Capítulo 3.
Y mis poderosísimos comentarios? 🧐
(...)
Con un mes de estancia en el palacio imperial Izuku comprendió muchas cosas. La primera fue que sí él no hubiera llegado a tiempo posiblemente Katsuo hubiese muerto, lo decía en serio, los primeros días el bebé no tuvo más que fuerzas para comer y dormir, cada vez que le dio el biberón lleno, el pequeño príncipe se encargaba de comerlo todo en cuestión de segundos.
Después de eso Katsuo eructaba y dormía, hasta despertar para hacer lo mismo de nuevo. Esa rutina duró una semana entera, cuando al fin se recuperó, el pequeño rubio comenzó a pasar más tiempo despierto, comía y se le quedaba mirando un rato, estirando sus pequeñas manitas tratando de alcanzar su rostro y sonriendo levemente.
Como era de esperarse, los ojos del príncipe eran rojos, su cabello no era tan revuelto como el de su padre, pero era del mismo color. Izuku sabía que sería igual de apuesto que el emperador una vez creciera, solo esperaba que no fuera a tener toda su personalidad y fuese más amigable.
Otra cosa que notó y le gustó fue la atención que recibía por parte de los demás, los sirvientes siempre eran respetuosos con él y lo mejor que le pasó fue encontrarse por casualidad con Hitoshi Shinsou en el jardín principal del palacio, el alfa de cabellos de color lila con expresión cansada estaba en un banco bajo la sombra de un cerezo.
La familia Hitoshi era una de las cinco sekke, y el joven heredero de los Hitoshi le saludó, no fue una charla larga ya que ambos tenían cosas por hacer, pero ese par de palabras intercambiadas ya era algo. Shinsou era alguien tranquilo, por su expresión y ligeras ojeras bajo los ojos podía decir que trabajaba mucho o quizás no dormía bien.
Bueno, Izuku podría serle de utilidad algún día y "quitarle" el estrés. Pero eso tendría que ser en un tiempo, por el momento ya lo había marcado como una buena opción. El alfa tenía buen aroma, un porte elegante y sereno, era guapo no lo negaría, aunque le faltaba cierta chispa de gusto en él se podría decir que si le funcionaría a futuro.
El pecoso sonrió tranquilo mientras le acariciaba la espalda al pequeño rubio que balbiceaba sobre uno de sus hombros, acababa de comer y necesitaba sacarle los gases. Después de un momento el suave sonido de un eructo salió del cachorro quien se rió torpemente por sus propias acciones.
—El príncipe parece animado hoy, ¿Verdad Izu? —dijo Eri apareciendo con una bandeja que tenía una tetera y tazas para el té, se agachó a su lado y la dejó sobre la pequeña mesa en el suelo—, usted es increíble con él, he escuchado de los otros sirvientes que ahora está mucho más gordito que antes.
Eri murmuró suavemente mientras tomaba la tetera y llenaba la taza decorada hasta arriba con el té caliente, ya vez llena se la ofreció a Izuku quién estaba sentado de piernas cruzadas sobre un cojín, colocó al bebé en uno al frente suyo para recibir la bebida. Era peligroso tomar algo a esa temperatura con el príncipe en brazos, no se arriesgaría a que le cayera un poco encima.
—Sí, lo está, ¿No lo habías visto antes? —el pecoso preguntó soplando un poco su té antes de darle un sorbo, el rubio menor le miraba desde su lugar acostado y se agarraba los pies jugando con ellos.
La omega tenía razón, porque cuando llegó Katsuo era más delgado y pálido. Pero ahora incluso sus mejillas se había puesto más gorditas y rosadas, subió unos kilos, lo puede jurar ya que sus brazos se cansan más rápidos si lo mantiene quieto en uno de ellos.
—No, nunca antes había visto al joven príncipe, pero si escuchaba lo que decían quienes le servían. Ninguno pudo calmarlo una noche entera antes. —la albina sonrió, se acercó al bebé con un pequeño cascabel en una mano y lo agitó rápidamente al frente de su pequeño rostro, tuvo la atención de él de inmediato, el pequeño rubio agitó sus manos en el aire y frunció el ceño.
Izuku se rió por lo bajo al saber que su molestia se debía a no poder atrapar el cascabel por su cuenta, su carita era ceñuda, el omega pudo ver la expresión del emperador en ella. Con la boca apretada y las pequeñas manos queriendo quitarle el juguete a Eri, la omega solo se reía mientras que el cachorro balbuceaba.
Cuando acabó su té, Izuku dejó la taza sobre la bandeja de nuevo, agarró en sus brazos a Katsuo, quien le hacía pucheros y miraba feo al cascabel como si quisiera acusarlo de su ruido, pero todo eso quedó en el olvido una vez le dejó un pequeño beso en una mejilla. El ceño fruncido del cachorro cambió rápidamente a una suave risilla.
—Izu, lo está consintiendo demasiado, creo que sí pasa un día sin un beso suyo hará un berrinche enorme. —Eri se rió, tenía razón, pero Izuku no podía evitarlo, se había encariñado bastante con él, y su omega interno ya se había acoplado.
Incluso su aroma dejó de oler a canela para volverse a una dulzona leche junto con la miel. Básicamente, el aroma de Izuku era ahora el de un omega criado, pero bueno, ese fue el plan desde un inicio y ayudaba a mantener feliz al príncipe, había tranquilidad y paz en el palacio gracias a eso.
—De todos modos es un miembro de la realeza ¿No? —el pecoso miró a Eri con una suave sonrisa—, si quiere besos tiene que decirlo una vez solamente, además hay que concentirlo antes de que tenga que hacer sus deberes.
El omega mayor se levantó con la pequeña cosita en brazos, su kimono simple pero sedoso caía como una cascada hasta rozar el suelo. Era de un color claro, una combinación de azules y amarillo, era más ligero que los kimonos ceremoniales y sobre todo mucho más cómodo.
—Daremos un paseo, lleva la bandeja a la cocina y después me alcanzas, iré a pasar la tarde en el jardín principal. —Izuku informó, recibiendo un asentimiento por parte de la menor.
Salió a los pasillos con Katsuo sobre uno de sus hombros, el menor solo balbuceaba y babeaba en el paño que ya había puesto allí anticipando algo como eso. En su camino solo se encontró con algunos sirvientes o guardias que pasaban, Izuku tarareaba suavemente llegando a las puertas que daban al inmenso jardín.
Tomó un par de sandalias para bajar el escalón que daba al camino de piedras y después simplemente salió. Anduvo un momento antes de llegar a su sitio favorito, era un rincón con altos árboles de pino y rosales de todos los colores, iban desde las intensas rosas rojas hasta las pálidas amarillas.
—Este es el jardín más hermoso, ¿Verdad que sí Katsuo? —Izuku caminó hacia una silla colgante que estaba suspendida en una fuerte rama de un cerezo en medio de todo.
Fue su plan original, pero la figura que salió de la nada interrumpió su paso, con el mismo cabello revuelto de la última vez que lo miró hace un mes. Allí con su presencia llena de poder estaba el mismísimo Katsuki, vestía un yukata habitual, mínimo unas tres capas de tela oscura que era mayormente rojo.
Aparentemente no sólo era el lugar favorito de Izuku, quién se quedó de piedra ante el rubio mayor. No lo había visto desde que llegó al palacio, después de todo cada uno se iba por su lado haciendo sus cosas, el pecoso no era alguien importante como para estar en las reuniones del consejo en donde estaban sus padres y hermano.
—M-majestad, que sorpresa. —Izuku casi se atragantó con su saliva, hizo una reverencia sosteniendo bien al bebé en su hombro y miró a su emperador con timidez, controló lo mejor que pudo su aroma para que no fuera a tener un indicio de miedo o algo que no le gustase al pequeño rubio.
—Ah, Deku, —dijo él y el pecoso frunció el ceño ante el apodo—, veo que Katsuo ahora está mejor.
Izuku acomodó al pequeño en sus brazos haciendo que quedase mirando al frente para que su padre pudiera verlo mejor. Fue un reconocimiento por instinto, los ojos rojos y brillantes se clavaron en los de su progenitor, Katsuo balbuceó alegre y estiró sus manos hacia el enigma.
Solo entonces el omega pudo ver como el ceño de Katsuki se extinguía por completo, miró hasta con cariño a su cachorro y le acercó una mano dejando que el bebé la tomara. El rubio menor llevó agarró un dedo y su padre para olerlo un momento antes de llevárselo a la boca, parecía que lo quería morder solo con sus encías.
—Sí, de verdad ya está mejor. —Katsuki murmuró para más para sí mismo, complacido al aparecer—. Bien, continúa así con tu trabajo, tendrás una buena recompensa una vez cumpla un año, más si ya sabe caminar o decir algo.
—Su majestad, no hago esto solo por una recompensa, —el omega dijo, dio gracias a que su voz no tembló, pero casi lo hizo cuando los ojos rubí del enigma pasaron del bebé a él—, es decir, mi prioridad es que su primogénito esté sano y pueda crecer tanto como usted algún día, para mí no es tan importante recibir algo a cambio.
"Con tal que pueda casarme con alguien como Shinsou, cuidar de Katsuo no es nada".
Fue un pensamiento fugaz que cruzó por la mente de Izuku, pero si Katsuki quería darle una recompensa después de que su tiempo con Katsuo acabase, pues, no estaba tan mal. Aunque ese no fue su plan en un inicio, y sus dudas parecían haber sido vistas por el enigma porque le miró con una ceja alzada.
—De todas formas ya estaba planeado eso, —él dijo quitándole su mano con cuidado al cachorro—, cuídalo bien y cualquier cosa que le ocurra debes de informarme.
—Sí majestad, usted estará al tanto de todo. —nuevamente Izuku hizo una reverencia cuando el emperador se fue por un camino del basto jardín.
Una vez su presencia estuvo fuera el omega sintió sus piernas temblar, caminó como pudo a la silla colgante y se casi se dejó caer en ella, sino fuera porque un movimiento así de brusco haría llorar a Katsuo lo habría hecho. Cuando al fin estuvo fuera de peligro, porque pudo caerse al suelo por la adrenalina que le bajó gradualmente, soltó un enorme suspiró tembloroso.
Eso sí había dado miedo, sobre todo por su incompetencia, ¿Como pudo hablarle al emperador como si tratara con un viejo amigo? Tuvo suerte de que Katsuki estaba más concentrado en la salud de su hijo como para prestarle atención a eso.
—Tu papá es aterrador joven príncipe, ni siquiera quiero estar en el palacio si alguna vez se molesta. —un escalofrío recorrió la espalda de Izuku, si aroma del enigma era tan dominante en su temperamento normal, no quería ni imaginar cómo sería si estuviera iracundo.
Esperaba que nadie le hiciera enojar mientras él se encontrará allí.
—Estoy de vuelta, Izu. —Eri apareció cargando otra bandeja, e Izuku alzó una ceja en su dirección, ya se había tomado el té—. Lamento la tardanza, pero Sato estaba terminando de preparar los roles de canela que se le servirán a los del consejo hoy, usted antes mencionó que tenía ganas de comerlos, así que esperé para traerle los unos recién hechos.
Los sucesos anteriores se olvidaron rápidamente cuando Izuku olfateó el pan, le habían traído un poco más de té y dos rollos de canela que aún dejaban salir algo de vapor por lo caliente que estaban. Se miraban tan brillosos con el dulce de leche que tenían regados encima. ¡Se veían exquisitos y dorados!
—Está bien, perdonó tu retraso, ahora comamos juntos esta delicia. —Izuku dejó espacio en la silla para que Eri pudiera sentarse a su lado.
Ella aceptó sumisa pues sabía que negarse era un caso perdido, porque la primera vez que intentó hacerlo cuando fue invitado a comer, o hacer algo junto al pecoso, solo terminó en una pequeña discusión que duró bastante y hasta que no aceptó Izuku no se rindió. Por eso siempre terminaba trayendo dos cosas de todo lo que le pedía el omega a petición de este.
Izuku acomodó al pequeño en uno de sus hombros, Katsuo estaba tranquilo y parecía que se quedaría dormido en cualquier momento. Mientras los dos omegas comían, el bebé estiró una de sus manos hacia una sombra que estaba algo alejado de ellos, balbuceó alegre y miró como la sombra se alejó poco después, solo entonces el cachorro decidió dormir.
(...)
Quien los quiere tanto como yo como para subirles tres caps en chiga de una nueva historia? 👀😤
Ahora si no actualizo hasta la otra semana kaskdkdk 🐜
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy uwu
Zaorycast. ✨✨
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