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Torneo
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Despierto aturdida por el tono de llamada de mi teléfono, se trata de Milo gritando que ya debo levantarme y contestar el móvil. Debo cambiarlo luego. Me siento en la orilla de la cama y agarro el celular que está en la mesita de noche, marco el número de Milo.
—¿Hola?
—¡¿En donde estás?! —su grito daña mi tímpano por unos segundos.
—Estoy en mi habitación —respondo con mi voz de recién levantada.
—¿Tienes idea de que hora es?
—¿Las siete?
—Nessa, son las nueve de la mañana, debías estar en el establo hace media hora —riñe, me levanto de un salto, lo dejo hablando solo mientras abro la ducha.
El agua está helada, por lo que me toca bañarme así y evitar agarrar un resfriado. Termino de ducharme, corro para buscar mi uniforme. Está compuesto por una camisa manga larga blanca, un saco verde esmeralda, unos pantalones ajustados que se ciñen a mis piernas y unas botas negras que llegan a mis rodillas.
El dolor de cabeza está quitándome los ánimos de competir, pero no dejo que eso me afecte, debo darlo todo hoy. Termino de arreglarme, mi cabello está sujetado por un moño bien apretado, excepto por unas hebras rebeldes de mi cabello que no quisieron ser sujetadas por ese moño. No pierdo el tiempo y salgo de mi habitación vestida apropiadamente con mi casco de seguridad en mano.
Salgo del hotel para dirigirme al establo, todo está decorado con listones blancos y rojos, el público está llegando por la entrada principal tomando asiento en las gradas que se encuentran a la derecha del campo de la competencia. Busco a Rubí en su cubículo, coloco nuestras frentes juntas para transmitirle calma y que se sienta mejor. Mi mamá siempre hacía eso con ella antes de cabalgarla.
La saco de allí, antes de subir a ella le pongo la silla y las correas. Subo sobre ella, estoy esperando a que todos los participantes se posicionen en orden delante de mí con sus caballos, respiro hondo, siento como los nervios hacen estragos dentro de mí. La voz de Aaron me saca de mi momento de meditación.
—¿Nerviosa? —me pregunta.
—Un poco —contesto sin ánimos de verlo inconscientemente.
—¿Sigues enojada? —inquiere, lo miro algo confundida.
—¿Enojada?
—Por lo que viste en los vestidores del Spa —menciona, había olvidado que presencie esa escena.
—Oh, eso... —me hago la desentendida —. No estoy enojada, no debería de estarlo, no somos... Nada.
—Claro, solo... Ami...
—Compañeros —lo interrumpo —. Eso somos, Jones.
—Lo que digas, Kane.
Se va hacia su fila evitando contacto visual conmigo. No puedo permitirme tener tantos amigos en estos momentos, estoy en constantes giras y debo concentrarme en los torneos. Lo que paso ayer fue olvidado por completo, nadie sabe nada.
¿Qué pasó anoche?
¿Cómo llegue a mi habitación?
Esas preguntas rondan en mi cabeza de vez en cuando.
Tania y Matías me dan sus ánimos desde lejos, ya que cada quien está en su fila correspondiente. La primera prueba transcurre en un reto de adiestramiento, los caballos deben superar una serie de actividades, primero como parte de un ligero calentamiento antes de comenzar con el verdadero torneo.
Se hacen esos pequeños retos para dar un poco de reconocimiento a los competidores por haberle dado una buena educación a su caballo. Todos pasamos la prueba sin dificultades, nadie fue eliminado del torneo y sinceramente me hubiese sorprendido si alguien fuera eliminado por la prueba de adiestramiento.
La segunda prueba, salto de vallas. Tengo un mal presentimiento sobre esta prueba cuando veo cada una de estas colocadas estratégicamente. La última es la que más temor me causa, trato de relajarme para que Rubí no sienta mi angustia, pero me es casi imposible cuando anuncian los nombres de cada uno de los participantes por orden.
—¿Nessa?, ¿estás bien? —Matías se acerca a mí.
