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Capítulo 22.

Weeeennaaaas. Antes de empezar, quiero decir que habrá un pequeño cover jajsjssk.

(Edit: en realidad es CROSSOVER, o sea que personajes de otros animes puede aparecer Xd, perdón lo de arriba, es que no sabía bien como se escribía)

También quiero muchos comentarios uwu

(...)

El primero de agosto fue recibido por una ligera lluvia mañanera, cuando el sol salió todo parecía brillar como si hubiera millones de perlas cristalinas sobre las plantas o los tejados que de vez en cuando dejaban caer algunas gotas de agua. Izuku despertó temprano ese día, tenía una intensa preparación y debía hacer las cosas con tiempo de sobra por si ocurría algún percance, el omega dejó que Katsuo pudiera dormir un poco más e ignoró la tela oscura que escondía debajo de su almohada.

Al salir de su nido el pecoso miró por la ventana de su habitación, algunas gotas de agua seguían cayendo, pero solo le daba frescura a la mañana. Sonrió ligeramente antes de irse al baño para hacer parte de su rutina matutina. 

Una vez terminó, Izuku volvió hacia su nido y abrió las cortinas, Katsuo dormía boca arriba, uno de sus piecitos estaba estirado sobre el lugar en el que el peliverde dormía antes. El rostro pacífico del pequeño casi lo hizo sentir culpable por levantarlo un poco antes de su horario normal.

—Katsuo, cariño, es hora de levantarse. —llamó el omega con voz suave, tomó entre sus manos al pequeño y lo fue meciendo tratando de que no fuera a llorar—. Feliz cumpleaños pequeño, eres un cachorrito tan lindo y afortunado, ojalá fueras así toda tu vida.

—Hummm~ mama... —Katsuo bostezó y trató de apartarse de los besos que su madre le daba por todas partes del rostro—, noo.

El pequeño rubio quería dormir más, lo normal sería dormir hasta que el hambre le hiciera despertarse, lo que lo haría gatear hacia Izuku y abrir su bata para darse el mismo el desayuno. Uno delicioso que se le estaba antojando en ese momento.

—No hagas pucheros, eso solo hará que te de más besos. —El pecoso se rió, se acomodó en la orilla de su nido y abrió rápidamente el pequeño lazo de su bata dejando que ahora un bastante despierto príncipe comiera su aperitivo favorito.

"Feliz comida de día especial" pensó el pecoso con diversión. Sintió un pequeño escalofrío de miedo cuando los diminutos, pero filosos, dientes de Katsuo apretaron por un segundo un poco duro su pezón, "oh jovencito, no te ganes un castigo".

Ahora Izuku miró a su cachorro serio mientras que el causante de su mini paro cardiaco solo le veía "inocente" con sus grandes ojos rojos. El omega no se creyó nada. La puerta de su cuarto se abrió justo cuando los gases del príncipe habían sido sacados.

Katsuo miró con curiosidad a las tres sirvientas aparte de la albina que habían entrado, después miró al omega pecoso y cuando notó que se dirigían hacia ellas empezó a entrar en pánico. El pequeño rubio sintió la traición en su ser cuando su querido madre lo entregó sin remordimiento a una de ellas.

—¿Por qué pones esa cara? Solo es un momento en lo que me arreglo, ellas te cuidaran y te van a vestir para el día más importante de tu vida infantil. —Izuku calmó al bebé, le sonrió dándole un beso en la frente, después miró a las doncellas—. Si le ocurre algo, ustedes lo pagarán con sus vidas, ¿de acuerdo? 

El pecoso tenía una mirada severa, lo cual hizo que las jóvenes tragaran saliva y asintieron rápidamente. Izuku se volvió a despedir de Katsuo dándole más besos, pero no se le quitaron los pucheros y solo fueron en aumento cuando lo sacaron de la habitación.

—Le hará un enorme berrinche después. —Eri dijo, y ni siquiera habia sido una pregunta o algo por el estilo, fue una afirmación, Izuku suspiró.

—Mejor apresuremonos con nuestros arreglos. Hoy Katsuo debe estar presentable todo el día y como su niñero, yo también. —El omega se dirigió de nuevo al baño y Eri se apresuró a abrirle la puerta a los otros sirvientes que iban a preparar a su amo.

Terminaron con todo poco después de las ocho de la mañana, Izuku apretó la boca firmemente cuando miró la última pieza de su atuendo, el collar de perlas. Con un suspiro tembloroso lo agarró y lo abrochó alrededor de su cuello.

Su hermoso kimono era sencillo, pero elegante, como lo tenía que usar por bastante tiempo decidió no hacerlo tampoco ostentoso, pero no evita que fuera uno ceremonial.

Capas de colores cálidos, amarillo, naranja y verde claro, trabajaban de forma amorniosa haciéndolo ver como un miembro de la familia real. Lo era hasta cierto punto, así que debía verse como tal, el collar blanco con la esmeralda le daba un toque especial, como una cereza apetitosa sobre un delicioso helado, como los que preparan Sato en los días calurosos. 

—Se ve increíble lady Izuku. —La albina alabó al pecoso quién se veía a detalles con el espejo de cuerpo completo, ya tenía incluso maquillaje, ayudado a poner por una sirviente con más experiencia.

—Sí, —dijo Izuku con una sonrisa, volteó hacia las damas y asintió—, muchas gracias por su ayuda, ya pueden retirarse, seguramente tienen mucho por hacer.

Las sirvientes asintieron y se fueron rápidamente, el pecoso se giró para verse una última vez en el espejo, pasando sus manos por las suaves telas, se detuvo cuando sus dedos tocaron el collar que adornaba su cuello, podía oler el ligero aroma que desprendía y eso solo lo hacía sentirse más derrotado. Ya ni siquiera podía negarse a la voluntad del enigma.

—Lady Midoriya. —La puerta fue tocada y abierta suavemente por una de las doncellas que se llevó a Katsuo hace un rato—. El joven príncipe ya está listo, además, el emperador me pidió que los llevara al comedor para que comieran el desayuno com él.

Izuku se tensó levemente, pero supuso de antemano que algo como eso iba a ocurrir, así que se preparó mentalmente ante esa posibilidad. Respiró hondo y calmó su agitado corazón, se volteó para quedar de frente a la sirviente y asintió, después miró a Eri.

—Eri, ve a prepararte, estarás conmigo durante la fiesta como mi ayudante por si Katsuo necesita algo. —El pecoso acarició los cabellos de la menor, sintiendo ternura cuando lo miró con asombro.

La albina asintió rápidamente antes de irse, Izuku también salió encontrándose con Katsuo en el pasillo, estaba vestido hermosamente con un yukata de color naranja pequeño hecho a medida. Su rostro arrugado se relajó justo en el momento en el que vio al pecoso, pareció quedar embobado por el atuendo del peliverde.

—Mama, má. —El rubio estiró sus manitas tratando de alcanzar al omega, Izuku lo cargó notando que el rostro del menor soltaba brillitos, lo miraba como si fuera un ángel.

Todas las doncellas se fueron excepto la que había dicho que lo llevaría al comedor, Izuku acomodó al pequeño sobre uno de sus hombros. Katsuo jugaba con el collar de Izuku, tocando las perlas con sus deditos. La joven se dio la vuelta para guiarlo y el pecoso suspiró una vez más antes de caminar tras ella.

Fueron minutos de silencios que se sintieron eternos, lo único que Izuku podía escuchar eran los pequeños murmullos que el pequeño rubio dejaba salir en su hombro. El pecoso reconoció la entrada al comedor y contó mentalmente hasta diez, esperó a que la sirvienta la abriera, dándole las gracias en voz baja y caminó hacia el interior con la frente en alto.

Había candelabros encendidos colgando desde el techo haciendo que todo fuera bastante iluminado, el suelo estaba cubierto por alfombras elaboradas y tapices cubrían las paredes, todo tenía los colores a juego y se veía elegante.

Katsuki inmediatamente puso sus ojos en él cuando se abrieron las puertas, el rubio mayor estaba esperando a que un sirviente le llenara su taza de café, de pronto en pecoso sintió un deja vú. Como si fuera igual a la primera vez que entró en ese lugar, solo que la decoración le hacía saber que eran distintos tiempos.

—Majestad. —El omega hizo una reverencia con la cabeza gacha, caminó despacio, acercándose a la mesa, sin perderse el brillo en los ojos del enigma cuando notó el collar sobre su kimono.

—No te sientes, ven acá. —Con una mirada Katsuki hizo que el sirviente omega se fuera del lugar, después solo sonrió esperando por el pecoso.

El peliverde tragó saliva mientras se acercaba al enigma, Katsuo por su parte sacó la cabeza del hombro de Izuku y miró a su padre, rápidamente puso una mirada orgullosa, rodeaba parte del cuello de su madre con sus brazos y soltaba más brillitos con la mirada. 

—Dejame sostenerlo. —Katsuki pidió cuando el omega estuvo a su lado, el cachorro se dejó cargar por su padre, quien lo puso de pie sobre su regazo.

Cuando Izuku iba a dar un paso hacia atrás para dejarle espacio a padre e hijo, el enigma lo tomó de una de sus manos sin dejarlo mover. Katsuki lo miró a los ojos un momento, sus rubíes estaban oscuros y llenos de deseo, le envió más de un escalofrío al cuerpo, el omega podía sentir como sus mejillas se volvían rojas, a pesar de que ya tenía un rubor saludable sobre ellas.

—¡Páa! —El menor exclamó alegre, una mano grande del enigma lo sostenía y la otra mantenía a su madre cerca, lo hacia sentirse feliz, por ello decidió meter su nariz en el cuello de su padre.

Absorbió el aroma del mayor y como ya tenía el de su madre en su ropa dejó que estas fragancias se mezclaran, haciendo que un suave ronroneo saliera de su pecho. Katsuki acarició el cabello de su mocoso que se frotaba contra él, mientras que también deslizaba su pulgar sobre el dorso de la mano del pecoso.

—Te lo dije una vez ¿no? —Murmuró el enigma, pero Izuku no lo entendió del todo—, nuestro cachorro solo necesita de nuestros aromas juntos para estar satisfecho.

"Te encargaste de eso" quiso decir Izuku, pero prefirió callar, no quería arruinarle el lindo momento al pequeño rubio. Se veía demasiado tranquilo como para hacer algo que podría molestar a sus padres. Katsuki pareció satisfecho con su silencio, como si supiera en lo que estaba pensando y sabía que no haría nada al respecto.

El rubio acercó la mano del pecoso a su labios para darle un beso, Izuku no pudo evitar volverse rojo como las cerezas que comía en sus deliciosos postres, escuchó a su omega interno chillar de alegría por el pequeño afecto y el peliverde sabía que estaba acabado, su parte instintiva se encargó de hacer su aroma más dulce mostrando su felicidad, era una desgracia.

De pronto una de las puertas corredizas se abrió, el omega dio un brinco en su lugar por la sorpresa y Katsuki arrugó su ceño. Un sirviente le había abierto la entrada a unos invitados de otro país que llegaron el día anterior, Izuku quitó su mano del agarre que el rubio tenía sobre ella y tomó con cuidado a Katsuo.

—Oh, lamento interrumpirlos, majestades. No pensé que estarían en un momento íntimo. —Un hombre alto y de ropa negra se acercó e hizo una reverencia.

Izuku se giró por completo para verlos de frente, estaba apenado y un poco aliviado de que no fuera alguien de las familias sekkes o seigakes, no quiere que alguno esparza rumores sobre él haciendo algo indebido con el emperador, sobre todo en el comedor principal del palacio. Aún cuando era el mismo enigma quién lo acosa.

Olvidando lo anterior y fijándose en la persona que habló, el omega se dió cuenta de sus rasgos extranjeros. Aparte que usaba lo que los occidentales llamaban "esmoquin", sus ojos eran de un carmesi intenso, el cabello era negro azabache con un flequillo que le tapaba jn tercio del rostro. Era alfa. Sin dudas.

—Sebastian, ¿cuantas veces debo decirte que no te apresures de esa manera? —El pecoso se fijó en otra persona que se acercó a ellos, un omega bajo de cabello azul oscuro y de ojos azul celeste, uno de ellos cubierto por un parche.

—Solo quería hacer un gesto lindo y darte una presentación. —El alfa llamado Sebastian casi hace un puchero como un niño mimoso y el omega, la esencia un poco dulzón del menor revelaba su segundo género, miró con ojos filosos al más alto. Izuku sinceramente estaba algo sorprendido por el acontecimiento de las cosas.

—Mis más sinceras disculpas, mi consorte puede ser alguien impulsivo en algunas ocasiones. —El omega de cabellos azules hizo una reverencia, miró al pecoso quién cargaba al bebé rubio y supuso que era la emperatriz—. Majestad, no lo he conocido antes, mi nombre es Ciel Phantomhive. Rey de Inglaterra.

—Y mi nombre es Sebastian, majestad, soy su consorte. —El mayor colocó su mano izquierda sobre su corazón y volvió a hacer una reverencia, pero más ligera, él miró a Katsuki con una sonrisa—. Debo decirle, es bastante afortunado, alteza. 

El pecoso estaba bastante confundido, un rey le trataba como a alguien de la realeza, su igual, pero Izuku solo era el niñero del príncipe, por más que fuera familia cercana a la corona no podía llevar el honorífico de "majestad". También estaba sorprendido por lo bien que podían hablar el japones, aún tenían un ligero acento de su país, pero era casi imperceptible.

—Es un gusto, mi nombre es Izuku Midoriya, no de—La explicación del pecoso murió en su garganta cuando Katsuki se aclaró la garganta, Izuku volteó a verle, al igual que los otros dos en el lugar.

—No te quería interrumpir, Izuku. Pero tampoco quiero que retrasemos más la hora de comer, hoy será un día largo, lo mejor es tomar un buen desayuno y ponernos en marcha. —El rubio sonrió e Izuku asintió sumiso, entendió el pequeño mensaje implícito, no lo dejaba aclarar el mal entendido de que no era el emperatriz del reino.

Pero, ¿por qué llegó a ese punto? 

(...)

Espero que les haya gustado, el cap y que no encontrarán muchos errores ortograficos. El ship de sebastian x Ciel me gusta XD

Zaorycast. ✨✨

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