Extra I
Hello, my name is Mr fear. 😈
Ajslslaksksk, es la letra de una canción de Siamés xD
Como estan? Espero que bien, yo ando trabajando y jugando, Sky puede ser adictivo la neta F. También compré por primera vez a Netflix y crunchyroll desde el mes pasado y me ando de desaparecida por culpa de eso. Me tienen que entender, al fin puedo ver los animes qué siempre quise a buena calidad :')
También habrá otro extra, algún día, voy a poner a mis pensamientos en orden para escribir otra historia, puede que me tarde, tengo el plan de escribirla completa antes de subirla, así podré subir un cap por semana hasta que acabe, ✨🐜
Ya cumplí mi sueño de hacer un fic largo, ahora voy por este xD
Bueno, sin más, espero que les guste este extra!!
(...)
El cantar de los pequeños pájaros fuera de su ventana anunciaban el amanecer de otro hermoso día, el sol dejó que sus rayos se posaran sobre cada techo en la ciudad y hacían que cada gota de rocío brillará como si fuera un diamante, iba a ser un día perfecto, de eso estaba seguro el pequeño rubio dentro de la habitación al frente del enorme cerezo lleno de aves.
Hazuka, como se llamaba el menor, se levantó de la cama en cuanto escuchó los sonidos afuera y el leve resplandor brillaba en sus cortinas. Buscó rápidamente una de sus medias, se le había perdido mientras dormía y el piso en la mañana era muy frío para caminar descalzo sobre él. Además, estaba seguro que a su madre no le iba a gustar verlo con los pies descubiertos, "¡te vas a enfermar!", ya lo podía escuchar.
—¡Te encontré! —susurró victorioso, estaba debajo de su almohada, ¿cómo llegó allí?
Ni idea, pero la cuestión era que ya la había encontrado y ahora si podía salir de su cuarto, una vez se colocó la media, claro está. Hazuka se bajó de su cómodo nido lleno del aroma de sus padres y casi caminó de puntillas a la puerta, la abrió con cuidado antes de asomar la cabeza, miró a ambos lados tratando de ver si había algún guardia o sirviente cerca, al no encontrar muros a la costa, salió.
Por suerte el piso de madera no rechinaba, aunque de todas maneras caminaba despacio y ligero para no despertar a nadie de las otras habitaciones en el pasillo, el cuarto de sus padres estaba al final, en donde las puertas eran más grandes con bordes tallados. Hazuka tenía la difícil misión de pasar por el frente de todas las otras puertas para llegar a su objetivo.
No estaba muy lejos, pero duró un par de minutos llegar hasta la puerta corrediza de la habitación de sus padres, el menor apretó un puño en señal de éxito, nadie se despertó y ahora solo le tocaba entrar y meterse en el nido de los mayores, solo así sería el primero en felicitar a su madre por su cumpleaños, no podía dejar que otro le arrebatara ese derecho, iba a cumplir cinco años; sin embargo era más listo que los demás.
Hazuka sonrió para sí mismo, iba a deslizar suavemente la puerta para tener una apertura en la cual meterse. Pero, la puerta se abrió antes de que pudiera tocarla, el pequeño rubio dio un salto del susto y casi cayó de trasero al suelo, eso definitivamente habría despertado a los otros, por suerte no gritó, aun así, fue descubierto en su plan, adiós a toda su planificación de horas.
—Enano, ¿qué haces despierto tan temprano? —preguntó el mayor aún en el umbral de la puerta mientras miraba hacia abajo, Hazuka quiso llorar, todo su esfuerzo no valió nada—, hey, no te pongas así.
El rubio mayor de agachó a la altura de su mocoso, ambos pares de ojos rojos se miraron fijamente, un par más brilloso y lloroso que el otro, Hazuka absorbió su nariz sin derramar lágrimas, sabía que no era culpa de su padre, pero de todas formas lo frustraba un poco.
—Y-yo solo quería… —La voz del menor se quebró y el rubio mayor no sabía qué pasaba, ¿fue una pesadilla? ¿Alguien lo molestó?, ¿Se cayó de la cama? Muchas preguntas, pocas respuestas.
—¿Kacchan, que ocurre? —preguntó una suave voz desde el interior del cuarto, Katsuki arrugó un poco la frente antes de responder, pero entonces fue como si un "click" hubiera sonado en su cabeza, ya sabía que le pasaba a su renacuajo.
—Un intruso, al parecer, no le gustó ser descubierto. —Katsuki tomó al menor en brazos, regresó hacia dónde estaba su omega, sentado en la cama y secándose el cabello, por suerte la ventana fue abierta desde un rato y los aromas de ambos se habían ventilado.
—¿Hazuka? —Izuku dijo confundido al ver a su pequeño en brazos del enigma, notó sus ojos aguados y se preocupó—, mi bebé, ¿que pasó?
El pecoso dejó la toalla con la que secaba el pelo de lado, abrió los brazos para recibir al pequeño rubio que se aferró a él rápidamente. Hazuka suspiró una vez alcanzó el cuello de su progenitor, calmó sus pensamientos y ronroneó, se abrazó con fuerza sintiendo como si cariño era devuelto en besos en su cabello, ya no le importaba si no pudo llegar cuando sus padres estaban durmiendo, de todas maneras su misión era exitosa.
—Feliz cumpleaños, mamá. —murmuró el menor, contento y satisfecho.
—Oh, ¡gracias, corazón! —Izuku sonrió enternecido, "así que, por eso el pequeño drama", suspiró internamente.
—¿Papá ya te dijo feliz cumpleaños? —Hazuka preguntó, pero era algo obvio, él siempre era el que lo hacía primero, después de todo se despertaba a su lado. Izuku miró al otro lado del cuarto, en donde Katsuki se arreglaba para el día, al verse el rubio le sonrió de forma ladina e Izuku se sonrojó.
—Sí, cariño, tu padre lo hizo. —El omega respondió con el rostro rosado, Hazuka solo ladeó el rostro sin saber porque su madre estaba tímido.
(...)
El emperatriz apenas iba saliendo de su habitación cuando fue abordado por todos sus cachorros, quienes tenían el cabello con un variado tono rubio, pero ninguno verde, eso entristecía a Izuku, ya que al parecer solo hacía clones y más clones a su esposo, tantos meses de gestación para crear a otro rubio de carácter fuerte y gruñón.
—¡Feliz cumpleaños, mamá/madre! —exclamaron los menores, frunciendo un poco el ceño al ver a un pequeño rubio ya en los brazos del omega—, ¡quedamos venir todos al mismo tiempo!
Hazuka los ignoró, se abrazó del cuello de su madre y les sacó la lengua, él no había quedado en seguir el trato, no lo podían culpar de nada. Siendo el octavo príncipe, obviamente sus hermanos mayores no lo dejarían tener el primer abrazo o beso del pecoso, tuvo que buscar sus propios medios para ello.
—Muchas gracias, mis pequeños. —dijo el peliverde enternecido, dejó a su hijo menor en el suelo con cuidado y recibió todos los abrazos que los otros estaban ansiosos por darle.
Katsuo fue el primero, era su hermoso cachorro, tan grande y fuerte como su propio padre, extrañaba con toda su alma a ese pequeño que mecía en los brazos, ahora tenía que alzar la cabeza para poder verlo. A sus diecinueve años, era todo un enigma hecho y derecho, lleno de músculos y de espalda ancha. No por nada el pobre Daisuke suspiraba por él, era todo un casanova.
—Madre, mis hermanos y yo queremos ir contigo a un paseo, ya que habrá fiesta y no podremos tener un momento solo nosotros después de que inicie. —Katsuo se inclinó con cariño ante el toque que le daba el mayor en su mejilla, podría ser un hombre imponente para muchos, pero para su madre, seguiría siendo aquel niño que se quería meter en los estanques de los peces koi en el jardín.
—Es buena idea, ya sabes como es tu padre, va querer que la celebración de mi cumpleaños dure incluso días. —El pecoso suspiró, esa fecha ya era prácticamente una celebración de festival para el imperio, no se quejaban de que fuera así, pues Izuku se había ganado el amor de toda su gente.
