✦𝐂𝐨𝐦𝐟𝐨𝐫𝐭 𝐦𝐞
Advertencia: Si no sientes comodidad con contenido explícito de naturaleza sexual, con lenguaje fuerte y temática homosexual, te invito cordialmente a omitirlo y no prestarle atención. No es necesario perjudicar el esfuerzo de quien escribe, adapta o traduce con reportes que le puedan eliminar la cuenta. Ten en cuenta que esto es pura ficción y su objetivo es proporcionar entretenimiento.
★Contenido +18★
★Lenguaje explicito★
★Lisa G!P★
Reference Song: Escapism - RAYE, 070 Shake.
►Mis historias son detalladamente narradas, por lo que suelen ser extensas. Si prefieres historias breves o con un estilo más conciso, te invito a no leerlas.◀
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Jennie.
Mi corazón está completamente destrozado, como si un torbellino de emociones hubiera arrancado cada pedazo de felicidad que alguna vez habitó en él. La semana anterior, el amor de mi vida, Irene, pronunció las malditas palabras que resonaron en mi mente como un eco doloroso. Sin previo aviso, puso fin a nuestra relación de tres años con una excusa que resuena en mi mente como una burla cruel.
A pesar de las señales de deterioro en su relación con Irene, había mantenido la esperanza de que esta fase difícil fuera temporal. Quería creer que, con el tiempo, las cosas mejorarían entre nosotras. Atribuía la disminución en los besos, la falta de gestos románticos y la aparente indiferencia de Irene a una posible etapa complicada que estaba atravesando, como una tormenta que pasaría para dar paso a días más soleados.
Pensaba que Irene, como cualquier persona, podía estar lidiando con problemas personales o estrés en su vida, lo que podría haber afectado nuestra relación. Imaginaba que una vez que superáramos esos obstáculos, podríamos volver a la cotidianidad amorosa que habíamos disfrutado antes. Anhelaba el regreso de los tiempos en que compartíamos momentos íntimos, nos sorprendíamos mutuamente con pequeños detalles y nos brindábamos apoyo incondicional la una a la otra.
Pero para mi jodida suerte no fue así...
La justificación que se le ocurrió decirme, una razón tan frágil y estúpida. "Ya no es lo mismo", dijo, como si nuestras risas, nuestra confianza y momentos compartidos pudieran reducirse a una simple frase. "Sentía la necesidad de explorar otras posibilidades", añadió, como si mi amor no fuera suficiente para saciar su sed de nuevas experiencias.
Mi alma se retuerce en agonía, un nudo de sentimientos contradictorios que luchan por encontrar sentido en esta abrupta separación. Mi amor por ella, un fuego ardiente que aún consume mi ser, choca con el frío desgarro que su decisión ha provocado en mi interior.
Tantas mañanas me desperté arrepentida pensando si había hecho bien en compartir mi vida con ella.
Narrador Omnisciente.
Sana había notado cómo su amiga Jennie se encontraba sumida en una tristeza abrumadora tras su ruptura con Irene. Jennie había compartido con Sana los detalles dolorosos de la relación pasada y cómo Irene había actuado de manera hiriente y egoísta. Sana se encontraba profundamente preocupada por el impacto emocional que esto estaba teniendo en Jennie y quería encontrar una forma de ayudarla a superar al menos momentáneamente la tormenta de sentimientos negativos que la rodeaba.
Sana propuso una idea que había estado gestando en su mente: una noche de chicas en un club que conocía bien. Explicó que el ambiente divertido, la música animada y la compañía de buenas amigas podrían ser una buena distracción para el corazón herido de Jennie.
Después de un momento de reflexión, Jennie finalmente aceptó. La idea de escapar por una noche de sus emociones dolorosas era más que atractiva considerando que había tirado su propia vida por la ventana desde que había hablado con Irene por última vez. Sana y Rosé se encargaron de todos los detalles, asegurándose de que la noche de chicas fuera exactamente lo que Jennie necesitaba: un escape momentáneo del dolor que la había estado acosando.
