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[NSFW] La noche antes de la batalla

[Esta parte contiene NSFW! +18 Quedas advertid@]

*** 

Poco se hablaba de que justo el día siguiente de aquella noche, Sun Wukong volvería a declararle la guerra a la Corte Celestial por haber cometido un pecado imperdonable para el Rey Mono, pero a diferencia de otras muchas veces...ahora no se hallaba solo. Esto poco o nada le importaban a Wukong y Erlang durante esa noche, que decidieron encontrarse una vez más, no solo para recordar el plan que los dos habían trazado con cuidado para engañar a la Corte, sino también...para algo más. 

No necesitaron nada de alcohol para adentrarse en el ambiente, y solo con el beso inicial, comenzó todo. Adentro del santuario detrás de la cascada se encontraba vacío, puesto que Wukong había puesto a evacuar a los pocos sobrevivientes que quedaron a un sitio más seguro que la cueva, y aquello les dio vía libre para estar a solas. Sentados en la cama de los aposentos del Rey Mono, bajo la luz plateada de la luna que les daba una ventana, y un clima templado era todo lo que necesitaban. 

El sonido de sus labios chocando en un apasionante beso una y otra vez era lo único que los oídos de los dos percibían ahora, pero a medida que Erlang abrió la boca para darle mayor acceso a Wukong, sus cuerpos se fueron calentando. Wukong metió de lleno su lengua en la boca del pelinegro, explorándola y posó una mano detrás de la cabeza del contrario para apegarlo más a él, pero Erlang tampoco se dejó dominar tan fácil, y contraatacó por el control. Sus lenguas se entrelazaban y jugaban entre sí, al mismo tiempo que sus mejillas se coloraban más de rojo y la temperatura subía, haciéndolos jadear en medio del beso y soltar bajos gemidos. Erlang alzó una mano y se desató la corona dorada de su cabeza, para dejarla en el suelo, y se enfocó en abrazar fuertemente de la espalda y cintura al Rey Mono, apegándolo a él. Wukong correspondió al abrazo rodeando su nuca y al reposar su cuerpo sobre el del contrario, Erlang por el peso se tendió en la cama, dejando que el castaño se encimara en él, sin romper el beso ninguna vez. 

Un hilo de saliva comenzó a bajar por la comisura del labio de Erlang al estar envuelto en tan carnal beso, e hizo el mismo gesto que Wukong hizo en él. Lo tomó de la cabeza y lo empujó más hacia él, logrando ahora tener el control del momento, y haciendo que el Rey Mono soltara una risita en medio. 

- Ju ju~...Mph...alguien quiere el control esta vez, hm~? 

- Ngh...no paras de molestar~ -gruñó Erlang al verlo provocarlo, y bajó la mano que tenía en su espalda para posarla justo en la base de la cola de Wukong, presionando sus dedos y moviéndolos en círculos. Aquello hizo que el Rey Mono soltara un agudo gemido en medio del beso y su cuerpo entero se estremeció, enrollando la cola. Erlang sabía muy bien cada punto débil del contrario, y siempre los usaba en su contra para doblegarlo y hacer que cediera, aunque también sabía bien que al mono le encantaba que lo tocaran en aquellos puntos que hacía su pelaje erizarse del estímulo. 

- O-oh...! Oh, Erlang Shen~ -se quejó Wukong al inconscientemente arquear la espalda al sentir que el pelinegro no paraba, y podía notar la otra mano que antes estaba en su cintura, ahora en su muslo interno, apretándolo, queriendo ir un poco más arriba. Wukong se separó del beso finalmente, dejando un hilo de saliva conectando ambas lenguas, y sin quitar sus ojos de los del pelinegro debajo suyo. Se relamió los labios en una expresión pícara, y comenzó a mover las caderas, frotándose contra la entrepierna del contrario, al mismo tiempo que volvió a inclinarse para besarlo una vez más. El Rey Mono se sentó finalmente en las caderas del dios del tercer ojo, pero sin dejar de moverse, y a medida que oía leves gruñidos provenientes del contrario, Wukong fue alzando las manos para empezar a quitarse su túnica azul, aflojando su cinturón. 

La túnica fue bajando por sus hombros hasta caer finalmente, dejando  gran parte de su torso al desnudo, pero aún faltaba más. Wukong volvió a separarse del beso y enderezado sobre las caderas de Erlang, se desató por completo el cinturón para así quitarse la falda de tigre que rodeaba su cintura. Dejó ambas prendas a un lado, ahora sí teniendo toda la parte superior de su cuerpo al descubierto. Erlang contempló pasmado y sonrojado el tónico cuerpo del contrario y ahora sin mucha prenda encima, posicionó ambas manos sobre sus caderas, tomando la cinta que aseguraba el pantalón del Rey Mono. 

