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1: Sweet Surprise

La función de las cuatro de la tarde había concluido. Los créditos finales de la película «The Outsiders» al fin se mostraban en la pantalla grande, y poco a poco la enorme sala de cine se quedaba desértica.

Maude Whitemore aprovechó para postrarse en uno de los asientos reclinados y esperó a que el último civil —que aún comía sus palomitas y bebía su refresco— abandonara la sala. Mientras tanto sacó el móvil del bolsillo de su chaleco derecho y pulsó algunos clics antes de acceder al chat de conversación con su hermano.

Encontró un nuevo mensaje y le sacó una sonrisa.

RIVER: ¡Hey, buggy! Hoy es noche de películas. ¿Trabajas hasta tarde?

De vez en cuando River se hallaba en casa. Los días viernes siempre eran los días afortunados, porque él no tenía la tendencia de desaparecer en medio de una película por asuntos de trabajo. Sin embargo, y, desafortunadamente, ahora era ella quien se encontraba indispuesta.

MAUDE: Creo que sí. No estoy segura. Le preguntaré a Vivianne ya que es ella la que maneja los turnos, ¿recuerdas?

Un minuto después llegó su respuesta.

RIVER: ¡Ah, es verdad! Está bien. Avísame cualquier cosa.

Maude le respondió con un emoji sonriente, luego cerró la conversación, bloqueó el móvil y volvió a guardarlo en su bolsillo.

Le dio un atisbo a la sala; ahora sí estaba sola. Se levantó de su lugar, limpió el asiento y vaciló acerca de llamar a su compañero de al lado para las tareas de limpieza. No pretendía hacerlo por sí sola, porque la última vez había sido un desastre y tuvo que llamar a River con el fin de pedirle dinero por los materiales que destruyó en el proceso. Sabía que esta vez no sería distinto, entonces la opción no fue instintivamente al aire y fue en busca de su compañero.

El pasillo, aún decorado de pósters de películas antiguas, resaltaba en medio de la oscuridad debido a los bordes con luces alrededor. Maude decidió estudiar cada uno:

Películas que había visto; películas de las que jamás había escuchado hablar; películas que por ningún motivo vería. A este paso tendría la necesidad primaria de hacer una lista para hacer más tarde un maratón de películas con su hermano.

Cuando entró a la sala no encontró algo que le indicase que su presencia yacía ahí: los envases aún percudidos, el cesto de basura sin cambiar; el logo del cine. «Probablemente se quedó dormido», pensó la rubia. Silbó muy en contra de su voluntad —porque no era a lo que estaba acostumbrada a hacer, mucho menos en un lugar como lo era el cine— con el fin de cerciorarse si de verdad no estaba ahí. Al no conseguir respuesta tuvo que salir.

Yendo en dirección a la entrada, se encontró con un anuncio tendido en la entrada principal como si fuera el anuncio de una gran película.

Las palabras remarcadas en tonos amarillos llamaron su atención de inmediato.

¡CAMPEONATO DE KARATE
DE SAN FERNANDO!
¿Puedes ser tú el siguiente que represente a El Valle?
¡Si ya estás en un dojo, esta es tu oportunidad! Inscripciones abiertas a todo el alumnado.

No pertenecía a ningún dojo. Miyagi-Do jamás fue una opción. Por otro lado, Cobra Kai había sido la casa de muchos recuerdos que percibía que no le pertenecían, tales como las fotografías que River había guardado por decisión de ambos en el sótano. Si bien El Valle cabía de más posibilidades, ella no quería ahondar más en ello, sobre todo cuando la palabra «karate» era el sinónimo de la caja de Pandora, la cual decidió que no quería abrir. No en presencia de su hermano ni por el momento, por supuesto.

—¿Un campeonato en El Valle? Qué locura —comentó Vivianne con emoción detrás de ella. Maude sonrió por la intención tan animada de su compañera—. Ahora que el sensei Johnny Lawrence ya es completamente propietario de Cobra Kai y tenemos otro sensei con él, sí que será increíble. No puedo esperar.

