Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 31.

Heeeellloooo, que tal? Uwu

Espero que bien, tomen awita, disfruten de la lectura y dejen muchos comentarios. 🐜🐜

(...)

Una tradición importante en las bodas de los emperadores consistía en que los futuros cónyuges no podían tener contacto hasta el momento de la ceremonia, en pocas palabras, Izuku no podía hablar ni ver a su futuro esposo. La verdad es que agradecía un poco eso, pues los nervios lo estaban consumiendo y la presencia de Katsuki solo pondría las cosas peores.

—Cariño, ¿en qué tanto piensas? —Inko se acercó a su cachorro, ella estaba preocupada de que aquel terrible acontecimiento con la omega en la plaza de los traidores le siguiera afectando, aunque ya casi haya pasado un mes desde aquello.

—¿Crees que pueda llevar ese papel tan importante, madre? —El pecoso dejó de ver por la ventana que daba hacia el jardín para voltear a su progenitora, en sus manos tenía un bordado a medias, trazar patrones sobre una tela era su manera de calmar la ansiedad, pero en esos momentos no le estaba ayudando mucho.

—Izuku, —dijo la omega mayor en un tono serio—, eres mi hijo, descendiente de una gran línea de sangre que se ha mantenido por los siglos vigente, sirviendo y siendo fieles amigos de los Bakugou que han reinado en este continente. Puede que no creas, pero hay sangre de antiguas emperatrices corriendo por tus venas.

—¿De nuestra familia se han unido con los emperadores? —Ciertamente era algo de lo que no estaba al tanto e Inko asintió con seguridad ante su pregunta.

—Claro que sí, claro que se ha evitado lo mayor posible demasiado parentesco de sangre entre los futuros gobernantes, pero hay registros de siglos atrás, donde al menos unos tres Midoriya se han vuelto Bakugou y sus reinados han sido magníficos. —La peliverde mayor sonrió acariciando el rostro de su hijo menor, su más bella joya, la que pronto sus trajes blancos se iban a teñir de rojo.

—Gracias madre, confiaré en tu palabra. —Izuku sintió que sus hombros pesaban un poco menos, se había perdido un pequeño detalle de su propia familia, siempre se dedicó a estudiar sobre sus tierras, a las otras familias, los lazos importantes que tienen, pero nunca había buscado tan atrás.

No es que fuera un ignorante del todo, debió suponer que algunos de sus ancestros no pudieron salvarse de aquellos rubios salvajes, tan impulsivos como una bestia que solo sigue su instinto. Esperaba que al menos ellos hayan tenido un cortejo adecuado, y no una invasión a la propiedad privada como le ocurrió a él con cierto enigma hormonal.

—Tengo noticias. —La puerta de la habitación en la que estaban los dos peliverdes fue abierta repentinamente y el primogénito de los Midoriya ni siquiera saludó al abrirla—. Los reyes de Inglaterra acaban de llegar al palacio, y parece que tendremos más invitados de los reinos vecinos.

—¿E-eh? —No debía de ser cierto, ¿invitar a tantas personas reales a su boda? Entiende que es algo importante, pero hasta donde supo, eso no ocurrió en el primer matrimonio del enigma.

—Y no solo es eso, su majestad el emperador nos reunió a todos hoy, acabo de salir de ella, dijo que cumpliría con todas las tradiciones de su familia y eso incluye… El marcamiento en público.  —Lo último fue dicho en voz baja por el pelinegro, Inko jadeó tapándose el rostro mientras que Izuku se quedó con la mente en blanco por unos segundos.

—¡¿EH?! —Izuku chilló de forma estridente, pinchándose sin querer con su aguja para bordar y despertando al pequeño durmiente que estaba en su cama, Katsuo se estremeció ante el ruido fuerte y lloró desconsolado al verse solo entre las sábanas.

(...)

—Quiero que el interior del salón ceremonial sea iluminado por las lámparas de papel con lacrimas, colores amarillos y verde esmeralda. Que el camino al santuario de los dioses sea limpiado y preparado perfectamente para la ocasión. —Katsuki hablaba y ordenaba a sus sirvientes, tenía un grupo asignado para cada tarea y prefería él mismo darles todas las indicaciones de como arreglar cada detalle.

Una vez un grupo tenía una tarea asignada corría inmediatamente a cumplirla, todo el palacio estaba agitado, con la servidumbre de acá para allá, los jardines estaban siendo renovados, los caminos de piedra barridos y enjuagados. El templo cerca del palacio era pulido para el cercano gran día del imperio. Y el mismo emperador supervisaba cada acción, corrigiendo hasta el más mínimo error para que todo quede impecable.

—Para el banquete, sushi, mariscos. Que no falte el katsudon, curry y para el pastel, que sea uno relleno de fresa. —Mientras Katsuki enumeraba cada cosa, el pobre chef Sato escribía todo lo más rápido que podía sin perderse ni una palabra—. Eso será suficiente, te hablo personalmente porque a mi prometido le encanta tu cocina, está demás decirte lo que te pasará si lo llegas a defraudar, ¿no?

El emperador preguntó haciendo que el alfa moreno asintiera tan rápido y tenso que los otros temían que se fuera a dislocar el cuello. Una vez Katsuki estuvo satisfecho con todo lo que había hecho ese día, se fue a su oficina para hacer un poco de papeleo antes de que cayera la noche. Después de un rato de estar colocando sellos y leyendo, la puerta del lugar fue tocada suavemente.

—Adelante. —Murmuró el enigma sin dejar de leer un escrito en sus manos, Tsuyu entró, cargaba una caja de terciopelo y la colocó al frente del rubio una vez estuvo cerca de él.

—La costurera terminó con los últimos detalles, majestad. Revise usted mismo. —La doncella dijo y esperó pacientemente, observó cómo el emperador abrió suavemente la caja, con una extraña delicadeza que no era propio de él.

—Está perfecto, dile a Aizawa que le pague a la mujer su peso en oro, —satisfecho, Katsuki sacó de uno de los cajones de su escritorio un sobre sellado que ya tenía preparado de antemano y lo metió en la caja que le había traído su sirvienta—, ahora llevale esto a mi prometido.

Tsuyu asintió ante la nueva orden, tomó con cuidado la caja y salió silenciosa del lugar. Katsuki sonrió una vez estuvo solo, estiró los brazos por encima de su cabeza y decidió que era buen momento para beber un poco de sake, se lo merecía. Además, le iba a ayudar a relajarse, no poder ver a su hermoso omega lo tenía algo tenso, pero habían tradiciones que mantener al pie de la letra y ya deseaba el día de su boda, quería cumplir como todas las otras.

(...)

Izuku tomaba tranquilo su té de la tarde, a su lado estaba su joven doncella y Katsuo jugando con ella, por suerte parecía estar cansado y no querer correr por todas partes como lo ha hecho la mayor parte del día. La mente del pecoso seguía en las nubes, más desde que su hermano mayor llegó como aquella noticia tan descabellada.

"Katsuki dice que quiere cumplir toda tradición real que haya, eso también incluye marcarte públicamente después de que el padre los una formalmente en el altar del templo"

Fue una información que le quitó toda preocupación sobre el papel de gobernar y ahora lo tenía más nervioso que nunca. ¿Cómo no? Iba a ser marcado al frente de toda la corte, nobles y reyes, Izuku moriría de vergüenza, no, él iba a morir de vergüenza una vez estuviera en ese momento, no podía creer que Katsuki fuera hasta ese extremo, sabía que como esa acción les daría a todos la confirmación de que sólo él sería su pareja y nadie podría decir nada.

—¿Mama? —Katsuo llamó al pecoso sacándolo de sus pensamientos, el pequeño príncipe se levantó de su cojín con ayuda de Eri y caminó hacia el pecoso—. Ma…

El diminuto rubio se acercó lentamente al peliverde, quién lo recibió con los brazos abiertos y una sonrisa. Izuku supo que fue descuidado y sus nervios se filtraron a su aroma, el olfato sensible del menor pudo detectarlo fácilmente, por eso Katsuo estaba tratando de consolarlo a su manera, ronroneando en su pecho mientras se frotaba como un pequeño gatito en su kimono.

—Se preocupa mucho por usted, Izu. —Eri se acercó, poniendo en una bandeja la taza con el té frío, la otra vacía y la tetera—. Iré a llevar esto a la cocina, ¿desea algo más?

La albina preguntó antes de salir e Izuku negó dándole las gracias, Eri sonrió antes de marcharse. El omega le había contado sus preocupaciones sobre su futuro cargo, así que trataba de no molestar de más, ella sabía lo nervioso que estaba, por ello, la joven siempre estaba al pendiente y le daba ánimos cuando la conversación tocaba ese tema.

—Mama… —balbuceó el joven príncipe, frotando su pequeña nariz en el cuello de su madre, podía oler ese toque amargo en el delicioso aroma de su progenitor, buscaba quitarlo y que sonriera más, parecía que estaba logrando su objetivo, pues la suave risa de Izuku sonó.

—Estoy bien, mi pequeño. No estoy triste, nunca podría estar así contigo siendo tan lindo. —El pecoso alzó al menor, haciéndolo reír en el aire y soltar más balbuceos—. Eres el mejor príncipe y serás el mejor emperador en un futuro, yo estaré muy feliz de verte convertirte en ello.

—¡Mama! —El rubio se rió, e Izuku lo abrazó suavemente contra su pecho, le dejó varios besos sobre la frente y las mejillas mientras Katsuo solo podía reír más.

