Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo33.

Nunca llegue a pensar que podria escribir un fic tan largo D:

Hello, llegó un evento esperado por muchos 😈😈

Muchos comentarios xfa 🐜✨✨

(...)

El palanquín que lo llevaría al templo era hermoso, un poco más grande que en el último en el que estuvo, hombres grandes y visiblemente fuertes le esperaban para empezar con el trayecto por la capital. La tradición de presentación del novio/a ante los ciudadanos, Izuku sería paseado por la plaza principal de la ciudad para que todos lo pudieran ver.

Así se presentaría al pueblo el rostro del nuevo emperatriz y lo podrían conocer, también su séquito estaría repartiendo dulces extranjeros, monedas de oro y perlas como símbolo de la prosperidad qué traería el nuevo cónyuge al imperio. Izuku estaba solo cuando se subió al palanquín, pues todos sus familiares ya le esperaban para dar inicio a la ceremonia de oración a sus dioses en la entrada del templo.

"Respira profundo, no dejes que los nervios te dominen, empezarás a sudar y el maquillaje de tu rostro se va a dañar".

Izuku trató de que su agitado corazón tomará un ritmo más regular una vez los alfas que lo cargaban dieron inicio el recorrido en cuanto estuvo sentado, por suerte iba cómodo sobre el suave cojín de algodón, sus manos estaban entrelazadas y, como le habían dicho, mantuvo su rostro con una sonrisa suave y alzado.

La gente se acumuló en las calles, curiosos y felices de ver a Izuku en el palanquín real, ellos recibían los regalos dados por el séquito con regocijo mientras le daban bendiciones. Izuku pudo escuchar algunos comentarios, como; "es hermoso", "parece una deidad", "solo su majestad el emperador puede casarse con un omega tan bello"

Esos y muchos otros más hicieron que las mejillas del pecoso se volvieran más rojas, acentuando su rubor del maquillaje. No pudo evitar bajar un poco la mirada para ver a las personas que lo rodeaban, les sonrió tan dulcemente como sus nervios le permitieron, pudo ver a los más pequeños recibir monedas y dulces, escuchar las risas llenas de gozo fue lo mejor de todo ese camino.

Fueron diez minutos de recorrido, cuando la entrada del templo fue visible Izuku tuvo que hacer un par de ejercicios de respiración, tomó un profundo respiro una vez sintió que el palanquín se detuvo, miró a su izquierda y allí estaba él, esperándolo debajo de una sombrilla, la que era sostenida por el esposo de Denki, Eijiro, era enorme, de color roja con una vara negra de anillos dorados en la parte superior.

Katsuki le sonrió y le tendió la mano, el pecoso sintió que sus mejillas se volvían calientes, el montsuki de su emperador era magnífico, la parte superior era del tradicional negro, pero podía ver que los orillos eran rojos al igual que las capas interiores de este, la parte inferior era de una tonalidad naranja con lineas negras, todo perfecto y sin arrugas, con cada pieza en su lugar.

Izuku tomó suavemente la mano del enigma y se bajó del palanquín, a su alrededor seguía el séquito y pudo ver a sus padres, vestidos hermosamente y luciendo completamente orgullosos, se tomó toda la fuerza de voluntad para que los dos peliverde no terminarán llorando un mar de lágrimas abrazados.

—Luces tan hermoso, cariño. —Inko dijo, sus ojos estaban empañados y se secaba las pestañas con rapidez para no terminar con el maquillaje corrido.

El peliverde tenía un nudo en la garganta, sabía que si trataba de hablar iba a terminar llorando, así que solo asintió con una sonrisa, suspiró antes de tomar su lugar al lado del emperador, era el momento de comenzar, debía ser lo más pronto posible mientras aún era valiente. Katsuki lo miró con una satisfacción completa y brillante que se miraba a kilómetros en su mirada.

—Mi emperatriz, nadie en estas tierras se puede comparar a tu belleza. —El enigma halagó tomando una mano del menor para besar el dorso de esta—. Me haces sentir dichoso, el hombre más afortunado de este mundo.

Con una voz suave y ronca, casi ronroneante, Katsuki habló haciendo que el cuerpo de Izuku tuviera leves espasmos. Para el rubio, ese omega a su lado era su luz, aquella debilidad que lo volvía vulnerable, él tenía tanto poder sobre su persona, incluso sobre su voluntad, pero no lo sabe, no tiene ni la más mínima idea de lo que podría hacer si sus deseos lo hacen feliz.