- Qué tal si desatamos un poco más...? 

- Nah-ah -se negó Wukong tomándolo de la muñeca y apartó su mano de él, clavándole la vista encima. Su cola se movía de un lado a otro, reflejando que se encontraba en un ánimo mucho más pícaro. - Ahora es tu turno! -exigió y con ambas manos, Wukong tomó la túnica blanca del pelinegro para así abrirla de par en par junto con la camisa que tenía debajo para así descubrir su pecho al aire. Erlang se sobresaltó sin poder evitar sonrojarse más de lo que ya estaba, y soltó una risita, apartando las manos del mono con un manotazo mientras se enderezaba un poco para quitarse la camisa gris. 

- Oh...tú, mono travieso~ -murmuró Erlang y mientras se desvestía también, se inclinó para pegar su rostro al cuello de Wukong, y empezar a dejar besos y lamidas en él. El Rey Mono soltó un tembloroso suspiro, cerrando los ojos y posicionó su mano en la nuca del pelinegro, dejándose lamer y marcar en esa zona que lo hacía estremecerse. Erlang terminó por tener su torso musculoso y robusto al descubierto de la noche también, aunque se dejó la túnica colgando sobre sus codos, y ahora estando sentado, tomó a Wukong de la cintura para apegarlo a sí, queriendo sentir su cálida piel sobre la suya mientras se atrevía a dejar mordidas en el cuello del Rey Mono, deslizando su mano para tomar el trozo de tela que servía como cinturón de su pantalón y lo jalaba para desatarlo. 

- A-ahh...! P-para...soy yo quien se supone que muerde... -se quejó Wukong luego de soltar un gemido apenas sintió los dientes del pelinegro clavarse en su piel, sin duda eso dejaría una roja marca. 

- Solo me aseguro...de que no importa lo que pase mañana, nos pertenecemos el uno al otro. -respondió Erlang tras separarse de su cuello para verse directamente a los ojos. Las mejillas de Wukong se sonrojaron mucho más, y como si hubiera bajado la guardia, cerró sus párpados para inclinarse y envolverse en otro apasionante beso, bajando una mano para ayudar a Erlang a desatarse su propio pantalón, empezando a impacientarse para que la noche siga avanzando. 

***

Tras darle un suculento beso, Wukong observó muy sonrojado y absorto cómo el miembro de Erlang se fue endureciendo hasta quedar completamente erecto, palpitante y hambriento por querer sentir más. El Rey Mono entornó los ojos con una cautivada sonrisa, lo tomó con una mano y le dio otro beso en la punta, chupándolo, para volver a separarse y ver risueño cómo se desesperaba. 

- N-ngh...puedes dejar de darte con rodeos? -preguntó Erlang apoyándose en sus antebrazos, mirando con el ceño fruncido al contrario, y las mejillas también sonrojadas. Le molestaba que el mono lo estuviera provocando a propósito.

Wukong soltó una risita moviendo la cola, y alzó sus ojos para encontrarse con el pelinegro.  - Oh, vamos, Yang Jian...Déjame tener un momento con él~ -le pidió sacando la lengua y le dio una profunda lamida desde la mera base hasta la punta de nuevo. Tras volverla a besar y ya que estaba lo suficientemente húmedo, abrió la mandíbula y se lo fue metiendo en la boca de a pocos. Cada vez que bajaba la cabeza, iba más profundo, y el amargo sabor de su miembro iba inundando sus papilas. 

Erlang soltó un fuerte suspiro, y entrecerrando los ojos, su cuerpo se fue relajando por el creciente placer que recibía su miembro de la boca de su amante. De sus labios salían bajos jadeos y gemidos, y cerró los ojos, concentrándose más en la sensación de su boca tan cálida y húmeda alrededor de él. Los sonidos tampoco ayudaban mucho a controlarse, ya que Wukong dejaba soltar entrecortados y obscenos gemidos cada vez que chupaba su miembro, y subía y bajaba su cabeza sin parar, deleitándose con él. 

- M-mgh...Mphh~ Mgh-ahh... - Wukong se aseguraba de no usar los dientes mientras tenía el gran miembro del pelinegro dentro de su boca, chupándolo y apretaba sus labios al subir y podía sentir cómo soltaba hilos de pre-semen que no dudaba en tragar. Pero a pesar de lo bien que se sentía, y él mismo también empezaba a calentarse por eso, no se lo metía por completo en la boca...aún. 