Sin embargo, el momento de tranquilidad fue interrumpido por ligeros golpes en la puerta de su habitación, no era Eri, ya que ella simplemente hubiera entrado, así que dejó de jugar con Katsuo y los sentó en sus piernas antes de dar una respuesta positiva a la persona que quería entrar a sus aposentos. La puerta se deslizó y el pecoso reconoció rápidamente a la doncella que le servía a Katsuki, la joven de cabellos verdes atados en una forma extraña.

—Majestad, —La joven saludó haciendo una reverencia, Izuku se avergonzó por ese título, sentía que era demasiado pronto aún—, su majestad el emperador le envía un obsequio muy especial, dice también que si tiene alguna deseo o petición para su boda, que se lo haga saber de inmediato.

La joven se acercó sosteniendo una hermosa caja en las manos, grande y de un gris pálido con bordados que parecían ser de oro, el terciopelo se miraba tan suave. Izuku sentó al pequeño Katsuo en su cojín y se levantó para tomar el obsequio, utilizó todo el cuidado que pudo al colocarlo sobre la mesa que estaba en su cuarto, tenía miedo de haberlo dejado caer o dañarlo.

—Gracias, dile que no tengo petición alguna, —Izuku dijo suavemente—, también, dile que espero tenga una buena noche y que descanse bien.

—Sí, majestad. —La joven asintió, hizo otra reverencia y se fue, simplemente Izuku nunca se iba a acostumbrar a ser llamado de esa manera.

Sin importar qué, "Mañana, mañana es el día", pensó el pecoso llenándose de más nervios. Izuku pasó suavemente sus dedos por los broches que tenía la caja de terciopelo para asegurarla, con un suspiro, los abrió y alzó la tapa para ver el interior. Fue recibido por una tela blanca, tan pulcra como leche fresca, y tan suave, era la seda de la mejor calidad.

—¿Ma…? —Katsuo se acercó al pecoso, apegándose a una de sus piernas y jalando suavemente las mangas de su kimono.

Pero Izuku estaba concentrado en el traje de bodas que había en el interior, sabía lo que era, ya antes Katsuki le había dicho que él se encargaría de su vestimenta de boda y eso era lo que le acababan de traer. El pecoso soltó el aire que tenía atrapado, notó el sobre que estaba metido a mitad entre la ropa y lo agarró, el sello de la familia real cerraba el papel elegantemente.

—¡Mama! —Katsuo exclamó molesto al ser ignorado, también estaba curioso de ver que era lo que le habían traído a su madre, pero Izuku no le prestaba atención.

—Oh, mi vida, perdón. —Se disculpó el pecoso con sinceridad y cargó al pequeño príncipe, sus ojitos parecieron brillar al notar el shiramuko en la caja, es como si Katsuo supiera lo que era.

El omega fue hasta su nido para sentarse en la orilla con la carta en mano y al rubio en brazos, ya pesaba un poquito y necesitaba acomodarse bien para leer lo que Katsuki le haya escrito, esperaba que no fuera algo fuera de tono, cargaba a su cachorro encima y no podría morir de vergüenza como lo haría normalmente en soledad, también era peor si eso pasaba al frente del menor.

"
Querido Deku.

Ansío que este día se acabe cuanto antes sea posible, para que el día más feliz de nuestras vidas ocurra. Espero que la falta de mi presencia no te afecte tanto como me hace falta la tuya.

Ese kimono especial que te envié es el que ha pasado de generación de emperatrices unas a otras, mi madre no está para pasártelo como es debido, pero eso no quita el hecho de que es una prenda de gran valor, ahora es tuyo, hasta el momento de que nuestro primogénito esté listo para contraer matrimonio y debas dárselo a la siguiente emperatriz, pero eso solo ocurrirá hasta después de muchos años.

Quiero que lo uses con todo el orgullo y elegancia que posees, yo también usaré el traje de bodas de mi padre, y no solo ellos estarán con nosotros, sino todos los antecesores que nos brindaran su bendición cuando estemos en el altar.

Ahora, disfruta de esta noche tranquila, descansa y duerme profundamente, mañana ya serás mío ante todo y todos, ya no habrá objeción o ley alguna que pueda separarte de mí. Duerme, mi Deku, ya que no lo podrás hacer en nuestra noche.

Dale a Katsuo un beso de mi parte. Con todo el amor que hay en mi alma, tu emperador.

Katsuki. "

Izuku sintió sus mejillas sonrojarse hasta soltar humo, frunció su ceño e hizo un puchero, "Tonto enigma hormonal", fue el pensamiento mas coherente que pudo formular.

(...)

Katsuki: yo te amo Deku, yo mato por ti, dime que mate por ti, dimeeeee... *sonidos de perro rabioso*

Izuku: *procede a tirarle agua fría* 🙄

Akskalskal no tengo mucho que agregar, pero despues de la boda el pecoso se va a tomar un mes de sabático. Recemos.

A, por cierto el shiramuko es el traje de las novias en japon, por si no sabian, después se explicara mejor como es. Uwu

Zaorycast. ✨✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro