Jiang Cheng corrió en búsqueda de sus padres, o hermanos, o los cuatro, o solo uno.

¡Necesitaba respuestas a ésto!

Corrió por toda la secta.

Buscó en la oficina, nada.

Salón principal, nada.

Cocina, nada.

Jardín, nada.

Lago, nada.

Campo de entrenamiento, nada.

Sus habitaciones, nada.

En los pabellones privados, nada.

Preguntó a los discípulos, nada.

¿¡Acaso se los tragó la tierra!?

Molesto por no encontrar a ninguno de su familia para pedir explicaciones a las cartas hablando sobre algo de un compromiso, se fue a sentar en unos escalones, esperando a que se dignaran a aparecer.

Media hora.

Una hora.

Una hora y media.

Dos horas.

¡Ahí venían!

–A-Cheng, ¿Qué haces aquí?–

Preguntó la madre de los menores, mirando a su hijo que ocultaba algo.

–Los busqué por todas partes, ¿Dónde estaban?–

–Bueno, un secreto ChengCheng–

Guiñó el ojo Wei WuXian.

Habían ido al pueblo, concretamente con un costurero.

No pregunten.

El omega suspiró, poniéndose de pie.

–Madre, padre, me llegaron éstas cartas, ¿Ustedes saben algo?–

Los dos mayores se tensaron un poco al ver cómo sacaba un puñado de cartas, a su vez que sus dos hermanos mayores miraban las cartas con pucheros y molestia.

–Tambíen me llegaron muchos presentes, no entiendo que está pasando–

Era momento de decirle.

–Síganme–

Dijo el líder, caminando en dirección a su oficina, siguiéndole su esposa, hija mayor, hijo adoptivo, y su hijo menor confundido de lo que estaba pasando.

Una vez ahí, se cerró la puerta y se formó un ambiente extraño.

–A-Cheng–

Comenzó YanLi.

–Nosotros...cometimos un error muy grande hijo–

Los tres restantes asintieron por lo dicho de Madam Yu.

–¿Qué clase de error?–

Preguntó alzando una ceja, cruzando sus brazos.

–Las sectas Lan, Nie, Jin y Wen mandaron unas cartas para pedir un compromiso, contigo, y bueno, tu madre y yo lo hablamos en privado, pero se salió un poco de control–

–Se salió un poco de control...explique un poco más padre–

Dijo levemente molesto al intuir de que se trataba.

–ChengCheng, por accidente cada uno escribió una contestación y la mandó sin darse cuenta–

–¿¡Qué!?–

–No te enfades A-Cheng, tienes de dónde escojer, precisamente de 9 jóvenes maestros–

Trató de apaciguar al menor su padre.

–¿Es enserio padre?–

Dijo molesto, pero a la vez avergonzado y levemente interesado.

Podría ser que le gustara un poco tener la atención de tantos jóvenes alfas, complacían a su omega.

[•••]

Dos días después...

Jiang Cheng se encontraba camino a las puertas externas de la secta Yunmeng Jiang seguido de un par de discípulos para recibir a los jóvenes de secta Lan, Nie, Jin y Wen.

¿Porqué?

Fácil y sencillo, vendrían a pedir su mano para iniciar un cortejo, y tendría que declinar por el embrollo que se hizo.

Si no hubieran mandado una carta cada uno, y todo hubiera estado en orden aceptando a sólo uno, posiblemente aceptaría el cortejo, pues algo en él ansiaba sentirse especial y enamorarse por primera vez.

Pero al ser todo un error y confusión tendría que negarse.

Al llegar a la puerta exterior, pudo ver cómo los jóvenes llegaban a la vez, mirándose confundidos.

El Omega se inclinó ante los jóvenes de las sectas una vez que captó la atención de todos.

–Mis más sinceras disculpas–

Todos extrañados, miraban aún al omega.

–Mi família contestó las cartas por separado, creyendo lo que podría ser bueno para mí, pero al hacer eso terminaron aceptando las propuestas de todas las sectas, yo personalmente aún no me he planteado el comprometerme aún, así que–

Dejó de inclinarse para verlos, con sus mejillas sonrojadas por la vergüenza que estaba pasando por culpa de su familia.

Su familia debería estar aquí, no él dando la cara.

–Regresaré los obsequios que me enviaron, ya que al ser obsequios de compromiso no puedo aceptarlos, aunque debo admitir que las galletas que me envió Nie HuaiSang me las comí, como los demás fueron cosas materiales las podré regresar, em, una disculpa nuevamente por hacerlos venir hasta aquí por un error tan grande–

Nuevamente se inclinó antes los herederos de secta, quienes aprovecharon para ver al Nie que sonreía emocionado tras su abanico.

–No se preocupe, y dígame joven Jiang Cheng, ¿Le gustaron mis galletas?–

Preguntó comenzando a abanicarse.

El de túnicas moradas se enderezó para verlo, sonriendo levemente.

–Si, sinceramente estaban deliciosas–

–Me alegra que así haya sido, las hice yo especialmente–

Todos los demás estaban molestos, el Jiang pudo haber rechazado las propuestas de matrimonio, pero el Nie ahora tenía puntos a su favor.

–Por favor, acepten el quedarse aquí unos días antes de volver a manera de disculpa, deben estar cansados, tenemos las habitaciones listas–

Todos sintieron sin queja alguna.

Podrían no poder iniciar un cortejo ese día, pero podrían intentar una vez más resaltar por sobre el otro, para llamar la atención del bonito omega avergonzado por todo el desastre que estaba frente a ellos.

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El ganadoooOOOO asumakinaaA

Uff ya casi se viene lo chido!

Aslfkqf ando muy emocionada xD una disculpa ª