- Hah...Wukong~... -gimió Erlang cada vez sintiéndose más acalorado y placentero. Su mente se fue nublando y dejó de atender por a la razón. Tomó la cabeza del Rey Mono y la empujó hacia abajo para que su miembro entero entre en su boca, haciendo que la nariz del castaño presione contra su vientre. 

- Mghh?! - Wukong no pudo evitar abrir los ojos incrédulo en cuanto sintió al pelinegro agarrarlo para que lo tomara todo en su boca, y tampoco pudo resistir a que soltara una arcada ya que la punta del miembro del contrario ya alcanzaba a llegar hasta su garganta de lo profundo que estaba. Pero tampoco tuvo tiempo para asimilarlo, ya que pudo sentir a Erlang tomarlo firmemente de la cabeza y empezar a direccionarla él mismo, haciendo que cada vez que bajase, tomara su miembro entero hasta la garganta. 

- A-ah...mierda... - Erlang no podía controlar lo que salía de su boca, concentrándose únicamente en la creciente y placentera sensación. Su cuerpo soltaba leves tics en cuanto una punzada eléctrica de placer saltaba por su erecto miembro, pero después de un tiempo, Wukong apartó su mano de la cabeza de un manotazo, exigiéndole soltarlo, como si ya pudiera hacerlo solo. El Rey Mono acomodó sus manos en los muslos del contrario y sin importarle que le provocara arcadas, comenzó a mover su cabeza a un ritmo constante, ni muy rápido ni muy lento, la velocidad perfecta, y su nariz tocaba el vientre de su amante, metiéndose completo su miembro en la boca hasta la garganta. 

Sonidos húmedos y obscenos no hacían más que brotar de la boca de Wukong, sintiendo su propio cuerpo caliente y excitado, sus mejillas ardiendo en rojo y sus ojos se estaban cristalizando de a poco, y llegó a tal punto de no poder evitar lagrimear. Erlang también lo acompañaba con sus propios gemidos de placer, estremeciéndose y sintiéndose cada vez más cerca del éxtasis. Alargó una mano para así tratar de alcanzar los dedos del castaño, y por un momento, Wukong abrió los ojos para encontrarse con la mirada de su pareja, sin parar de chupar su miembro. El Rey Mono aceptó que sus dedos se entrelazaran en medio de aquel acto, y aquello no hizo más que excitar al contrario. 

Erlang apretó el agarre con fuerza, y tirando su cabeza para atrás entre jadeos placenteros y cálidos, comenzó a mover sus propias caderas también, embistiendo dentro de la boca de su pareja.  Wukong cerró con fuerza los ojos, dejándose follar en la boca por el pelinegro y él también apretó más firme el agarre de sus manos. El cuerpo de Erlang se estremeció bruscamente, empezando a jadear cada vez más agitado, su mente se nublaba con rapidez y cerró el puño libre, tensándose por completo. 

- Wu-wukong! -gimió su nombre sin importarle que haya sido alto, y no pudo resistir más para llegar al clímax. 

- M-mph~! - Wukong se estremeció y sus mejillas se sonrojaron aun más apenas pudo sentir al dios pelinegro venirse en su boca. Se zafó del agarre y con ambos brazos, lo abrazó fuertemente de la cintura para mantenerse apegado a él, comenzando a tragar cada carga que sentía en su garganta. Su boca se iba llenando con lo mucho que el contrario se venía, y su gran miembro ocupaba casi todo el espacio, por lo que de sus labios no pudo evitar rebosar e hilos blancos comenzaron a bajar por su mentón, aunque intentaba hacer lo mejor que podía en tragarlo todo. Su cola inconscientemente se movía de la emoción y de lo excitado que se sentía, y cuando finalmente lo sintió terminar, tiró la cabeza para atrás con una última chupada, sacándoselo de la boca y jadeando bastante fuerte y agitado, por la falta de aire que había pasado. Hilos de su esencia unían su lengua con la punta de su miembro. 

A pesar de que se veía como un absoluto desastre, su rostro reflejaba un deleite sin precedentes. 

***

- ... 

- Qué ocurre, Wukong? Sintiéndote nervioso justo antes del momento? -le preguntó Erlang al notar al Rey Mono más silencioso de lo normal. Después de aquella tan placentera introducción, no tardaron en seguir a lo realmente interesante. Erlang había conseguido que el contrario se acostara en la cama boca arriba, mientras él se acomodó en medio de sus piernas, y sostenía la izquierda suya con una mano, y la derecha tomaba su propio miembro duro y todavía erecto. Pero de repente, había notado un cambio en el aire por parte de Wukong. 

El Rey Mono tiró la cabeza para atrás para ver a través de la ventana de su dormitorio y divisó la luna en un agujero de la cueva, aún en un punto alto de la noche, y por un momento, su corazón dio un doloroso vuelco. 

- Solo...me gustaría creer que mañana mismo no vaya a estallar la guerra...

El rostro de Erlang se suavizó al escuchar eso, y se inclinó hacia él para tener su cara a la altura de la de su amante para que sus ojos se crucen. Con la mano derecha, acarició su cabeza suavemente y luego bajó a su mejilla. 

- No pienses en eso ahora...Tu plan resultará. Solo concéntrate en mí... -le dijo inclinándose más para que sus labios coliden en un suave beso. A pesar de que Wukong logró relajarse un poco con eso, Erlang ya se estaba movilizando. - Y...relájate...

- A-ahh...Ahh~! - Wukong no pudo reprimir altos gemidos apenas sintió a Erlang empezar a entrar en él más...y más, hasta que finalmente lo sintió por completo dentro suyo. Su cuerpo entró en tensión y lo tomó de los hombros, jadeando entrecortado y muy sonrojado. - E-erlang...

- Relájate... -le repitió el pelinegro al notarlo tan tenso por fuera y apretado por dentro, pero se aseguró de decírselo en una voz suave para lograr que se calmara, y bajó la cabeza para besar su cuello, empezando a mover sus caderas lentamente. Wukong dejó caer su propia cabeza de nuevo sobre la almohada, haciendo caso a su consejo y tratando de dejarse llevar. Ahora que el gran y duro miembro de su pareja se movía dentro suyo, tenía algo más en lo qué pensar, y cerró los ojos, permitiéndole al pelinegro encimarse en su cuerpo y que su sien se rozase con la suya.  

 Con cada embestida, Erlang metía más de su miembro dentro de él, haciendo que Wukong soltara gemidos cada vez más altos, hasta que lo sintió por completo, abriendo sus adentros cada vez que embestía. Empezaron con un ritmo suave pero constante, lo suficiente para que el castaño se acostumbrara rápidamente a él, y lo abrazó rodeando su espalda, teniendo los ojos entreabiertos, pero no parecía mirar a ningún lado, su mente enfocado en el enorme miembro que lo estrechaba desde adentro. 

Wukong podía oír de cerca los gemidos y jadeos que soltaba Erlang cada vez que lo volvía a meter, y él tampoco podía evitar gemir, soltando suspiros del creciente placer. - Haah...mierda, eres grande~...

Erlang no respondió a eso más que con un profundo gruñido de placer que hizo al Rey Mono estremecerse sonrojado, y poco después de eso pudo sentir cómo la velocidad fue aumentando, haciendo que de su boca salieran más rápidos y entrecortados gemidos, al mismo tiempo que entraba en calor. Wukong cerró fuerte los ojos, sintiendo cómo el miembro de su pareja abría más bruscamente su interior, se abría paso, y lo golpeaba con placer y encanto. 

Wukong se mordió el labio y tomó con fuerza el pelo negro de su amante, aferrándose a él y gimiendo sin pena alguna ya. Adoraba que Erlang sabía exactamente cómo barrer sus preocupaciones y hacerlo concentrarse únicamente en el presente, en cómo ahora mismo estaba siendo cogido por la Divinidad Sagrada en su propia montaña, y no podía pedir nada mejor. Abrazó con las piernas las caderas del contrario para apegarlo más a él y sentir su cálido cuerpo encima del suyo, provocando que fueran mucho más rápido, y aquello hizo que el Rey Mono enterrara más sus uñas en la piel de la espalda del dios del tercer ojo, rasguñándolo y dejándole marcas, a la vez que clavaba sus dientes en una fuerte mordida sobre el hombro de Erlang, pero sabía bien que solo lo hacían excitarse más. 

- Aah, a-ahh~! Nghh...Oh, carajo, Erlang~ 

- M-mph...Wukong...

Ambos podían oír el choque de sus cuerpos cada vez que el castaño recibía una embestida, pero ahora mismo no quería parar. La cama se sacudía con rapidez debajo suyo, y sus cuerpos siguieron la inercia del balanceo. Se sentía bien, tan bien...a tal punto que Wukong abrió la boca sacando la lengua sin poder controlarse, ni tampoco Erlang, quien al ver la cola del contrario sacudirse entre las sábanas, la agarró con una mano y sabiendo lo sensible que era el Rey Mono ahí, la apretó con ganas, justo al tiempo que dio una brusca estocada dentro de él, alcanzando el punto dulce del castaño. 

- Hah--!!! - Wukong sintió cómo el aire se le fue de los pulmones, y su cuerpo reaccionó por sí solo, arqueando bruscamente la espalda de golpe y tirando la cabeza hacia atrás. Tembló de pies a cabeza, pero volvió a acostarse en cuanto el contrario siguió moviéndose, pero de su boca no podían salir más que gritos ahora de placer al ser estimulado el doble. 

- Ahh! Aaahh~!! Oh, mierda- si!! No pares!

- N-no pienso hacerlo...! -le respondió Erlang entre cortados gemidos, pero de repente, tomó al Rey Mono firmemente y lo alzó para que se sentara en sus caderas, dándole la oportunidad también de moverse mientras él seguía embistiendo sin piedad en su interior. Los ojos de Wukong se dilataron de emoción y apoyando sus manos en sus hombros, se sostuvo en sus rodillas y comenzó a mover también sus caderas. Mientras él bajaba las suyas en un sentón, el pelinegro las subía en una brusca estocada, sacándole todo el aire y gimiendo al cielo. 

- W-wukong...Te oyes y sientes tan bien~...no te separes de mí...!

- No lo haré, Erlang Shen~ No lo haré, siempre tendrás una parte de mí contigo~! -aseguró Wukong con un fuerte sonrojo en sus mejillas pero disfrutándolo como nunca, y lo tomó de las mejillas para rozar sus narices, posteriormente hundirse en un apasionante beso. El Rey Mono lo abrazó de la nuca de nuevo, mientras que Erlang seguía agarrando su cola con una mano, y la otra abrazaba su cintura para sentir su cuerpo acalorado y sudado junto al suyo, siendo uno solo esa noche. 

- M-mph~!! M-mierda, mierda, mierda! -gritó Wukong al verse forzado a separarse del beso debido a que sentía su propio orgasmo acercarse cada vez más, y alzó la cabeza para gemir con placer, dejando que Erlang se adelantara y mordiera con fuerza su cuello, gimiendo entremedio y advirtiendo también. La madera de la cama crujía debajo de ellos y el calor de sus cuerpos lo compartían, pero las mentes de ambos se nublaron totalmente cuando, gimiendo tan fuerte y al mismo tiempo, Wukong bajó las caderas y Erlang embistió con fuerza, metiendo entero su miembro dentro de él, los dos llegando al clímax. 

Ambos entraron en tensión al instante, y bruscos espasmos de placer azotaron tanto a Wukong como a Erlang. El castaño podía sentir sus adentros ser llenados de la esencia del pelinegro al haberse venido dentro de él, al tiempo que había manchado sus torsos con su orgasmo, pero finalmente después de la tensión que duró segundos, fuertes jadeos inundaron la habitación. Erlang se desplomó sobre las almohadas y el Rey Mono encima de él, muy sonrojados y agitados. 

Wukong finalmente pudo sentirse más relajado, y apoyó la mejilla en su puño, soltando un satisfecho suspiro, al mismo tiempo que levantaba las caderas y hacía que el miembro del contrario saliera de él. Inmediatamente, densos hilos de su esencia comenzaron a bajar de su entrada y por sus muslos. Movió complacido la cola, sonriendo de la misma forma al ver cómo habían quedado. 

- Haah...eso se sintió excelente~ 

- ...Wukong... -lo llamó Erlang en un tono bajo y suave. El Rey Mono se giró para encontrarse al dios del tercer ojo mirándolo, y supo entonces qué era lo que quería. Se inclinó para que sus labios se juntaran en un último beso, pero Wukong no esperó que Erlang lo abrazara con cariño. Un vuelco dentro del corazón del castaño le hizo doler, y al separarse, acostó su cabeza en el pecho del pelinegro, dejando que éste acariciara el pelaje de su espalda. Los dos se sentían preocupados por lo que sucedería la mañana siguiente, pero eso no impidió a Erlang decir lo siguiente. 

- ...Te amo. 

Eso cogió a Wukong por sorpresa, quien se sonrojó al instante, pero pasando su mano por el pectoral de su pareja, no tardó en responder. 

- ...Yo igual, Yang Jian. 


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