Capítulo 18.
Quiero muchos comentarios xfis 🐜✨
(...)
Hace años.
Katsuki miró con fastidio todos los libros gruesos que estaban en su mesa de estudio, todo los días tenía que estar allí sentado durante cinco horas seguidas, solo teniendo pequeños descansos para comer, ha sido así desde que cumplió cinco años.
—Sabes que no importa cuánto pongas esa cara, las lecciones seguirán siendo iguales y si pierdes el tiempo tendremos que reponerlo en tus horas de descanso. —Aizawa murmuró con cansancio, odiaba haber sido elegido por el emperador para ser el sesshõ del joven príncipe.
Era más trabajo para el alfa, tenía un cachorro y un omega del cual estar pendiente, trabajo en el consejo más esa importante labor de servir como maestro al próximo heredero al trono. Iba a terminar durmiendo de pie en algún lado debido al cansancio.
A Katsuki le importaba poco la vida de su tutor, el solo quería hacer lo que quisiera y jugar, aparte de pasar más tiempo con su madre omega, quién había tenido una pequeña recaída de salud hace unos días, el pequeño enigma tenía cosas más importantes en la mente que esos tontos libros de diplomacia.
—¡Odio estar aquí! ¡¿Por qué tengo qué aprender todo esto?! —era el colmo, solo ayer tuvo que estudiar un libro entero sobre todos los nombres de las casas de los nobles y sus diferentes cargos.
Otro berrinche, el alfa de cabellos negros suspiró profundamente tratando de mantener su compostura, a veces quisiera que el emperador no mimara tanto a su único hijo, y que la emperatriz le pusiera algunos límites, puede que la enigma sea estricta en ciertas cosas, pero dejaba que Katsuki hiciera lo que quisiera siempre y cuando no le trajera grandes problemas.
—Porque para ser un gran gobernante debes tener en cuenta cada pequeño detalle de las personas que te rodean. —Una voz suave sacó a Shouta de su martirio interno, el emperador había entrado a la biblioteca—. Lamento la interrupción, solo quería ver cómo iba mi hijo en sus estudios.
—¡Madre! —El rostro del cachorro cambió rápidamente, era la única persona a la que escuchaba, no era así ni con su padre enigma.
Mitsuki le tenía algo de respeto a Masaru en ese sentido, solo él podía calmar a la bestia que tenían por hijo, pero no podía culpar de todo a su engendro, después de todo llevaba su sangre y ella era igual o peor que él cuando tenía su edad, eso lo sabía bien el omega de cabellos castaños.
—Majestad, —Aizawa hizo una reverencia antes de hablar—, usted debería de guardar reposo, este lugar es cerrado y lleno de libros viejos, no es bueno para su salud.
Masaru sonrió sin responder a la ligera reprimenda de su amigo, solo se acercó a uno de los estantes tomando uno de sus tomos favoritos antes de acercarse a Katsuki y estar cerca también del alfa mayor, el joven príncipe se volvió impaciente rápidamente, sabía que lo sacaría de allí.
—Chiyo me ha dicho que es bueno caminar y respirar aire fresco, no debo solo estar en cama. ¿No te importaría si tomo a Katsuki por hoy? —El omega preguntó y el pequeño rubio celebró internamente—, puedes descansar en tu hogar, veo que te hace falta.
Shouta quiso replicar, era su trabajo asegurarse de que Katsuki tuviera una educación integral; sin embargo, el descanso que le proponía su emperador era demasiado tentador, aparte de bien merecido, lleva con su rutina unos meses y ya no podía más.
—Lo que desee majestad son mis órdenes. —dijo el pelinegro asintiendo con la cabeza, pero Masaru sabía que sus ganas de ir a dormir le ganaba a cualquier orden.
El omega asintió también con una mirada cómplice antes de llevarse a su cachorro a uno de sus jardines favoritos. Los árboles estaban llenos de hojas frescas y de un hermoso color verde, el verano hacía todo tipo de planta se vistiera de verdes intensos.
Katsuki caminó junto a su madre tomando una de sus manos, el omega mayor tarareaba suavemente, guiando el camino hasta una cómoda banca debajo de un cerezo viejo. Masaru soltó un pequeño suspiro cuando logró sentarse sobre la madera de caoba, él alzó el rostro y aspiró el aroma de las flores que llenaba el lugar.
El enigma menor imitó su acción, relajándose de forma instintiva y casi ronroneando cuando la mano del omega le acarició el cabello, Katsuki guardó silencio sabiendo que las palabras sobraban en ese momento, a su madre le gustaba la tranquilidad y mientras no estuviera la bruja para molestarlo, entonces lo complacería a él mientras tanto.
