón con una calma inquietante. La presencia de la mujer era inconfundible, y todos giraron para ver a su sensei, Miko, que observaba la escena con una mirada enigmática.

Miko: ¿Qué es esto? —dijo con voz suave, pero con una clara nota de diversión mientras levantaba el balón con una mano.

La tensión en la habitación aumentó por un momento, pero Miko, al ver la expresión nerviosa de Kai, no pudo evitar soltar una pequeña risa. Su mirada se volvió más seria, aunque sin perder esa sonrisa en los labios.

Miko: Kai... —dijo, dejando que el nombre resonara un poco antes de continuar—, ¿acaso no sabes que debes tener cuidado de dónde lanzas "la cosa"?

Kai, aún algo avergonzado, se rió nerviosamente, mirando los pedazos de vidrio sobre el suelo.

Kai: S-siento mucho, sensei. No pensaba que iría tan... lejos.

Miko se acercó a él, con la calma de siempre, mientras comenzaba a rebotar el balón con un movimiento hábil.

Miko: Ya veo. Pero no te preocupes, ya que esto no es nada serio. Aunque la ventana... bueno, digamos que la siguiente vez, el vidrio no será tan indulgente contigo.

Los demás, aliviados de que la situación no fuera más grave, comenzaron a relajarse, y las sonrisas volvieron a sus rostros. Miko miró a Kai un momento más y luego se inclinó hacia un lado con un tono bromista.

Miko: A menos que estés buscando reemplazar las ventanas de la academia como parte de tu entrenamiento. En ese caso, te asignaré un par de tareas extras.

Kai, incapaz de aguantar la risa, soltó una carcajada nerviosa, rascándose la cabeza.

Kai: Definitivamente no lo estaba planeando, sensei. Pero, ¿sería posible que no me pongas más tareas? Prometo que la próxima vez no romperé nada.

Miko le lanzó una mirada cómplice y un guiño.

Miko: No prometas nada que no puedas cumplir. Ahora, por favor, asegúrate de no destruir la academia antes de que termine el semestre.

El ambiente, que había estado tenso por un momento, volvió a relajarse, con todos riendo mientras Kai recogía los pedazos de vidrio. Miko, aún sosteniendo el balón, se unió a ellos con un tono amigable.

Miko: Si estás tan decidido a mejorar, Kai, ¿qué te parece si te ayudo con ese "super lanzamiento" para la próxima vez? Pero solo si prometes no destruir más ventanas.

Kai, sintiendo el peso de la broma, asintió con una sonrisa de alivio, mientras sus compañeros lo rodeaban para continuar con su pequeño juego, sabiendo que, a pesar de los momentos incómodos, todos estaban en la misma página.

Yielhi: Sensei no estaba ocupada con unos asuntos?- pregunto tranquila viendo a miko, que esta de devolvió la mirada.

Miko: Sí estuve algo ocupada, pero surgió algo más por eso me pidieron que viniera a verlos.

Los estudiante se mirando entre sí confundido ellos que tenía que ver con lo que su sensei iba a decir.

Miko: Sabemos ahora donde se encuentra  el recipiente de plasmar estelar- menciono sería cosa que el resto también se puso serio.

Kai: Que es el recipiente de Plasmar estelar?- pregunto inclinado la cabeza en confusión.

Y ahí se fue el momento serio donde su amigos cayeron comicamente a escuchar la pregunta de kai, miko solo se toco la cierne para evitar darle un zape.

Miko: Enserió te daré clase adicionales para que se te quede esta cosa kai.

Akira: Bueno tengo entendido que son personas que tienen una alta compatibilidad con Tengen.

Miko: Así es, por eso debemos que evitar que algo de pase al recipiente, ya que hacer algunos años hubo una misión de escoltar al recipiente, pero lamentablemente el recipiente fue asesinado justo casi al final.

Hubo un breve silencio en la cancha, pero rápidamente miró a su estudiante.

Miko: Por eso, de asignado a ustedes esta misión aunque claro a diferencia de aoi que no podrá ir, debido a que tus heridas no se han curado de todo.

Aoi entendía muy bien su situación, pero incluso ella era humana y tenía su límite, pero en eso kai de había acariciado la cabeza.

Kai: Tranquila, se que también querrías ir pero también debes cuida tu salud, no te preocupes prometo que re traeremos algo.

Aoi solo miro a kai sintiendo algo en su pecho no sentía tanto, solo el podría hacerle eso, por otro lado yielhi veía la escena con un leve puchero, aunque claro debía simulado.

Kai: Muy bien sensei en ese caso deberá darnos más detalle de la misión- viendo a su sensei que asintió.

