¿Por qué tenemos pesadillas? Se dice que son por situaciones de estrés, también por comer en la noche, por fiebre alta o por pensamientos negativos con los que nos vamos a dormir. Tampoco podemos descartar que se trate de un momento de dispersión de Morfeo. Pero sean como sean o vengan como vengan, siempre producen angustia al despertar.

Cristóbal se vio tomando el desayuno como en cualquier otra mañana. Abrió la puerta de su hogar y de inmediato se encontró en medio de un estadio con la camiseta de Universidad Católica. Estaban perdiendo cuarenta a cero contra Deportes San Romeo y, a lo lejos, ubicados en las graderías, sus familiares y amigos abucheaban para que lo sacaran del partido por ser un malísimo jugador: «¡Buuuu! ¡Saquen al Cri! ¡Malo... terrible malo! ¡Buuuu! ¡No le sale!» De pronto se vio con el balón en los pies y lo pateó con fuerzas, por si lograba el gol de media cancha. Fue una mala decisión, pues la pelota comenzó a planear como un avión de papel en dirección de su propio arco y... autogol. Ahora el marcador indicaba cuarenta y uno a cero y los abucheos se multiplicaban. Al segundo, de la nada, el árbitro cobró un tiro libre a favor. Cristóbal se acercó para patearlo, pero al momento de acomodar la pelota en el punto indicado cambió repentinamente de escenario, directo a la ceremonia de matrimonio entre el Petiso Álvarez y Camila. ¡Eso sí que era horripilante! Ver que ambos se besaran en la boca y quedaran con un bigote de leche... ¡Puaj!

«Se le hace al Cris», dijo Camila con un rostro macilento y fantasmal. Cristóbal se echó hacia atrás del horror, volviendo al campo de juego en el que ahora los futbolistas, de ambos equipos, poseían unas cabezas más infladas de lo común. ¡Enormes! Y para colmo de males todas tenían su cara, con las pestañas más largas, y llevaban un bigote lechoso que lo atormentaba. «Se le hace con las mujeres, se le hace con las mujeres», repetían sin cesar.

Cristóbal lanzó un grito y despertó de un sobresalto.