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Día cuatro: Ángeles y demonios

Cuarto día:

→Ángeles y demonios:

"-Si los demonios realmente existían y eran tan malévolos y horribles como todos decía, ¿por que aquel chico de apariencia escalofriante tenia una sonrisa y ojos tan tiernos? YoonGi deseaba saberlo, así como la razón de su terrible llanto mientras la luna se teñía de carmín."


La brisa fresca se sentía, desde hace ya un rato, mas fría de lo usual, al igual que sus manos que descubiertas, comenzaban a ponerse rojizas así como su nariz, ser de tez pálida no era demasiado genial si se lo preguntasen, su complexión corporal no era tampoco algo de lo cual presumir, no era como si se sintiese particularmente acomplejado porque sus piernas fuesen mas parecidas a las del genero femenino que al masculino, solo que si presentaba un pequeño problema para su ya muy poca musculatura. 

El cielo lejos de estar lleno de nubes grises, apenas tenia unas cuantas que se iban dispersando a medida sus pies iban avanzando por la banqueta, los tenis hacían un suave sonido sobre el cemento y los autos pasaban uno tras otro también haciendo el típico ruido de las llantas sobre el asfalto y  las bocinas de estos de vez en cuando. La luna comenzaba a ser un poco mas brillante, muy lejos de ahí, solo que la luz natural se veía opacada por las luces artificiales que adornaban las calles de Daegu. 

Era tarde, de eso no tenia duda alguna, aunque su celular hubiese muerto hace un par de horas mientras intentaba tomarse una foto en el patio, YoonGi estaba seguro que eran alrededor de las nueve de la noche, quizás poco mas. 

Soltó un suspiro acomodándose la mochila llena de libros que tenia que repasar y estaba poco menos que hastiado por ello. Las clases extraordinarias podrían haberle parecido sencillas hace menos de una semana, pero ya llevaba dos días atascándose demasiada información que si hubiese sido menos perezoso durante el semestre, habría estado justo ahora en su cama, caliento, viendo algún programa, comiendo u bien, simplemente estando de ocioso. 

Había reprobado dos clases requisito para otras superiores. Su amigo HoSeok intento advertirle, pero había hecho caso omiso a cualquier cosa que su sonriente amigo dijese, se confió demasiado, puso mas atención en los trabajos y menos de esta para los exámenes, ahí estaban sus consecuencias, morir de frió durante las siguientes cuatro noches mas, antes de lograr presentar aquellos dos exámenes. 

"Debí elegir otra época del año para perder materias" Hizo una mueca mientras sus pensamientos volaban, recriminándose por lo que pudo ser. 

Para su suerte, la parada de autobús estaba justo a un par de metros, aunque había muchas personas esperando por este, respiro con profundidad acelerando un poco mas el paso, no había mucho, o mas bien, nada de espacio en la caceta y realmente se sintió un poco frustrado por ello, tuvo que estar de pie justo al lado de esta, con los brazos cruzados y un pequeño dolor de espalda que probablemente dejaría de serlo en un par de horas. 

Las personas ahí no prestaban realmente atención a nada, unas conversaban entre ellas, otras tantas estaban sus respectivos celulares y un par simplemente estaba ahí como YoonGi, sin nada mas que hacer que esperar con el bailar del aire helado.

Apretujo los labios recargándose de lado en uno de los bordes de la caseta.

—Hace mas frió que de costumbre — Escucho decir a una señora dentro de esta. Oh y cuanta razón tenia ella. Recientemente, el frió le acompañaba a cada momento, ya sea día u noche, su madre la había dicho que probablemente era consecuencia de la anemia, y sinceramente, no creía que eso fuese.   

—Extrañamente, aunque los noticieros no han dicho nada al respecto y la temperatura tampoco es diferente — YoonGi apretujo los labios y cerro los ojos estando totalmente de acuerdo con las desconocidas. Soltó un suspiro cuando sintió el ya casi familiar aliento caliente en su oído. Trago saliva intentando no parecer extraño ante el grupo de personas que podrían ser chismosas y voltear a verle a penas dejase salir un sonido.

"Otra vez no" rogó a lo que fuese, mientras sentía el toqueteo por sus brazos y la fiebre en su rostro. 

¿Que sucedía? Bueno, eso era algo que nisiquiera YoonGi podría explicar de manera coherente, pero había ocurrido hace ya un par de semanas, cuando en medio de su camino había ocurrido un choque entre una motocicleta y un automóvil mientras el pasaba a unos escasos metros, el chico que manejaba esta primera, había golpeado el vidrio del carro y después cayo al asfalto con mas de un hueso roto, todo bajo sus atentos ojos, probablemente habría sido el susto que le hizo temblar las manos y ser incapaz de continuar caminando o la presencia de un hombre al otro lado de la calle con ojos rojos casi brillantes como la sangre, goteando un tanto de esta por la boca y mejillas, lo que hizo que se sintiese totalmente en peligro.

Oh, si, también el que aquel chico desapareciese como si nada, no sin antes y de un momento a otro, estar al frente de YoonGi, como si no hubiese un accidente justo atrás, mientras los ojos siniestros eran cambiados por perturbantes orbes rojizos mas sinceros, como la melancolía en la que se vio presa en el momento en que extendió su mano hacia el pálido chico y le toco la mejilla. 

Quizás eso le habría hecho considerar si estaba teniendo alucinaciones por la falta de sueño o de plano... los relatos que su abuela le contaba podrían ser reales, al igual que aquella tonta "profecía" que le causaba pesadillas cuando niño, lo cual no podría siquiera ser una posibilidad para un escéptico como lo era el, o por lo menos eso quería creer.

A su adorada abuela, nunca le había agradado demasiado que su nieto mas pequeño fuese tan carente de imaginación a tan temprana edad, así como la manía de este por reírse de cada uno de los relatos de los Min, pasados de una generación a otra. El mas especial de ellos era sin duda también el mas interesante y poco creíble para YoonGi.

→ "Hace unos cientos de años, cuando las espadas eran mas comunes que cualquier otra cosa, nuestra familia fue bendecida con el nacimiento de una deidad en el vientre de una de nuestras descendientes, un bebé varón, con un destino plasmado desde el momento en que el dios de los cielos había le había puesto en la tierra.

El inframundo estaba plagado de maldad, siempre lo había estado. Los demonios poseían odio y lujuria en diferentes niveles, otros pocos, fáciles de contar con una sola mano, lograban experimentar el puro amor, pero estos eran casos tan extraños, que probablemente el dios se sintió tan mal por ellos. El dios del inframundo al principio estaba reacio a siquiera pensar en aquella posibilidad, para ellos el amor era hilarante, lo carnal era mejor y traía mas como ellos al mundo.

Sin embargo, siempre hay excepciones, por eso cuando al mayor de sus hijos le fue profetizado una deidad como amante, intento deshacerse de ella tan pronto como fuese posible, porque estaba tan seguro que el príncipe JiMin iba a estar en total acuerdo, mas eso era completamente errado, no contaba con que este ya había conocido a su pequeño destino y había sentido tanto de aquel sentimiento solo con verle, que no bastaron sus palabras para poder describirlo.

El tiempo paso, y para cuando el niño se convirtió en un hombre, el día prometido se acercaba a pasos agigantados. El día donde podrían estar juntos, en el inframundo, sin embargo eso nunca sucedió, porque alguien ya había puesto sus manos en la deidad, le encontraron sin vida antes de siquiera poder gritar a su amado. No se necesitaba ser un adivino para tener la certeza de quien había sido el culpable de aquel horrible acto, por eso, ese mismo día, el cielo se oscureció, y la luna salio tan roja como la sangre que el príncipe JiMin llevaba en sus manos, boca y cuerpo. Hizo un pacto con el dios sol y la diosa luna, la sangre del asesino de su deidad, por una nueva oportunidad de volverse a encontrar y vivir la eternidad juntos. 

Fue sellado con la sangre y cuerpo de su padre, el dios del inframundo quien nunca se arrepintió de quitarle a la persona que mas necesitaba en la vida. Puede que aun la deidad no haya regresado al mundo, pero se sabrá, porque cuando aquel dios del bajo reino venga por el, la luna se teñirá de rojo sin previo aviso y el frió se colara por los lugares cercanos, el vendrá despacio y quien fuese hoy su ángel-deidad, dejara de existir en el mundo, como si no hubiese estado aquí en primer lugar.

