Oliver estaba atrapado entre los brazos del vampiro y cada vez se le notaba más pálido del miedo que sentía.

-¿Estas temblando pequeño humano? Se mufó el vampiro.

-¡Suéltalo! -gritó Sara

- ¿O si no qué?

-Te daré lo que me pidas pero porfavor suéltalo.

-Una Cead como tú no tiene nada que ofrecerme o al menos nada que me interese.

-¡Te lo suplico!

Ni en sus más remotos sueños Sara llegó a imaginar que en uno de sus encuentros con otros vampiros estaría suplicando por la vida de su mejor amigo. Siempre fue consciente de que su habilidad no era tan útil pero nunca había caído en cuenta de lo gran limitante que podía llegar a ser sin poder ayudar siempre que lo requiera.

- ¡Algo tendrás que querer! ¡Dímelo y es tuyo! - dijo Sara desesperada.

-Déjame pensar...

Derrepente un atisbo de esperanza se abría. Quizás si podía salvar a su amigo , después de todo, no importaba lo que el vampiro le pidiera , eso era mucho mejor que verlo morir.

-¿Y bien? - insistió Sara.

-Mmm... SOLO QUIERO LA SANGRE DE ESTE HUMANO.

Al oír tan horribles palabras Sara entró en desesperación y sin pensarlo dos veces se lanzó hacia el vampiro , se colocó cara a cara y comenzó a arañarlo y patearlo.

Sin embargo, sorpresivamente sucedió algo más que solo un ataque físico ya que cuando el vampiro iba a contraatacar su mirada se cruzó con la de Sara y sin planearlo y llena de desesperación Sara gritó:

¡Detente ahora!

Todo sucedió muy rápido. Sara no se percató de lo que sucedió porque mientras realizaba la distracción de patadas y arañazos hizo que Oliver se fuera corriendo y una vez que lo divisó lo suficientemente lejos comenzó a tomar conciencia de su entorno.

Los golpes no le eran devueltos.

-¿Que rayos? - expresó Sara.

El vampiro efectivamente se había detenido como Sara dijo y no tenía ningún movimiento en su cuerpo. Sólo podía mover los ojos siguiendo la caminata de Sara.

-¿Es chiste cierto? Porque no es gracioso, si me quieres eliminar hazlo ahora. Mi amigo ya se fué no tengo para que más pelear- dijo Sara.

Pero no era broma , el vampiro seguía sin moverse y entonces Sara comenzó a captar.

-¡Imposible! No puede ser ¿A caso yo fui quien hizo esto?

Sara estaba lista para sacrificarse por su amigo.  Oliver tenía una vida humana bastante tranquila con una familia que lo amaba y no es que la familia de Sara no la quisiera pero al ser la única vampiro de su familia muchas veces creyó sentir que le tenían miedo o que al menos el trato era diferente y la verdad no los culpaba en lo absoluto porque Sara tampoco se sentía suficiente para ser tratada de otra forma.

Pero ese día de sacrificio no sería hoy, aun no, porque frente a Sara había un vampiro mucho más ágil de lo que ella pudiera ser, sin embargo, por alguna extraña razón había obedecido la orden de ella.

- No creas que se lo que hago, nunca fui una Ocaratis mi habilidad no es hipnotizar - dijo Sara desesperada.

Obviamente el vampiro no le dio ninguna respuesta pero Sara seguía hablando esperando que algo pasara. Derrepente intentó lo único que se le ocurrió lógico. Se colocó en frente del vampiro y colocó sus dos manos a cada lado de la cara de él para asegurarse que lo miraría a los ojos.

- Intentaré liberarte pero si intentas atacarme te hipnotizaré otra vez ¿De acuerdo? - dijo Sara mientras temblaba un poco.

- ¡Puedes moverte!

Y como si fuera por arte de magia el vampiro pudo volver a moverse. Sara por su parte seguía temblando, quizás porque no podía asimilar lo que acababa de hacer o quizás porque ya se veía asesinada a manos de este Letjeti.

- ¡Debería matarte por lo que te atreviste a hacerme! - gritó enojado.

- ¡No te me acerques! - retrocedió Sara.

- Sin embargo...jamás en mi vida había conocido a una vampiro con dos habilidades activadas . Eso no es como ¿ilegal? - colocó a reírse.

-Lo dice aquel vampiro que ilegalmente atraía humanos a su casa para comer - respondió Sara aún temblado.

- Deja de temblar niña. No pienso matarte , veo en ti una mina de oro. ¡Eres una raresa! - gritó mientras volaba por todo el techo.

Sara estaba un poco aliviada al saber que tal vez y solo tal vez si podria salir con vida de ese lugar, pero aun no podía confiar en este sospechoso vampiro ¡Ni siquiera sabía su nombre! Aunque ya no le interesaba porque no quería volverlo a ver.

-Una Cead de nacimiento pero que ahora puede hipnotizar...- pensaba el vampiro.

-Esto no debería estar bien ¿Estoy defectuosa?- dijo mientras se tapaba la cara con las manos.

-Ey ey , no te mortifiques - dijo el vampiro mientras se acercaba a ella y le quitaba sus manos de la cara.

Derrepente Sara se dio cuenta que este misterioso vampiro tenía una bonita forma en sus ojos, tenía bonitos rasgos faciales en realidad y resaltaban unos grandes ojos verdes ya que su cabello era oscuro. Aunque no podía saber si era joven o un anciano , era la desventaja de mantenerse joven siempre al ser vampiro.

- Eres el sueño de todo vampiro. Es una mierda tener solo una habilidad activada. Además siento un poco de envidia porque pasaste de estar al último lugar de la jerarquía a estar por sobre mi ¡Eso no es justo!

Eso es verdad. Ser una Cead conllevaba no ser un peligro para la sociedad y de esa manera Sara podía pretender vivir una vida pacífica como humana, pero ahora que tenía dos habilidades ¿En donde la colocaba eso?

-Te suplico que no le cuentes esto a nadie. Esto nunca pasó, tu volverás a tu vida normal y yo volveré a la mía- dijo Sara.

-No se si pueda mantener en secreto algo tan grande como esto ¿Debería reportarte?

Sara no podía permitir que la reportaran y fuera tachada como traidora porque ni siquiera ella estaba entendiendo todo esto ¿Habrán otros que han pasado por lo mismo? ¿Sería conveniente averiguarlo?

-A menos...- dijo el vampiro.

- ¿A menos qué?

-No te reportaré si trabajas para mi. Sacaremos provecho a tus dos habilidades y prometo que averiguaré por qué te paso esto.

-¿Crees que confiaría en ti así como así? Intentaste matar a mi mejor amigo - replicó Sara.

-Tu piénsalo.  Soy un vampiro con experiencia y el único que sabe tu secreto. Aquí tienes mi número- extendió de su mano una tarjeta con su contacto.

-Soy Richard preciosa. Adiós.

Sin más que decir Richard se fue volando hacia la segunda planta de la mansión. Era su casa después de todo y con los nervios no había notado que su estilo de ropa era muy victoriano combinando con el entorno de la casa.

¿De donde salió este tal Richard?