—¿Qué historia quieres escuchar? —Masaru rompió el silencio con su voz suave, era casi un susurro de arrullo para el menor.
—Ya sabes cuál me gusta, —Aquel libro que el emperador había tomado era una colección de varios cuentos mágicos, uno de sus favoritos estaba allí, pero cada relato tenía una diferente lección de aprendizaje que dar.
—Lo supuse, pero de todas formas pregunté. —Masaru rió por lo bajo y abrió el tomo llegando al cuento que le gustaba a su pequeño.
Era una leyenda relacionado con la sabiduría, un hombre que viajó aprendiendo mucho sobre el mundo y como se dirigía entre la suerte; y a su vez, como el destino organizaba el camino de los seres mortales que nacían en la tierra, al pasar los años el hombre envejeció, decidió vivir tranquilo sobre una pequeña casa en una colina en donde era visitado por numerosas personas que le pedían consejos u opiniones sobre sus vidas.
Un día dos niños quisieron poner a prueba los saberes del anciano, ellos habían escuchado de todos los mayores sobre la inmensa capacidad del viejo para dar una respuesta acertada a todo lo que se le preguntaba. Entonces queriendo hacerlo equivocar, uno de los niños atrapó a una mariposa viva y la ocultó entre sus manos.
Lo que harían era sencillo, ellos iban a preguntarle al anciano sobre el estado de la mariposa, si respondía que estaba con vida entonces el niño mataría al bicho y la mostraría; pero si el hombre responde que estaba muerta, el niño abriría su mano dejando ir a la mariposa, de cualquier forma, harían que el viejo sabio se equivoque.
La parte interesante y a la que a Katsuki más le gustaba, ocurría después de que los niños iban con el anciano una vez tenían todo su plan preparado, el menor que tenía sus manos libres tocaba la puerta de la pequeña casa y esperaban a que el hombre les abriera.
Una vez que el viejo les abría la puerta con una sonrisa suave y ojos gentiles preguntando la razón de su visita, los niños harían su acto, dejando al hombre mayor con una mirada ligeramente sorprendida, pero poco después de escuchar a los menores él sonrió.
"—Depende de ti —dijo él, al niño con la mariposa en mano—, tienes su efímera vida a tu potestad, si decides que vive o muere es tu elección sobre ella."
Los menores supieron que el viejo sabio tuvo la razón, no pudieron hacerlo equivocar. El niño de tenía la mariposa abrió su mano dejando que el asustado insecto volara rápidamente, dejándose llevar en el viento, sus alas naranjas con puntos negros se batían tratando de mantener un equilibrio en el aire.
El cuento acaba allí, pero Katsuki sabe que mensaje transmite y Masaru le aconseja cada vez que se lo lee, tratando de enseñar un poco más, es algo que el pequeño príncipe adora de cierto modo.
Es gentil, suave, cariñoso, por más que no quiera el rubio termina cediendo, dejándose llevar por la sensación de seguridad y cariño que le brinda la cercanía de su madre omega.
—¿Yo podré ser alguien así de sabio, madre? —Masaru es la única persona con la que Katsuki se permite se vulnerable y comportarse como un cachorro educado.
—No solo sabio, mi Katsuki, también debes ser inteligente, audaz, que otras personas no sepas que piensas, pero también justo, que tu pueblo te respete tanto como te quiere. —El joven rubio casi se dormía con su cabeza en el regazo de su madre y la mano suave de éste acariciando sus cabellos.
—Yo lo seré, la bruja dice que a los viejos del consejo siempre hay que mantenerlos a raya, pero que el pueblo te admire, —Katsuki alzó el rostro para mirar los ojos suaves color café de su madre—, seré un emperador grande, las personas serán felices, los sekkes y seigakes siempre se arrodillaran ante mí con respeto.
—Lo serás Katsuki, yo estoy completamente seguro que sí lo lograrás. —El omega sentó su cachorro en su regazo y colocó su pequeña cabeza en el hueco de su cuello para que oliera su aroma, Katsuki ronroneó hasta quedarse dormido.
(...)
—¿Cómo se gana una guerra? —Mitsuki preguntó, tomó su taza de té caliente y le dio un sorbo mientras esperaba una respuesta.
—Obviamente, con guerreros expertos en magia. —El joven príncipe respondió seguro de sí mismo.
La emperatriz cerró los ojos bebiendo más de su té, antes de bajar tranquilamente la taza, tomar su delgada vara y darle un leve golpe con ella a Katsuki en la cabeza, el enigma menor se quejó, la mujer suspiró y trató de no gritar.
