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JERK

Sí, esto iba a ser un especial de Pascuas. Pero como verán la vida me odia y como soy algo así como hija de Lucifer estuve horrible toda semana santa así que, ¡aquí vamos!

[ one-shots perteneciente al universo de Dead from the neck up ubicado entre los capítulos 51 y 52 del mismo, tercer año de Harry Potter y Tom Riddle en Hogwarts ]

;)

•••

—Harry —Tom se detuvo mirándolo con sorpresa y pánico unos momentos mientras se acercaba a él saliendo del Gran Comedor— ¿qué tienes en el cuello?

Harry jugueteó con el colgante plateado, más específicamente con la cruz colgando en la punta. Plateada, fina y delicada, Tom se apartó cuando Harry la arrancó de su cuello y la acercó a él con una sonrisa ancha.

—Harry —Tom alzó las manos imponiéndolas ante él— no es gracioso.

—¡Lo es! ¡Tienes que ver tu cara! —Harry soltó una carcajada mientras avanzaba un par de pasos más y lo acorralaba contra la pared— La bajaré si me besas.

—No tienes que amenazarme para recibir un beso, ¿sabes? —Tom apartó su muñeca y tiró de su brazo para besarlo con lentitud unos cuantos segundos. Antes de que Harry se diera cuenta Tom tenía la cruz envuelta con la manga de su túnica, de pronto haciéndola arder en llamas renegridas hasta deshacerse en gotas contra el suelo.

Harry hizo un puchero.

—Eso no se vale. Era un regalo.

Tom se cruzó de brazo mientras enarcaba una ceja.

—¿Quién coño te regalaría una cruz a ti?

Harry pareció meditárselo.

—Bueno, si lo pones así no es creíble. Pero fue Draco —hizo una pausa con la mirada de Tom el doble de incrédula sobre él—. Así tampoco suena creíble.

—Harry... —Tom frotó sus sienes con molestia— ¿de dónde sacaste esa cruz? Era de plata. No cualquiera podría tenerla. ¿A quién mataste ahora?

Con una mueca más parecida al enojo que a la rabieta Harry tiró de la mano de Tom, arrastrándolo hasta el Gran Comedor y empujándolo dentro. Tom se incorporó con una expresión de fastidio que, para todos, pasó desapercibida teniendo en cuenta el ejemplar espectáculo que Draco Malfoy estaba dando sobre la mesa de Ravenclaw con sus alumnos repasando las clases y apuntando temas de estudio alejándose lo más posible de Draco Malfoy sin hacerle caso alguno.

Draco tenía una expresión casi insana mientras hablaba con mestizos como si estuviera...

Tom sujetó a Harry con fuerza del brazo.

—¿Qué has hecho?

Harry alzó ambas manos al aire, excusándose.

—Juro por Dios que no hice nada.

Tom cerró los ojos con fuerza. Contar hasta dos millones no estaba mal, era casi divertido cuando se trataba de lidiar con Harry Potter.

—¿Qué fue? ¿Imperius? ¿Maldición? ¿Amenaza?

Harry gruñó.

—¡Nada! —se cruzó de brazos sobre el pecho frunciendo el ceño con fuerza—. ¡Nada, nada, nada! ¡Por Dios, créeme!

Tom sonrió para no gritar y, dando la media vuelta, salió a toda velocidad de Gran Comedor. Harry se contuvo varios segundos antes de estallar en carcajadas.

—¡Harry! —Hermione, sentada junto a Daphne en la mesa de Slytherin, lo regañó con el ceño fruncido—. No debes reírte de Ian de ese modo. ¿Qué te ha hecho? Hasta parecía asustado.

Harry se encogió de hombros. Daphne, a un lado de Hermione, acabó de sujetar uno de sus mechones de cabello detrás de su oreja para que no cayeran sobre su rostro cuando se inclinaba a comer con expresión de desinterés.

—Supongo que Ian es... ¿agnóstico? No tiene mucha fe —trató de explicarse sentándose en frente de ambas. Se volteó a medias para ver a Draco que, con expresión febril, trataba de convencer junto con otro Ravenclaw de quinto sobre el camino de Dios.

—Esto es lo más hilarante que he visto en meses —murmuró Daphne cuando sus ojos volvieron a posarse en Draco—. Y no me estoy riendo porque quiero mantener la compostura y mi risa es todo menos silenciosa. Lo juro.

Harry asintió mientras Hermione ponía los ojos en blanco.

—Yo creo que es un poco raro —comentó por lo bajo—. Es decir, Malfoy siempre se expresó como... nunca le importó demasiado la religión —alzó las cejas—, y siempre odió las festividades y creencias muggles. ¿Por qué de pronto le interesaría ahora?

Harry se encogió de hombros.

—No tengo idea —respondió simplemente—. Pero mientras no se acerque a mí con agua bendita, todo genial. Ian me robó esa cruz que me regaló. Espero no haya sido muy costosa. Era de plata, ¿verdad?

—Lo era —murmuró Blaise, sentándose a su lado con una pequeña caja de madera entre sus manos—. Draco las envió a hacer esta mañana con una amiga de mi madre que trabaja haciendo joyerías. A decir verdad, fue... sorpresivo, pero bueno, creo que se gastó como sus buenos cien galeones en todas.

Harry silbó por lo bajo robando otra de la caja que Blaise tenía entre sus manos. El muchacho se encogió de hombros y se las ofreció a Daphne y Hermione; ambas negaron con expresión entre curiosa y molesta.

—No deja de sorprenderme... —Hermione fruncía el ceño—. ¿Quizá deberíamos hablar con él? Puede ser que esté buscando redescubrirse espiritualmente y esas cosas.

—Yo creo que sólo está fastidiando —resopló Blaise—. Se gastó cien dólares en cruces de plata, cincuenta en colgantes más costosos y otros veinte en un rosario que no tengo la menor idea de para qué lo quiere si no es para una mala fiesta de Halloween muggle. Parece para matar vampiros.

Harry le miró alzando una ceja con incredulidad. Blaise se encogió de hombros brevemente.

—¿Qué? Tomé Estudios Muggles para bajarle el estigma a Slytherin y que los Gryffindors de mierda nos dejen de atacar en los pasillos, ¡no es que fuéramos a maldecirlos todo el tiempo, joder! Y, en fin, nos hacen ver películas para familiarizarnos con las culturas. Algunas son buenas —chasqueó la lengua mientras rebuscaba al fondo entre las pequeñas cadenas de plata para extraer una— Mandé a hacer esta para ti. Será tu regalo de cumpleaños, por cierto, así que cuídala.

Harry soltó un chillido mientras atrapaba el colgante de plata con la "A" de anarquía pintada en rojo sobre la plata circular que reemplazaba el lugar donde debería estar la cruz. Blaise le dedicó una sonrisa suave antes de seguir ordenando las cadenas para levantarse, despedirse con un guiño a las chicas e ir tras Draco.

—Blaise no parecía extrañado —murmuró Daphne, arrastrando apenas el tenedor por el plato de oro haciendo chasquear los metales entre si y consiguiendo que Harry apretara los dientes—, ni tú menos. ¿Qué ocurrió? Estoy segura de que estás detrás de todo esto. No soy tonta, aunque sea rubia. Lo que por cierto no tiene demasiado sentido.

Nada de lo que hace Harry tiene sentido —murmuró Hermione— pero así lo apreciamos y todo eso.

Harry sonrió y suspiró. Hermione recargó el rostro en sus manos y sonrió apenas elevando la comisura de sus labios.

—Entonces, ahora que he subido tu ego, ¿qué le hiciste a Malfoy?

Toda la expresión cálida se borró del rostro de Harry, quien golpeó la mesa y abandonó la mesa del desayuno casi sin tocar el plato. Daphne soltó una risita que cubrió rápidamente con su mano para desviar la mirada tanto de Harry como de Draco, ahora de pie sobre la mesa y haciendo movimientos tan gráficos al hablar que parecía estar acuchillando el aire.

...

—¿Tú también tienes una? —preguntó Tom, hosco, al chocarse con Severus en el pasillo. El hombre con la cruz de plata en su cuello y la túnica negra abotonada bien podría parecer un sacerdote, pero con pinta de ser un asesino escondiendo las manchas de sangre en el negro de la túnica.

Severus sonrió con malicia.

—Un poco de respeto ¿no? —enarcó una ceja, burlón, antes de pasar junto a Tom y revolverle los cabellos—. Tengo la seguridad de que estos días serán, como mínimo, entretenidos...

—Tú sabes lo que hizo Harry —Tom no necesitaba siquiera ser adivino. Severus parecía, más que disfrutarlo, estar totalmente divertido con las ocurrencias de Draco de estar repartiendo volantes religiosos, hablando y leyendo de una vieja Biblia que le había pedido a Regulus y totalmente entusiasmado con cualquier tipo de situación que implicara hablar con cualquier ser viviente de sus nuevas creencias con una pasión que se salía de lo lógico—. Draco está maldito o algo así. Y lo estás dejando... ¿por qué razón?

