uno.
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Estaba saliendo de su trabajo para ir a la casa de su novio, lo cual no quería hacer al estar cansado por el día pesado e intenso que tuvo; pero como ya lo habían planeado hace unos días atrás, no tenía el valor para cancelar la dichosa cena.
Iba por las calles de Seúl acompañado de la noche y, por raro que parezca, sin gente por todos lados; iba tranquilo y sin prisas.
Caminando sin prestar atención a nada ni nadie que no fuera la música que escuchaba a través de los auriculares, mas al estar casi a punto de llegar no notó que un hombre venía muy apurado provocando que se chocarán y haciendo que se tambaleara.
El hombre se disculpa y se va igual que como apareció, sin embargo, decidió no prestarle atención y seguir con su camino para no retrasar más aquella cena. En cuanto llega a su hogar, saca la música y guarda los auriculares junto a su teléfono.
–¡Cariño, llegué! –gritó para avisar su llegada, pero no recibió respuesta alguna, algo sumamente raro de su pareja ya que siempre le responde enseguida o lo esperaba en la puerta para recibirlo con un cálido y tierno abrazo.
Adentrándose y sacándose el abrigo para ir a la sala, no vio a nadie pornlo que decide ir a la cocina, donde tampoco había rastro alguno. Seguro su pareja se había ido a hacer las compras y por eso no había rastro de él.
Con pasos seguros se dirige a la habitación a descansar mientras esperaba la llegada de su novio.
A medida que iba acercándose más, pudo escuchar unos ruidos un tanto extraños. Una vez llegó a la puerta de la habitación, apoya su oreja para escuchar mejor al querer averiguar de que se trataba.
Eran Gemidos.
Sin esperar a salir de su confusión decide abrir la puerta, encontrándose con su pareja a punto de tener sexo con una chica, la cual era su compañera de baile.
–¿¡ME PUEDEN EXPLICAR QUÉ ES ESTO!? –gritó exaltado al verlos en una situación comprometedora, sorprendiendo a las dos personas. Separándose y vistiéndose enseguida al verse descubiertos, Yoongi solo podía ver al suelo esperando por alguna respuesta, pero no obtuvo nada.
Al llegar a la sala, la chica sale corriendo saliendo del lugar.
Se encontraban los dos solos sentados en el sofá de la sala, en un silencio bastante abrumador y caótico para la pareja de Min.
Ninguno decía palabra alguna y eso desesperaba a Yoongi, haciéndolo enfadar por la falta de palabras, pero en realidad trataba de esconder la tristeza que sentía; éste pensaba en como fue posible haberse ganado la infidelidad de su ex pareja, sí, luego de esto no lo perdonaría tan fácil.
Él no lo entendía, era buen novio; siempre le daba mimos y cariño, se preocupaba por su bienestar y lo apoyaba sin importar las circunstancias, eran tan atento y siempre le dedicaba tiempo para pasarla juntos. Nunca se olvidaba de alguna fecha importante y tampoco le reclamaba nada que no fuera necesario. Obviamente tenían discusiones, las cuales resolvían al conversar amenamente y sin gritase el uno con el otro, o eso por su parte.
–Yoongi, yo... lo siento, no sé que hacía y... –rompió el silencio el pelirojo pero siendo interrumpido al instante.
–¿Estas de joda, Hoseok? "No sé que hacía", no me vengas con esa excusa. Sabías lo que estabas haciendo y si no hubiera llegado, estoy seguro que habría pasado algo más. –no, ya no se iba a recriminar el qué hizo mal, porque estaba seguro que no había hecho nada malo.
–Escuchame Yoongi, de verdad, no sé como llegamos a eso... Déjame explicarte –con una mirada de arrepentimiento era con la que miraba a Yoongi, pero él no iba a caer más en ello.
–Te he perdonado la primera vez, pero no lo haré una segunda.
Luego de aquello, se levanta y se dirige a la puerta para salir de una vez por todas de ese lugar, detrás de él estaba su ex pareja gritándole y exigiéndole que lo escuchara y le diera otra maldita oportunidad.
–No vuelvas a hablarme, esto se terminó.
Fue lo último que dijo y salió de aquella casa, las calles todavía se encontraban vacías pero le restó importancia. Caminaba lo más rápido que podía para alejarse y si daba la casualidad de que a Hoseok se le ocurría perseguirlo, no lo alcanzara.
Adentrándose a un callejón que reconoció, fue caminando lentamente por el cansancio. Estaba muy oscuro y si no fuera por la luz brillante de la luna, no vería nada. Estaba concentrado en el camino para no tropezar con nada, hasta que de pronto se escuchan varios ruidos que puede distinguir como pasos.
Asustado, camina rápido para llegar al otro extremo del callejón, algo que veía imposible en aquellos momentos. Cuando menos se lo espera, ve una luz y la sigue, consiguiendo salir de aquel callejón; mas al llegar, sorprendido observa para todos los lados, viendo a un tumulto de personas caminando de aquí para allá, algo sumamente raro. Estaba confundido al ver a toda esa gente, con orejas y colas de animales, y notando que era de día.
Es decir, ¿de dónde había salido toda esa gentuza?, ¿y por qué se encontraban con aquellos disfraces ridículos de gatos?.
Empieza a caminar hacia la gente, viéndolos con una mueca en la cara al ser también observado con muecas. Todos le veían y eso le fastidiaba, no sabía donde se encontraba y no quería volver por el mismo lugar, vaya a ser que se cruzará con Hoseok y era lo último que quería en estos momentos.
Necesitaba despejar su mente y, a pesar de demostrar ser fuerte, estaba totalmente triste y enfadado, necesitaba sacar esa tristeza -algo que se estaba aguantando- y golpear algo para sacar esa frustración y dolor en el pecho.
