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Epílogo

El rubio hombre suspiro sonoramente dejándose caer rendido sobre el escritorio lleno de papeles.

Su estómago sonó fuertemente haciéndole soltar una pequeño grito ahogado.

¿Hacía cuánto no cenaba en casa?

Dios, si que extrañaba el delicioso sabor de la comida casera, o tal vez un rico ramen de Ichiraku. Aquellos instantáneos definitivamente no estaban cumpliendo su labor Ao satisfacer su hambre.

La puerta fue toscamente abierta de un golpe y su esposa entró por ella observándole con reproche.

Naruto dejó salir una pequeña sonrisa culpable y la mujer se dedicó a negar con la cabeza.

—Tienes aproximadamente un minuto para ponerte de pie y comenzar a caminar a casa antes de que tu hijo arme un escándalo.

—Boruto está...

—¡Papá!–pronunció enojado el pequeño niño rubio caminando con determinación hacia el.—¡Mamá recién vuelve y no la recibiste en casa!

—Esta bien, Boruto, tu padre está algo ocupado.

El pequeño rubio asintió a regañadientes, haciendo un lindo puchero, y se colocó del lado de su madre.

—¿Qué te parece ir por un plato de ramen, huh?—pregunto la mujer de cabellos oscuros a ambos rubios.

El mayor sonrió como solía hacerlo cuando niño y el menor suspiro derrotado.

La familia se encontraba ahora sentada en una de las mesas del Tan conocido local. Las personas les observaban y saludaban alegremente mientras ambos adultos observaban como su hijo comía contento aquellos deliciosos fideos.

—¡Pero miren a quienes tenemos aquí!–el viejo señor Ichiraku hablo feliz acercándose a la mesa.—Pero si son los pequeños Naruto y Satomi.

Ambos adultos sonrieron con felicidad y saludaron propiamente al viejo hombre que les había observado crecer.

Después de todo en cada momento importante de sus vidas habían estado en aquel pequeño local, que con el tiempo pasó a ser un restaurante.

...

Satomi observaba con adoración y fascinación a su hijo, quien dormía profundamente en los brazos de su padre.

Boruto Uzumaki era un niño demasiado inteligente y apegado a su familia, aunque constantemente peleará con Naruto por su atención.

Naruto dejó a su hijo sobre su cama y ambos besaron su frente. Yendo directo a la habitación de la pareja, fundiéndose en un abrazo duradero tirados en la cama.

Satomi acariciaba el pecho de su esposo, dejando pequeñas formas invisibles en el, mientras el rubio se dedicaba a abrazarla contra el.

—Naruto...–la voz de Satomi hizo que este bajara la mirada—. Feliz cumpleaños.

Su sonrisa se agrandó y no atinó más que a besar con cariño a la chica.

Era su cumpleaños número veintitrés, y justamente ese día se cumplían seis años desde que el mundo estaba en completa paz.

También seis años desde el peor susto de su vida.

Tras aquella batalla y el ataque que Satomi había recibido por protegerlos a él y Neji del enemigo, Naruto había sentido que pedía todo.

Después de todo el jamás había imaginado una vida sin la mujer a quien verdaderamente amaba, desde que eran solo unos pequeños niños Naruto quería con todo su corazón a Satomi.

El chico sonrió besando con ternura y en repetidas ocasiones el rostro de quien ahora podía llamar su esposa y madre de su único hijo.

—Naruto, tendremos otro bebé.

El rubio sintió su corazón desbordar de alegría en aquel momento.

Se sentía completo, lleno y feliz.

Su propia familia, aquella con la que ambos jóvenes tanto habían soñado estaba expandiéndose, su sueño de ser Hokage estaba a pocos meses de volverse realidad y, sobre todo, tenía al amor de su vida de su lado.

Satomi sentía su corazón tranquilo.

Después de aquel curioso viaje en el tiempo todo había cambiado, ella sabía cómo serían los hijos de sus amigos, lo cual era extraño, y sabía que su hijo sería menos rebelde ante su padre. Y ahora una pequeña nacería; Satomi podía jurar que su bebé sería una linda niña.

Sin importar cuánto tiempo pasará, o cómo esté se torciera, Satomi y Naruto sabían que su destino era estar juntos para siempre.

Por eso era que la pelinegra podría jurar que el tiempo jamás cambiaría nada.

Después de todo ambos eran felices ahora y aquello era algo que nadie les podía quitar.

Porque el tiempo era solo eso; tiempo.

Fin

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Espero que les haya gustado esta pequeña mini historia que hice con tanto amor.

¡Nos leemos en comentarios o por ahí en otra historia!

P.d. Se vienen nuevos proyectos en puerta y tal vez algunos extras de la historia ;)

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