—S-Si... —titubeo al responder, estoy temblando.
—De acuerdo...
Mi respuesta no lo convenció del todo, llego su turno y lo hizo perfecto. Ojalá pudiera hacerlo asi, no me sentiría tan nerviosa como ahora.
—Lo harás bien, Kane —me anima Aaron, no puedo mirarlo a la cara por el miedo que siento.
—... ¡Aaron Jones! —el nombre de Aaron fue aclamado por los presentadores del torneo.
La gente —más específicamente, las chicas— lo ovacionaban, observaban tan fijo como yo, los saltos perfectos que daba con su caballo al completar la prueba. Si antes me sentía nerviosa, ahora estoy el triple. Me preparé para salir, Rubí estaba igual de nerviosa que yo, respire hondo y...
—¡Démosle un gran aplauso a la siguiente participante, Nessa Kane!
Al salir, comencé a ver las gradas, mi padre y mi hermana estaban allí observándome y fue cuando una lágrima cayó desde mi ojo hasta mi mejilla. Mi padre articuló un "Tú puedes" desde donde estaba, volvi mi mirada hacia al frente, visualice las primeras dos vallas y respire hondo.
—Ok, Rubi —le hable a mi yegua —, como lo practicamos, nosotras podemos...
El silbato me indico que podiamos empezar.
Primero comenzamos con un pequeño trote, unos minutos de trote para calentar; aumentamos la velocidad para ir tomando impulso, ibamos aumentando y...
—Primer salto de la valla de 5 metros, damas y caballeros —anuncio el presentador.
Seguimos corriendo, la velocidad iba aumentando cada vez mas conforme las vallas iban en crecimiento. Superamos la de 8 metros y la de 10. La velocidad disminuyo cuando llegamos a los 15. Nos detuvimos antes de saltar, espere para tomarme unos minutos, si no saltaba antes de cumplir los cinco minutos entonces nos descalificarian.
Tome aire, tire de la correa de Rubi y comenzamos a correr para tomar impulso. Por desgracia, Rubi no lo logro...
—¡La yegua de Nessa Kane se detuvo en pleno salto!
Termine en el suelo, trate de calmar a Rubi. La unica forma de ganar el torneo, es si gano la carrera de derbi y a esta altura, quiero abandonar todo.
—Una lastima, si no gana la carrera entonces no pasara al torneo internacional de Inglaterra —ese recordatorio se convierte en mi enemigo en lo que resta del torneo.
Cuando regreso con los demas participantes, Tania y Matias me abrazan, siento un gran dolor en este momento por haber dejado de entrenar con la valla. Me escondi de todos en el transcurso en que los demas pasaban sus pruebas a la perfeccion.
—Perdon, papá...
Horas después, todos estamos en la pista de derbi para la carrera tradicional, si gano esta carrera podre pasar a la última fase del torneo. Cada quien coloca el número que les toca a sus caballos, curiosamente, mi número es el...
—¿Veintitrés? —pronuncio, me quedo observando el número unos segundos mientras proceso todo lo que llega a mi cabeza.
Jamás he sido el número 23, siempre era la tercera, no es que me moleste, pero hay algo que me hace pensar que esto no es coincidencia.
—... el nro. 23 es el número de la suerte cuando de apuestas se trata. Más de diez mil dólares fueron apostados por el nro. 23.
Sacudo la cabeza quitando ese recuerdo de mi mente, subo a la silla de Rubí, estamos posicionados en una fila, la pista está despejada y lista para la carrera. Debo quedar entre los tres mejores o si no podré olvidarme de ir al torneo internacional en Londres y quiero ir a Londres. Respiro hondo, mi corazón late con fuerza, siento se me a salir por toda la adrenalina que corre por mi cuerpo.
—Mantén la calma —la voz de Aaron me distrae del fuerte latido de mi corazón.
—Eso intento —murmuro.
—Piensa en un lugar donde hayas sido feliz —me sugiere —. Eso te hará sentir mejor y Rubí se sentirá menos nerviosa.