No estaba preparado para una segunda infidelidad, era mucho para su pequeño y tierno corazón; y no teniendo a nadie con quien hablar, tiene que soportar, de nuevo, el engaño y la traición en soledad.
Quería llorar, alejándose de las personas y yendo a un parque -que para su suerte estaba medio vacío-, se sienta en un banco y empieza a sacar todo el dolor de su pecho. Lloraba por todo lo sucedido y por lo destrozado que se encontraba, no había manera de parar.
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Había pasado bastantes horas en aquel parque llorando, ya se estaba haciendo de noche y no sabía por donde ir; no conocía el lugar donde se encontraba y más al ver a aquellas personas. Con los ojos un poco rojos (al igual que su nariz) por el llanto y con un poco de cansancio, decide caminar para ver si reconoce alguna calle y de una buena vez, ir a su departamento a descansar para luego al día siguiente ir a trabajar.
Para su suerte (o mala) no había nadie en las calles, por lo que no pudo preguntarle a nadie. Tampoco había locales ni nada abierto, tenía hambre y frío; estaba demasiado cansado, decidió volver por donde había ido y dirigirse al parque. Al llegar, se sienta en una banca (otra vez) y espera a que el dolor de pies pare.
Cuando menos se dio cuenta, se quedó dormido; y no lo hubiese notado de no ser por una voz que le llamaba. "Oye, chico, despierta", era un cuida parques.
–Muchacho no puedes dormir aquí, esta prohibido, ve a tu casa. –le habló el señor, al estar más despierto nota que desprende un olor muy fuerte y amargo que pudo distinguir como café y otro que no supo. También que le sobresalían orejas de gatos.
Asustado se aparta y mira con miedo al cuida parques, el señor parece notarlo y empieza a hablarle para calmarlo.
–Tranquilo chico, no te haré nada malo, mira soy policía y te cuidaré. Ven, vamos a buscar a tu familia. –inseguro se acerca muy despacio, también por lo mareado que se sentía al sentir muy fuerte y concentrado el olor del señor.– Eso es, vamos a la estación y llamaremos a tus padres. Dime, ¿cómo te llamas?
–Yoon...gi, Min Yoongi. –le respondió trabándose, estaba nervioso y asustado. Había notado, mientras caminaban, que también tenía cola.
–Bien, Yoongi-ah, ¿qué hacías en el parque a estas horas? –seguía insistiendo, tratando de sacarle información.
–E-eh me perdí y no encontré ningún lugar para preguntar, señor...
–Oh, no me digas señor, dime Chanyeol. –le aclaró con una sonrisa.
Al llegar a la estación de policías, había más personas iguales al ahora conocido como Chanyeol, pero con diferentes olores. Lo que provocó que se mareara más, sentándose en un asiento de allí decide esperar a que aparezca el señor.
Mientras esperaba, podía escuchar los murmullos de los demás. Mencionaban mucho la palabra "beta", ojalá supiera lo que es eso y así poder decirles que el no era nada de eso y que por eso no tenía orejas y cola. Que él no pertenecía a aquel lugar, que no entendía nada y ya no aguantaba sus olores. Pero no podía hacer nada, estaba muy cansado y mareado para enfrentar a los policías y personas de allí, sentía que en cualquier momento vomitaría y echaría todo lo que no comió durante el día.
Una hora, sesenta minutos allí adentro y ya se encontraba vomitando lo poco que había almorzado ese día en el trabajo. El señor Chanyeol le sobaba la espalda y eso era peor, porque al estar cerca de él se sentía más el olor que desprendía y lo mareaba mucho más.
–Por... Por favor, alejese. Su... Su olor me hace peor –le dijo como pudo antes de volver a echar lo poco que le quedaba en el estómago. Al parecer, Chanyeol, no le entendió y seguía allí.
–Oye Yoongi-ssi, ¿qué haz comido para estar de ese modo?
Luego de echar lo último que le quedaba del pobre almuerzo, se sienta al lado del basurero y mira con cansancio al señor.
–Es... es por los olores que desprenden, están muy concentrados aquí y son muchos que me confunden y marean. Lo siento... –confundido, Chanyeol ladea la cabeza.
–Pero, ¿qué dices? Acaso, ¿no eres un beta? Se supone que los betas no sienten nuestros aromas –más palabras confusas, no entendiendo le mira con la cejas alzadas. –No me digas que no eres beta y ocultas tu aroma, dime ¿eres omega o alfa?
–Disculpe, pero no se de lo que habla... No soy ni ¿omega? Y menos el otro, tampoco soy esa cosa, mm beta. Ni siquiera sé donde estoy y cómo llegué aquí, y el porqué tienen esos disfraces... –bien diciendo la verdad podría sacarle un poco de información al señor.
–¿Cómo es eso? Yoongi-ssi, estamos en Busan y deja de decir tonterías y dime, ¿qué eres? –le seguía insistiendo.
–Ya le dije, ninguno de esas cosas, mejor usted digame ¿por qué tienes orejas, cola y por qué desprenden esos olores? Es tedioso... –todavía confundido y más con que... –Espera, haz dicho ¿¡BUSAN!? pero... Yo soy de Daegu.
–¿Daegu? ¿No eres coreano? –¿qué?
–¿Qué? Daegu quedá en Corea y sí, soy coreano –más cosas confusas. –Espera, empecemos desde el principio que no entiendo nada...
–Si, porque yo tampoco entiendo, –rascándose la nuca y con una sonrisa ladina le responde a Yoongi. –Mira, vamos a caminar para que tomes más color mientras comes algo y de ahí, seguimos charlando.
Luego de esa confusa charla, los dos jóvenes se levantan y empiezan a caminar hacia la salida, con destino a la casa del mayor, sin que lo sepa el menor, Yoongi.
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