Decidida a dejar atrás los días de tristeza y recuperar su confianza, Jennie se enfrentó al espejo con osadía. En su habitación, había elegido un vestido negro Chanel que se adhería perfectamente a sus curvas, realzando su figura con un toque de elegancia y sensualidad. Cuidadosamente se maquilló, destacando sus ojos con un suave ahumado y realzando sus labios con un tono sutilmente atrevido. Alrededor de su cuello y muñecas, se colocó algunas joyas cuidadosamente elegidas para complementar su look.
Para acompañar su proceso de preparación, Jennie se sirvió algunas cervezas, sintiendo cómo la frescura de la bebida ayudaba a disipar los nervios y a relajar sus músculos tensos. En medio de esta rutina de arreglo personal, Jennie recordó las palabras de Sana y cómo esta noche podría ser un respiro necesario de sus días de encierro.
Cuando finalmente se sintió lista para enfrentar la noche, Jennie escuchó el sonido del claxon afuera. Mirándose una última vez en el espejo, asintió con satisfacción y agarró su bolso. Al salir, se encontró con el auto de Sana, en el que la esperaban sus amigas con una sonrisa radiante. Jennie subió al auto.
"Cuéntanos, Jen. ¿Cómo te sientes?", dijo Momo quien se les había unido a última hora.
Sana también había invitado a Jisoo, pero esta se encontraba fuera de la ciudad visitando a sus padres y no pudo asistir.
"Como la mismísima mierda", recostó la cabeza en la ventana del auto mirando hacia un lado. "Aunque siendo sincera... Me alegra poder volver a salir con ustedes después de tanto tiempo", alzó rápidamente la mirada para fijarse en los sensuales atuendos de Rosé y Momo quienes iban con ella en la parte de atrás del auto. Sana arrancó poniéndolas en marcha hacia el club.
"Ya verás que te va a sentar bien salir un rato, Jen. Llevabas cuatro días encerrada...", Sana era la que estaba más al tanto de Jennie, no había dejado de llamarla y preguntarle como se encontraba después de enterarse de la ruptura.
"Te dije que iba a estar bien".
"Tan bien que te la pasaste escuchando a Mitski todo el día ayer", Rosé soltó una risita ante la confesión de Sana.
"No dudes que un día de estos me rape la cabeza para cerrar ciclos", Momo rio sonoramente.
"Jennie calva, ¿te lo imaginas?", dijo Sana y las demás rieron.
"Al menos espero que después de hoy te animes a salir y hacer cosas. No puedes estancar tu vida", Jennie pasó sus manos por su cabello y suspiró.
"Ya sé... Pero es que es tan difícil entender qué demonios pasó. Por qué me dejó como si no le importara, como si nunca me amó", murmuró con los ojos perdidos en el horizonte.
Rosé la miró con comprensión, poniendo una mano reconfortante en su hombro. "Entiendo que te sientas así, Jennie. Las relaciones pueden ser una gran mierda, y a veces las respuestas que buscamos no son fáciles de encontrar".
Jennie suspiró de nuevo, dejando caer los hombros vencida. "Pero pensé que éramos felices juntas. Teníamos planes, sueños compartidos... No puedo evitar preguntarme si todo fue una farsa".
Rosé apretó suavemente el hombro de Jennie. "Es natural cuestionar todo cuando algo tan importante se desmorona. Pero recuerda que una relación es un reflejo de dos personas, y a veces, las cosas cambian sin que podamos preverlo. No significa que no valieras la pena o que no fuiste amada".
Jennie asintió lentamente mirando nuevamente las luces de la ciudad a través de la ventana, dejando que las palabras de Rosé se hundieran en su conciencia. "Supongo que tienes razón, pero todavía duele tanto".
"El tiempo es tu aliado en esto", le dijo Momo con una sonrisa tranquilizadora. "Sanar lleva tiempo, pero también te brinda la oportunidad de redescubrirte a ti misma. Aprovecha esta etapa para enfocarte en tu carrera y en las personas que te aman".
Jennie miró a su amiga, agradecida por su apoyo. "Gracias, chicas. Realmente no sé qué haría sin ustedes en un momento como este".
"Estamos aquí para ti, pase lo que pase. Y recuerda, cada día es una nueva oportunidad para encontrar la felicidad, incluso cuando parece oscuro ahora", agregó Rosé.
"Aunque puedes encontrar una felicidad momentánea y liarte con alguien esta noche", habló Sana, desviando la mirada hacia Jennie mientras conducía.
Jennie frunció el ceño, sorprendida por la sugerencia de Sana. "Pensé que era una noche de chicas nada más", dijo con incredulidad. Momo y Rosé asintieron en acuerdo con lo que Sana había dicho, aunque con expresiones un poco inciertas.
Sana suspiró, sintiendo la tensión en el aire. "Entiendo que esto no era lo que tenías en mente, Jennie, pero a veces las cosas toman un giro inesperado. No quiero que te sientas presionada a estar toda la noche con nosotras".
"¿No creen que es muy pronto para eso?".
"Oh vamos, Jennie. ¿Tú crees que Irene haya tardado en meterse en los pantalones de otra como si no le importara un carajo? Literalmente esa fue su estúpida excusa para terminar contigo", empezó Sana. "¿Quién dice que tú no puedes hacer lo mismo? ¡Y más cuando eres la víctima aquí!" tiró con veneno. Sana era la única de sus amigas tenía pleno conocimiento de las actitudes egoístas y despreciables que Irene había tenido con Jennie en el pasado.
Jennie suspiró, sintiéndose un poco abrumada por la perspectiva. "Está bien, entiendo lo que estás diciendo".
"No te estoy empujando a que hagas algo que no quieras, Jennie. Solo quiero que consideres cualquier posibilidad de seguir con tu vida, por tu bien", dijo con más calma. "Sea lo que sea que decidas, solo queremos que te diviertas y despejes la mente".
Momo le dio una suave caricia en el brazo. "Vamos a asegurarnos de que tengas una gran noche sin importar lo que decidas".
"Exacto", agregó Rosé con entusiasmo. "No te pierdas la oportunidad de restregar tu cara en unas tetas esta noche", le dio un guiño y Jennie se sonrojó.
"¡Rosie!", la golpeó en el brazo.
"¿Qué? Es la verdad. No hay nada mejor que asfixiarte en los senos de una dama para ahogar tus penas", dijo con desenfado mientras sacaba algo de su cartera. "Hazme el honor", Rosé extendió una petaca hacia Jennie, quien aceptó con suspicacia. El Whiskey fuerte ofrecía un toque adicional de valor para enfrentar la noche. Jennie tomó un trago y devolvió la petaca, agradecida por la camaradería y el apoyo incondicional que sus amigas le brindaban.
La música suave resonaba en el auto mientras se dirigían hacia el lugar de la diversión. Sana, con su habitual estilo relajado, manejaba con confianza mientras compartía risas y conversaciones con sus amigas.
Cuando finalmente llegaron al club, Jennie se encontró rodeada por la cálida amistad sus confidentes. El club estaba lleno de energía y diversión, y poco a poco, Jennie comenzó a sumergirse en el ambiente.
Con entusiasmo, el grupo de amigas llegó al club, donde una atmósfera emocionante envolvía el aire. El bullicio de la multitud, las luces intermitentes que iluminaban la oscuridad. El Dj mezclando y animando encima de su tarima, el sonido resonaba en sus cuerpos.
Sana, Rosé, Momo y Jennie avanzaron hacia el bar, donde pidieron unas cervezas frías para completar la sensación festiva. El sonido del hielo chocando en los vasos y el aroma del líquido dorado añadieron otro nivel de emoción a la noche. Con las bebidas en mano, se dirigieron a la pista de baile, donde las vibraciones de la música de inmediato las envolvieron.