Solo había algo que Katsuki pedía a cambio de todo eso, su amor, su cuerpo, su alma. Quería todo de él, que se entregara por completo a sus brazos, si eso pasaba, el enigma no dudaría jamás, si le pedía matar a una nación entera solo porque no le agradaban, Katsuki solo movería la boca para ordenar a su ejército incendiar cada pueblo que hubiera allí.

Porque sabía que sus acciones serían recompensadas por su más grande amor, Izuku,  quién se dejaría caer en sus brazos, descansando contra su pecho, susurrando palabras tan dulces como la miel, entregándose a su pasión, ese sería la mejor forma de agradecer todo lo que está dispuesto a hacer por él, Katsuki no pedía nada más.

Llegaría el día, cuando Izuku lo mire con ojos de adoración absoluta, todo habrá valido la pena. Por el momento, disfrutaba de caminar hacia el lugar en el que sus destinos serían sellados, con un sol resplandeciente en el cielo, los cascabeles siendo agitados melódicamente por el séquito mientras se acercaban cada vez más al templo.

No podía existir mejor día que ese, Katsuki miró a su omega, su Deku, caminando a la par, con elegancia y porte recto, el shiramuko en su cuerpo haciéndolo ver mil veces más hermoso. Podía oler su nerviosismo, la emoción que se hacía más intensa a medida de que la entrada al templo, al rubio solo lo hacía sonreír más.

Izuku y Katsuki llegaron a su destino y, como dictaba la tradición ceremonial, dedicaron una oración a sus dioses. Después tomaron asiento frente a la estatua de oro del gran Monje, uno frente al otro y sus manos tomadas, el monje principal a cargo del templo comenzó su discurso de unidad.

El enigma apretó las manos ligeramente sudadas del pecoso, tratando de transmitir confianza y tranquilidad mientras del monje tomaba una cinta dorada y los amarraba simbólicamente, después les dieron sake, tres vasos. Estos vasos representan el cielo, la tierra y el hombre en tres sorbos. El número 3 es un número sagrado que traerá felicidad a la pareja y representa la unión de la misma en cuerpo, mente y espíritu.

Izuku le dio de beber a Katsuki y viceversa. Cuando eso pasó, los nervios del pecoso hicieron que sus manos temblaran, dos doncellas llegaron para retirar de su cabeza el wataboshi, soltando un poco su ropa en la parte superior para dejarle el cuello un poco más descubierto.

"Va a pasar, la marca la marca la marca…"

Al pecoso estaba que le daba un ataque, cosa que el enigma notó con obviedad, Katsuki se acercó un poco más a su pareja una vez la sirvientas lo prepararon, primero tomó el rostro de Izuku acariciando una de sus mejillas suavemente, después se acercó hasta que su aliento resopló sobre el lóbulo izquierdo del nombrado.

—Tranquilo, no dolerá, respira profundamente. —dicho eso, Katsuki deslizó su nariz por el cuello de su amado, llegando justo sobre la glándula principal del aroma.

Tratando de seguir las instrucciones que le dio el emperador, Izuku respiró lo más profundo que pudo, apretó las telas de seda bajo manos y cerró los ojos, al mismo tiempo que inclinaba la cabeza hacia un lado, le estaba dejando más acceso al enigma. Fue tan rápido que apenas pudo soltar un pequeño quejido, pero ya se había preparado para ello, así que no lo tomó por sorpresa.

Los colmillos de Katsuki se enterraron profundamente, atravesando su glándula principal y soltando todo su veneno para llenarlo de él, haciendo que su cuerpo de ahora en adelante solo responda por su mandato y aroma. Izuku no pudo evitar agarrarse de las ropas de su ahora "enigma", mientras el rubio se deleitaba por el sabor a hierro que llenaba gustosamente su paladar.

Cuando Katsuki al fin liberó del cuello pecoso, lamió la sangre que se desbordó y se alejó lo suficiente para ver bien el rostro de Izuku, este estaba sonrojado y tenía la mirada vidriosa, más avergonzado que nada en el mundo. El enigma no pudo evitar darle un beso, probando su labial de cereza y sellando por completo su unión ante el público.

—Imperio Bakugou, invitados de tierras aliadas; ahora ante ustedes como testigos, se consagra el emperatriz Izuku Bakugou, único esposo de su majestad, Katsuki Bakugou, ningún poder estará sobre él, a excepción de nuestro emperador. Aquellos que le sirven, inclinense mostrando su respeto y lealtad a sus gobernantes. —El anciano monje habló usando toda la capacidad que su voz pudo dar, se agacho ante la pareja una vez terminó, colocando su cabeza en el suelo y jurando lealtad ante el nuevo emperatriz.