Cerré los ojos, todo estaba en silencio, excepto por aquella risa de mi madre resonando en mis oídos como si en verdad estuviera conmigo.
<<Tú puedes>>.
Abrí mis ojos, ya era hora de comenzar con la carrera. Le murmuré un gracias a Aaron y nos mantuvimos en posición para la carrera. La campana era nuestra señal para salir a la pista y eso hicimos, cada quien corría a su ritmo con sus caballos veloces e intrépidos. Rubí corría sin necesidad de hacer mucho, era muy competitiva con los otros caballos.
Pasamos al número 7, 5 y 10; nos faltaban superar unos 20 más que estaban por delante de nosotras, obligue a Rubí ir más rápido, los aplausos y los gritos del público eran opacados por miles de recuerdos que cruzaban mi mente en ese momento.
<<Quiero que te sientas orgullosa, mami>>
<<Tú ya eres mi orgullo, Ness>>
Mis lágrimas amenazaban con salir mientras seguía cabalgando y Rubí relinchaba, algo que obvie totalmente. Sin darme cuenta de nada más, ya habíamos pasado los últimos que faltan y quedaban solo unos kilómetros de distancia para llegar a la meta.
Ava estaba a mi lado de repente, las dos intentábamos llegar primero, lo que sucedió después... Fue un total empate.
Mi mente no sabía como procesar esto, había millones de ojos puestos en nosotras mientras esperábamos el veredicto de los jueces de quien fue la primera en llegar. El establo se volvió silencioso, escucho las voces de mi familia en las gradas, los veo, pero mi visión es captada por alguien que me resulto familiar.
El dueño de la casa de apuestas.
—Los jueces ya dieron su veredicto —anuncia la anfitriona del torneo —. Todos lo hicieron excelente, pero solo tres lograron quedar para clasificar e ir al torneo internacional de Londres —hace una pausa —. En tercer lugar... ¡Aaron Jones!
Todos lo ovacionaban, se fue a su lugar en el pedestal más bajo con su caballo.
—Fue difícil ver quien cruzo la meta primero, pero nos alegra decir que... Ava Taylor que en primer lugar —el abucheo que Ava está recibiendo por el público era demasiada.
Estaban a punto de entregarme la medalla de segundo lugar, cuando la anfitriona dio un anuncio muy importante en el que todo el mundo empezó a atacar a Ava.
—Señoras y señoras, hemos detectado señales de trampa de parte de un miembro del jurado por haber sido comprado por la señorita Taylor. Veamos la repetición de lo que en verdad sucedió antes de que ellas dos cruzaran la meta.
El video de la repetición de la carrera se reprodujo en la gran pantalla, donde se ve claramente que Rubí fue la primera en llegar a la meta y el caballo del Taylor.
—¡El primer lugar es para Nessa Kane! —el público enloquece, literalmente.
Mi jinete favorito me coloca la medalla y puedo sentir como tiemblo de tan solo tenerlo cerca de mí.
—... Felicidades, Nessa...
Susurra cuando me coloca la medalla.
<<¡ME FELICITÓ!>>
—G-Gracias...
Me dan la corona de flores para colocársela a Rubí, se la pongo y junto nuestras frentes.
—Bien hecho, Rubí...
—¡Nessa! —mi padre y mi hermanita vienen hacia mí para abrazarme.
—¡Felicidades, hija!
—Gracias
Nos abrazamos con aquel cariño que estaba comenzando a extrañar en los días que estuve aquí. Nos separamos y fui con Matías y Tania. Ambos estaban felices por mí, nos tomamos muchas fotos con nuestros caballos y demás.
—Nessa —el británico se acercó a mí —. Quería felicitarte, estuviste, genial.
—Gracias... —sonreí.
Se fue dejándome con mis amigos, nos fuimos todos juntos a alguna cafetería, pero antes de salir del establo, aquel hombre de esa casa de apuestas estaba mirándome desde la entrada del establo, como si estuviera vigilándome...
¿Qué quiere?...
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