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siete.

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Estaba a punto de colapsar, todo lo tenía mal. A pesar de que se adaptó "bien" a ese mundo, no lo sentía así; creía que estaba viviendo un sueño o una pesadilla.

El trabajo estaba bien, EunHa lo trataba bien y se podría decir que tenían una muy reciente pero linda amistad. En la casa con Chanyeol, todo iba bien, de vez en cuando iban compañeros de Chan pero podía soportarlo.

Luego estaban los omegas, Jeon Jungkook y Park Jimin, tras la charla con el primero empezaron a juntarse más seguido, lo que ocasionó el conocerse.

Todo eso lo tenía con una molestia en el pecho, también extrañaba mucho a su familia y amigos, y, muy a su pesar, a Jung.

Sentía un nudo en el pecho que no sabía como sacarlo, pues las lágrimas no ayudaban en nada. Los sollozos que soltaba muy en la madrugada solo sacaban una muy mínima parte del disgusto. Quería gritar pero no podía molestar a Chanyeol.

Hasta hubo una vez que casi rompe y tira todo lo que había en la habitación pero, no lo podía hacer.

Ahora estaba acostado en su cama mientras lloraba y pensaba en sus mejores amigo; Kim Namjoon y kim Seokjin. Los extraña demasiado, desearía saber que es lo que se encontraban haciendo, si estaban bien.

Si no se habían olvidado de él.

Unos rasguños en la puerta lo sacan de sus pensamientos, con pesadez se levanta y limpia el camino de lágrimas en su cara. Entre abre la puerta y rápidamente entran dos gatos.

Los cuales conoce bien, eran los omegas. Se preguntaba que hacían allí. Era muy tarde para que se aparezcan a esa hora.

Pero sin resignarse, vuelve a donde y como estaba antes de la interrupción, importándole muy poco que estén los dos muchachos.

–¿Yoongi hyung? –habló el mayor de los omegas.

No les prestó atención y siguió llorando, los menores preocupados, se miraron el uno al otro y luego asintieron. Pronto se acostaron cada uno al lado de Min, abrazándolo y apoyándolo.

Y lo único que pudo hacer Yoongi, fue agradecerles mentalmente, el nudo en su garganta no le dejaba hablar.

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A la mañana siguiente, se despertó a causa de algo que le impedía moverse. Al darse cuenta de quienes se trataba, una sonrisa tímida y feliz surge de sus labios. No lo podía creer, esos dos se quedaron junto a él.

Con cuidado, se fijó la hora en el reloj que había en la pared y se dió cuenta que era muy tarde. Rápidamente se levanto pero tratando de no molestar a los menores.

–¿Yoongi hyung? –una vocesita interrumpe lo que estaba haciendo. Nota que se trata de Jimin, que con una mirada preocupada le estaba viendo.– ¿A dónde va?

Con voz adormilada, le vuelve a preguntar.

–Eh, iba a preparar el desayuno... ¿Vienes?

Y una sonrisa se instaló en la carita del omega, con prisa se levantó y se colocó al lado del mayor y juntos fueron hacia la cocina.

Una vez allí, empezaron a preparar algo sencillo pero que llenara sus estómagos. Al dividirse la tarea, se les hizo más rápido prepararlo. Mientras lo hacían, también estaban charlando de temas al azar.

El ambiente, a Yoongi, le resultó tan familiar y muy cómodo pero le restó importancia, no quería arruinarlo. El menor se veía contento y feliz.

Pero pronto se volvió incómodo por el comentario que les asustó por la aparición del omega faltante.

–Parecen esposos, hyung's.

Había dicho para luego ir a sentarse a esperar la comida, que olía muy rico.

–Uhm, buenos días kookie... –jimin fue el primero en hablar. Yoongi en cambio optó por servir el desayuno.

El cual fue un tanto silencioso e incómodo.

Al terminar de desayunar, los menores se despidieron de Yoongi, prometiéndole que volverían en la tarde para pasear.

En el camino, los omegas iban charlando tranquilamente y antes de llegar a la casa del menor, Jimin habló:

–Sabes, kookie, creo que no necesito de un alfa. –suspiró y continuó hablando,– Mi omega se encariño con Yoongi hyung, y... Creo que yo también lo quiero.

Sus mejillas portaban un carmesí que demostraba lo avergonzado que se sentía al decir sus sentimientos en voz alta. Pero al ver la sonrisa de su amigo, todo pensamiento malo, se esfumó.

–Aw~ hyung, sé que estuvo mal en la forma que nos conocimos con Yoongi pero, he notado que él también te tiene cierto cariño.

Luego de aquellas palabras dichas, tuvieron que separarse y Jimin siguió el camino hasta llegar a su casa. Entró y se encontró con sus padres esperándolo, con una sonrisa los saludó.

–Hola madre, padre. –les dió un beso en la mejilla a cada uno,– ¿Todo bien?

–Hijo, sabemos que te damos la libertad de hacer lo que desees para que aprendas a ser independiente y conozcas a tu alfa, pero... –habló primero su madre, siendo interrumpida por el alfa.

–Deberías de avisarnos si llegas o no a casa, estábamos preocupados por ti.

Con una afirmación, y una promesa fue dejado libre y se dirigió a su habitación, donde allí se tiró a su cama boca abajo y a su mente le llegaron imágenes del beta durmiendo luego de llorar por quien sabe qué.

Se le veía tan lindo y tranquilo, con la boca un poco abierta y donde se escuchaban pequeños ronquidos pero eso le hacía ver tierno.

Ah~ su omega estaba loco por él y eso que apenas se conocían, no lo entendía, con todos los alfas que intentaban cortejarlo no movía ni la cola para demostrar algo, pero con Min Yoongi, fue muy diferente. Todavía podía sentir las dulces y delicadas caricias que le había dado para ver si no tenía alguna herida, o simplemente para dormir junto a él.

Pero, cuando menos se dió cuenta, cayó dormido con una sonrisa en sus labios.

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Yoongi se encontraba caminando en dirección a la casa de Chanyeol, había ido a la pastelería para trabajar pero cuando vió que estaba cerrada con pesar se devolvió.

Iba despacio mirando el lugar, pues estaba pasando por el parque en el que conoció al alfa y eso, le dió esperanza de encontrar el callejón, para ir de una buena vez por todas a su hogar, con sus amigos y familia. Para seguir trabajando en aquella empresa de baile y música, aunque él se encargaba de el papeleo.

Al levantar la vista, su mirada se posa en un chico alto, con pelo ondulado de color castaño oscuro y con una sonrisa radiante. Se aproximó a él y le dió un golpe en la cara, estaba enfadado.

–Esto, es lo que te mereces, eres un maldito. –le dijo para luego irse y seguir con su camino.

Pero, algo le detiene, una mano en su brazo.

–Disculpa, ¿quién te crees para venir como si nada y golpearme?

–¡Oh, es enserio Hoseok! ¿Cómo puedes actuar como si nada? –le respondió, todavía con enfado en su voz.

–Lo siento, pero no sé de que hablas y tampoco el porqué sabes mi nombre.

Luego de eso, los dos se dieron la espalda y se fueron por caminos diferentes, Jung Hoseok que se encontraba confundido por lo que acababa de pasar y Yoongi que con pasos apresurados llegó a la casa y se adentró para ir directo a su habitación.

Donde allí, empezó a golpear las almohadas y luego, soltar un par de lágrimas.

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