lxxxiii
ADVERTENCIA
mención de suicidio
( cancelado )
—
JeongGuk llamaba una y otra vez a JiMin, acelerado. La situación había cambiado radicalmente, ya no habían trabajos, se había cancelado todo, no importaban los números del vídeo de AQUELARRE o los proyectos de JiMin. Tampoco las fechas de vacaciones, ni las de posibles citas. Dolía cómo funcionaban las cosas, cómo los ojos se ponían sobre las personas por cualquier cosa– o por algo que comenzaba a importar.
Era la cuarta vez que había salido de la sala de reuniones, cada vez intentaba llamar a JiMin otra vez y otra más. Le dolía el pecho cómo había estado ignorando sus llamadas, aunque luego le mensajeara con palabras dulces. Es que extrañaba su voz, quería saber cómo estaba a pesar de que el muchacho insistiera en que no era necesario, que no quería ser una carga.
Cada uno más afectado que el otro.
Se escribían, entonces, más que nunca. Lo último que se habían enviado eran corazones y deseos de buena suerte, justo antes de que la junta de JeongGuk comenzara. Sin embargo, al hablar del tema el ambiente a través de la pantalla del teléfono móvil había cambiado por completo, en un giro drástico de ciento ochenta grados. El rapero leía una y otra vez las palabras anteriores de JiMin, dolorosas por la simpleza y rapidez que las recordaba al ser enviadas.
'No me gustaría que escuches mi voz, no vale la pena. Sólo hay que solucionarlo lo más rápido posible, no tenemos mucho tiempo'.
Se había atrevido a decir que quizás incluso el tiempo se había acabado desde el principio, pero ésa falta de esperanza fue borrada del chat de inmediato. JeongGuk se había quedado helado ante tal cambio de carácter por parte de su pareja, pero no tenía palabras para expresarlo de manera reducida: de inmediato fue llamado por su mánager para hablar del mismo tema. Y le daban una y otra vez vuelta a la situación, el cambio comprometedor que aquello significaba, la demonización de su figura pública. Como si antes no hubiera sido caracterizado como un monstruo, objetó para sí mismo por un momento (al fin y al cabo era un rapero), pero es que no era lo mismo estar completamente solo a tener compañía cercana.
Así que, terminada la junta, llamaba una y otra vez a su pareja, temiendo que jamás le contestaría por cualquier motivo. Tragaba saliva, se limpiaba el rostro con el dorso de su mano e incontables pañuelos de papel con aroma a frutas. Movía su pie con impaciencia y temía que las ganas de ir al baño le allanaran su subconsciente de nuevo, como cada vez que las emociones más fuertes se apoderaban de su cuerpo.
Dejó el teléfono móvil sobre su regazo y se llevó ambas manos a su rostro: ¿su carrera dónde iría a parar? No podía simplemente ir y continuar como si nada, pero tenía claro que debía continuar con el interminable show de su vida. En cualquier otro momento, hubiera perdido absoluto control de sus emociones y se habría intentado suicidar, pero ahora tenía un objetivo claro en mente, uno que no se cansaría de perseguir.
Dolía seguir pensando solo, tenía soluciones pero quería opiniones y consejos. Por el momento, ni pensaba en llamar a sus padres, o en hablarle a SeokJin.
El teléfono vibró sobre su muslo, y JeongGuk contestó de inmediato, con cierta ansiedad, al ver el nombre del contacto. Se sintió tenso por la soledad física del pasillo moderno, el buckethat descansando sobre la silla de al lado. Podría ponérselo de nuevo y regresar al anonimato, aunque fuera sólo la sensación del sentimiento. Pero no, no lo haría. No quería volver a ésa particular desesperación.
Pero borró todo pensamiento cuando se escucharon sollozos al otro lado de la línea del teléfono. De inmediato, sus sentidos se agudizaron y el cuerpo se le tensó, como un gato que se eriza ante una amenaza. Sólo que JiMin no era una amenaza, tan sólo era un joven muchacho que lloraba.
Y ésa simpleza de sentir que él lloraba... no podía describir el dolor que sentía. Era diferente, preocupante. ¿Sentía éso JiMin cuando le consolaba de sus ataques? Oh no, no quería pensar en éso y volvía otra vez al tema...
— Hey, JiMin...
El chico se sorbió la nariz a kilómetros de distancia. Murmuró un '¿qué?' con la voz grave, rasposa y quebrada, como si no hubiera parado de llorar en horas. JeongGuk se aclaró la garganta, sentía que sus ojos picaban otra vez.
— Estoy contigo. ¿Qué sucedió?
— M-mucho...
El rapero suspiró; no tenía idea de qué decir. Sólo quería consolarle y tenerle entre sus brazos, cocinarle miles de sus platos favoritos, arroparle con una manta cálida mientras veían alguna película, dejar besos en sus mejillas y párpados... Jamás había sido bueno expresándose con palabras habladas, ¡por algo escribía primero sus poemas y no hacía freestyle! Sin embargo, en ése momento no tenía más opción.
— Dime, amor, desahógate conmigo.
Se escuchó cómo se limpiaba la nariz, el sollozo 'final', la voz gangosa intentando estabilizarse. Una puerta se cerró, tal vez estaba ahora solo en su habitación de hotel o en el automóvil de su compañía. Ahora notaba que no había ningún sonido de ambiente, así que la privacidad brillaba por su presencia (¡por fin!).
— Mi ma... Mi madre me- me llamó... No, éso no ib-iba primero... — inhaló aire y exhaló con fuerza, el micrófono de su móvil captó el aire y casi dejó sordo a JeongGuk, pero no importaba en ése momento.— Mi mánager... Bueno, habló conmigo, la empresa... y-ya no me quieren... Dicen que he causado muchos escándalos y...
Otro suspiro más. Ésta vez le tomó tiempo a recuperar el aire y a concentrar su respiración en una estabilidad presente. JeongGuk esperó con paciencia, jugueteó con sus propios dedos de forma inconsciente mientras parecía mirar al infinito con los ojos rojos y los labios apretados fuertemente.
— No entiendo, dicen que me quieren aún en la empresa pero- Ah, de v-verdad que me cuesta... Lo siento, Ggukki. Dicen que me quieren en la empresa pero que la política de la misma no me deja estar... aquí. Y... y mi madre me llamó, y me gritó un montón de mierda...
— Oh, amor...
— Lo sé, es sólo que hacía tiempo que no pasaba y me había acostumbrado un poco a que se arrastrara por que yo la quisiera. ¡Es un poco injusto, pero bueno!
Un silencio de dos segundos pareció eterno en la mente de los dos jóvenes, quienes impacientes a sus ideas próximas comenzaban a enojarse más que lamentarse por su suerte. JeongGuk pasó su lengua por el interior de su mejilla.
— JiMin, bebé...
— ¿Hm?
— ¿Te gusta el clima helado?
—
el escitalopram me deja pal pico
como stamo?
yo espero el finde largo jiji tal vez haga maratón si no me pongo flojo 😋
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