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Siete: Sí...

―Apenas es miércoles, ¿y ya tienes cara de que es viernes? ―suelta Taehyung con burla, sonriendo por el mal gesto con el que Jimin recibe sus palabras.

A pesar del sin fin de ofensas que pasaron por su mente, un bufido es lo único que responde, Jimin siente su cuerpo pesado y aunque parece haber dormido más de lo necesario, realmente el cansancio le pesa tanto como para si quiera querer defenderse.

―¡Mm! ―recuerda Taehyung, tragando el pedazo de su sándwich―, ¡dijiste que querías hablar pero no has dicho nada! ¿Vas a hablar del cambio en tu olor? Cuéntame, ¿sabe tu madre sobre la marca?

Los ojos de Jimin se abren más de la cuenta, mira al rededor y simplemente responde: ―¡Ssh!

―Ay, por favor, ¿según tú nadie se daría cuenta? ―pregunta con obviedad, rodando sus ojos cuando nota el sonrojo en las mejillas del omega.

Era absurdo pensar que nadie lo notaría, concluyó Jimin. Pues su aroma cambió a una perfecta mezcla que le recordaba con intensidad la delicia de aquel acto. Su pene dio un brinco y su ano palpito, suspiró profundamente para sacar aquellos pensamientos.

―Tienes razón ―dijo tras el suspiro.

―Si hubo marca, hubo nudo. ¿Te protegiste?

Jimin abrió su boca y no respondió, boqueo, pero de nuevo nada salió. Bajó su mirada a su manos, sus pequeños dedos se tocaban entre sí y su pecho ardió.

La respuesta era un limpio no. Eso significaba que había una gran posibilidad de que una pequeña responsabilidad surgiera de aquello. Los ojos cristalinos respondieron en su lugar, levantó la mirada y el rostro anonadado de Taehyung le hizo pucherear.

―Jimin, Jimin, Jimin ―la voz chillona de Jieun quedó en segundo plano. Mantuvo la mirada sobre Taehyung, quien no podía ni pestañear.― No me lo vas a creer, Jungkook me pidió-

―Nos vamos ―anunció Taehyung, sus pasos fueron rápidos, tomó al pequeño omega y los dirigió a la salida.

Si bien las palabras de la chica no llegaron al cien por ciento, aquel nombre claro que lo hizo. Jungkook... "¿Jungkook?". Quizo preguntar. Muy tarde; el agarre en su mano se apretó, su garganta quemó y su corazón latió cuando miró atrás mientras era arrastrado.

Jeon Jungkook le miraba con pena unos cuantos segundos antes de bajar la mirada. Le dolió ser conocedor de la sonrisa de Jieun al ver sus lagrimas, le dolió la indiferencia de Jungkook al dejarle marcharse mientras su mano se ajustaba entre los dedos de Jieun.

Le dolió el alma, su pecho hirvió en dolor. Sus rodillas pegaron al suelo cuando finalmente Taehyung le soltó. El chillido que surgió de él hasta terminar expulsado de entre sus labios le desgarró la garganta. Las lagrimas que bajaron por sus mejillas quemaban debido a la razón.

Jungkook y Jieun, tomados de la mano.

Su cuerpo tembló y el llanto aumentó. Taehyung, intentó mantenerse al margen, pero no soportó. Se abalanzó al suelo también, tomando entre sus brazos el pequeño cuerpo de Jimin.

Las lagrimas terminaron de empapar sus mejillas hasta que sus ojos se cerraron.

...

Pestañeó, suspiró y tomó del té en su mano.

―¿Te encuentras mejor? ―inquiere preocupado Taehyung, mirando a Jimin con suma atención, sin perder de vista ningún mínimo detalle.

Jimin apreta su agarre a la taza, cierra los ojos un par de segundos antes de asentir.

―Sí, Tae, gracias por tu ayuda, de verdad. Pero, necesito una explicación y tú me quitaste la oportunidad.

―No. O sea, sí pero no en ese momento. ―razona ―No tenías que derrumbarte frente a esa perra, no tenías que darle el gusto.

Jimin, sin como debatir, suspira cansinamente y vuelve a tomar un sorbo. Su pecho sigue doliendo, la marca palpita en su nuca y le genera nauseas el recuerdo.

―Bien, iré a por ello. ―decide sin mucho detenerse a pensar. Deja la taza a un lado, toma un abrigo a su lado y se pone sobre sus pies. Abre la puerta, su madre le mira asombrada, sosteniendo en sus manos una taza con lo que parece ser sopa. ―Lo siento, mamá, necesito una respuesta, ahora.

Su madre intenta detenerle, Taehyung le llama temeroso. Pero nada le hace detenerse, sale por la puerta principal y Taehyung le sigue los talones.

Sus pasos son rápidos, se pone la sudadera grande de Taehyung, la piel de sus piernas se eriza debido al frio que sopla y el short bike que viste. Un silbido le hace bufar y rodar los ojos. ―Maldito viejo ―es lo que dice cuando siente a Taehyung lo suficientemente cerca.

Taehyung no dice nada, pero por su respiración y olor puede concluir en su estado, está preocupado, y entre tanto dolor se permite sonreír, Taehyung es buen amigo.

Su mano tiembla una vez está frente a la puerta de Jungkook, duda por un momento y Taehyung agarra su mano, apoyándole en silencio.

Toma aire y golpea la puerta.

Pasan unos cuantos segundos, se escuchan pasos apresurados, y ahí está. Jungkook le mira asombrado, sus labios se curvan para abajo en un puchero que Jimin se obliga a ignorar. Tiene el cabello desordenado, su mejilla está roja y en su labio hay una marca.

―Ji-Jim...

―Merezco una explicación, ―interrumpe Jimin― dime, ¿por qué ella estaba tomando su mano? ¿Por qué me dejaste ir? ¿Qué iba a decirme ella de ti?

Su pecho ardió, la marca que les unía les hacía compartir el mismo dolor.

Jungkook, con pena, bajó su mirada, mordió su labio y una lagrima bajó por su mejilla.

―¿No vas a responderme? ―pregunta, con su voz temblorosa. Él mantiene su mirada en el suelo, sin decir nada.

Detrás de la espalda de Jungkook aparece ella, con una suave sonrisa, pequeña pero satisfecha por su cometido. ―Jiminie, ¿qué te trae po-

―Jungkook ―la suave voz de Jimin se interpone―. Es la primera y última vez que te lo pregunto, ¿estás en algo con ella?

No responde, pero levanta su mirada, sus ojos brillantes y el dolor en su pecho le dejan saber que Jungkook la está pasando mal.

Jieun amplia su sonrisa ante el silencio del alfa, acaricia el brazo tatuado y recuesta su cabeza en el hombro de este.

―Sí. ―responde apenas perceptible a los oídos de Jimin.

El dolor en el pecho sube a la garganta de Jimin, Taehyung presiona el agarre en su mano.

"Sí", sí...

Jimin asiente y se traga su dolor.

―Entonces, no quiero saber nada de ti. No quiero volver a verte, no quiero que me dirijas la palabra.

Dice y sin esperar una respuesta devuelve sus pasos en dirección a su casa.

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