Jennie, con una suave sonrisa en los labios comenzó a dejarse llevar por la música. Cada movimiento era una liberación de la tensión acumulada, una forma de expresar las emociones que habían estado enredadas en su interior. La cerveza, combinada con la adrenalina y la compañía de sus amigas, comenzó a surtir efecto, bañando su cuerpo en una sensación de calidez y euforia.
Su cabello oscuro se movía en el aire mientras giraba y se movía al ritmo de la música, sus pies siguiendo los latidos de su corazón. Sana, con su característica alegría y espontaneidad, se pegó más a Jennie en la pista de baile. Sus risas se mezclaron con la música, creando una sinergia de diversión y amistad que envolvía a ambas.
A medida que pasaba la noche, en medio de toda la diversión y la euforia del momento, una punzada sutil, pero persistente se apoderó de su corazón. Era como si una sombra invisible se cerniera sobre su ser, recordándole la presencia constante de un sentimiento no resuelto. A pesar de su valiente intento por mantener la fachada de diversión imparable, no pudo evitar que el dolor asomara a sus mejillas en forma de un ardor incipiente. Era la misma sensación que experimentaba cada vez que las lágrimas amenazaban con emerger, como un océano contenido luchando por encontrar una salida. Se aferró a la música que inundaba el lugar, dejando que la melodía de "Efecto" de Bad Bunny la envolviera y la impulsara a moverse al ritmo mientras se pegaba más a Sana y Momo que estaban cerca de ella, Rosé había ido por otra cerveza.
Después de una jornada de baile intensa las chicas finalmente decidieron que era hora de tomarse un respiro. Con los pies cansados pero los corazones aun palpitando al compás de la música, se dirigieron hacia una mesa disponible en un rincón del lugar. Fue Rosé quien ya se encontraba sentada, como si hubiera sido la precursora de la idea de tomar un descanso.
Las risas y los suspiros de alivio se mezclaron mientras se acomodaban alrededor de la mesa, compartiendo el placer de sentir sus músculos relajarse después de tanto movimiento. El ambiente vibrante y festivo seguía a su alrededor, pero ahora tenían un espacio propio para conversar y recobrar el aliento. La música seguía resonando en el fondo, proporcionando una especie de banda sonora constante para su reunión.
Jennie se dejó caer en una silla con un suspiro de satisfacción, sintiendo cómo la adrenalina todavía palpitaba en sus venas. Miró a sus amigas con una sonrisa, reconociendo la necesidad compartida de este pequeño paréntesis.
"Y bien, Jen, ¿te diviertes?", preguntó Momo quien estaba sentada junto a Sana. Jennie estaba al lado de Rosé quien estaba distraída en su celular.
"Me la estoy pasando bien", dijo apenas.
No era mentira que se estaba divirtiendo, pero no podía dejar de sentir ese malestar además de que había estado a punto de llorar de nuevo cuando estaba en la pista de baile.
"Espero que te sientas muchísimo mejor para cuando regresemos a casa", Momo le agarró la mano para darle apoyo.
"Seguro lo haré", le devolvió el gesto con una sonrisa.
El grupo de chicas disfrutaba de una charla animada mientras continuaban compartiendo anécdotas y risas. Jennie, a pesar de la punzada en su corazón, encontró un respiro temporal en la conversación. La familiaridad y la distracción que proporcionaba la interacción con sus amigas ayudaban a aliviar momentáneamente esa sensación incómoda que la aquejaba.
Después de unos minutos de charla, Jennie sintió una necesidad imperiosa de regresar a la pista de baile. Se puso de pie con determinación y, con una sonrisa forzada, pero decidida, se despidió momentáneamente de sus amigas y se encaminó hacia la pista de baile nuevamente.
Al ritmo de "Fantasy" de Kali Uchis y Don Toliver, Jennie dejó que su cuerpo se moviera con una energía contagiosa. Sus movimientos eran sensuales y lentos al compás de la melodía, una forma de desconectarse de sus pensamientos y permitir que el pulso de la música la envolviera por completo. La multitud vibraba al unísono, y el DJ continuaba inyectando vida al ambiente con cada canción que elegía.
