cuatro.
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Habían pasado exactamente tres días desde que empezó a trabajar con EunHa, es una chica muy amable y por lo que tiene entendido es beta, por lo que no tiene que soportar su aroma, solamente la de los clientes.
Ella tenía una pastelería que también la usaba como cafetería, a la cual Yoongi se encargaba de tomar los pedidos de los clientes. Curiosamente, desde su llegada, iban muchas muchachas y, según la dueña, era a causa de él.
Pero Yoongi no entendía, si él era de todo menos guapo pero le restó importancia. Ahora se encontraba detrás del mostrador esperando a los clientes, era de mañana y todavía era temprano.
La gente rara vez iba a la mañana, cuando abrían el local. Eso, para él, era un alivio porque podía prepararse para un día duro y trabajador lleno de personas con aromas, desde los más "suaves" hasta los más fuertes. Ya se empezaba a cansar de ese lugar.
Al escuchar la campanilla de la puerta, sale de sus pensamientos y se fija en el cliente. Es un chico muy lindo, a su parecer, sin contar las orejas y cola. Tiene un aroma cálido pero fuerte, aunque no lo llega a fastidiar tanto como el de los demás.
Lo ve acercándose lentamente hacia donde está él, se ve tímido. Al llegar, le dedica una sonrisa de boca cerrada por protocolo y le dice: "Bienvenido a Sunrise". El chico lo observa y luego se sonroja pero le responde.
–Ho-hola, gracias... Eh, ¿puede preparar un pastel de fresas para las cinco de la tarde?
Con un asentimiento le indica que firme en un papel y dice:–Para hoy será, que tenga buen día.
Y luego de eso, lo ve alejarse hasta que sale por completo del local. Ahora tendrá que pedirle ayuda a EunHa para hacer aquel pastel. Hoy si será un día largo, solamente esperaba que no fueran tan malos con él.
Eran las tres y media de la tarde, y se encontraba escuchando atentamente las indicaciones que le decía EunHa para preparar los pastelillos, el pastel y unas cosas más. Era mucho para su cerebro.
Bien, primero lo primero. Buscar todos los ingredientes, una vez listos, separarlos y colocarlos en orden a como se irán poniendo. Continuamente, hacer la preparación para luego ponerla a cocinar.
Se encontraba haciendo aquello para preparar los pastelillos para una señora muy amable que atendió hace unos momentos. Ella le hacía recordar a su madre, y vaya que la extrañaba un montón. Lastima que no podría visitarla.
Una vez puso en el horno la preparación de los pastelillos, empezó a preparar los ingredientes para hacer unos panecillos para un señor que los pidió para dentro de unos veinticinco minutos, tendría que apresurarse.
A medida que iba haciendo aquello, EunHa le traía más y más pedidos. Era agotador hacer esa parte del trabajo, según él.
Cuando ya casi eran las cuatro y media, ya se encontraba terminando de hacer la mitad de los pedidos, algo que lo tenía contento. El pastel de fresas para aquel chico, ya estaba listo y no esperaba para dárselo.
Curiosamente, se le venía bien hacer este tipo de cosas, pero Yoongi estaba seguro que cuando volviera a su hogar, estudiaría lo que se propuso: Música y Arte, le gusta tocar instrumentos y dibujar.
Aunque su pasión era tocar el piano, prefiere tener varias opciones por si fracasa con el instrumento. También amaba la fotografía, pero eso era más un pasatiempo. Ah~ extrañaba mucho su hogar y a su familia y amigos. ¿Lo estarán buscando? ¿Se preocuparan de él? ¿Sabrán que ya no se encuentra allí?
El sentimiento de la duda floreció en él, algo que por el momento no había pasado. También el recuerdo de lo que pasó la noche en que pisó este lugar, sin darse cuenta, se encontraba llorando pensando en su relación rota con Jung.
EunHa al ver el estado de su compañero, se acerca a él y empieza a darle caricias en la espalda, algo que agradece Yoongi.
–Ya está, ya va a pasar...
Le decía para calmarlo, aunque llevaban pocos días trabajando juntos, se llevaban bien y en ese poco tiempo se encariñó con él, lo sentía como el hermano que nunca tuvo.
Luego de un rato, Yoongi ya se estaba calmando pero seguía triste. Se disculpó con EunHa y se fue al baño para enjuagarse la cara.
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–¡Yoongi-ssi! Ven, tengo una sorpresa... –canturreaba la castaña, luego de aquel suceso, Yoongi le contó el motivo y EunHa lo apoyó y le dió su opinión.
–Ya voy. –al llegar a donde estaba la castaña, vió que en sus manos tenía un pastelillo con decoración de gatito y decía: ¡no llores, yunki miau!. Le pareció gracioso y le agradeció, ¡con un abrazo! Pero no le molestaba, le caía bien y esperaba que en lo que estaba allí, sean amigos.– Le quedó hermoso... Gracias...
El sonido de la campana los hace separarse y ponen atención al recién llegado, era el chico que pidió el pastel de fresas. Yoongi al verlo, fue a buscar el pastel y se lo entregó con una sonrisa, el otro solo le dió las gracias y pagó para luego irse.
Le pareció raro, en la mañana estaba todo tímido y ahora, solo lo esquivaba. Dejo de pensar en aquello y se dispuso a comer del pastelillo. No podía pensar en ello, ni que se conocieran.
Fuera del local, se encontraba Park Jimin, un omega gatito que había ido a comprar un pastel para su amigo. Cuando llegó al local y vió al chico apuesto, pensó que lo reconocería pero no pasó. Solo lo trató como un cliente más y le dedico una sonrisa, muy tierna a su parecer.
Y cuando volvió y lo vió en brazos de una chica, se desilusionó. Pensaba que eran algo, por la forma en que trataba a su omega. Aunque hace días no va a la casa de aquel chico con nombre desconocido, creía que lo esperaría.
Con el rostro bajo se dirigió a la casa de su amigo, estaba triste. Al llegar, dejó el pastel en la mesa de la sala y se recostó en el sillón, dispuesto a llorar toda la tarde y toda noche.
Pero algo se lo impidió, su amigo había bajado de su cuarto y se tiró encima suyo al verlo en el sillón. Y enseguida sintió el aroma a tristeza que desprendía.
–Hey... Chim ¿qué pasó? –le dijo en un tono tranquilo.
–Kookie, se es-estaba abrazando con una chica y cuando me vió n-no hizo ni dijo nada... –le dijo entre hipos a causa del llanto.
–Pero, ¿quién? Que yo sepa no tienes pareja...
Oh, es verdad, no le había comentado nada a su amigo sobre aquel chico hermoso que lo salvó de Seulgi y sus secuaces. Entonces, al ver la cara confundida de su amigo, se decidió a contarle todo.
–Te acuerdas que hace unas semanas Seulgi me tendió una trampa, bueno ese día cuando me encontraba huyendo de ella y sus amigas, me tropecé y caí entre las piernas de un chico, yo me encontraba transformado y él en vez de echarme o empujarme, me apartó tan dulcemente. Pero me decepcioné al ver que era un beta, entonces no queriendo que me vea en mi forma humana, solamente me le pase por las piernas en forma de agradecimiento. Luego, el chico me alzó y me empezó a llevar a la misma dirección hacia donde me dirigía desde un principio, o sea mi casa. Y fue una sorpresa, al ver que me llevó a su casa y se fijó si no tenía alguna herida... –dejo de hablar para tomar un poco de aire,– Y al no encontrarme nada, solamente me hizo mimos, y sabes cuanto amo que me hagan mimos. Ah~ fue tan lindo...
–Bien, a todo esto, ¿qué pasó hoy? –le respondió kookie tragándose toda la información de golpe.
Con ojos llorosos por recordar la escena de hoy, respondió: –Los días siguientes iba todas las tardes transformado para verlo y él en cuento me veía, me llevaba a su cuarto y me hacía mimos. Nunca intentó sobrepasar ni nada... Pero hoy, al ir a que preparen tu estúpido pastel, lo vi y no me reconoció... Me trató como a un cliente más y cuando volví para buscar el pastel, estaba abrazando a una chica...
Terminó de contar y empezó a llorar, nuevamente. Luego de varios minutos, su amigo por fin habló.
–Chim, si dices que es un beta, seguramente no olió tu aroma y por eso no te reconoció... Además, tu mismo estas diciendo, solo fuiste transformado. Así que ahora, vamos a ir juntos a su casa y le vas a explicar todo, también le vamos a decir que te corteje como debe de hacerlo, ¿si?
Con una sonrisa y dejando atrás las lágrimas, se tira a su amigo mientras afirmaba con la cabeza.
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