El le rasgara el pecho, sus ojos serán rojo carmín y aunque gritase, nadie le escuchara."

Probablemente esa no era una buena historia para dormir, al menos no para un par de niños como lo eran YoonGi y sus demás hermanos. Las pesadillas no eran un decir, realmente tenia sueños horribles y constantes, un par de días después de que su abuela le relatase eso, siempre sucedía cuando la visitaba. 

Los ojos le habían lagrimeado toda la noche, mientras podía sentir las garras negras perforar su pecho con inmenso dolor, sus pies no llegaban al suelo y el olor a sangre era sofocante, sin embargo, los ojos rojos lejos de ser furiosos, eran tiernos y hasta cierto punto.... tristes, a su vez, la luna estaba tan roja como podría estarlo... tal vez mas de lo que habría querido.

Dejo salir una respiración tan helada que le agrieto los labios, no sabia si eso siquiera era posible. El autobús estaba tardando mas de lo que debería y el estaba comenzado a delirar, porque aquel hombre estaba parada justo al otro lado de la calle, de nuevo.

Trago saliva, puede que hace un rato estuviese quejándose sobre tener que ir a repasar unos libros, pero justo ahora, era lo que mas deseaba. Trato de no mirarle, refugiarse en las personas que estaban aguardando por el transporte publico como el, pero sentía como si fuese a llorar si no continuaba mirándole, y es que aquellos ojos le estaban comiendo el alma, se sentía mas frió y era insoportable continuar ahí. Las voces de las señoras hablando y los vibradores de los celulares quedaban muy al fondo de su oír, porque el latir de su corazón era tan fuerte como si estuviese un tambor justo en su oído.

Y debió de estar completamente loco para salir casi corriendo de ese lugar, lejos de la presencia de aquel imponente hombre. El sabia la dirección hacia otra parada de autobús, paso por tantos locales donde pudo hacer una llamada a casa, pero parecía ser que sus pies y corazón estaban sincronizados de manera errada, porque le llevaron sin poder siquiera darse cuenta hasta un terreno pastoso y bastante lúgubre, tanto como lo podría ser un templo a media noche, había caminado tanto...

Trago saliva deseando no estar ahí, pero sus pies estaban tan reacios a obedecerlo, por un momento pensó que era de nuevo aquella pesadilla, no estaba errado del todo.

—Estoy alucinando... — Dijo en voz baja, deseando reconfortarse a si mismo, porque aunque el lugar estaba rodeado por muchas casas, no se sentía protegido, los postes de luz lejos de darle calidez, parecían comenzar a descomponerse porque se apagaban y encendían cada tanto.

Volvió a suspirar y aunque había tratado de ignorar por completo el templo ubicado justo a su frente, la luz rojiza de la luna encima de este, grande y redonda, no le iba a permitir continuar con ello. Deseo llorar por el miedo.... porque a sus veintiún años, no había experimentado uno tal como este, mientras los pasos resonaban fuerte y lentos. La figura que se poso justo frente a el, le había sonreído con esos colmillos tan extraños y le dolió un tanto la mano justo cuando este la tomo y le arrostro hacia la propiedad del ya mencionado lugar. 

—Vas a matarme — Dijo, no sabiendo de donde había sacado aquella voz tan aguda, cuando su tono original era grave. El hombre se paro un segundo antes de darse la vuelta y encararse. El suelo estaba cubierto por rocas formando un camino hasta la puerta del templo, la brisa lejos de sentirse bien, parecía aumentar su feroz miedo, sin embargo, aquel intimidante hombre, le miro con tanto pesar, mas del que antes pudo apreciar. 

—Lo siento — Oh, su voz fue tan extrañamente endulzante... — Me temo que debo hacerlo — Toco el rostro de YoonGi, este sintió como si le quemase, por lo que chillo por medio segundo antes que esas manos se fuesen de ahí. —¿Lo ves? no puedo tocarte como estas ahora... tus manos están rojas también, pero no puedes sentirlo. YoonGi llevo sus ojos a la mano que el sostenía, evidentemente estaba roja, pero no sentía dolor... o quizás no estaba poniendo la debida atención a su sentir, mas que el miedo.