—Niño tonto, en la guerra debe haber algo más igual de importante y esencial que los guerreros, ésto —La enigma tocó la cabeza de su hijo con su vara—, es eso que se necesita para ganar una batalla, tu mente, una vez tomes mi cargo y vayas a una pelea, al final serán tus desiciones sobre la marcha lo que va a decidir quién ganará.
Mitsuki se levantó y caminó hacia el estante que estaba ahí mismo en su oficina, tomó un viejo libro algo roto, regresó hacía su primogénito que no dejaba de seguirle con la mirada y se sentó a su lado.
"300" Era lo único que titulaba el libro, nunca lo había visto antes y llevaba pocas lecciones con su padre, así que no había tenido oportunidad estudiar las cosas sobre guerras, Katsuki estaba seguro que de eso se trataba.
—¿Tu madre no te ha contado la historia de Gogo Bakugou? —La mayor preguntó y Katsuki se quedó pensativo un momento, al final negó—, como siempre, ese omega solo te lee cuentos de hadas.
—¡No son cuentos de hadas! ¡Son leyendas bastante buenas, bruja! —llamar a su padre por ese apodo le ganó un golpe en la cabeza.
La rubia estuvo a punto de dejarse llevar por su ira, azotar a su rebelde hijo sería una buena opción para que éste le tuviera un poco de miedo al menos, pero sabía que eso no le iba a gustar a su omega para nada, lo mejor era no tentar su suerte.
—Escucha con atención mocoso, Gogo fue un antiguo emperador que vivió hace unos cuatrocientos años, pero pasó a ser un ejemplo para las generaciones que descendieron de él por sus grandes hazañas de guerras. —La enigma abrió el libro en la primera página, mostrando un retrato viejo de su antepasado.
Se veía joven, a pesar de casi no tener color o firmeza en la hoja, sus rasgos eran similares a los Bakugou que estaban aprendiendo de su historia. Katsuki se asombró un poquito, le gustaba ver que los miembros de su familia no cambian mucho con el paso del tiempo, pero se debía su sangre de enigma, la bruja decía eso.
—¿Qué fue lo que hizo? —El menor preguntó con curiosidad, Mitsuki sonrió y pasó varias páginas.
—Gogo derrotó a un ejército de 3.000 hombres con tan solo 300 de los suyos, murió en batalla, pero hizo nuestra tierra más grande, salvó a su imperio, trajo prosperidad y paz para que su heredero pudiera crecer un poco más antes de tomar su cargo, mientras eso pasó, su pareja, llamada Yamikumo, tomó su lugar guiando al príncipe hasta que pudo gobernar solo y casarse. —relató la rubia—. Este libro fue escrito por Yamikumo, con las notas que encontró de Gogo, muchas de éstas en sus viejas carpas de batalla.
Katsuki sintió admiración por su ancestro, dejó que su padre siguiera contando sobre esa guerra, los métodos que usó el emperador para ganar, sus estrategias más eficaces, como llegó a derribar grandes elefantes usando cosas de la naturaleza a su favor, emboscadas y trampas, todo eso el joven príncipe lo absorbió como si fuera una esponja.
Por primera vez leer un libro no le pareció aburrido, el día pasó volando mientras estuvo con su padre, cuando la noche cayó y Masaru fue a verlos, el omega se sorprendió a notar que aún seguían los dos juntos allí sin armar un desastre de gritos, como era costumbre entre ellos.
—Yo puedo tener todo lo que quiera, incluso conquistar un reino y hacerlo de mi poder usando la mente para hacer una buena estrategia que me lleve a la victoria. —El pequeño Katsuki le informó a su madre, estaba completamente seguro de que así iban la cosas.
—Siempre y cuando tengas todo a tu favor, incluso cuando no, debes hallar una forma de hacerlo. —murmuró el omega, Mitsuki estaba sentada a su lado y los miraba en silencio, disfrutando de la noche.
—¿Y si quiero ganar otra cosa? Como... —Katsuki lo pensó, ¿Que era algo casi imposible de ganar?—, ¡Una persona! ¡¿Y si quiero ganar a una persona?! Hacerla mía, ¿Cómo de gana eso?
—Depende —Mitsuki respondió rápidamente—, ¿Ganarla como amigo, socio, sirviente o de una forma más emocional? Muchas personas ya son tuyas, serás el emperador, todo te pertenece, hasta la hoja más pequeña y seca de esta tierra.
—¿Entonces puedo hacer lo que quiera con ellas? —Katsuki preguntó y sus padres asintieron, eso lo puso bastante feliz. ¿Y como no? Si saber que el destino de alguien puede estar en sus manos es lo más emocionante del mundo.
(...)
Mi bebé solo está jugando jpg 🥺
Espero que les haya gustado el cap, perdón por los errores de ortografía que encontraron por ahí.
Zaorycast. ✨✨
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