Maude no respondió.

—Suena a mala idea —terció otro detrás de ellas.

—No, eso no es cierto. Y no seas aguafiestas, Dallas. —Lo contrarió Vivianne—. El nuevo sensei no es Terry Silver. Y el sensei Lawrence tampoco es John Kreese. Además, los dos parecen cómodos estando en el mismo equipo. O por lo menos eso noté cuando pasaron por aquí.

Dallas la ignoró por completo y dirigió su mirada a Maude, quien seguía distraída, contemplando todo menos su discusión.

—A propósito, Maude —la mención de su nombre la tomó por sorpresa, no obstante se dio la vuelta para encontrarse con la sonrisa furtiva de Dallas—. ¿Tú vas a participar? Por lo que sé, tu papá participó tres años seguidos, y en dos de ellos fue campeón. Le ganó al sensei Daniel LaRusso.

Ah.

Había olvidado ese detalle.

Ese pequeñísimo detalle.

Su papá; sus épocas como rey del All Valley. Brandon Whitemore, el héroe que muchas veces se mostró más orgulloso de sus hijos que de sí mismo por sus logros frente a otras personas. Maude recordaba con nitidez que, alguna que otra vez, había hablado del tema con ellos, puede que más con River, pero a este pareció no importarle del todo ya que estaba enfocado en otros asuntos que en los de su padre. Eso sí, a Brandon le gustaba carcajearse de esos recuerdos en cada fiesta o celebración, porque el haber pertenecido a las Cobras más aterradoras de San Fernando era, según él, de los mejores momentos y eso jamás lo dejaría morir. Ironías de la vida.

—No lo sé —confesó con cierta reticencia—. No es que sea algo que no me gustaría. Pero nunca he puesto el pie en ese lugar. Y honestamente no sé si mi hermano me permitiría estar ahí.

—Pues deberías intentarlo. No pierdes nada. Quizá está en la sangre.

En la sangre. ¿Eso podría ser posible? A ver, nadie de su familia materna había pertenecido a particularidades donde consiguieron grandes reconocimientos. Su mamá ni siquiera había sido animadora durante la secundaria y estaba segura que tenía los medios y los motivos para serlo. ¿Pero su familia paterna? Ahí sí que había destreza. Sobraba, de fuerza. No obstante, ella no creía haber heredado nada de ellos.

—Mmh, ya veremos. —Soltó con recelo para librarse de él, mas eso no pareció importarle al joven, quien le agarró de la mano—. Ya, bueno, no es necesario.

El muchacho de cabello corto sonrió. Y eso no le disgustó pero tampoco le agradó.

[🌄 • 🎬 • 🥋•👊]

River miró con dedicación la película que veía en la pantalla. Casablanca era de sus películas favoritas; Maude se sabía de memoria los diálogos. Al principio le gustó obligar a River a mirarla, pero, con el tiempo, a él le gustó cada vez más, y ella agradeció mentalmente ese detalle, ya que la animaba a no parecer la extraña de su grupo.

—¿Crees que en otro universo Ilse querría a Laszlo? —River preguntó antes de engullir unas cuantas palomitas del recipiente—. Quiero decir, hablando de forma genuina.

—Sí lo quería —Maude movió la mano mostrando la escena evidente, donde la protagonista abrazó al hombre que no era el indicado—. Pero Rick Blaine es Rick Blaine, Vie.

River revoleó los ojos.

—Prefiero a Laszlo, Buggy. Él me agrada más.

—Pues ¿quién no te agrada? Todos son tus favoritos. Incluso el samaritano Joe te cae bien, y mira que él no es de mis favoritos.

Él se quedó pensando.

—Veamos. El villano de Casablanca, por ejemplo. Él no me cae bien. Porque ¿sabes a quién me recuerda? A la abuela Genevieve. Ella es tan... —Arrugó el ceño y dejó caer su cabeza en el respaldo del sofá. Después exhaló por la nariz y la miró—. Bueno, no sería parte de su club de fans.

