Capítulo 4.
—Su piel no necesita nada de maquillaje, fue bendecida al ser como la porcelana y las pequeñas manchas son una bendición de la luna. —la doncella albina murmuró mientras colocaba algunas pinzas de decoración en el cabello rizado de Izuku.
Lo más que Izuku se maquillaba era un labial rojo y un poco de rubor para que sus mejillas fueran vistosas. Siempre le habían dicho eso, su piel al ser tan blanca no necesitaba de polvo, además fue bendecido por la luna al tener cientos de pequeñas estrellas adornando cada parte de su cuerpo. Su madre Inko ya le había dicho que su futuro alfa iba a tener la bendición de verlas todas una vez estuviera casado.
—Sí, es una ventaja para mí no tener que pasar tres horas en el espejo tratando de verme bien con grandes cantidades de base y verme como un fantasma, ¿No? —para Izuku siempre era mejor el color de piel natural antes que estar tan blanco como una manta de algodón.
—Que cruel… —Eri dijo, pero se rió—, la verdad es que nunca entenderé la razón de ver atractivo a una persona con una cara tan pálida, quizás cuando crezca lo haga.
En parte, Eri tenía razón porque una vez que ella tuviera la edad y el entendimiento de las, sabría que siempre tendrá que obedecerle a las caras pálidas y pulcras, mientras que ella tendría la suya algo bronceada por el sol y sudorosa por el trabajo. No sólo se trataba del color, que Izuku tampoco lo encontraba atractivo, sino lo que representaba.
Un omega con maquillaje pálido nunca tendría que mover un dedo en su vida, ni hacer esfuerzo alguno en trabajos. Era tonto, clasista y un poco injusto, lo sabía, pero a cambio de esa servidumbre que alguien como Eri brindaba, ella recibía techo, protección de la casa en la que trabajase y comida caliente todos los días.
Puede que un amo sea peor que otro y hasta se reciban tratos injustos de ellos. Pero eso era mejor que pasar frío y hambre en un callejón al menos que tuviera las posibilidades de hacer algo más. Izuku no se considera una mala persona, solo dejaba que la pequeña Eri hiciera su trabajo y la quería como una amiga, no solo como la doncella que estaba atada a él y cumplir todas sus órdenes.
—Listo, su cabello ya está terminado. —Eri dijo con orgullo y buscó un pequeño espejo, haciendo que en el reflejo del espejo grande Izuku se pudiera ver la parte trasera de su cabellera.
—Quedó hermoso, gracias Eri. —Izuku tomó su labial y el pequeño pincel que usaba para ponérselo—. Hemos terminado, hay que salir e ir al almuerzo con mi padre y Shindou.
Izuku se levantó para tomar a un Katsuo dormido en sus brazos y esperó a que su doncella le abriera la puerta. Eri lo esperó en la puerta y le siguió por los pasillos, había una hermosa decoración de tapices en las paredes, floreros y jarrones en cada esquina, le gustaba mucho que el palacio estuviera lleno de vida.
El pecoso disfrutó de su camino hasta llegar al lugar en donde comería con su familia, era al aire libre en un jardín, había un pequeño kiosco rodeado de arroyos y dos viejos sauces que daban frescura al lugar. Con pasos delicados sobre el puente de madera, Izuku llegó a donde lo esperaban los dos alfas mayores.
Hisashi era alguien ya viejo, tuvo a su primer hijo a los veinticuatro y ahora Shindou tenía veintidós. Cuarenta y seis años que no le caigan por completo sobre los hombros todavía, habían algunos mechones blancos en el cabello del mayor y patas de gallos alrededor de sus ojos, aún así era alguien fornido y apuesto, según su madre.
—Perdón por el retraso, —el omega llegó sonriente y se sentó al lado de su padre, dejó al pequeño cachorro en un mueble ya preparado a su lado y lo dejó seguir durmiendo hasta la hora en la que quisiera comer.
—Acabamos de llegar también, la junta del consejo se alargó más de lo esperado. —Shindou suspiró—. Quien dijo que dirigir un imperio era fácil, eso debió ser una enorme mentira.
Izuku se rió por lo bajo, miró a Eri y le hizo un pequeño asentimiento para que les diera espacio, ella podría ir a comer también en la cocina con Sato, lo mejor era robarle en ese momento que todo estaba acabado de hacer, jugoso y caliente. Además, así avisaría que les trajeran a ellos la comida, con el frío que hacía, lo mejor que hacían los nobles era esperar un poco sino querían llegar y que todo se hubiera enfriado demasiado pronto.
—¿Es eficiente la omega que cuidas, o quieres que Mahoro y Katsuma vengan a servirte también? —dijo Hisashi mirando a su hijo pecoso, el alfa mayor habló bajo y sereno para no molestar durmiente que estaba al lado de ellos.
—Eri es perfecta y aunque extraño a los gemelos no podría separarlos tanto de su padre, ellos pueden seguir allí sin preocupaciones, yo estoy bien. —Izuku no tenía el corazón para hacer algo así, le dolía a él separarse de su madre aún estando en su edad de salir de casa, ahora pensar en dos pequeños separados por obligación del único padre que les quedaba, eso sería terrible.
—Solo fue una sugerencia, no te pongas así. —dijo Shindou al ver su puchero—. Padre solo quiere que te sientas como en casa aquí.
—Lo sé, y agradezco que te preocupes por mí, papá, pero Eri es buena en su trabajo, no quiero que esté triste pensando en que la considero insuficiente. —con ese tema cerrado y la comida que llegó, los tres se dispusieron a disfrutar del almuerzo.
Era una variedad de arroz, salmón frito y una sopa de verduras. Siendo el omega encargado del príncipe tenía que comer todo lo que le pusieron en su ración, lo cual era bastante, su cuerpo ya había adquirido ese aroma particular de omega criado, pronto sus pechos empezarían a lactar.
Debía de admitir que todo era delicioso, no por nada el cocinero Dato era el chef más envidiado y aclamado del imperio, siempre lo que hacía quedaba en su punto justo, desde un simple arroz blanco hasta el más difícil flan. Nació con ese don y nadie lo negaba jamás una vez probaba un platillo proveniente de él.
—¿Te hace complicado cuidar del príncipe? —preguntó Hisashi rompiendo el silencio a mitad de la comida. Izuku se llevó una cucharada de sopa a la boca y negó suavemente sin hablar, primero tragó antes de hacerlo.
—Es sencillo, es un cachorro tranquilo así que sus únicos quejidos son cuando tiene hambre. —dicho eso, comió un bocado de arroz, estaba un poco lleno y puede que hasta su línea de peso ideal se rompa un poco, pero siguió comiendo hasta vaciar todos sus platos.
—Tu aroma se ha vuelto un sedante natural para bebés, así que no creo que el joven príncipe piense hacer rabietas alguna vez. —el alfa más joven se rió por lo bajo, para ellos también era un sedante, incluso el estrés de esos días se iba de ambos alfas con solo estar rodeados del dulce que salía de Izuku.
Unos minutos después todos habían terminado lo que tenían, varios sirvientes llegaron por los platos y dejaron pequeñas tazas de té servidas. Izuku tomó la suya dándole un sorbo, al mismo tiempo en el que Katsuo se movía entre sueños y despertaba poco a poco, el omega le acarició la cabeza con suavidad haciéndolo relajar y dormir por un rato más.
—Saludé al heredero de los Hitoshi hace un par de días, creo que es un buen comienzo, tengo pensado invitarlo a pasar una tarde conmigo. —Izuku volvió hacia su padre con una sonrisa ladina—. También he escuchado que el último hijo de los Todoroki está volviendo al palacio después de estar meses en un viaje en el mar, quizás también le salude si lo encuentro por ahí.
Izuku volvió a tomar su taza de té, cerrando los ojos escuchando un resoplido divertido de Shindou y un tarareo de aprobación de su padre. Hisashi colocó una mano en su mentón y pensó, parecía buscar algo en su mente e Izuku lo dejó, cuando el té del pecoso se acabó dejó la taza sobre la mesa para después tomar al cachorro, lo colocó en su regazo dejando que durmiera más con gusto por su calor corporal.
—Según sé, Todoroki Shouto va a ser comprometido con Yaoyorozu Momo, —el alfa mayor informó, pero sonrió—, aunque, puedes que tengas oportunidad con él, va a ser un matrimonio arreglado por su padre, la familia Yaoyorozu no es de ministros ni de las como sekke, pero tienen un gran campo en el comercio de vinos caros a América y Europa, Shouto es un rebelde, que pase tanto fuera del palacio es prueba de ello, y buscará una manera de evitar eso.
—Ahí entro yo, ¿No? —Izuku se rió por lo bajo—, pero aún no lo sé, también tengo entendido que Keigo es el mayor de todos los herederos de las cinco sekke que no tiene omega. Es también una buena opción, sin embargo tiene fama de rompecorazones, ha dejado a más de una dama de la corte llorando, al menos eso oí.
Sería todo un reto, que le gustaría tener en realidad, domar a la bestia de Keigo, se ha hecho una fama bastante peculiar, un Halcón que siempre mantiene su mira en jóvenes omegas, se mete bajo sus faldas tan rápido como se lo permiten y una vez ha comido hasta quedar satisfecho, se va.
—Ten cuidado con él, Izuku, —su padre habló en tono severo—, no dejes que todo el esfuerzo de tu madre quede arruinado por algún desliz tuyo.
El omega asintió, lo sabía perfectamente, un omega de su clase sólo podía ser "desflorado" por su esposo. Si ese alfa llegaba a hacerle algo antes del matrimonio sería una vergüenza para el apellido, no solo él, el peso se sus acciones caerían sobre su padre y su madre, ella que con tanto empeño le enseñó las etiquetas de ser un omega noble.
¿Pero no era el riesgo lo que hacía que una apuesta fuera emocionante?
—Lo tengo entendido padre, no dejaría que él pusiera una mano sobre mí, no si antes no tengo su marca en mi cuello. —murmuró el pecoso, era arriesgado, tres posibles alfas agregados a una lista mental, ya había colocado a Shinsou como el alfa soñoliento, por el momento no era ni su favorito ni su menos preferido, necesitaba conocer a los otros antes de tomar una decisión.
No mucho después cada quien se fue por su lado. Izuku volvió a su ala con Katsuo en brazos, ya se había despertado y hacía pucheros, quería comer su leche. Eri apareció en la esquina cargando una bandeja en donde tenía todo preparado para el pequeño príncipe, ya la albina se sabía aprendido el horario del rubio menor y eso a Izuku le ahorraba muchas cosas.
¿Qué haría él sin alguien tan atenta como ella?
(...)
Por otro lado, cierto enigma había acabado de comer. El rubio dejó sus enormes platos de arroz y salmón vacíos antes de levantarse, caminó hasta la ventana que daba vista hacia un jardín, el rubio gruñó mientras se sentó. Volteó ligeramente su rostro hacia la criada que vino a recoger sus platos.
Era aquella omega tonta de cabello marrón. Estaba indeciso si llamarla o no esa noche a su habitación, pero al final la dejó irse sin más, no debía darle esperanza antes de que lo hartarse y simplemente le echara a la calle, por lo que sabía ella necesitaba el trabajo para que le dieran medicina a su pobre y enferma madre.
"Que repugnante".
Pensó Katsuki, la llamó un par de veces solo porque le gustó un poco, un poco nada más, su aroma acanelado. Eso le bastó a ella para querer pasarse con él y preguntarle cuando la anunciaría como concubina o algo más.
¿Que se creía? ¿Pensaba que con mostrarle su usado coño un par de veces ya lo tendría a sus pies? Era más que estúpida, lo único que cuidó de ella fue no dejarla preñada antes de echarla de su cuarto, además, esos omegas que tomaba así solo eran temporales, ahora ya no tendría que buscar a ninguno de esos.
—Majestad. —la voz del más viejo y fiel canciller de Katsuki sonó en la habitación, de inmediato el enigma tenía su atención sobre él—. Todoroki Shouto llegó al palacio y solicitó verlo.
Aizawa Shouta, de la casa Aizawa, le avisó haciéndole una reverencia profusa y esperando más órdenes. Katsuki le tenía cierta estima, fue su sesshõ* y lo ha cuidado desde siempre. Al final el rubio asintió y se levantó para ver al bastardo mitad y mitad, como le llamaba mentalmente, ya le estaba cansando que siempre quisiera hacer lo que le diera la gana.
Cuando llegó al lugar en donde era esperado buscó un lugar en donde sentarse y miró como el alfa bicolor también se acercó para sentarse al frente suyo. La marca en su lado rojo siempre le daba un especie de resentimiento hacia Enji, por a pesar de todo, ese bastardo de las mitades siempre sería alguien cercano a él, aún si no lo fuera a decir ni borracho.
—Te hubieras tardado mejor un año, —comentó sarcástico—, ¿Debo recordarte que eres un consejero y no un comerciante?
—También me alegra verle majestad, y hubiera preferido tardar otro mes la verdad, pero sé que usted entonces empezaría a olvidar mi "insufrible rostro". —el alfa comentó con voz monótona y Katsuki sintió que tuvo un tic en un ojo.
¿Había dicho que lo consideraba alguien cercano? Pues era mentira, el mismo Katsuki se encargaría de estrangularlo con sus propias manos por su incompetencia.
(...)
Yo no les dije que actualizaría la otra semana o no? Bueno, ya que " la otra" semana señores. 😤🤡
Hay que castigarlos porque están demasiado consentidos.
Ya veremos cuando actualizo de nuevo, mañana tengo clases así que no tendré tanto tiempo esta semana. u.u
Zaorycast. ✨✨
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