Miko: Muy bien, en ese caso vengan a mi oficina ahí hablaremos de lo demás

En la oficina de Miko, el ambiente estaba cargado de tensión. Los estudiantes habían llegado con una mezcla de curiosidad y ansiedad tras las palabras de su sensei. La habitación estaba organizada con precisión, como reflejo de la personalidad de Miko, aunque el aire era pesado con la importancia del tema que estaban por discutir. Ella se encontraba de pie frente a su escritorio, sus ojos observando a cada uno de sus alumnos.

Miko: Bien, escuchen atentamente —comenzó con una voz firme pero calmada—. Hemos recibido información confirmada: el recipiente de Tengen ha sido localizado en la zona de Hiroshima. Es nuestra responsabilidad escoltarlo de manera segura hasta el maestro Tengen, donde se llevará a cabo la ceremonia de sincronización.

Al escuchar esas palabras, el grupo se tensó. La mención de la ceremonia de sincronización siempre traía consigo un aire de importancia vital. Todos sabían lo que estaba en juego si algo salía mal, pero también entendían los peligros que enfrentarían durante la misión.

Yielhi, con los brazos cruzados, fue la primera en hablar, rompiendo el silencio que se había formado.

Yielhi: ¿Entonces es definitivo? ¿Ya sabes quién es el recipiente? —preguntó, con una mezcla de seriedad y curiosidad en su tono.

Miko asintió lentamente.

Miko: Sí, la identidad del recipiente está confirmada, pero no puedo revelarla aquí por seguridad. El tiempo es esencial. Necesitamos movilizarnos de inmediato para garantizar su protección.

Yielhi inclinó ligeramente la cabeza, un brillo de determinación en sus ojos.

Yielhi: Entonces, ¿quieres que nos movamos ahora mismo? —preguntó.

Miko esbozó una pequeña sonrisa, apreciando la rapidez con la que Yielhi captaba la urgencia de la situación. Se giró hacia la ventana, observando el paisaje exterior por un momento antes de hablar.

Miko: Así es. Afuera ya hay un transporte preparado para llevados. No tenemos tiempo que perder. Cada segundo cuenta cuando se trata del recipiente de Tengen. Debemos asegurarnos de que llegue sano y salvo a su destino.

El grupo intercambió miradas. Akira Tsubasa frunció el ceño, procesando la información rápidamente, mientras Sena Akabane ajustaba su uniforme, ya mentalizándose para la misión. Kai, aunque con una expresión más relajada, sintió el peso de la responsabilidad en sus hombros.

Akira: ¿Qué tipo de amenazas podemos esperar? —preguntó siempre directo al punto.

Miko se giró para enfrentar a sus estudiantes, su expresión se tornó seria.

Miko: No puedo darles una lista exacta, pero sabemos que hay fuerzas que no quieren que esta sincronización se complete. Espirituales y humanas. Deben estar preparados para cualquier cosa. Esta será una prueba tanto de su habilidad como de su capacidad para trabajar en equipo.

El grupo asintió al unísono, comprendiendo la gravedad de la situación. Yielhi dio un paso al frente, su postura firme y confiada.

Yielhi: Entonces, ¿qué estamos esperando? Vámonos ya.

Miko asintió con una leve sonrisa, mostrando un destello de orgullo ante la resolución de sus alumnos.

Miko: Muy bien. Tomen sus cosas y prepárense. Esto no será fácil, pero confío en que podrán manejarlo. Afuera está todo listo.

Con eso, el grupo se movió rápidamente, recogiendo lo que necesitaban antes de seguir a su sensei. Al salir de la oficina, el aire fresco de la tarde los recibió, junto con un vehículo negro estacionado a un lado de la academia. Un conductor con gafas oscuras esperaba en silencio junto al vehículo, listo para llevarlos a su destino.

La misión había comenzado, y aunque los peligros eran inciertos, el grupo estaba decidido a proteger al recipiente de Tengen, pase lo que pase.

En otra parte

En un bar sombrío en las afueras de la ciudad, el ambiente estaba impregnado con el murmullo de una vieja canción de blues que sonaba a través de un tocadiscos desgastado. Pocas personas ocupaban el lugar, cada una inmersa en sus propios pensamientos. En la barra, una mujer destacaba por su presencia tranquila pero cautivadora. Su cabello rubio largo caía en cascada sobre sus hombros, y sus dedos jugaban con el vaso que tenía delante, moviendo la bebida en círculos sin intención aparente de beberla.

El hombre misterioso, con su traje oscuro y su porte elegante, empujó la puerta del bar. Su entrada pasó desapercibida para la mayoría, salvo para la mujer rubia, que alzó la vista ligeramente al notar la nueva presencia. Él se acercó a la barra y se sentó a un taburete de distancia de ella. Sin perder tiempo, levantó un dedo para llamar al camarero.

??: Un vaso de agua, por favor —pidió con una voz baja pero firme, que resonó ligeramente en el silencio del bar.

El camarero asintió y comenzó a prepararlo. Mientras tanto, la mujer, sin dejar de mover su bebida, habló con un tono despreocupado pero calculado.

??: Un traje elegante y solo pides agua... Debo decir que no es lo que esperaba —comentó, su voz era melodiosa, pero había un filo oculto en sus palabras.

El hombre giró la cabeza hacia ella, mostrando una ligera sonrisa, pero sin revelar demasiado.

??: Las apariencias engañan, como siempre. ¿Debería haber pedido algo más fuerte para encajar en este lugar? —respondió, con un toque de sarcasmo.

La mujer soltó una pequeña risa, suave pero con una pizca de burla.

??: No, en realidad, creo que encajas perfectamente. Este lugar está lleno de personas que intentan ocultar quiénes son, igual que tú —dijo, finalmente llevando su vaso a los labios pero sin apartar la mirada de él.

El camarero colocó el vaso de agua frente al hombre, quien lo tomó con calma, dando un sorbo antes de hablar de nuevo.

??: Tal vez no me oculte tanto como crees. Quizá estoy aquí porque necesito encontrar a alguien —dijo, dejando el vaso en la barra y mirando fijamente a la mujer.

Ella arqueó una ceja, intrigada por su respuesta.

??: ¿Y ese "alguien" tiene algo que ver conmigo? —preguntó, con una ligera sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

El hombre hizo una pausa, como si estuviera evaluando la situación. Luego, inclinándose ligeramente hacia adelante, respondió en un tono más bajo, lo suficiente para que solo ella lo escuchara.

??: Podría ser. Depende de cuánto estés dispuesta a escuchar, Seishin no Yume.

La mención de ese nombre hizo que la sonrisa de la mujer desapareciera al instante. Su mirada se endureció, y el ambiente entre ellos se tensó. El hombre continuó, sin dejarse intimidar por su cambio de expresión.

??: Tengo un trabajo que podría interesarte. Algo que involucra al recipiente de plasmar estela. Y creo que tu talento sería invaluable para lo que necesito.

La mujer dejó su vaso en la barra con un movimiento firme, su mirada fija en él.

??: Hablas demasiado para alguien que acaba de entrar en mi vida —dijo, con un tono peligroso—. Pero has captado mi atención. Habla... antes de que decida que no me interesa.

El hombre sonrió de nuevo, esta vez con un toque de satisfacción.

??: Perfecto. Pero no aquí. Terminemos nuestras bebidas y hablemos en un lugar más privado. Esto es algo que no querrás compartir con los curiosos.

La mujer lo miró con desconfianza, pero también con una chispa de curiosidad. Finalmente, asintió, tomando un último sorbo de su bebida antes de levantarse de la barra.

??: Esto será interesante —murmuró para sí misma mientras seguía al hombre hacia la salida del bar.

La mujer rubia siguió al hombre hacia la salida del bar, sus pasos resonando en el suelo de madera envejecida. Afuera, la noche era fría, y una ligera brisa agitaba su cabello. El hombre se detuvo un momento, girándose hacia ella con una sonrisa enigmática.

??: Te prometo que no te arrepentirás de escuchar mi propuesta —dijo, mientras sacaba un pequeño papel de su bolsillo y se lo ofrecía—. Nos veremos aquí. Mañana, a la medianoche. Todo lo que necesitas saber estará esperando por ti.

La mujer tomó el papel sin mirar, manteniendo su mirada fija en los ojos del hombre, como si intentara descifrarlo.

??: Esto mejor sea tan interesante como dices, o puede que me arrepienta de no haber terminado mi bebida tranquila en ese bar —respondió con una mezcla de sarcasmo y seriedad.

El hombre soltó una leve risa y se inclinó hacia ella.

??: Oh, no te preocupes. Esto es solo el comienzo.

Sin más, el hombre se desvaneció entre las sombras de la calle, dejando a la mujer sola bajo la tenue luz de un farol parpadeante. Miró el papel en su mano y lo guardó en el bolsillo de su abrigo. Sus ojos brillaron con determinación.

Mientras la noche avanzaba y las calles quedaban desiertas, la sensación de que algo grande estaba por suceder se apoderó de ella.

Continuará...

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