Hacía bastante tiempo que no veían a su abuela Genevieve. Desde el servicio funerario, donde River pudo decirle lo que siempre se había guardado con ella. Aquella vez había sido terrible, y desgraciadamente, todavía resonaba en su cabeza el tono de voz elevado de su hermano, su rostro lleno de rabia; y las palabras reconfortantes del pastor mientras sostenía el hombro del muchacho junto con otros dos fieles; una de ellos era su tía Lydia Kirkpatrick quien le llamaba «hijo», y buscaba la manera de mermar la tensión.

A ella le asustó un poco la sensación que le asestó ese día y los siguientes. Porque nunca antes lo había visto así, mucho menos en un lugar tan concurrido y con ella a su lado. Estaba acostumbrada a verlo sonreír, a bromear, a ser siempre el que sacaba el tema de conversación y...

—¿Maude?

La cálida mano de su hermano la sacó del trance. Ella levantó la mirada de manera brusca.

—¿Estás bien? —preguntó con preocupación—. Te has quedado en silencio por un largo rato. La película ya está por terminar.

—Sí. Solo... —Se mordió el interior de la mejilla. «Diantres, diantres, eso no lo pensé». ¿Qué le decía? ¿Una mentira piadosa? ¿O una mentira que le afectaría a futuro? ¿La verdad, quizás? Sí, total no preguntaría más si decidía zanjar el tema—. Estaba pensando en algo que vi hoy. Nada importante.

River se sorprendió.

—No creo que no sea nada importante. Cuéntame. ¿Qué fue?

Maldición...

Maude no supo cómo decirlo. Sabía que a él no le agradaría la mención del torneo. Ella misma estaba consciente de ello. Sin embargo, ¿ahora qué excusa le daría si abrió la boca de más? ¿Una mentira con otra mentira? ¿O la verdad así sin más como se lo había replanteado ya? No, eso aún no era lo ideal. «Qué difícil es gestionar esto», se dijo a sí misma.

Apretó los dientes y guardó un silencio más ensordecedor. El rubio seguía expectante de su respuesta mientras los créditos de la película aparecían.

Cuando iba a responder, el celular de él comenzó a sonar. River se levantó de inmediato para contestar, y Maude pudo sentir como el color le volvía a las mejillas. Puff.

Sus ojos se desplazaron hasta la barrita de la cocina donde su hermano se encontraba de espaldas, con el teléfono recargado en su hombro mientras escribía algo en el viejo directorio. No le sorprendió que fuese algo del trabajo hasta que él murmuró un demasiado exaltado, y, acto seguido, apareció frente a ella con una expresión animada. Maude podía jurar que sus ojos brillaban.

—¿Quién llamó?

—¿A qué no adivinas? —Maude meneó la cabeza en negación—. Los tíos Johnny y Lydia nos quieren ver. Estamos invitados al cumpleaños de la abuela Esther.



Hola 💖💖💖
Les doy la bienvenida a Jet Black Heart, un fanfic que tendrá muchas referencias a películas, un romance súper bonito con Hawk y muchos obstáculos para Maude.

Este fanfic no sigue la línea canon de Cobra Kai, de hecho se establece en el universo To This Day [alternativo también de ese universo] (una duología que tiene fanfics de Johnny Lawrence y Daniel LaRusso) que comparto con Share abraka-zabka. Pueden encontrarlas en nuestros perfiles. El personaje principal de Open Your Heart, Lydia Kirkpatrick y su familia tendrán un peso importante en la trama. Le agradezco de nueva cuenta a Share por concederme el permiso de utilizar a su oc, mi niña, para esta historia. También le agradezco por ser mi beta reader. Te amo, Share 💓💓💓

Si aún no leen Open Your Heart, lean, es una obra de arte!

El gif de presentación fue hecho por LittleBow_Earthling 🩷

Espero que les guste, y puedan votar y comentarme qué le está pareciendo la historia. Nos leemos en el siguiente capítulo :)

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