Capítulo 20.
Muchos comentarios xfa 🐜✨
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Las celebraciones de cumpleaños aun son algo raras de practicar, se adoptaron desde hace muy poco de los europeos, aún así a Izuku le gustaba celebrar todos los años su día especial. Lo consideraba mejor que el debut de quince años que tuvo.
Sin embargo, al estar tan cansado de fiestas y banquetes por todos esos matrimonios celebrados en menos de un año, el omega pecoso solo quiso algo pequeño. Con Denki, quién había regresado más brillante y relajado de su luna de miel, junto a su familia, Katsuo y la pequeña Eri.
No estuvo nada mal, una deliciosa cena iluminada con lámparas de papel mágicas colgando de cuerdas que rodeaban la mesa larga bajo la luz de las estrellas. Una reunión íntima rodeados de un cálido aire de verano, nada mejor para cumplir sus diecinueve años.
-¡El chef se ha lucido con esta comida! -Denki arrullo tomando más del sushi que había en la mesa antes de untarlo con salsa de soja y comerlo casi derritiéndose por el delicioso sabor.
-Sato fue más que bendecido por los dioses. -El pecoso murmuró sonriente, los refrigerios y la charla siempre iban antes que el pastel, el cual era el evento principal en la celebración.
La noche fue perfecta para Izuku, hablando con sus padres sobre cosas de su hogar, con Denki incluido ya que siempre fue un miembro de su familia y su segundo hermano. Cuando el pastel llegó el peliverde se maravilló, era uno cubierto por un suave y esponjoso glaseado que tenía fresas cremosas como decoración en la parte superior y de relleno.
El pecoso no pudo evitar darle a probar solo un poquito al pequeño terremoto que no dejaba de seguir a sus mariposas de flores y rosas alrededor de la mesa. Katsuo tuvo que conformarse con un bocadito, no era bueno para su salud dulces de noche y menos si eran de leche.
Al acabar con la comida y el pastel, se dieron un abrazo antes de separarse para ir a dormir, la pobre Eri tuvo que cargar con los regalos que le habían dado mientras ella bostezaba todo el camino hasta sus habitaciones. Izuku la veía con un pequeño reproche, no podía hacer mucho al tener un bebé en brazos, uno un poco revoltoso que se negaba a dormir.
-Te dije que te podías venir antes y yo le podría dar esas cosas a una sirvienta para traerlas. -Izuku murmuró al mismo tiempo que sostenía las manos de Katsuo, quién trataba de abrirle el pecho del kimono-. Cariño, espera un poco.
Eri se rió al ver que el joven príncipe arrugaba el rostro amenazando con llorar si no le dejaban tomar su comida a mitad del pasillo. La menor solo negó con la cabeza, era su trabajo siempre estar al pendiente de su amo, así que no se iría de su lado hasta dejarlo seguro en su habitación por las noches.
-No te preocupes Izu, para mí no es ningún problema. -aseguró la albina sin dejar de seguir al mayor.
Izuku sonrió pero no dijo nada, al llegar a sus habitaciones el pecoso dejó que ella se fuera a descansar, Katsuo medio se despidió con un puchero en el rostro y resoplando al omega mayor una vez estuvieron solos.
-Ni aunque tengas esa cara todo el día podrás convencerme pequeño Katsuo, ¿no sabes que es peligroso para ti que yo me mueva tanto mientras comes? ¿Qué harás si te ahogas al absorber mal tu comida? -El pecoso monologó dejando al bebé acostado en un cojín algo hondo, así no se podría levantar.
-¡Ma-má! -Katsuo agitó sus manos y sollozó tratando de llamar al pecoso, más que nada para que le diera de comer.
-Me estoy cambiando, no ha pasado ni una hora que tomaste de mi leche y un poco de pastel, ¿no estarás demasiado consentido y glotón? Pobre de mí por criarte así. -Izuku fingió sollozar mientras se quitaba rápidamente la ropa, de todas formas se apresuraba para alimentar al pequeño príncipe.
Katsuo no dejaba de llamarlo con la voz rota, y si eran lágrimas de cocodrilo o no no importaba porque le partía el corazón al pecoso de todas formas. Jamás podría dejar de consentirlo y lo peor es que sabía que estaba acabado por ello. Una vez Izuku dejó las prendas de su kimono en una cesta y se colocó una bata de seda, se giró alzando al rubio en sus brazos.