Severus sonrió apenas un poco más, su expresión mucho más como una mueca maliciosa que como una verdadera sonrisa.

—Muchas personas suelen asumir apresuradamente que los Slytherin son, como mínimo... inteligentes —Severus se cruzó de brazos a un par de metros de él, mirándole con un desdén burlón—. Es gracioso como, realmente sin tener idea de nada, son capaces de comparar a los Slytherin con los Ravenclaw. No me queda duda de que hay algo muy diferente entre ambos y es que: los Ravenclaw harán todo por tener la respuesta, y los Slytherin, en cambio... sólo manipularemos la información hasta que sea lo que nos sea útil —su sonrisa desapareció con la diversión oscura en su mirada—. No intentes quedar como un Ravenclaw fastidioso adivinando y trata de buscar por ti mismo las respuestas. No siempre puedes saberlo todo, ¿verdad?

Tom trató de sonreír con cinismo para trabar sus mandíbulas y no soltar maldición tras maldición mientras Severus se encogía de hombros y se marchaba. Verdaderamente Harry era una muy mala influencia para todo el que estuviera cerca de él, sea niño, joven, adulto o profesor.

Resopló. Tenía que pasar para devolver los libros que Harry le había dicho mientras seguía tratando de tomar fotos de Draco vestido con las túnicas más sobrias y la enorme cruz en el cuello "para futuros chantajes". Frotó su frente en círculos, molestándole con cada sensación en el aire...

Los humanos eran tan jodidamente raros.

...

—Entonces, tercer día de Draco impartiendo el nombre de Dios —Harry alzó las cejas, burlón, mientras Tom tallaba su frente al dejarse caer a los pies de la cama consiguiendo que Harry apretara las piernas contra el pecho y apartara el libro entre sus manos—. Tommy, ¿alguna respuesta a su tan extraño comportamiento? ¿O sigues tratando de adivinar?

—Como no me digas voy a destriparte.

Harry tiró de su cuello la pequeña cruz, enseñándosela con una mueca burlona. Tom puso los ojos en blanco y jaló de la cadena, rompiéndola y derritiendo la plata entre sus dedos. Harry volvió a hacer su puchero.

—Estoy pensando seriamente en que me conviene más tatuarme una que seguir usando de estas, al menos no podrás derretirme la piel...

—¿Quieres apostar? —siseó Tom. Su cabeza no dejaba de doler con pinchazos más que agudos. Harry esbozó una sonrisa juguetona.

—Sólo inténtalo y te prohibiré volver a tocarme. Hay gente que mataría por hacerlo. Y veremos quién sale ganando o perdiendo aquí —parpadeó con galantería y una mueca arrogante que le arrancó a Tom un gruñido frustrado más animal que humano mientras frotaba con fuerza su cabeza—. ¿Qué tanto dolor? Ya no hay más cruces cerca.

—No son las cruces —Tom arrugó la nariz—. Es... lo que está detrás de ellas. Draco está haciendo el ambiente totalmente insoportable.

Harry extendió su mano a Tom quien hizo el ademán de sujetarla para dejarse arrastrar por Harry hasta quedar ambos, lado a lado en la estrecha cama de su habitación de Slytherin.

—¿Qué tiene el ambiente? —preguntó, acercándose a Tom lentamente— ¿Puedo hacer algo para que dejes te tener tanta cara de odio al mundo? Esa es mi expresión por defecto.

—Puedes matar a Draco, eso me haría inmensamente feliz —Tom enterró la cabeza en la almohada—. Las cruces no espantan a los demonios. Lo hace la fe detrás de ellas. Y tampoco me espanta, sino que... me repugna hasta enfermar.

Harry pareció pensarlo unos momentos.

—Supongo que tiene lógica. No sirve de nada un símbolo si no crees en él —alzó las cejas—. Bueno, creo que deberé de hablar con Draco para que deje de convertir al catolicismo a todo Hogwarts. Ha estado siendo divertido y todo, pero... bueno, no me gusta que te den dolores de cabeza, pareces más peligroso que yo y no es algo que me sea útil.

Tom lo pellizcó con fuerza. Harry chilló y lo apartó de una patada que Tom esquivó, riéndose entre dientes con la expresión de Harry mientras se frotaba el brazo, enfurruñado.

—Eres tan adorable, mi pequeño bebé psicópata.

—Jódete.

...

Harry inhaló profundamente.

—Draco, creo que...

—¿Crees? ¿Exactamente en qué? ¿Quieres consultarlo conmigo? ¿Tienes dudas de tu fe?