—Es algo que te mereces, la fiesta puede incluso durar todo el mes si quisieran. —habló esta vez Taro, su segundo cachorro, quien le hacía competencia a su hermano mayor en cuanto a estatura y cuerpo, tenía casi dieciocho.
Era el mayor de los trillizos, cabellos rubios cenizas, rizado y con ojos rojos, no tan afilados como los del emperador, pero severos al momento de enojarse, era algo que ellos tenían en común, hasta algunos hábitos y comportamientos, solo los podía diferenciar por sus pecas, cada uno tenía una en una parte distinta del rostro, Taro la tenía debajo de su ojo izquierdo cerca de su nariz.
"Iguales a su padre". Izuku sollozó internamente, no perdía la esperanza de llegar a tener un pequeño bebé parecido a él, o al menos a un omega, todos, para su desgracia o buena suerte, eran enigmas, algo bastante sorprendente para su imperio, pero no sorprendente para él, pues sabía bastante bien la sangre fuerte de su enigma. Aunque el pecoso no tomaba nada para evitar los embarazos ya habían pasado cinco años desde el último, al parecer su útero se tomó unas vacaciones.
Hazuka podría ser su última oportunidad para tener a un niño omega, deseaba que fuera uno, estaba aburrido de tener que lidiar con tontos enigmas territoriales, siempre parecían en guerra, mirando quién conseguía más su favor, incluso Katsuki estaba involucrado en eso, los amaba a todos por igual y sus bebés podían compartir todo sin problemas, menos su atención, a veces siente que los mima demasiado.
—Entonces debemos apurarnos antes de que inicie la ceremonia. —Izuku dijo, se fue junto a todos los príncipes al comedor en donde la gran mesa ya estaba llena con todo tipo de preparaciones.
Al parecer los cocineros se habían esmerado en gran medida para el desayuno, haciendo los favoritos del emperatriz, desde el tocino más crujiente hasta el panqueque más esponjoso. Al peliverde se le hizo agua la boca rápidamente, cada quién tomó su lugar en la mesa y no pasó mucho antes de que Katsuki apareciera, nunca llegaba tarde a ninguna comida y menos ese día tan especial.
—Kacchan, ¿pudiste terminar con ese asunto de urgencia? —preguntó el pecoso mientras le servía una taza de café a su esposo, tomó esa costumbre, la verdad le gustaba hacerlo, aparte de entregarse siempre a esa ardiente pasión en la cama con el enigma, no podía hacer muchas cosas por él siendo emperadores. Servirle alguna bebida lo hacía sentir hogareño.
—Sí, no era algo grave, pero cierto mocoso debería de dejar de meterse en problemas. —El rubio entrecerró los ojos hacia un miembro de los trillizos, Tomeo, quién comía silenciosamente un pan untado con mantequilla y volteaba su rostro hacia otro lado, su perfil derecho dejaba ver claramente una pequeña peca debajo de su ojo.
Izuku suspiró, otra cosa de los terrores que tenía por hijos eran sus travesuras, los gemelos de ocho años habían conseguido de quien sabe donde una tinta rosada que era bastante llamativa y la mezclaron con el agua del estanque en el que se lavaban los uniformes de los soldados.
No hace falta dar muchos detalles de lo que pasó con eso, solo decir que tuvieron que mandar a hacerle nuevos uniformes a más de la mitad de los hombres que daban su servicio en el palacio, y eso solo fue la semana pasada. No quería ni preguntar que hizo su terror adolescente, menos que involucrarse a las hijas o hijos omegas de los miembros de la corte.
—Iguales a su padre. —Tan impulsivos como él, después de murmurar aquello, el rubio a la cabeza de la mesa lo volteó a ver con una ceja alzada, pero Izuku imitó la acción de Tomeo y volteó hacia otro lado mientras absorbía gustosamente su vaso de jugo.
—Como sea, al parecer, el rey Ciel llegó no hace mucho al palacio, quiso venir a tu cumpleaños y a hablar contigo sobre algo importante, según él. —Katsuki murmuró, comía tranquilamente su desayuno mientras informaba y sus renacuajos solo paraban la oreja, no se metían en la conversación, pero no significaba que no estuvieran al pendiente de ella para meterse en más problemas.
—¿En serio? ¡Que alegría, no fui avisado de nada, seguramente quiso que fuera una sorpresa! —La relación entre Inglaterra y el imperio de Japón era bastante fuerte, con sus omegas regentes como amigos era difícil que esas tierras se vieran de otra manera.
Desde la boda del pecoso, la conexión entre ambos se forjó rápidamente, se ayudaban mutuamente de forma económica y gracias a eso tenían muchas más cosas extranjeras de esas tierras. Como los chocolates europeos, eran tan deliciosos y cremosos que Izuku los adoraba con toda su alma, cada vez que el pecoso se molestaba con Katsuki, este sacaba algún bombón de chocolate para hacerlo caer de nuevo.
Era muy difícil no hacerlo, porque una vez el enigma aparecía en su habitación con tales tentaciones no podía no perdonarlo por cualquier tontería que haya hecho. Nada grave la verdad, Katsuki siempre estaba a su lado, dándole cariño, amor y placer, nunca se molestaba con él, claro que esos celos posesivos seguían siendo parte de su "muestra de amor", pero ya sabía cómo manejar esa parte de su pareja.
Además, llevando la marca en su cuello era más que prueba de que no podría ver o estar con otro alfa aunque lo quisiera con todas sus fuerzas. Con el tiempo, Izuku también se enamoró de su tonto y pervertido emperador, siempre lo acaba de quicio, como la vez esa que un guardia casi los descubren teniendo relaciones en la biblioteca del palacio.
El omega quiso negarse, era un sitio público al que iban algunos cancilleres a buscar alguna información, guardias que vigilaban que todo estuviera en orden y sirvientes para mantener el sitio limpio. Pero, sus toques y aroma hicieron que fuera empalado detrás de unos estantes, y cuando un guardia pasó demasiado cerca de ellos mientras hacía su ronda por el pasillo a Izuku casi le da un ataque.
Después de eso no quiso hablarle a Katsuki por un mes, pero al segundo día de su ley del hielo llegó con una caja de bombones, eran nuevos, pues al parecer tenían un poco de turrón dulce de maní como relleno, Izuku no pudo seguir con su enojo, el enigma en ese momento se echó uno a la boca y se lo mostró diciendo que solo así podía comerlo.
Bueno, se resistió, lo puede jurar. Y como esa, habían muchas otras anécdotas más que Izuku podría seguir recordando, pero lo mejor era dejar sus pensamientos quietos, no quería volverse a enojar con su esposo a la hora del desayuno. Izuku miró a su alrededor, todos sus cachorros sanos, contentos y hermosos, desde el más pequeño hasta al más grande.
Estaba feliz con el resultado de su destino, aun si eso no empezó de la mejor forma. Por su parte, Katsuki también estaba dichoso mientras veía a su bello omega sonreír satisfecho con sus engendros alrededor de la mesa. Quizás era momento de dejar de poner esa planta en sus tés para que pueda tener otro, sabía que lo quería y se lo había mencionado no hace mucho.
Al parecer se resignó porque pensaba que no podría hacer nada, después de todo, ya tuvo a siete cachorros en su vientre, puede que ya su función se haya cumplido y ahora solo le quedaba disfrutar de sus hijos hasta que se hicieran mayores y los viera partir de sus brazos. Aunque siguiera ese anhelo en su corazón, Katsuki no sabía si era porque le gustaba estar en cinta o pasar esa etapa nuevamente de tener un bebé en sus manos.
Sin embargo, no lo quería ver de esa manera y le cumpliría el capricho, pero solo ese, ya tenía ocho dolores de cabeza como para seguir teniendo más, Izuku era demasiado fértil para su propio bien, esperaba que el próximo no fuera un embarazo que se pasará de dos mocosos como mucho.
