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I. El grupito de Jenna

Emily Wark estaba cansada de su vida en el instituto. No es que no fuera una buena estudiante, en realidad lo era, su padre era gestor de arte y su madre catedrática de cine, y ella quería seguir el camino de sus padres. Pero su mayor pesadilla era Jenna Sykes la chica popular del instituto al que iba, que le hacía la vida imposible junto con su séquito de idiotas con los cerebros lavados como ella llamaba a Cecilia y a Lucía. Por alguna razón Emily tenía un rencor inusual hacia Cecilia que no le había desvelado nunca a nadie. A Jenna no podía odiarla y Lucía en realidad le daba igual. Lo cierto es que la chica nunca se metía expresamente con ella. Incluso se podía decir que en sus ojos se podía ver culpabilidad. Pero cuando a Jenna se le metía una idea en la cabeza era como intentar forcejear con una pared. Lo único bueno de su vida en el instituto se podía decir que era su amistad con las dos personas más maravillosas de su planeta. Matt y Caroline. Entre los tres, formaban el grupo menos deseado de todo el colegio. Pero lo cierto es que no les importaba, preferían estar ellos tres que con el grupo de Jenna y sus amigas que no tenían bien claro lo que está bien y lo que está mal. Que no tenían valores ni temían por su vida en ningún momento. Que no se preocupaban por mejorar....Se tenían y todo les resultaba más fácil.

Aunque por supuesto, no les invitaban a ninguna fiesta, claro. Pero eso que más da, ¿no?

-¿Habéis visto a la chica nueva? – preguntó Matt a sus dos amigas que iban del brazo. Matt era un chico con el pelo rizado y pelirrojo, era el único heterosexual de los tres, pero que tenía una novia fuera del instituto con la que por cierto le iba muy bien. Su mala reputación solo estaba en el colegio por unas acusaciones y suposiciones infundadas que no sabían ni porqué habían surgido. Pero muchas veces así es el Bullying hacer que el otro sienta vacío. Un vacío inexplicable, que sienta que no encaje aunque en realidad no hay nada de malo en él. Aún así era el único de los tres que se enteraba de todos los chismes que ocurrían en el instituto. Puede ser que fuera porque al estar en la sala de informática le tocaba con un chaval que le daba todo absolutamente igual y le soltaba todo a todo el mundo sin importar con quien estuviera hablando. En realidad a Matt le caía simpático el chico pues no tenía reparos en hablar con quien fuera. Era la única persona en el instituto que parecía no guiarse por las acusaciones de Jenna y los populares. El problema es que aunque Jenna solo fuera una, había intentado hacerse más fuerte con sus amigas y con las personas populares que más estuvieran a la altura según ella.

-¿ Qué chica nueva? – preguntó la rubia emocionada. Emily la apretó de la muñeca y Matt río. Caroline era la única chica en la vida de Emily, su mejor amiga y no quería que se pasaran con ella. Y lo cierto es que todas las chicas nuevas que entraban al instituto y por las que Caroline caía, acababan inducidas como extraterrestres por Jenna y su séquito y Caroline por ese motivo no había encontrado el amor. Ni ella pensaba que lo iba encontrar mientras que estuviera en ese instituto. Pero ella era feliz enamorándose platónicamente.

-Cari - le dijo Emily – no te emociones tanto, solo es una chica, además no sabes si es lesbiana o es bisexual. Cariño, podría ser hetero. Llama a tierra – Matt las interrumpió.

De hecho es lesbiana – Emily puso mala cara. – Emily, ¿ por qué parece que estás molesta?

-Matt, sabes que Cora es una chica muy sensible, no quiero que le hagan daño. Además, ya sabes lo que siempre pasa, Matt. No sé qué mierdas hace Jenna que cada vez que entra una chica nueva, lesbiana o bisexual, la induce como un extraterrestre para que Cora no tenga oportunidad con ella, bueno, ni ella ni yo." Matt no pudo evitar reírse ganándose una cara de enfado por parte de su amiga.

-Em, no me odies, pero sabes que te da exactamente igual cada chica que entre al instituto ni las mierdas que haga Jenna para que nos resulten inalcanzables, porque simplemente no puedes sentir nada por ellas.  Jenna te ha inducido también como si fuera un extraterrestre."

Caroline lo interrumpió.

-Pero con el efecto contrario, enamorarla perdidamente.

-¡Cora! - acto seguido, Caroline sintió un codazo.

Matt sintió de pronto unas ganas enormes de reír, Emily todavía seguía cruzada de brazos y con sus labios haciendo una mueca, mientras Caroline se sobaba el codo después del golpe que le había dado su amiga.

-¡Auch! Eso ha dolido, Emily! – la castaña ni se inmutó y sonrió satisfecha.

-Te quiero Cora, pero sabes que odio que digas que me gusta Jenna en voz alta. Ella lo podría oír y arruinarme la vida.

Matt apoyó a Caroline.

-Ya está tu vida bastante arruinada yendo al mismo instituto que Jenna Sykes. No sé cómo puede gustarte esa chica.

Emily frunció el ceño.

-Bueno ya. Dejemos de hablar de este tema entonces.

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-¿ Me estás diciendo lo que creo que me estás diciendo, Jenna? – la mandíbula de Cecilia se tensó y Lucía se quedó callada mientras Jenna las miraba atónita.

-Cecilia, ¿ Lucía te ha quitado la capacidad de prestar atención? – Cecilia miró a su novia avergonzada y mostró una cara de odio y profundo enfado a su amiga.

-¿ Cómo puedes decir eso, Jenna? Es más... ¿ sabes? Búscanos cuando estés completamente segura de que lo que estás diciendo no es una locura.

Jenna también tenía la mandíbula tensa, sus párpados estaban caídos y las ojeras del insomnio dejaban ver que ella tampoco estaba segura de su plan, pero cobró confianza otra vez y miró a sus amigas.

-Está bien, si no me quieres echar una mano en esto, lo haré sola.

-Jenna – la cortó su amiga intentando tranquilizarse. – Sabes que siempre estoy de acuerdo con tus planes.... Pero éste en concreto no me convence. – No era solo que no le convencía sino que le ponía los pelos de punta.

-Es solo que no sé otra manera para acercarme definitivamente a Emily – dijo Jenna llena de seguridad.

-Pero eso es tu culpa, Jenna. Tú has estado molestándola cinco malditos años. – Jenna la interrumpió.

-¿ De quién estás de parte?

-Dejé de estar de tu parte cuando me confesaste que te gustaba Emily o al menos eso pensabas – Cecilia terminó la frase con una especie de ardor en la lengua como si le costara decir esas palabras.

-Cariño mío – le dijo Jenna – Si tú porosa y esponjosa cabecita de miel no lo ha olvidado, te recuerdo que empezamos a molestar a Emily porque la odiabas cuando ibais al colegio juntas.

-Jenna, eso no es razón para que tú hicieras lo mismo cuando ella te empezó a gustar. – Su amiga la ignoró mientras Lucía que estaba entre las dos solo las escuchaba y no se metía en la conversación. Aunque no llevaba auriculares y las escuchaba perfectamente.

-Como sea, me da igual. Voy a usar a la chica nueva. Que la enamore, la destroce, y cuando ella esté tan deprimida, y todo lo que la sustenta y su único amor desaparezca no tendrá más opción que confiar en mí.

-Jenna, entiende que eso no es un buen plan, ella va a sufrir, y lo más probable es que esté reticente hasta para ti cuando esté dolida.

-Eso no me importa. Nunca nadie me ha negado nada. Nadie nunca se ha librado de un polvo conmigo. Ella no será la excepción.

-Jenna, estás encaprichada de ella, solo la deseas porque está un poco más picante este año, pero ella no va a dejar nunca de ser la chica del desastre de la clase de pintura, el bebé trenzado de las gafas.

Jenna por una razón desconocida para ella se encendió un cigarro y dio un portazo a la puerta. No quería seguir escuchando más.

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