Hyung tonto ❤
Jiminie, ¿me amas?
—¡Cállate y corre, idiota! —le grité mientras corríamos por nuestras vidas, oyendo sus carcajadas de fondo y a mi corazón retumbar en mis oídos.
Todavía no terminaba de entender por qué siempre acabábamos en situaciones así, corriendo por nuestras vidas, esquivando disparos, ocultándonos de los mafiosos, yo muriendo de miedo y hyung divirtiéndose, preguntando tonterías cuando había cosas más importantes en qué pensar; como, por ejemplo, en sobrevivir.
—¡Arrójales el dinero, tonto! —chillé cuando una bala rozó mi hombro derecho. Sabía que esos tipos no nos dejarían en paz hasta convertirnos en coladores y recuperar el maletín.
—¡No! Tu cumpleaños se acerca y quiero comprarte algo bonito —se quejó el pálido y yo solo pude gruñir frustrado, sintiendo que en cualquier momento acabaría con un colapso nervioso.
Cuando jadeé cansado y nuestros ojos se conectaron, sé que Yoongi supo que ya no podía más. Rápidamente tomó mi mano y me ayudó a saltar la cerca de alambre, desviando hacia otro camino para poder salir del callejón, esperando que ni esos matones, ni la policía, lograran atraparnos.
—Jimin, ¿me amas? —volvió a preguntar mientras nos ocultábamos en el terreno de un edificio en construcción.
—¡No! Jamás amaría a un tonto como tú —bufé —. Yoongi hyung, ¿Cuándo dejarás las tonterías? Eso ya dejó de ser gracioso hace mucho tiempo. Por si no te has dado cuenta, ¡nos quieren asesinar! —me quejé agotado. Sin embargo, mi enojo se esfumó cuando vi una sonrisa lastimera en sus labios y pronto sus rodillas impactaron contra el suelo.
—¿Hyung?
—En serio quería comprarte algo bonito —susurró con la voz rota, llevándose una mano a su estómago.
—¡Hyung! —grité aterrado. ¿Le habían disparado? No, eso no podía ser verdad. Entre balas, él era el mejor danzando, tanto como yo sobre un escenario. No podía estar herido, no debía. Juntos por siempre fue nuestra promesa cuando teníamos diez y doce años. Min Yoongi no se atrevería a dejarme.
—Yo-Yoongi hy-hyung —mascullé con la voz quebrada y mi desesperación desbordándose como lava.
—¿Ji-Jiimi-nie, me amas?
—S-Sí hyung —sollocé —. Desde que me salvaste de mi padre, sacándome de aquella casa. Incluso desde antes cuando me besaste a los ocho años. Siempre me gustaste. Siempre te amé, grandísimo tonto —finalicé y me hinqué frente a él, tomando sus mejillas con firmeza para hacerlo elevar su rostro antes de besarlo.
—Solo quería oír eso —sonrió feliz y se echó hacia atrás, recostando su espalda en el frío suelo —. Ahora carga a tu hyung hasta casa.
Él... solo estaba fingiendo.
—¡Eres un... Ahg! ¡Te odio! ¡Pensé que te habían disparado, maldito imbécil! ¡Que te den! —protesté, escuchando sus carcajadas resonar, hasta que tomó mi mano y me jaló hacia él, haciéndome caer sobre su pecho.
—¿Qué te parece si mejor te doy yo a ti? —me guiñó un ojo, haciendo mis mejillas arder.
Sin duda, me había enamorado de un idiota. Pero, para la suerte de la humanidad, era mi idiota.
( ❤ )
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro