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Nezha lo sabe

Nota: [basado en la historia del juego Black Myth Wukong]

Incluso después de quinientos años tras la intensa batalla en el cielo, el "segundo round" de su pelea en cuanto Sun Wukong se enteró que los dioses masacraron su pueblo en la Montaña de las Flores y Frutos, y decidió ir a enfrentarlos una vez más allá en las nubes; Erlang sentía una clase de vacío dentro de su pecho. Él no ganó por habilidad, sino porque la corona alrededor de la cabeza del Rey Mono hizo su trabajo, y él pudo hacer el remate. Tal como la primera vez...de no ser por los otros dioses que lo ayudaron a capturarlo, Erlang habría perdido ese combate. 

Sentado sobre una butaca al frente del centro de entrenamiento de sus soldados allá en el Cielo, yacía reflexionando sobre aquellas dos veces, y sobre todo, en realidad. Habría pasado algo diferente si acaso...él lo hubiese apoyado? Jamás tomó la decisión de arremeter contra la Montaña, eso lo hicieron sus superiores , y solo le encargaron a él una vez más liderar las tropas del Cielo contra Wukong. Acaso siquiera...fue lo correcto? Tal vez el haber masacrado tantos inocentes fue pasarse de la raya, incluso para él...pero Wukong siempre tiene un plan. Acaso partir su alma en seis reliquias y encerrarse en una roca fue lo correcto? Todas esas interrogantes le comían demasiado la cabeza como para pensar claramente. 

Erlang dejó caer un suspiro y bajó la cabeza, frustrado de no poder llegar a una solución razonable, pero cuando se trataba del Rey Mono, nada tenía sentido...ni siquiera se inmutó cuando oyó unos pasos familiares dirigidos hacia él, descalzos, y ligeros. 

- Eres un inservible...Puedes levantarte y trabajar en tus hombres? Te están esperando. -musitó Nezha al llegar frente al dios, cruzado de brazos y con su típica expresión molesta e indiferente. 

- Discúlpame, es solo...que estoy pensando demasiado en lo que ocurrió con... 

- Sun Wukong? 

- Sí, así es... - Erlang no pudo evitar sentirse un poco avergonzado sobre contarle de esto a alguien tan negativo como Nezha, pero sabía que el contrario también tenía una clase de dúo con el Rey Mono. 

- No me cuentes más, no me interesa. -le cortó Nezha sacudiendo la cabeza, pero Erlang ya había abierto la boca para decírselo igualmente. 

- Han pasado quinientos años desde esa batalla, y...no puedo evitar extrañarlo. 

La expresión en el rostro de Nezha de repente cambió a una incrédula, asqueada, y entrecerró los ojos inclinándose un poco hacia atrás al idearse "algo" en la cabeza. Duró bastantes segundos en silencio, tratando de conectar los hilos, hasta que finalmente preguntó. 

- ...¿Te cogiste al Rey Mono? 

- ¿¡Qué--?! - Erlang se exaltó por la pregunta, abriendo de par en par los ojos y alzó de golpe la cabeza para encontrarse con el dios pelinegro. Rápidamente sacudió la mano para negarlo. - C-claro que no! De dónde sacaste eso?!

Los ojos de Nezha se abrieron aun más al darse cuenta que justo había dado en el clavo, pero se encontraba más sorprendido ahora que cualquier otra cosa. - Por dios...lo hiciste. 

- Que no! Nezha, ya deja de decir esas estupideces! Yo no- - Se levantó del asiento y trató de convencerlo pero se dio cuenta que ya era demasiado tarde. - Yo no...hice eso...!

- ...Por el santísimo Buddha, Erlang Shen - Una sonrisa se fue forjando en los labios de Nezha, pero era una llena de burla e incredulidad. - , te tiraste al Rey Mono! 

- Cállate la boca, niño! -lo regañó Erlang ahora con un fuerte sonrojo en sus mejillas, ya que el contrario estaba siendo demasiado ruidoso y temía que sus soldados los estén alcanzando a oír. - Nada de eso pasó, estás siendo paranoico! Te advierto que cierres la boca o...

- O qué? No puedes detenerme que ahora lo sé, Erlang Shen! Oh, y cuando tu tío se entere...estarás en graves problemas. -le dijo Nezha sonriendo de oreja a oreja y mostrando los dientes en una expresión traviesa y maliciosa.

- Tú no harás eso. -le regresó la amenaza al dios de fuego tomándolo de la muñeca y mirándolo enojado a los ojos. - Él no te creería, ya tienes antecedentes contra el Cielo también. Yo no me acosté con Sun Wukong, y hasta aquí llega esta conversación! -lo soltó aún bastante molesto y se dispuso a retirarse para retomar su trabajo, tratando de bajar el sonrojo de su pálida piel. 

Nezha se quedó en su lugar y simplemente se volteó para mirar al dios pelinegro alejarse, pero su sonrisa, aunque se hubo suavizado, no se borró de su rostro. 

- Puede que me calle, pero ahora lo sé...y no te lo dejaré olvidarlo. 

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