Ni siquiera se había amarrado los pequeños lazos que tenía en la parte superior y Katsuo se lo agradeció entre ronroneos cuando obtuvo de inmediato un pezón lleno de leche materna. El omega suspiró, limpió el resto de lágrimas que le habían quedado al menor en las mejillas y cuando estuvo seguro de que ya no tenía ninguna se dispuso a sentarse en la mecedora que estaba cerca de la ventana.
Sin embargo se congeló al hacerlo. ¿como no lo vió antes? ¿cómo fue capaz de ocultar su dominante presencia? Era algo que Izuku veía imposible, pero él no notó al emperador usando ya la mecedora hasta que volteó hacia él. Con la luz de la luna que de pronto se filtró por la enorme ventana la silueta del hombre pudo verse mejor.
-¿Te has divertido? -El mayor preguntó, podía verlo sonreír en la oscuridad y sus ojos brillaban como brasas encendidas-, he estado esperando por ti desde hace un rato.
-¿M-majestad..? -¿Por qué tan de repente? Se preguntó Izuku, había pasado un tiempo desde que tuvieron una conversación o que el enigma se metiera en su cuarto de esa forma.
Casi se había acostumbrado a no esperarlo, pero Katsuki siempre tenía que enseñarle a no dejar que su guardia bajara, de cierta forma su omega interno estaba feliz, pues al fin estaba recibiendo un poco de la atención por la cual estuvo llorando por meses. Sin embargo, Izuku estaba preocupado, ¿que le iba a hacer ahora?
-¿Por qué esa cara? Vine personalmente a felicitarte en tu cumpleaños y a traer un obsequio, deberías de agradecerme. -Con un ademán de su mano, el rubio mostró el ramo de flores y rosas que estaba sobre una mesa cerca de él, además de una caja al lado del rollo.
-Majestad, no creo que sea correcto, -Izuku retrocedió un pequeño paso-, es tarde y debería de dormir, yo no...
El omega dejó de hablar cuando el enigma se paró de la mecedora, se acercó tan suave y silencioso que parecía un gato a punto de lanzarse sobre un ratón arrinconado. Él miró al cachorro que seguía pegado a su pecho y bebía de su pezón, e ignoraba todo lo que ocurría.
-¿No es correcto qué exactamente? Tú eres un omega soltero, vives en mi palacio, eres parte de mi imperio y por ende también me perteneces, además de eso mi primogénito te tiene como madre y lo cuidas igual a una, lo amas incluso tanto como si lo hubieras engendrado. -Katsuki le sonrió al omega de forma cínica, en pocos pasos estuvo a unos centímetros de su rostro e Izuku tuvo que alzar en suyo-. No hay nada de malo en lo que hago ahora, además se que me has extrañado, puedo oler tu felicidad.
Izuku apretó un poco a Katsuo contra su pecho como un pequeño escudo protector, aún así el enigma pudo pasar una de sus manos grandes alrededor de la delgada cintura del pecoso, la otra mano de Katsuki se posó en una de las mejillas pecosas y la acarició con suavidad.
-Deberías dejar de buscarme con la mirada todo el tiempo y mejor venir a mí completamente, me estoy impacientando, mi Deku, no querrás verme enojado un día de estos. -Sin dejarlo responder, el enigma metió su nariz en los verdes rizos del omega para olerlo con profundidad.
El peliverde se sintió entumecido, como si todo su estrés y agotamiento se hubiera desaparecido casi por completo, pero tuvo una punzada de miedo al oler la tensión llena de excitación que emanaba el enigma. Parecía que estaba tratando con una bomba que ya tenía una cuenta hacia atrás y él sería el más afectado cuando explotara.
Katsuki olfateó por un momento más que cabello del pecoso antes de ver hacia abajo, su cachorro, que le miraba con sus enormes ojos mientras seguía prendido al pecho lleno de Izuku. El mayor acarició el cabello de su pequeño, apretó su agarre en la cintura del omega sintiendo como sus dedos se hundían levemente en la piel de este.
Podía oler la excitación flotando en el aire, ese aroma a mancha virgen lo volvía loco y le hacía querer suspirar profundamente para grabar ese aroma en su nariz, también quería enterrar su rostro en el origen de esa mancha, pero no podía adelantarse, estaba esperando su momento justo para actuar y aún no había llegado.
-Un día de estos, Izuku, vendrás a mí y yo te daré todo lo que deseas y más. -El enigma murmuró en voz baja, miró de nuevo los ojos de Izuku-. Por cierto, asegurate de que Katsuo esté en su cama durmiendo antes de que habrás mi regalo, ten una buena noche, mi Deku.
Katsuki besó la frente de su cachorro, después se acercó al rostro de Izuku, parecía que lo iba a besar en los labios y por un segundo el omega lo creyó, pero en lugar de eso el enigma solo lo miró durante unos segundos antes de irse. El pecosa no se movió de su puesto, con el corazón a mil e internamente decepcionado.
¿Pero de qué exactamente? Más bien debería de agradecer que el emperador no le había hecho nada. Sin embargo, Izuku podía oír a su omega interno sollozar, enviando un sentimiento de rechazo a su sistema, sumándose a muchos otros más. El peliverde suspiró tembloroso, volteó hacia el lugar por donde se fue el enigma, sin hallar ningún rastro de él cuando se giró.
Era raro, no escuchó la puerta abrirse o cerrarse, no hizo ruido alguno al salir, ¿acaso era un especie de ninja o algo? Eso era peligroso, pero teniendo en cuenta de que nunca se daba cuenta cómo era que Katsuki siempre lograba colarse allí sin ver visto ni oído, no debería de sorprenderse tanto.
-Manmm... -Katsuo medio murmuró teniendo todavía el pezón de Izuku en su boca, el pecoso notó que ya estaba bastante soñoliento y al parecer le exigía acostarse.
Ignorando el ramo de flores y el regalo sobre aquella mesa, el omega fue hasta su nido para acomodar al pequeño príncipe en él. Se estuvo con el rubio menor hasta que se quedó profundamente dormido, pero Izuku no pudo conciliar el sueño, la curiosidad lo estaba carcomiendo desde adentro.
Quería saber cual era el famoso regalo que le había dejado el emperador, el peliverde se levantó despacio y subió un poco la intensidad de la luz que tenía su lámpara antes de ponerla en un gancho algo alto. Adelfas, amapolas rojas, acedera, camelias rojas, caléndulas y rosas, esas flores conformaban el enorme ramo que estaba sobre su mesa, e Izuku sabía qué significado están inscrito en ellas.
No era un mensaje muy alentador, si pensaba que podía librarse pronto del emperador, entonces estaba muy equivocado. Izuku tragó saliva y tomó los listones de seda que tenía la caja color verde esmeralda, tiró de ellos antes de agarrar suavemente la tapa y alzarla.
Dentro de la caja no encontró gran cosa, solo una tela negra doblada que tenía bordados naranjas en los bordes, Izuku alzó una ceja y tomó la tela sacándola del sitio, un bello collar de perlas con una esmeralda en el centro se deslizó de la tela y quedó en el fondo del regalo.
Era una de las joyas más bellas, parecía ser uno de esos collares que usaban algunos de los omegas de occidente cuando llegaban de visita a fiestas o reuniones importantes, no sabía si era hecho por alguien fuera del continente, pero los leves y casi imperceptibles grabados en la esferas blancas no parecían ser japonés
La esmeralda también parecía tener un pequeño grabado en su dura corteza. Quiso tomarla, pero algo se lo impidió, su omega interno comenzó a llorar y querer tomar el control cuando detectó un singular aroma viniendo de la tela que Izuku aún tenía en la mano.
(...)
Perdón la tardanza, como conseguí nuevo celular, *tose* que era de mi papá *tose*, aún no logro acostumbrarme a casi todo, tuve que descargar la aplicación de documentos porque no lo traía, el teclado es medio feo y si escribo sin corrector automático tardaría mil años escribiendo XD
Espero que les haya gustado el capitulo! Estamos casi en la recta final, pero aún hay cosas que debo de revelar y agregar un poco mas de drama uwu cualquier cosa o teoría loca lo pueden escribir en comentarios, bye 🐜
Zaorycast. ✨✨
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