Único.
Con solo mirarme, ella sabe lo que quiero. Estoy seguro que todo el mundo sabe lo que quiero cada vez que veo a Min YoonGi. Solo es él quien parece estar tan concentrado en su monótona vida que parece ignorar los deseos que se esconden en mi mente y en mi ser.
Quiero ser su hombre de la misma manera en que quiero ser el hombre de él.
No hay nada en el mundo que desee más que tener sus labios recorriendo cada centímetro de mi cuerpo así como los míos el suyo.
Lo amo, estoy seguro de ello.
Y él... Él me ama también.
Algunos dicen que estoy obsesionado, otros que es un amor enfermizo y unilateral. Otros que no debería desear tanto algo que no era mío, pero ese es el problema. El me desea tanto como yo a él. Lo sé. Cuando veo a Min YoonGi mirarme, cuando su mirada se conecta con la mía y veo sus labios llamarme a besarlos. Sé que ambos nos amamos de la misma retorcida manera.
Solo hay un pequeño problema, el mismo que se guinda del brazo de mi hombre y lo besa frente a mí. Él dice que la ama, incluso que es la mujer con la que quiere pasar el resto de su vida. Yo solamente río ante la confusión de Min. Lo mismo dijo de Wheein y ella hace rato que no fastidia más a mi hombre.
Yo me había encargado de eso y sabía que podría alejar a SeulGi de la misma manera que lo hice con todas. Pero la maldita es inteligente y se queja con YoonGi antes de que yo pueda llegar a ella. La veo patalear como una niña chiquita cuando mi hombre se niega a sus pedidos.
Estúpida.
Tengo a YoonGi en la palma de mi mano, cree tanto en mí que no hay nada que pueda separarnos. Una mujer más en su vida que él crea amar no es un maldito obstáculo para mí, porque él es mío. Niña tonta. Quiero reírme en su cara cuando la veo salir de la oficina de YoonGi con el rostro empañado en lágrimas y el maquillaje corrido. Se había ido otra más, nuevamente había ganado y seguía al lado de él.
- Estoy cansado de esto, Jimin. - Susurró el pelinegro cansado mientras suspiraba. Jimin simplemente se movió hasta él y deslizó sus manos por los hombros del mayor de ambos, sintiendo el preciso momento en el cual la tensión abandonó el cuerpo del contrario.
- Tú sabes lo que quiero. - Respondió en tono inocente. YoonGi negó.
- Estoy enamorado de SeulGi. - Aquello molestó de gran manera a Jimin quien simplemente apretó su agarre en el hombro del pelinegro. - Jimin.
- N-No. Tú no sabes lo que dices. - Rió furicamente mientras se separaba del cuerpo del mayor y movía la silla. YoonGi le observó en silencio mientras sentía al castaño sentarse en sus piernas. - Tú me amas a mí, deja de mentirte y pensar que la amas a ella, estás tan malditamente equivocado. - YoonGi negó pero a Jimin poco le importó cuando se adueñó de los labios del contrario.
Lo quería y lo tendría.
Por ello cuando el movimiento desesperado entre ambos hombres tomó intensidad y las prendas de vestir fueron sobrando. Jimin supo que había ganado. Como siempre.
Y con ello, se aseguró de marcar a YoonGi como suyo, de la misma forma que éste dejó marcas en su cuerpo. Sin importar que los gemidos de ambos se escucharan fuera de la oficina. Jimin lo vivió y lo expresó. Lo recibió y lo tomó.
Porque era el destino y Min era suyo.
Desde pequeño lo sabía.
Sin embargo, a pesar de todos los momentos que habían tenido. SeulGi volvió a la vida de YoonGi. La perra estaba embarazada o por lo menos eso decía y YoonGi nuevamente lo esquivó. Pero no por mucho, eso aseguró el mismo Jimin mientras veía a SeulGi reír feliz con su hombre mientras lágrimas corrían por su rostro. Las mismas lágrimas que bañaron su rostro semanas después, pero no de felicidad, no. SeulGi había perdido al bebé.
Mi hombre llegó a mi aquella noche llorando y demandando lo que yo solo podía darle. Y lo dejé, dejé que me amara de la forma tan loca en que yo lo amo, en que lo quiero para mí, solo para mí.
- Calma bebé, estoy aquí y soy tuyo. - Fueron mis dulces palabras cuando lo arrullé entre mis brazos y lo dejé que se sumergiera en mi tormentoso océano de pasión.
SeulGi desapareció de sus vidas en un abrir y cerrar de ojos y aquello no hizo más que alegrar al menor de ambos. Su hombre, era suyo. Completamente suyo.
Pero ahora, ahora lo veía alejarse de él con miedo, como si no entendiera sus acciones.
Oh bebé, tú me hiciste así. Tan malditamente loco.
YoonGi huye de mí, lo sé cuándo lo veo esquivarme la mirada y cuando sus risas se dirigen al teléfono celular que reposaba en sus manos. Y no, él no lo permitiría. Había hecho tanto para tener a su hombre que no lo perdería. Esta vez sería definitivo, YoonGi sería suyo eternamente.
- ¡Jimin cálmate! - Gritó YoonGi cuando vio a Jimin frente a él. Jimin rió divertido mientras sostenía el arma entre sus manos y las lágrimas escapaban de su rostro.
- ¿Que me calme? ¿Por qué debo calmarme? ¡Me estas alejando de ti! ¡Me haces daño! - Exclamó con dolor mientras sentía su mano temblar. - Te amo, te amo y he hecho tanto por ti. ¿Por qué no me lo agradeces?
- Jimin, bebé estás mal. - Susurró el mayor acercándose lentamente. Jimin negó batiendo el arma en sus manos y apuntando al mayor.
- No amor, tú eres el que está mal porque no me amas como yo a ti. - Susurró decidido. - Pero tranquilo, tengo la solución para eso. - Sonrió feliz mientras retiraba el seguro del arma. - Me vas a amar ahora tanto como te amo yo a ti. - Susurró antes de disparar.
El cuerpo del pelinegro cayó frente a él y Jimin sonrió mientras veía su obra con admiración.
¡Lo tenía!
Ahora estaba ahí, tirado en el piso con su cuerpo frente a mí mientras lo tomo entre mis brazos.
¡Oh cielos! ¡Él realmente me ama! ¡Está muriendo en mis brazos como yo estoy muriendo junto a él!
Su sangre baña mis manos y de mi rostro salen inmensas lágrimas al sentirme al fin correspondido. Él me ama, me ama, me ama. Me ama locamente de la misma forma en que yo lo amo a él. Tan enfermizo, tan real.
Incluso cuando me río y siento lo frío de su cuerpo cuando mis manos acarician su rostro antes de acostarme junto a él y tomar su mano, viéndolo fijamente con esa expresión tan taciturna en su rostro y con la boca semi-abierta como si estuviera profundamente durmiendo.
Y lo hace, está durmiendo. La perra estúpida desapareció de su vida y mi hombre es feliz ahora.
Porque yo estoy entre sus brazos y estoy dándole mi vida como él me dio la suya.
Beso sus labios por última vez mientras siento el efecto de aquel veneno que corre por mis venas nublar mis sentidos.
Oh Dios. Estoy en el paraíso con solo saber que lo último que veré antes de morir, es el rostro de mi hombre.
...
Hola. ¿Alguien si leyó?
Tenía tanto tiempo queriendo escribir algo así hasta que por fin se me dio.
Pinche Jimin, si estaba bien loquito por el YoonGi. Me sentí rara narrando en primera persona, pero creo que así le da un toque único.
La canción que inspiró esto se llama: Pacify Her de Melanie Martinez.
PD: Aquí no estoy romantizando nada, una relación así es mala en todo sentido de la palabra.
De ante mano, muchas gracias por leer.
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