Capítulo 19.
Haber hijos de su mamá, me dejan muchos comentarios o lloro! 🤺✨
(...)
Izuku se quitó la ropa despacio, las telas de seda caían a la piedra seca a los lados de sus pies en una pequeña montaña, no se dejó nada en el cuerpo antes de tomar una pequeña toalla blanca para mojarla con agua tibia que tenía en una taza honda de cerámica.
Se quitó el poco maquillaje que Eri le ayudó poner ese día, el omega se detalló en el espejo asegurándose de no dejar ningún rastro antes de poner la toalla de nuevo en la taza. Luego fue hasta la enorme bañera humeante y se hundió en sus aguas cálidas.
Paz y tranquilidad, era todo lo que su mente y cuerpo tenía en ese instante, o al menos eso quería tener. Podía estar seguro de que Katsuo estaba siendo bien cuidado por su doncella, además de que dormía profundamente su siesta. Sabía que Eri no le quitaría la mirada de encima.
Sin embargo, estaba inquieto, Izuku oía a su omega interno sollozar, arañando su conciencia tratando de que hiciera algo y al mismo tiempo reclamándole, no entendía que le pasaba si él no había hecho nada para molestarlo.
Denki estaba de viaje en su luna de miel, iba a volver en un par de días y la verdad Izuku ya lo estaba extrañando mucho, no pudo evitar acostumbrarse a su compañía con el tiempo que pasó allí con él. Trataban de verse al menos una vez al día de forma diaria, el omega pecoso sentía que podía desahogarse hablándole sobre sus preocupaciones por casarse o por como educar al príncipe en su crecimiento.
El omega rubio lo escucharía sin juzgar, lo entendería y trataría de ayudar de forma emocional dando algunos consejos. Izuku se sentía bastante agradecido, tal vez no podía decirle exactamente todo lo que le pasaba, pero un gran peso de sus hombros se desvaneció y su mente se volvió más tranquila.
Por esa parte estaba feliz; no obstante, que su lado instintivo no dejara de llorar y sentirse rechazado, no le permitía liberarse completamente de su angustia. Sabía que era lo que quería, pero Izuku no lo iba a complacer, ahora al menos se había librado del emperador, no puede arruinar eso.
Es libre, en verdad quiere sentirse libre, así que el pecoso mantendrá a su omega bajo control mientras se olvida de él. Izuku sacudió sus pensamientos y alejó los chillidos que no dejaban de molestar a un rincón de su mente. Se concentró en algo más superficial, literalmente.
Miró sus brazos, la cicatrices que lo cruzaban de un lado a otro, su piel era bastante pálida con algunos toques de rubor, pero las líneas aún más blancas que los cubrían se podían notar si se veían con atención. Ni que decir de la grande que estaba casi en su hombro, era como un parche de color marrón claro.
Izuku pasó los dedos de su mano izquierda por ella, no se avergüenza de tenerla, después de todo fue para proteger a algo más valioso, aunque su cuerpo se haya dañado un poco en el proceso, ojalá a su futura pareja no le fuera molestar que tuviera marcas.
"No me tengo que preocupar de que sea un sekke quién las vea, al menos"
El peliverde pensó para sí mismo tratando de ser optimista, acarició su cicatriz sintiendo un pequeño escalofrío, era un poco más sensible en esa parte, pero era porque la parte de la piel superior no se pudo reconstruir de forma correcta, eso pasaba cuando la herida es profunda.
Gracias a la magia de la curandera los daños no pasaron a mayores.
Con cuidado los dedos del pecoso viajaron de su hombro a su clavícula y de allí bajó hasta sus duros pechos. Izuku hizo una pequeña mueca con la boca, escuchó a su omega interno llorar más fuerte al saber en lo que pensaba, su cuerpo había correspondido de forma instantánea a su propia caricia.
Así de acostumbrado lo tenía el emperador a su toques ¿Eh?
Era como si su piel estuviera esperando la más mínima provocación para prepararse, apenas había rozado uno de sus pezones y ya sentía un calor creciendo desde su vientre. No se dejo llevar, Izuku se bañó ignorando los deseos de su instinto y salió secándose el cabello con una toalla.
No era algo que se fuera rápidamente, menos con el aroma a sidra que había en cada rincón de su estancia. Cuando llegó a su habitación se encontró con Eri meciendo suavemente al pequeño príncipe en su cuna baja. Izuku dejó la toalla en algún lado y se acercó a los menores.
—Deberías irte a dormir, —dijo Izuku notando coma la albina estaba bostezando—, anda que yo también dormiré ahora.
Eri asintió mientras se frotaba un ojo de manera soñolienta, le gustaba ir a su habitación, pues Izuku había hecho que la arreglaran para ella con algunos muebles, un nido de lo más cómodo con muchas mantas y un armario lleno de bellos kimonos de su talla.
—Buenas noche Izu. —La menor le hizo una pequeña reverencia antes de irse.
Al estar solo Izuku tomó a Katsuo, se metió en su nido cerrando las cortinas y apagando la lámpara para que todo estuviera a oscuras. El omega alimentó al bello durmiente que de forma automática chupó su pezón hasta llenarse.
(...)
Todos los miembros de las familias sekkes y seigakes fueron tomando parejas, Izuku podía decir que en ese año hubo una gran cantidad de bodas que difícilmente podría repetirse de nuevo. Y como Shindou lo prometió, se rió de Keigo en el día de su boda, pero fue discreto.
Aún así nadie le quitaba la diversión al oírlo jurar que le sería fiel a su pareja hasta el día de su muerte, y tenía que cumplir esa promesa literalmente. Fuyumi Todoroki, ella era la "desafortunada", según Shindou, al parecer Enji no perdió el tiempo y habló con los padres de Keigo para hacerlos casar. Sus rostros serios le hizo saber que quizás ni siquiera habían cruzado palabras alguna vez.
Una boda que le pareció muy tensa fue la de Shouto, no sólo por su resentimiento por el alfa, sino por el propio comportamiento de éste en "su día especial", parecía resignado y cansado, la joven Yaoyorozu era hermosa, una omega bastante refinada y elegancia, parecía tomar su papel con determinación.
Izuku estaba agotado, la próxima boda sería la de su hermano y no estaba seguro de asistir. La prometida de su hermano era Nakagame Tatami, una omega hija mayor de nobles de la corte, Shindou ya la conocía porque ella estudió en Flor de loto, al fin el alfa de cabellos negros, y por la presión de su padre más que nada, le pidió la mano al padre de la joven.
Pero en fin, dejando de lado el tema de las bodas y matrimonios arreglados.
Seis meses, desde la última vez que ocurrió una de "las visitas" y su mente estaba desestabilizada, Izuku estaba en una especie de abstinencia, lo cual considerarlo de una forma sexual era estúpida por su estado con Katsuo, se supone que hasta no cumplir el año y el cachorro obtuviera su aroma propio.
Solo así Izuku podría tener sus celos con normalidad y aunque el aroma lechoso no se iría del todo, porque obviamente seguía lidiando con un bebé, el omega podría tener más de su propia esencia y sentirse más necesitado de alguna liberación, ahí sí una abstinencia le pasaría factura.
Izuku se estaba empezando a preocupar, Katsuo cumpliría el año pronto, y si se sentía bastante mal ahora no quería imaginar cómo lo estaría después. No se había vuelto a ver con el emperador, ni hablaba con él, solo estaban en una misma habitación cuando habían reuniones importantes en las que el omega tenía que asistir con el príncipe.
Katsuo ya era un pequeño terremoto por donde iba, pudo sentarse y gatear desde que cumplió los siete meses, cuando llegó a los nueve ya quería pararse. Izuku tuvo algo de miedo al principio, no quería que se fuera a forzar o golpear.
Sin embargo, el pequeño era demasiado terco, una vez estaban en una celebración de una de las bodas cuando Katsuo hizo puchero y frunció el ceño de su rostro. Izuku estaba sentado en el suelo con el bebé en su regazo. El menor casi gruñía mientras tiraba de la ropa del pecoso para tratar de pararse.
Al final Izuku colocó sus pies en el suelo firme y dejó que se pudiera de pie él solito, lo quería hacer así. Cuando logró estabilizarse Katsuo gritó; "¡Páaa!" Con fuerza y caminó de forma temblorosa hacía su padre que estaba a unos metros de distancia hablando con el lord Aizawa y Todoroki.
El omega tuvo que levantarse y seguir con cuidado al príncipe para que no se fuera a caer, Katsuki había volteado hacia ellos y se quedó mirando a su hijo, él se agachó para agarrarlo cuando Katsuo llegó cerca suyo. Solo así el menor sonrió y rió brotando brillitos totalmente orgulloso de su acción.
Izuku mantuvo su distancia un poco avergonzado, no sabía si había interrumpido una charla importante o algo. Notó como el emperador dejó a los sekkes atrás y se acercó despacio mientras le susurró algo a su hijo, Katsuo se rió como si hubiera entendido lo que le dijeron.
—Buena suerte tratando de mantenerlo en un solo sitio ahora. —murmuró el rubio cuando estuvo pasándole al bebé a sus brazos, sintió un pequeño escalofrío al roces de sus manos y al oler su aroma tan cerca.
Fue algo malo para Izuku, porque después de haber estado tanto tiempo lejos del emperador que éste se hiciera eso solo hizo que su lado instintivo rogara por Katsuki, haciendo su aroma más dulce en un instante, pero el omega se controló rápidamente y le hizo una reverencia al mayor antes de que se diera la vuelta.
El pecoso pudo jurar que vió una pequeña sonrisa en el rostro de Katsuki, lo atribuyó a que era porque estaba feliz de ver a su hijo dar sus primeros pasos. Han pasado unos meses desde entonces y tiene que admitirlo, él tenía razón respecto a Katsuo.
—¡No, príncipe, no puede correr así cerca de las escaleras! —A la pobre Eri le daría un ataque al corazón en cualquier momento y peor a Izuku, que a parte de cansado ahora se volvería paranoico.
—Katsuo, ven acá, hazme caso. —Izuku casi corrió para atrapar al menor, quién se quedó quieto un momento antes de queer escaparse corriendo.
Pero fue capturado hábilmente por el omega mayor, quién suspiró profundamente tratando de calmar su agitado corazón. El cachorro se rió, con maldad Izuku puede jurar eso por su vida, y agitó sus piernas en el aire mientras el pecoso lo apegaba a su pecho.
—¡Mamá, no! —exclamó el niño entre risas tratando de apartarse, pero fue inútil, pronto se rindió ante el suave olor que desprendía Izuku, volviéndose un desastre, ronroneando en el cuello de su madre y dejándose acariciar por él.
—Es hora del baño y tienes que dormir, no puedes escapar jovencito. —regañó Izuku con ternura, Katsuo era bastante inteligente para su edad.
Así que cuando veía a la albina yendo al baño para preparar la bañera con agua tibia, el pequeño hacía de todo para escaparse de ellos dos y evitar bañarse, lo cual era algo tonto pues siempre terminaba siendo atrapado, pero eso no evitaba que Katsuo lo siguiera haciendo una y otra vez.
—No balno... —Katsuo se lamentó, al final le quitaron la ropa y fue sentado sobre las piernas de Izuku en el agua, lo cual empieza la otra parte de la ironía.
Porque una vez el príncipe estaba en el agua después ya no quería salir de allí, se la pasaba chapoteando tratando de hacer hundir las pequeñas florecillas de loto que Izuku hacía crecer en el agua para que de pudiera entretener mientras lo lavaba.
Izuku tarareaba por lo bajo, sus manos le hacían suaves masajes al cabello rubio del menor haciendo espumas con el shampoo hecho especialmente para él. Tenía cuidado de que no le fuera a caer en los ojos cuando lo echaba agua y lo volteaba hacía su pecho para lavar su pequeña espalda.
—¡Mida, mamá, mida! —El menor golpeó ligeramente los pechos de Izuku al tenerlos al frente, el mayor solo lo acomodó dejando que sus botones estuvieran a una altura que Katsuo pudiera alcanzar.
—Sin morder y debes dejarte vestir por Eri cuando te venga a buscar. —murmuró dejando que Katsuo comiera, Izuku llenó de jabón sus manos, pasando sus dedos por toda la grasita de bebé que cubría al pequeño ser—. Estas gordito, ¿Sabias eso? Si sigues así de glotón te costará ponerte en forma cuando estés más grande.
Katsuo ignoró lo que digo el pecoso y se concentró más en la dulce comida que llenaba su paladar. Cuando Izuku acabó de lavar al príncipe llamó suavemente a su doncella y Eri entró teniendo lista una toalla seca en sus manos.
—Bien, es momento de que cumplas tu parte del trato. —Izuku dejó un beso en el cabello mojado de su pequeño, endulzó su aroma haciendo bostezar al rubio.
Lo que hizo que fuera fácil que Eri pudiera envolverlo con la toalla y llevarlo a la habitación para ponerle ropa. Izuku suspiró estirando sus brazos por encima de la cabeza, se hundió más en el agua dejando de su nariz hacia arriba fuera de la superficie.
Su hermano se casaría una semana antes de su cumpleaños, su madre quería solamente celebrarlo entre ellos junto a su amigo Denki, iban a almorzar y comer algún postre delicioso. Ya habían sido demasiadas fiestas y banquetes muy seguidos. Además Izuku sentía que si energía solo lo haría aguantar una reunión pequeña.
Odiaba sentirse frustrado y desde hace un pequeño tiempo se daba placer así mismo para aplacar un poco esa sensación. No lo dejaba satisfecho del todo, pero peor era nada y parecía que esa noche sería otra igual a las demás, mientras deslizaba sus manos por su cuerpo, tocándose, anhelando placer y su omega anhelando el toque de otra persona en específico.
(...)
Ustedes creen que ya debería de hacer que Katsuki le haga más hermanos a Katsuo o todavía no? 🐜✨
No sé, como que si tengo la inspiración para escribir coito del bueno 🥴😏
Espero que el capítulo no haya sido aburrido y que les haya gustado uwu
Zaorycast. ✨✨
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