El aire pareció haberse escapado por completo de los pulmones del pecoso al voltear hacia la multitud, todo estaba en absoluto silencio y pudo ver en una especie de lentitud como todos aquellos que le servían al emperador se inclinaban hacia delante, pegando las frente al piso, dándoles reverencia, omegas, betas y alfas por igual. Aquellos que no eran del imperio, como el rey Ciel y su consorte, solo se inclinaron ligeramente mostrando su respeto ante ellos con sonrisas en sus rostros.

Izuku miró a sus padres, como él era hijo de Inko y Hisashi, se inclinaban igual que los reyes extranjeros, podía ser el emperatriz, pero seguían siendo sus progenitores, por otro lado Shindou si pegó su cabeza al suelo, y eso lo avergonzó.

No pasó mucho cuando Izuku sintió que todo volvió a la normalidad, los sonidos volvieron a ver nítidos junto con la velocidad de los movimientos, cuando volteó a ver a su esposo a su lado, quién le sonrió, parecía haber logrado su más grande meta en la vida.

(...)

—Felicidades por su unión, les deseo la mayor felicidad y prosperidad en su matrimonio. —El rey Ciel hizo una ligera reverencia y le sonrió al omega pecoso que parecía seguir algo tenso en su puesto, se notaba que no le gustaba ser el centro de atención—. Inglaterra seguirá manteniendo estrechos lazos con su imperio, majestades. Aunque no podré quedarme mucho tiempo, espero que ustedes también puedan sacar un espacio para visitar mis tierras algún día.

—Nos encantaría, estoy seguro de que Izuku estaría muy emocionado de ver otras culturas, ¿o me equivoco? —Katsuki se inclinó ligeramente más cerca del peliverde, quién asintió rápidamente—, bien, está hecho, una vez estemos equilibrados correctamente podremos despejar un poco la agenda, por el momento, seguiremos manteniendo una excelente alianza.

La charla siguió con otros temas de diplomacia, de los cuales Izuku no estaba familiarizado. Ya muchos invitados habían pasado a hablar con ellos y darles sus buenos deseos, lo hacía sentir abrumado, estaba algo cansado y la tarde ya había caído. Por suerte la comida que el chef Sato preparó fue extremadamente deliciosa, Katsuki le había dicho que mandó a poner Katsudon en el menú solo por él, esa información casi lo hizo ahogarse con el arroz mientras comía.

Ahora era el turno del pastel y las bebidas alcohólicas, era algo triste, no podría darle pecho a su pequeño Katsuo correctamente durante un tiempo mientras el sake y el vino salían de su sistema por completo. Era su día especial, sabía lo que vendría una vez el emperador decidiera irse a la habitación que compartirían de ahora en adelante, así que, por lo menos el líquido ayudaba a relajar más sus necios y cuerpo, no del todo pero sí la mayoría.

—¿Qué tal te parece el pastel, quieres otro trozo? —Katsuki preguntó, podía ver como Izuku se llenaba torpemente la boca con el último trozo que le quedaba y al notar su copa vacía le sirvió un poco más de vino tinto, un regalo traido personalmente por Ciel de su tierra.

—Estuvo delicioso, igual que todo lo demás, —murmuró el peliverde, arrastraba un poco la voz a causa del licor—, y aunque quisiera comer más, no podría, estoy satisfecho.

Izuku tomó su copa una vez Katsuki terminó de llenarla hasta casi la mitad, le dio un buen sorbo con los ojos cerrados dejando que el sabor de las uvas se mezclara con el dulce del pastel que aún quedaba en su paladar. Era delicioso, no pudo evitar soltar un pequeño gemido de gusto y se lamió los labios una vez pasó el trago por su garganta.

—Izuku, deberías dejar de seducirme, estoy aguantando todo lo que puedo, pero creo que es momento de retirarnos. —Ni siquiera fue una advertencia, Katsuki simplemente se levantó y cargó al omega de forma nupcial, todo el salón se les quedó viendo en cuanto las copas de la mesa calleron al suelo por los movimientos algunos bruscos del rubio—. Nos retiramos, sigan con la celebración por el resto de la noche.

El rostro del pecoso se volvió rojo por completo, no tuvo tiempo para protestar y apenas se pudo cubrir la cara para no ver a nadie, ese enigma era un descarado, ¿no podían irse en silencio?

(...)

Izuku: *respira*

Katsuki:  YA DEJA DE SEDUCIRME ARRGGHHHHH *sonidos de perro rabioso cachondo*

Pero bueno, quién tiene hambre? 👀
El otro capitulo es el ultimo, quisiera escribir unos extras con sus hijos ya grandes, pero ya veremos alsksaksk

Zaorycast. ✨✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro