xxxviii
Faltaban dos días para que Los Angeles se transformara en una ciudad simplemente visitada en el pasado. Aquel era el último día de grabación, ésta vez utilizaron un enorme roquerío mirador como sitio de escena y todos estarían al cien por ciento pendientes. El viento era perfecto para agregarle dramatismo al vídeo musical, pero no era tan agradable para los guiones y el equipo de producción. Las hojas sin clip ni corchetes volaban por el sitio, el amanecer nublado parecía una película mal hecha gracias a tantas cosas que interrumpían el cuadro. JeongGuk sostenía la máscara enrabolada en detalles dorados, miraba las ranuras de los ojos, reflexionaba sobre el amor propio.
JiMin estaba, como siempre, hablando con los estilistas y arreglando detalles de ropa y maquillaje en mitad de un extenso equipo vestido de negro y tonos neutros, en intentos por parecer profesionales cuando, más allá de estar haciendo sus trabajos, estaban pasando un rato fenomenal como turistas. Y es que Malibú siempre ha sido un lugar ideal, entre mar, rocas y viento, para vestirse alegre y mirar el atardecer con melancolía y suspiros amorosos.
Las actrices y actores, formando un círculo de doce personas, esperaban a JeongGuk, JiMin y las cámaras sobre ellos, practicaban y se daban consejos de todo lo visual expuesto en el futuro vídeo musical. Todo el lugar estaba relativamente vacío, libre de los turistas y gente en vacaciones, de mirones y de cámaras indiscretas. La luz cálida del Sol se ocultaba tras una bella capa de nubes que llevaban transitando el estado desde hacía unos días (días que el equipo de grabación aprovechó por fines artísticos, estéticos y laborales), se movían rápidamente con ayuda de un viento tibio que anunciaba lluvia pronta, al igual que el oscuro color de las grandes acumulaciones gaseosas de agua.
JeongGuk pasó un dedo por el borde de la máscara: aquella escena era una de las más importantes en el vídeo entero, y puede que de las más importantes en su carrera musical. Más que la vez que estuvo en Hello Counselor, o más incluso que los artículos de la Rolling Stones y de Billboard. Era algo claramente personal de lo cual todo el mundo estaba enterado, de alguna u otra forma: su rostro. Por fin sería mostrado, y el corazón se le aceleraba de sólo pensarlo (aunque fuera a la ligera, una pincelada sobre el tema). Pero de alguna forma entendía que no podía seguir ocultándose detrás de lo que él mismo había construido y dejado crecer con el tiempo, inmerso en su baja autoestima y sus intentos completamente débiles. Y es que estaba asustado de intentarlo, porque no quería fallar y caer a peor.
Estaba casi seguro de que el público, sus Euphorias, podrían darle la espalda a partir de aquel momento tan crucial en su vida. Era consciente de que la sociedad en la cual le había tocado vivir era una de apariencias y de mentiras, de injusticias casi tan grandes como indignantes. ¡Pero él mismo había dicho que su música buscaba desafiar todo aquello! En incontables entrevistas, programas de televisión, no sabía qué más hacer para que la gente se diera cuenta del mundo en que vivían sin que se ofendieran en el proceso.
Pasó su mano libre por su rostro pequeño. Cerraba sus ojos y arrugaba el ceño tupido. El viento de Malibú, a orillas del mar, le desordenó el pelo y levantó su capa para mostrar la ropa de utilería (camisa de lino, pantalones negros, botas de cuero al estilo medieval) y la pose de pequeñez, miedo que había adoptado, apoyado en las rocas y el muro bajo del sitio turístico.
Encima... todo lo que había pasado con HoSeok le estaba haciendo pensar más de lo usual en la brillante sombra idónea, utopizada de su pasado. Intentaba hallar una explicación simple a lo que había pasado, tal vez se había enfermado, tuvo un accidente, una enfermedad familiar se hizo cargo de destruirle la memoria... Pero su mente estaba tan inmersa en sí misma que temía su 'olvido' como algo producido por el odio. Aunque éso no explicaría la imagen. ¿Un sasaeng? No, la gente en Estados Unidos no tiene la misma cultura que en Corea del Sur o Japón.
- ¡Todos a escena! - exclamó de repente la directora con cierto brío, agitando su mano en el aire para obtener énfasis en sus palabras gritadas al viento. Actrices y actores recobraron la compostura y JeongGuk caminó hasta el centro del semi círculo formado, donde un hueco le esperaba frente a él.
La escena era simple: debía avanzar al lugar con la máscara puesta, y una vez ahí, sacársela y lanzarla a un lado con autoridad. Los demás harían una coreografía de movimientos escénicos antes de que el actor detrás de la cámara se acercara y pusiera un collar de ópalo alrededor del cuello de JeongGuk, por encima de la larga y pesada capa negra.
El concepto de brujería era algo que no sólo a JeongGuk le fascinaba, claramente. Tanto la directora como los actores estaban anticipando el momento, claramente emocionados incluso bajo las máscaras, igual de producidas pero de diseño diferente a la de JeongGuk.
JiMin corrió rápidamente desde su sitio, tras cámaras y sin usar capa, hasta JeongGuk. Usó la excusa de ponerle la máscara para acercarse a él mirarle a los ojos fijamente, apartando el cabello de los mismos para que no le molestara debajo del trozo de cerámica manufacturada.
- ¿Vas bien?
- Creo que necesito dejar de pensar.
JiMin bufó con pena y susurró tenuemente un 'te entiendo', sus ojos derrochando incertidumbre como si fuera oro puro encontrado por piratas de mar adentro. Puso la máscara sobre el rostro de su casi pareja y dejó un beso sobre su mejilla, como si fuera un gesto simbólico. Rápidamente se apartó y corrió detrás de cámaras, y la directora no se hizo de esperar ni un segundo, pues de inmediato gritó la cuenta regresiva a la acción escénica.
-
Encajó su gorro en su cabeza de inmediato, tenía miedo de que el mismo se fuera volando por los aires del Pacífico y no pudiera recuperarlo jamás. Estiró sus brazos y piernas, esperaba a JiMin para hablar con él de lo que fuera, estaba ansioso por decirle cosas lindas aunque no fuera lo indicado: nunca pensó que entablaría una relación así con un chico que no fuera su pareja oficialmente. Pero estaba bien, incluso así se sentía seguro de lo que ambos eran, una suerte que sabía no disfrutaría con alguien más.
Estaba hablado ya. Lo que significaba la unión entre ambos, el apoyo de sus morales y sus espíritus, por decirlo de una manera muy cursi (y JeongGuk era especialmente cursi, escribiendo poemas y luego musicalizando cada uno de ellos). No habían muchas cosas que no hubieran acordado al respecto, simplemente porque no lo habían pensado en el momento, o porque nunca se les había ocurrido. Y JeongGuk iba mucho mejor, aunque siempre tenía la duda de si el resto, si los demás, los que no le conocían bien...
Mostrar su rostro era el primer paso. Y estaba planeado bien, perfectamente, hasta que la nostalgia misma apareció con el rostro de su amigo de antaño. Y recordó las inseguridades, el pasado, el dolor de ser él mismo como era antes. Antes de crecer y ser mejor persona. Era un problema.
Sabía que necesitaba hablar con él, pero no sabía cómo contactarlo. No sabía si su madre aún tenía contacto con la madre de HoSeok, y tenía un poco de miedo a preguntar. Porque no se creía suficiente como para aceptar un posible 'no' como respuesta, y prefería quedarse en la duda antes de intentar resolverlo y quedar como un tonto.
- Pero debo hacerlo. - susurró con suavidad, todavía pensando en lo mismo que hacía cinco minutos. Cerró sus ojos, estiró los brazos de nuevo.- No puedo quedarme quieto.
- ¿A qué te refieres, amor?
Miró hacia su derecha, donde JiMin daba un último paso para estar a su lado. Tomó su mano, sus ojos chocaban gracias a la posición un tanto más alta del gorro de JeongGuk. Era un cambio pequeño, pero que servía mucho.
- Necesito que me ayudes.
-
perdón x tardar tanto
me estresé x no tantas cosas q estoy segura d q son muchas aunque no sea así
siento que no es suficiente
y d q soy cargante con éste au ajxhajdh : (
🐇💜
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