Lo tomó por sorpresa el primero, Taro, Tomeo y Tetsuo fueron bien recibidos a pesar de la enorme sorpresa, aunque la anciana Chiyo ya les había dicho que podrían ser más de un bebé al ver el tamaño de la panza de Izuku en sus últimos meses, después de ellos, nació Hitomi, hermosa enigma de cabellos cenizas, rizados y con el rostro lleno de pecas, a Katsuki le gustaba que ella tuviera los ojos redondo de su madre y era una bendición, tan tranquila como cariñosa, sin embargo; también tenía sus arranques de rebeldía algunas veces.
Los gemelos, Yoshio y Kiyoshi, eran su pesadilla, Katsuki estaba seguro que dos demonios poseían los cuerpos de sus hijos, él nunca fue tan terrible de niño, ¿O sí?. Eran gemelos idénticos, de cabellos tan alborotados que no se sabía si era en rizos o en puntas como el de sus padres, sus ojos rojos y afilados, sarcásticos y berrinchudos. Sacaron todo del enigma, según Izuku, y peor.
Hazuka parecía ser el único cachorro con todas sus neuronas en esa familia, deseaba con todas sus fuerza a que siguiera así por el resto de su vida. Aún así, Katsuki amaba a su familia y si Izuku quería otro bebé se lo daría, no importaba que en su futuro más dolores de cabeza lleguen, pero bueno, lo que sea por ver a su omega feliz, tan hermoso y elegante, qué incluso bebía un vaso de jugo con una gracia sin igual. El enigma estaba jodido por él, a pesar de conocerlo toda su vida.
(...)
—Emperatriz, es un gusto verlo de nuevo, feliz cumpleaños. —Ciel dijo sonriente, hizo una pequeña reverencia ante el pecoso sentado en el suelo al frente de una mesa de té.
—Ciel, querido, no seas tan formal conmigo, muchas gracias por venir, me haces muy feliz. —Izuku estuvo por pararse, pero el omega de cabello oscuro no lo dejó, se sentó a su lado y esperó tranquilamente a que la doncella de cabellos blancos que siempre estaba con el omega le sirviera una taza de té.
—Gracias, Eri, espero que tu cachorro haya nacido con buena salud. —Murmuró el mayor tomando un sorbo de su bebida, la muchacha se sonrojó y asintió cariñosamente.
—Sí, majestad. Pronto Yuki cumplirá su primer año, es una pequeña muy energética e inteligente. —Eri respondió sin agregar más, no quería ser entrometida en la reunión especial del pecoso.
A pesar de recibir varías ofertas para ascender en su puesto como sirvienta del palacio, nunca se quiso ir del lado del pecoso. Le gustaba trabajar para él directamente, Izuku podía confiar en ella plenamente y era su consejera cuando la situación lo ameritaba.
—Me alegro mucho, traje un par de cosas para ti, mandaré a alguien después para que te las entregue. —Ante lo dicho, a Eri no le tocó más que asentir levemente, no podía negarse aunque quisiera y le daba vergüenza responder, era una costumbre del rey Ciel.
—Katsuki me dijo que tenías un tema serio el cual tratar conmigo, —Izuku cambió de tema al notar a su doncella con su ya esperada vergüenza, le daría un respiro al tener la atención de Ciel sobre él—, dime, ¿hay problemas con los envíos o entregas de mercancías?
—Oh no, las rutas van sin problemas, no es de eso que quiero hablar, es más bien, sobre el futuro. —Ciel tomó una galleta y la mordió, notó la confusión en el rostro de su amigo pareciendole divertido—, sabes que tuve problemas en quedar en cinta, y la verdad es algo que ha pasado siempre con los miembros de mi familia, nuestra sangre es muy fuerte y los altas no pueden sobrepasar ese nivel en mis tierras, muy pocos llegan a ser dominantes a duras penas.
—Oh, —Izuku jadeó llegando en él la iluminación, ya sabía lo que quería Ciel—, ¿estás seguro? Tu cachorro todavía es joven, no se puede forzar algo que al final puede no ser correcto. Además, somos de dos continentes muy diferentes.
—Nora se presentó como omega en su quinto cumpleaños, sabía que algo así podría pasar y por eso pospuse su celebración, los bastardos del congreso ya presionan para que busque un futuro alfa para él, pero sinceramente, las opciones me decepcionan. —El de cabellos oscuros sacudió su mano con desdén.