—No me mates, por favor... — Su voz se ahogo, mientras sus ojos iban hacia arriba, a los contrarios. — Si es una pesadilla, me gustaría despertar ahora... — El demonio le miro con tristeza, lagrimas rojizas acumulándose. 

Sus pies dejaron de estar en el suelo de un momento a otro y el solo pudo soltar una lagrima.

—Perdóname mi ángel... — YoonGi había vivido tantas veces esto en sus sueños, pero a un así no pudo evitar soltar un alarido desgarrador mientras las garras largas y negras de aquel demonio se encrestaban en su pecho y barrían hacia abajo en un solo movimiento, desgarrando toda esa zona. Lo que sigo a eso, fue un beso acallando sus gritos mientras una de las manos del otro se adentraba en la carne destrozada y sacaba de ahí una especie de bola, del mismo tamaño que  una canica. De acuerdo, eso nunca había sucedido en ningún sueño... 

Ni tampoco el bailar de imágenes en su cabeza, como si de repente se hubiese roto y por un momento no supiese nada, justo antes de abrir los ojos que no sabia que tenia cerrado y observar mareado a quien fuese que le estaba sosteniendo.

¿Mi señor? — Se sentía tan extraño, estaba hablando sin siquiera saber... 

Vio entonces, aquellos gruesos labios estirarse en una sonrisa, que hace tan solo minutos le hubiese parecido atemorizante. Ahora lejos de eso, era tan enterneciente y familiar... 

El aire se colaba en su pecho descubierto, dolía, pero no tanto como se pensase. La luz rojiza era cada vez mas cercana mientras su atención se perdía en los ojos carmín de aquel demonio, como si estuviese viendo su vida en ellos, y era de esa manera. Su rostro se amurro y las lagrimas vinieron después de un sollozo, mientras una de sus pálidas manos iba directo a la mejilla fría del otro.

—Mi señor... — Repitió en un suspiro — El me incrusto una piedra maldita en el pecho y después retorció mi cuello, no pude nisiquiera llamarle... — Su labio inferior temblaba. — JiMin, su padre... — El mencionado negó con la cabeza y silencio sus labios con una suave caricia antes de hablar:

—No necesitas decírmelo... lo se —Susurro haciendo temblar a YoonGi — Lo mate, y con su sangre... con esa asquerosa sangre, pude traerte — Suspiro con los ojos cerrado, mientras sus frentes se juntaban, el ya podía tocarle... ya no había peligro con ello.

—Quería llamarle.... yo deseaba que usted estuviera conmigo — Dijo entonces el otro —Me sentía, tan... — Su voz fue ahogada, a la vez que una de sus manos iba al pecho de JiMin — ... tan miserable... 

Y vaya que si, porque, había agonizado tanto tiempo, así como su mente había estado tan cerrada, a la espera de el. 

—Mi pequeño ángel — Sonrió mientras flotaba justo al frente de la muy roja luna, con su amado entre sus brazos — Ya nunca mas... porque ya vendrás conmigo — Dijo con un suspiro — Pero antes... —De repente volvió a decir — Tenemos que pasarte vitalidad, para que ninguna herida como la que te hice en el pecho, pueda afectarte...  — YoonGi asintió aun aferrado al fornido pecho del otro, mientras en sus ojos ahora azules, se reflejaba el rojo de la luna. 

Debajo de esta y como despedida al lazo terrenal, El rey JiMin y su pequeña deidad se entregaron el uno al otro, mientras las heridas provocadas por el primero iban desapareciendo con cada sacudida satisfecha del otro. Erradamente llamado "deseo carnal" aunque no para ellos, la realidad es que, cada gemido, transpiración y toqueteo, era dado con tanto amor.... que suena banal llamarlo así.


LLegando tarde, tardisimo :3 sudiusdff pero TODOS los OS seran publicados en estos dias, uwu... las actualizaciones de mis demas fics seran hasta finales de la siguiente semana :D



Nos leemos



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