La pista de baile se convirtió en su propia dimensión, donde el resto del mundo se desvanecía y solo quedaba la música, el movimiento y la emoción compartida con todos los presentes. Jennie se sumergió en la música como si ese fuera su propósito en la vida.
Sin embargo, como todas las canciones, "Fantasy" llegó a su fin dando paso a otra que le disgustaba. El último acorde resonó en el aire, y en ese momento, Jennie se encontró sola con sus pensamientos una vez más. A medida que el ritmo de la música disminuía, la realidad retomaba su lugar, y las emociones que había estado tratando de ignorar regresaron con fuerza renovada.
La tristeza que había estado acechando en las sombras volvió a tomar el centro del escenario en su mente y corazón. A pesar de la diversión que había experimentado en la pista de baile, no pudo escapar de la realidad de sus sentimientos heridos. Se dio cuenta de que, aunque se hubiera esforzado por disfrutar el momento, su corazón aún estaba enredado en esa red de emociones negativas que no podía simplemente desechar.
Jennie sintió la necesidad de desconectar por un momento de la pista de baile. Se movió a través de la multitud y regresó a la mesa donde sus amigas seguían conversando y riendo.
Con una sonrisa un poco forzada pero sincera, saludó a sus amigas y se inclinó para recoger su bolso. Se dirigió hacia la dirección del baño, tratando de enfocarse en cada paso para no caerse debido al ligero mareo que le proporcionaba el alcohol.
Una vez en el baño, Jennie cerró la puerta detrás de sí, colocó su bolso con cuidado en la encimera, liberándose del peso físico y simbólico que llevaba consigo. Se volvió hacia el espejo.
En el reflejo del espejo, Jennie vio su imagen cuidadosamente arreglada: su cabello caía en su lugar, su maquillaje resaltaba sus rasgos de manera artística y su vestido destacaba su estilo personal. Aunque su apariencia era impecable, la vulnerabilidad de su mirada hablaba de la carga que estaba llevando en su corazón.
Jennie.
A pesar de estar rodeada de mis leales y queridas amigas, y a pesar de haberme aventurado fuera de mi zona de confort para sumergirme en una noche de diversión, no puedo evitar sentir que un persistente dolor aún anida en lo profundo de mi corazón. Es un dolor que no cesa, que resuena en cada rincón de mi ser y me recuerda constantemente que ella, la persona a la que entregué mi amor y confianza, optó por estar con otras mujeres en lugar de quedarse con la que decía que era su verdadero amor.
Cada risa compartida, cada destello de luces de colores en la pista de baile que se asomaba por el marco de la puerta, parece contrastar con la sombra oscura que se cierne sobre mi alma. Mi corazón late al ritmo del sonido opaco de la música, pero también late al ritmo de las memorias dolorosas que insisten en regresar. Cada latido me recuerda que el vínculo que compartí con ella, las promesas y los momentos especiales, se han desmoronado y desvanecido en el aire.
A pesar de mis esfuerzos por sumergirme en el ambiente festivo y olvidarme por un momento de las heridas abiertas, el dolor persiste. Como un eco constante, me recuerda la sensación de traición, la sensación de haber sido desplazada por otras. Mi corazón duele, pero la rabia arde aún más intensamente en mi interior. La ira se acumula, una mezcla tumultuosa de indignación y resentimiento hacia alguien que no solo me hirió profundamente, sino que también destruyó la confianza que habíamos construido con tanto esfuerzo.
El impulso de desquitarme, de liberar la frustración acumulada, crece dentro de mí. Quiero encontrar una manera de desahogar la tormenta emocional que me aflige. Deseo con todas mis fuerzas olvidarme de esa persona que, con su comportamiento insensible y egoísta, destrozó lo que compartimos en momentos de fragilidad y cercanía.
Narrador Omnisciente.
Llena de rabia y determinación, Jennie sintió que era hora de dejar atrás la sombra que Irene había dejado sobre su corazón. Con la intensidad de su enojo impulsándola, se agarró valientemente a la idea de una noche de escape, donde el foco estaría en dejar de lado sus penas y reafirmar su propio poder. Había una persona en particular que sabía que podía proporcionarle la mejor compañía y atención, alguien que nunca rechazaría su llamado: Manoban.
Lisa, una amiga de la universidad de Jisoo que Jennie había conocido coqueteándole en el cumpleaños de Seulgi unos años atrás, era conocida por su encanto y actitud abierta. Había sido una presencia constante en la periferia de la vida de Jennie, siempre tirándole la onda y tratando de acostarse con ella. Jennie, aunque percibía el interés de Lisa y a ella personalmente le daba un poco curiosidad la vibra y las habilidades sexuales de la tailandesa, la había mantenido a distancia ya que, su corazón le pertenecía a Irene y debido a su fama de mujeriega. Sin embargo, en ese momento, Jennie estaba dispuesta a probar algo diferente, a darle la oportunidad a Manoban de hacerle las cosas de las que tanto alardeaba.
Lisa mostraba una persistencia notable en su deseo de intimidad con Jennie. No perdía oportunidad para invitarla a compartir momentos íntimos, incluso una vez, Lisa había ido aún más lejos, expresando de manera muy directa sus intenciones al decirle que simplemente fuera a su casa sin previo aviso, prometiendo que se encargaría de satisfacer sus deseos y necesidades.
Con dedos temblorosos por la ansiedad y la anticipación, Jennie desbloqueó su teléfono y comenzó a redactar un mensaje a Lisa.
Jennie
Manoban
Lisa
Oh
Hola, Jennie ;)
Jennie
Estás ocupada?
Lisa
Para la maravillosa Jennie Kim? Nunca en la vida
Qué necesitas de mí, preciosa?
Jennie
Lisa...
Puedo verte esta noche?
Lisa
Para qué quieres verme, belleza?
Jennie
Tú sabes...
Lisa
No, no lo sé
Tienes que especificármelo
Jennie
Podemos pasar la noche juntas?
Lisa
Por qué ahora sí quieres estar conmigo? No que tenías novia?
Jennie sintió una punzada en su corazón y de inmediato sintió un poco de culpa por estar prácticamente usando a Lisa para aliviar su dolor, por otro lado, pensó que a la otra chica muy probablemente no le importaran las razones de Jennie para llevársela a la cama, pero igualmente la duda persistía en ella.
Temía que Lisa se ofendiera con ella así que decidió dar paso a la sinceridad, después de todo eso sería más noble que ocultar sus verdaderas intenciones a alguien que a pesar de que nunca había dejado de insistirle, siempre había sido muy amable y linda con ella.
Jennie
Planeo contártelo cuando te vea en persona, realmente lo necesito
Quiero verte
Lisa
Está todo bien?
Jennie
Algo así
No tanto, en realidad
Bueno... El punto es que te quiero ver
Lisa
Eso quiere decir que me... deseas, hmm?
Jennie
Lisa, por favor
No me hagas rogarte
Lisa
Vale, entiendo
Sabes dónde vivo?
Jennie
Sí
Lisa
Entonces te espero
Pero no tardes mucho, bonita
Mentiría si dijera que no muero por verte cabalgando mi polla
Jennie
Eres la peor
Lisa
La peor te espera, cariño
Ve con cuidado y Apúrate ;)
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Después de su momento de reflexión en el baño, Jennie decidió seguir adelante y avisar a sus amigas de su nueva aventura de la noche. Al retocar su labial y tomar su bolso, parece que estaba haciendo un esfuerzo por mostrar una imagen de normalidad y confianza, tal vez para no llamar la atención sobre sus pensamientos internos o para no preocupar a sus amigas.
Se acercó a la mesa dedicando una mirada divertida a Momo y Sana quienes estaban prácticamente comiéndose la boca y una muy desenfadada Rosé seguía tecleando en su teléfono.
"Hey", dijo alzando un poco la voz para llamar la atención de sus muy distraídas amigas.
"Mmm, ¿qué pasó?" dijo con dificultad Sana despegando su boca de la de Momo quien de inmediato puso su atención en Jennie.
