10
Té de Miel con Manzanilla
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Salto de mi cama sintiendo ganas de vomitar llevándome al retrete del baño en segundos como si mi vida dependiera de ello. Suelto todo lo que tenia adentro en mi estomago para quitarme esta sensación de mareo, todo me da vueltas, siento que me desmayaré sino tomo un vaso de agua fría.
—Toma, querida —Liam me da aquello que tanto estaba anhelando con desesperación.
Me ayuda a levantarme con cuidado, su brazo me toma por la cintura para que evite caerme camino a mi cama, me siento con cautela y lo observo mientras se quita la chaqueta que traía antes de venir a mi cuarto.
—Veo que no es tu mejor momento —lo fulmino con la mirada.
—Que gracioso.
—No quería que lo supieras de esa manera, pero aquí estamos —¿ahora es mi culpa todo lo que esta haciendo?
—Deja en paz a mi familia... por favor... —le ruego de rodillas mientras sollozo.
—Si no haces nada de lo que digo, Ness... —me mira a los ojos —. Me temo que tendré que recurrir a medidas un poco mas extremas que lo que le hice a tu querida abuela.
Me toma del mentón con fuerza.
—Deja de llorar y haz tu trabajo —retira su mano para dirigirse a la puerta —. Deberías agradecer que no he considerado en venderte o prostituirte en ningún burdel.
No quiero.
No quiero.
No quiero.
—Haré lo que me digas...
—Buena chica.
Se va sin mas, dejándome sumida en mi propia miseria. Voy hacia la puerta para tomar un poco de aire, necesito relajarme y pensar en como saldré de todo esto, no quiero tener que alargar el problema hasta el punto en que me convierta en alguien como el. Debo encontrar una solución... Yo sola.
—¿Qué haré?...
—¿Qué harás de que? —Aaron interrumpe mis pensamientos, ¿Por qué tiene que entrometerse en mi vida? Observa mi boca, frunce el ceño y se preocupa por lo que sea que este pensando —. ¿Bebiste alcohol?
—No.
—¿Entonces por que tienes vomito en la boca? —su pregunta me hace querer matarme, no me cuenta de que quedaron restos de vomito en mis labios.
—Es que no me cayó bien la cena —miento.
—Parece que nada te cae bien últimamente —suelta con petulancia.
—¿Algún problema con eso? —ataco.
—Ninguno —su mirada es desafiante, quiere que me enoje con él.
—Bien.
—¿No te sientes sola? —detengo mi caminata al escuchar su pregunta.
—¿Perdón?
—¿No te sientes sola cada mañana?
No tienes una remota idea de como me siento ahora mismo Aaron Jones.
Si tuviera que responder con sinceridad esa pregunta, solo ocurrirían dos cosas: la primera, estaría enfrentándome a las consecuencias de revelar algo que no debo; la segunda, no quiero que me vea como una chiquilla patética que no supo manejar la situación.
No quiero que nadie me juzgue cuando ni siquiera tuve otra opción...
—¿Qué quieres que te responda? —su rostro denota confusión —. ¿Quieres que te diga que... me siento mal? ¿Qué me arrepienta de lo que hice con Milo? ¿Quieres escuchar eso?
—No, solo esperaba escuchar al menos una buena razón de por qué actúas así —responde, me deja sola en aquel pasillo a altas horas de la noche donde todo el mundo duerme plácidamente.
Mi visión se empaña por las lágrimas que empiezan a salir, no siento los pies y dejo que mi cuerpo se tire de rodillas al suelo. Siento un gran vacío al pensar en mi padre, mi hermana y mis abuelos, pero sobre todo en mi madre...
—Mamá... por favor... —sollozo —... ¿Qué debo hacer?...
Jamas quise terminar así, me duele...
Tengo miedo de lo que pueda pasarme si sigo con esto, estoy hecha un desastre...
—¿Nessa? —la voz de Tommy me devuelve a la realidad, levanto la cabeza y puedo ver su preocupación al encontrarme en ese estado tan patético —. ¿Estas bien?
Se agacha para observarme con mayor detalle, asiento en respuesta a su pregunta y me toma de los brazos para ayudar a levantarme. Me lleva a mi habitación, pide que me siente en la cama mientras el se encarga de prepararme un te para callarme, ya que sintió lo mucho que temblaba del frio.
Así mismo, me dispuse a ver los mensajes que tenia sin leer en mi teléfono. Recibía comentarios tiernos del club de fans que Liam se encargo de administrar para mi; mensajes de Tanía y Matías; y uno de Milo...
Apagué el teléfono cuando Tommy llegó con el té, tenia un olor a miel con manzanilla exquisito.
—Bebelo, te quitara el frio y la fiebre —toca mi mejilla con el dorso de su mano, nuestros se conectan entre si causando que esto se vuelva mas incomodo de lo que parece.
—¿No deberías estar en tu habitación? —pregunto para aliviar el ambiente.
—Si, de hecho debería estar allí, pero... —hace una pausa —. Quería saber como estabas, se que has estado pasando por un mal momento.
—¿Por qué lo dices? —la duda se enciende como una cerilla en mi cabeza.
—No es el mejor momento para decirlo, pero... —lo escudriño con los ojos para saber lo que me dirá —. Entiendo lo que sientes en este momento, si te sirve de consuelo, yo...
Su teléfono suena indicando que alguien lo llama, pero no contesta.
—Yo...
El dispositivo vuelve a sonar, esto lo desespera y al final contesta la llamada, frustrado. Tomo el té antes de que se enfrie, el calor de la infusión cala dentro de mi cuerpo aliviando el temblor y el dolor de cabeza que estaba presentando esta noche. Ni siquiera tengo curiosidad de saber que es lo que habla Tommy por allá en la cocina porque estoy concentrada mis pensamientos y en el té tan delicioso.
Siento ganas de dormir, mis ojos pesan tanto que dejo la taza en mi mesita de noche para abrigarme con mis sabanas y quedar completamente dormida en mi cama sin importarme nada mas.
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Jamas pensé que debería escoger otro compañero de competencia y dejar a Rubí atrás como si ella fuera un objeto reemplazable, tengo nauseas solo de ver el rostro de Liam mostrándome lo dotado que es Marqués sin que yo se lo pidiera.
—Marqués es un buen caballo —repite otra vez —. Trátalo bien, me costo mucho dinero tenerlo bien domesticado y entrenado.
—... Si, señor.
—Nos estamos entendiendo, Ness —se va dejándome sola con el caballo para que me empiece a familiarizar con el.
Marques no es el problema, no tiene la culpa de nada, asi que lo acaricio para que sepa todo lo que pienso sobre esta situación y la angustia que me causa tener que lastimarlo en el proceso. Puedo ver en sus ojos, lo mucho que sufre con todo esto, no quería estar aquí...
—Entiendo lo que sientes —lo consuelo —. Yo tampoco quería estar aquí, pero puedes estar seguro, de que yo no busco lastimarte...
Mi entrenador me dice que debo comenzar con las practicas, lo cual hago empezando con un pequeño calentamiento de adiestramiento, lo cual sale perfecto. Susurro constantemente en la oreja de Marques diciéndole lo bien que está haciendo todo.
En el transcurso del día, solo he entrenado sin descanso junto a Marques siendo mi nuevo amigo de competencia. Terminamos el entrenamiento exhaustos, Liam esta hablando con sus hombres hablando, llevo a Marques hacia su cubículo en los establos. Liam llega unos minutos después dándome una tarjeta decorada de una forma extravagante.
—¿Qué es esto? —pregunto ante el gesto.
—Asistirás a un evento social entre las personas más poderosas de Londres —me explica —. Debes estar ahí presente, porque todos deben saber a quien van a apostar cuando llegue el día del torneo.
—Pero... —veo la hora del evento, será a medianoche —. No puedo estar a medianoche fuera del hotel.
—No te preocupes por eso, solo has lo que te digo —se va dejándome con la palabra en la boca.
Marques me mira, suspiro para mantener la calma por esa actitud que se carga.
—Al menos tu eres bueno conmigo —acaricio al pobre caballo que sufre con todo esto, al igual que yo.
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La noche llega de manera repentina, es medianoche, por lo tanto, debo apresurarme para salir sigilosamente del hotel. No hice mucho esfuerzo en arreglarme ya que no tengo ganas de absolutamente nada, pero supongo que no me veo tan mal.
Salgo del hotel encontrándome con una limusina esperando, subo a esta y el chofer me llevo de inmediato al sitio de encuentro. Unos minutos mas tarde, ya estaba en la entrada del club donde se haría el evento que parecía mas una mansión que cualquier otra cosa. Los guardias de la entrada revisaron mi invitación, dejaron que pasar por la puerta gigante encontrándome con rostros nuevos que me daban vibras extrañas.
No pude reparar en los detalles de la mansión porque Liam me llevó enseguida hacia unos hombres de semblante serio. Demasiado serios.
—Señores, les presento a mi competidora estrella —me presenta ante los hombres —. Nessa Kane.
—¿Competidora estrella? —el desconcierto en ellos es algo decepcionante.
—¿Dónde esta tu otro competidor? —menciona uno de ellos.
—El esta...
—Señores, aquí estoy —Esa voz calida, me resulta familiar.
—Señor Kolsen, cuanto tiempo.
—Lo mismo digo —sus ojos se posan en los míos —. Señorita...
¿Qué diablos esta pasando?
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