Miró los pretendientes de su pequeño y único cachorro, eran todos alfas débiles, podrían ser hijos de nobles, pero estaba seguro que ellos no podrían llevar a cargo esa importante labor, de no solo cuidar de su reino, sino de aguantar a un Phantomhive como pareja, sería devorado en segundos, después de todo, Nora era su viva imagen. Aunque, también sería bueno forjar lazos más sólidos con el imperio de Japón, sería un gana-ganar.
—Aún así, no podemos obligar a nuestros hijos a formar una relación, somos dos culturas muy distintas, ¿que pasaría si los futuros hijos fueran enigmas u alfas? —Izuku no estaba convencido, podría ser normal en la realeza comprometer a sus hijos desde jóvenes, pero no quería forzar a sus hijos en algo que al final no deseen tener.
—Te entiendo Izuku, no vine aquí con esa exigencia, sólo quiero abrir mis posibilidades y las de mi hijo, lo traje conmigo, puede conocer a los príncipes menores, también familiarizarse con este entorno. —Ciel sonrió, sabía perfectamente los ideales del pecoso.
Miró cómo había cambiado muchas leyes del imperio, ayudando así a que los omegas y alfas puedan tener la mayor oportunidades equitativas, aún hacía falta mejorar más, pero había sido un gran avance para su gente. Lo admiraba por eso, sin embargo, tenía ese deseo egoísta de que su pequeño tuviera solo lo mejor, y que mejor para un Sigma qué un enigma, su contraparte y complemento, como alfa- omega eran entre ellos.
—¿Lo has traído? ¡Qué bien! —El pecoso al fin sintió el ambiente aligerarse un poco, trataría de ayudar a su amigo, pero al final, los sentimientos y decisiones de los menores tenían la última palabra—, quisiera verlo y pasar un rato con él, es un niño tan hermoso, ¡como quisiera tener a un cachorro así!
El sigma de cabellos oscuros asintió y continuó con una charla más amena junto al pecoso sonriente.
(...)
Katsuki arrugó el entrecejo, no podía concentrarse en sus documentos, la razón era algo simple, no sabía si estar molesto o de acuerdo con su esposo. Después de que su sombra le haya informado parte de la conversación que tuvo con el rey Ciel, el enigma no sabía cómo sentirse, ¿sus hijos eran feos?
No había nada de especial en ese mocoso de cabellos negros, con ojos demasiado grandes para su cara, su piel era pálida como la del consorte del rey y una personalidad fría como la de su madre. La verdad, si ese mocoso se quedaba un rato en silencio se podría confundir con una estatua de cera.
Pero todo eso no importa, si Izuku quería otro bebé, esa misma noche se encargaría de dejar su útero al rebozar de su semen (como lo hizo esa mañana), y después que no le esté culpando por sus dolores en el parto, él se lo buscó. Katsuki ya se había decidido, por su propio bien, no iba a mencionar nada de esa conversación; aunque, se iba a vengar.
—¡Padre! —La puerta fue abierta de forma estrepitosa, y el llamado hacia él había sido hecho por los trillizos qué entraron sin importar si Katsuki estaba ocupado o no, al parecer, ya habían vuelto del paseo que tuvieron con su madre.
—¿Ustedes no tienen algo de respeto? Debería de mandarlos a azotar para que aprendan a hacerlo de una vez por todas. —Katsuki gruñó, pero solo eran amenazas vacías.
Primero porque, si hacía eso, Izuku podría odiarlo por maltratar a sus hijos. Segundo, tampoco tendría el corazón para maltratar a sus monstruitos, los quería bastante a pesar de todas sus discusiones, y eso ellos lo sabían, por eso lo ignoraron y se sentaron al frente de su escritorio en el suelo.
—Ya lo hemos decidido. —dijo Taro tomando la palabra, como siempre, siendo el líder de la pandilla, Katsuki supo rápidamente de que se trataba y entrecerró los ojos mirándolos con sospecha.
—¿Seguros? ¿Lo hablaron con su madre? —Era una pregunta muy importante, ya que esa decisión era básicamente el futuro destino de sus hijos, pronto tendrían dieciocho años, debían dejar la capital.