Harry no evitó soltar una carcajada.

—Creo que te estás excediendo —lo sujetó con fuerza de los hombros. Draco se pasó las manos por el cabello, apartándoselo del rostro y gruñendo por lo bajo—. No hay nadie cerca, deja de fastidiar.

—¡Es que...! —parecía al borde de hacer una rabieta. Harry soltó una risita.

—Lo sé —se encogió de hombros— pero tú metiste la pata y tú debes hacerte cargo de tus acciones. Ahora, ¿puedes intentar ser menos agresivo? No toda la gente disfruta encontrarse cruces de plata en sus bolsos. Y creo que Remus ha estado con gafas de sol la mitad de la semana.

Draco palideció incluso más que su propio tono.

—Oh... —mordió su labio, molesto— bueno, supongo que puedo tratar de hacerlo más sutil. ¡Pero no quiero quedarme sin lo que, por derecho, me corresponde! Es decir, es algo que todos tienen derecho durante la gran parte de sus vidas, ¿por qué deberían negármelo?

Harry extendió su sonrisa.

—Bueno, tú tuviste la idea de hacer este extraño motín en vez de luchar por lo que te corresponde por medidas legales como yo —batió las pestañas juguetonamente. Draco enarcó una ceja.

—¿"Medidas legales" es chantajear a Regulus hasta que haga lo que quieres? Aunque no entiendo por qué te molestaste. Siempre todo el mundo hace lo que quieres.

Harry le sacó el dedo corazón aún con su expresión de galantería. Draco acabó por empujarlo fuera de su camino y suspiró.

—Así que dices que... ¿me deje con esta mierda? De verdad odio tener el pelo engominado. Me hace doler la cabeza el aroma de esas pociones, ¿cómo puede padre tener el cabello así todo el maldito día y no morir de dolor?

—¿La costumbre? —Harry se encogió de hombros y lo despeinó con la mano—. Puaj, parece baba. Ve a lavarte y si regresas a tiempo robo unas escobas para que se te pase el fanatismo religioso con tu normal fanatismo por el Quidditch.

Draco sonrió triunfante y echó a correr. Con el sol casi totalmente puesto y el último viernes antes de la última semana de clase previa al breve receso de vacaciones de Pascua, Harry tenía la certeza de que Regulus Black podría saber ya que, cuando Draco Malfoy se proponía algo, lo conseguía.

...

—Quiero decir unas nobles palabras a todos los presentes —murmuró Draco, alzando su copa de oro. Estaban con las pocas personas que habían quedado en el castillo después de que mestizos y sangresucias salieran rumbo a sus hogares por la siguiente semana. Harry atacaba su almuerzo de salchichas asadas y pastel de carne sin siquiera importarle una mierda unas cuantas miradas burlonas de parte de Hermione al otro lado de la mesa que habían reunido para almorzar allí justo al igual que en navidades—. En las últimas semanas me han visto comportarme de una de las formas más extrañas que podrán haber visto, y es que sí. Fue cegado con el fulgor de una nueva fe. Pero eso no signifique que deje de ser yo mismo. Luego de reflexionarlo muy atentamente, he decidido que... la religión no es a lo que dedicaré mi vida, por lo que mis creencias se mantendrán para mí —inclinó levemente la cabeza.

Del otro lado de la mesa Regulus soltó un enorme suspiro.

—Vale. Tú ganas. No habrá clases durante las vacaciones para ti —su gruñido fue más burlón que otra cosa—. Pero deberás hacer un ensayo para cerrar el curso del impacto de las religiones en el ambiente mágico durante el desarrollo de las comunidades y lo que implicó. Dos pergaminos, sin falta.

Draco expuso una enorme sonrisa arrancándose la cruz del cuello con un tirón y despeinándose a la vez con movimientos rápidos de sus manos, soltando un suspiro totalmente liberado. Tom, junto a Harry a un par de sillas de distancia, lo observó totalmente extrañado antes de encontrarse con la mirada de Harry, que apenas sostuvo sus ojos en los suyos echó a reír a furiosas carcajadas.

—¡No puedo creer que hasta último momento hayas pensado que yo tenía algo que ver! —gritó, frotándose los ojos para apartarse las lágrimas de allí mientras intentaba recuperar el aliento entre las poderosas carcajadas—. Es decir, ¡Ian! ¡Por favor!

—De entre todas las personas que hay aquí capaces de conseguir que alguien haga algo que jamás creeríamos, tú eres el primer sospechoso —Tom frotó su frente en círculos—. Así que... ¿Qué ocurrió?

—Supongo que tengo la culpa —Regulus recargó el peso de su cabeza contra su mano con una expresión apenas burlona—. Sucede que nuestro joven Malfoy se estaba quejando de que no iba a hacer sus deberes porque se acercaban las vacaciones de Pascua, que los haría allí... Y se me ocurrió decirle que, de modo que él no era creyente en esas festividades, bueno... que no tenía por qué tomarse esos días como libres, yo seguiría estando en el colegio y le tomaría clases de todas maneras.

—Al día siguiente Draco ordenó cruces, túnicas, pociones de peinado y apareció predicando el nombre de Dios —completó Harry con una expresión burlona que consiguió sacarles sonrisas a casi todos los presentes en ese desayuno. Tom frotó sus ojos con un poco más de fuerza de lo necesario— para demostrarle a Regulus que sí creía en esa fe y esas cosas, y tener sus tan prometidas vacaciones de pascua para, en realidad, hacer sus trabajos en la madrugada anterior al regreso a clase. O en la clase anterior a Historia. ¿Verdad, Draco?

—Muérete —gruñó Draco, arrastrando delante de sí un plato de jamón y huevos revueltos junto con un plato de pastel de carne decorado con queso—. Como es obvio que de verdad me importa un carajo todo esto voy a comer lo que se me antoje. ¡Y seré feliz!

La mayoría de la mesa soltó risas entre dientes mientras Draco atacaba su almuerzo. Harry le lanzó una mirada burlona otra vez a Draco antes de regresar sus ojos a Tom con picardía.

—Te lo compensaré —murmuró apenas sin sonido de sus labios. Tom enarcó una ceja—. Como quieras o se te ocurra. Será divertido, ¿no crees?

—Lo sería —murmuró Tom de la misma manera, pero sin siquiera hacer contacto visual con él— si tan sólo no tuviera un dolor de cabeza mortal. Los demonios no nos llevamos con la fe de los de arriba, y ahora que Draco predicó bastante bien una fe en la que ni siquiera él creía, ¿cuánto crees que te tome satanizar a todo el colegio? Entonces podría pensarlo.

Harry frunció el ceño y siguió comiendo en silencio con la expresión más seria que podría tener en su rostro. Aunque, más que seria, era pensativa. Regulus le alcanzó un poco de zumo de calabaza a Severus, a su lado, que parecía bastante ocupado tratando de pedirle un favor a McGonagall sin usar las palabras "por favor", los ojos de ambos quedando de pronto en la expresión meditabunda de Harry.

Regulus suspiró.

—¿Cuánto tiempo crees que se demore? —preguntó en voz baja. Severus enarcó la ceja y compuso una mueca incoherente entre desagrado y desdén ante la expresión de Harry mientras comía.

—¿En elaborar un plan o en hacer caos? Creo que tendremos un fin de año movido.

—Yo apuesto tres horas —murmuró Remus por detrás de ellos, arrastrando la silla junto a Regulus y tomando asiento allí, dejando a McGonagall tratar de seguir exigiendo las amables palabras de parte de Severus—, en cualquiera de las dos opciones. Plan y caos. ¿Tienes la cámara, Regulus? Creo que a Sirius le gustaría la opción de ayudar a Harry en ese plan y necesito tener fotos de la primera travesura de ambos.

Regulus cubrió su boca con la mano mientras reía entre dientes.

—Eso sería gracioso.

—Demasiado.

...

Al final no fueron tres horas, sino tres días en que comenzara a manifestarse el caos. Cuando todos los alumnos regresaron de las vacaciones de Pascua y días después estaban cargados con los libros más muggles posibles sobre satanismo, diablos, seres diabólicos, entidades místicas oscuras, el mismo Dumbledore tuvo que confiscarlos todos como "material prohibido".

—No vaya a realizarse algún tipo de invocación a un ser oscuro de entre las tinieblas del abismo por error, Albus —se burló hoscamente Regulus mientras Tom, en la mesa de Slytherin, parecía mucho más recompuesto que días atrás, o al menos con una sonrisa divertida mientras Harry reía y sonreía casi sobre su regazo rodeado de sus compañeros de Slytherin, todos con bonitos (y baratos, por supuesto) collares de estrellas de cinco puntas pintados de rojo con el mismo esmalte del cual estaba pintado el de Harry, la anarquía roja brillando contra la corbata verde de Slytherin.

•••

Vamos a fingir que todavía es domingo y aplica a la fecha (?).

Muchas gracias por leer ;)

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Besos, abrazos y hasta pronto!

xxx G.

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