—Sí, es lo que queremos hacer. Además, el tío Shouto dijo que nos enseñaría todo lo que sabe. —Taro continuó con su explicación.
—Lo hemos querido desde aquella vez que nos metimos en la carga que iba para Europa. —Tomeo afirmó con orgullo pero se ganó un codazo por parte de su hermano Tetsuo, la verdad eso no era un bonito recuerdo y fue más que obvio al notar la dura y cansada mirada que su padre les dio.
—Serán mi muerte, estoy seguro de eso. —Katsuki se pasó la mano por la cara—. Bien, después de su décimo octavo cumpleaños se irán con Shouto a terminar de entrenar, espero que hagan crecer nuestra flota naval y conquistemos más tierras con ustedes tres a la cabeza.
El rubio sonrió, sus hijos eran unos demonios, pero era bueno tenerlos como tal, eran prodigios cada uno en su campo, Taro con las armas, Tetsuo con las estrategias y el más aficionado al mar, Tomeo, a quien le gustaba pasar horas leyendo libros de navegación y marítima, estaba seguro que ellos podrían volver a su ejército mucho más fuerte en el mar, cualquier tierra que intente atacarlos por sus costas estará en serios problemas en el futuro.
—¿Acaso te defraudamos alguna vez? Somos enigmas, cualquier isla allá afuera tendrá que ponerse de rodilla ante nosotros. Somos el imperio más fuerte del mundo y lo seguirá siendo con todos nosotros aquí para protegerlo. —Tetsuo colocó su mano derecha sobre el pecho, haciendo un juramento, lo siguieron sus hermanos y Katsuki se sintió orgulloso, mocosos insolentes, le daba ganas de abrazarlo, pero se supone que él es la mano firme en su rol de padre.
Así que solo se cruzó de brazos y le sonrió de forma retadora, esperaba verlos cumplir con eso, nunca en la historia del reino hubo tantos enigmas en la misma generación, agradecía mucho a su omega pecoso por eso, también es una excelente madre que les ha enseñado a sus hijos amor entre ellos, hasta ahora no ha visto celos ni competencia entre ellos, ninguno cuestiona el derecho que tiene Katsuo de ser emperador y espera que no los haya.
—Ya aclarado todo este tema, es hora de irnos, la fiesta de cumpleaños de Izuku comenzará pronto. —El enigma se levantó y salió al pasillo junto a sus hijos, llegando al salón en donde se encontraría con su esposo lo miró hermosamente vestido con un kimono blanco y detalles en rojo.
Se controló a sí mismo las ganas de pegarlo a una pared y besarlo hasta que el sudor escurriera el poco maquillaje que se había puesto en el rostro. Cuando llegó a él le tomó una mano para besarla y raspar suavemente sus colmillos sobre sus nudillos como una promesa silenciosa, Izuku, quién ya conocía los hábitos de su marido, sintió un espasmo recorrer su cuerpo.
Sabía lo que le esperaba esa noche, y la verdad no lo entendía del todo, ¿Por qué ese enigma vivía tan excitado todo el tiempo? Sin embargo, no era algo malo, disfrutaba de ello también, sonrió con las mejillas sonrojadas y tomó del brazo al rubio cuando este se lo ofreció para entrar al salón de fiestas.
Allí, Katsuki se dio cuenta de que sus tres hijos menores no estaban en sus puestos habituales esperándolos al lado de ellos, no, esos tres terrores nocturnos rodeaban a ese pequeño omega hijo del rey Ciel, y oh, se equivocó al pensar en que no iban a haber celos entre sus hijos.
(...)
Los hermanos menores se tiene que ir de la capital al cumplir 18 porque solo el primogénito puede virir allí, ya que esta el palacio de debe gobernar, cosas de reyes y emperadores :D
También, Ciel es un sigma y toda su familia por parte de su madre lo es, por eso casi siempre nace un omega como próximo gobernante, pero Izuku no sabe que en realidad eso no importa, lo que importa es un heredero de alto nivel sin importar que sea alfa u omega, hombre o mujer.
Zaorycast. ✨✨
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