"Quería avisarles que ya me voy", la voz de Jennie era débil.
"¿Qué pasa? ¿No te estas divirtiendo?", frunció el ceño.
"Quiero decir...", se apresuró a hablar, no quería que sus amigas pensaran que habían fallado en la misión de sacarla un poco de su miseria, pero ella sabía que no iba a ser suficiente. "Me he divertido, por supuesto... Pero creo que necesito algo más y...", se vio interrumpida por la voz de Momo.
"¡Rosé! ¿Quieres soltar ese teléfono un rato y ponerle atención a Jennie?", Rosé rodó los ojos en respuesta e hizo caso a regañadientes. "Continúa, Jendeukie".
"Bien. Voy a ir a casa de alguien a pasar la noche", la pareja la miró algo desconcertada mientras Rosé la miraba con diversión.
"¿Con quién?", preguntó Momo.
"Con Lisa", Momo y Sana la miraron con asombro. "Sé que es repentino, pero luego les explicaré, ¿sí?", Rosé la miró compresiva.
"Diviértete, Jendeukie.", dijo Rosé quien era la única de las tres que conocía más a Lisa y sabía que a pesar de su inestabilidad amorosa, era una persona muy dulce y atenta.
Jennie se despidió con un abrazo de cada una de sus amigas. Caminó hacia afuera del club, podía sentir cómo su corazón latía un poco más rápido de lo normal. El eco de la música y las risas disminuía a medida que se alejaba de la puerta.
Mientras esperaba en la acera, Jennie miró a su alrededor. La ciudad estaba viva, incluso en la oscuridad de la noche. Las luces de neón parpadeaban, los autos pasaban y la gente iba y venía. Respiró hondo, tratando de calmarse mientras el frío de la noche tocaba su piel.
Finalmente, un taxi se detuvo frente a ella. Jennie abrió la puerta y se acomodó en el asiento trasero. Le dio la dirección al conductor y el taxi se puso en marcha. El trayecto se sintió largo, con pensamientos y emociones revoloteando en su mente.
Finalmente, llegaron a la casa de Lisa. Jennie pagó al conductor y salió del taxi. Miró la casa iluminada, sintiendo un nudo en el estómago. Dio unos pasos hacia la puerta y tocó el timbre. El sonido resonó en la noche, y pronto pudo escuchar pasos acercándose desde el interior.
La puerta se abrió y allí estaba Lisa, luciendo un pantalón de chándal corto y una musculosa blanca, luciendo totalmente radiante. Jennie se tomó su tiempo para mirarla de arriba abajo hasta que la voz de la más alta la interrumpió.
"Hey, linda. ¿Quieres pasar?", preguntó Lisa, con una sonrisa cálida.
Jennie sintió su corazón latir aún más rápido, pero se obligó a sonreír y mantener la compostura.
Esta sin duda va a ser una noche larga.
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Jennie inhaló profundamente y comenzó a relatar los altibajos de su relación con Irene. Habló sobre los momentos felices que compartieron, las dificultades que superaron juntas y cómo habían construido una conexión especial. Luego, explicó cómo las cosas empezaron a cambiar, cómo Irene se volvió distante y cómo finalmente rompió con ella de manera abrupta.
"No puedo creer que esa imbécil te hizo eso", dijo Lisa con una expresión de indignación mientras le entregaba un vaso de refresco a Jennie y se sentaba junto a ella en el sofá.
Jennie suspiró y asintió, agradecida por el apoyo de su amiga. "Sí, ha sido bastante difícil procesar todo esto. Nunca pensé que las cosas terminarían de esta manera después de todo lo que compartimos."
Lisa le dio una palmada reconfortante en la espalda. "Lo sé, Jennie. Es realmente injusto. Pero sabes que siempre estaré aquí para ti si me necesitas, ¿verdad?"
Jennie le sonrió con gratitud. "Lo sé, Lisa. Y eso significa mucho para mí. Necesitaba hablar con alguien más sobre esto, pero hay algo más en ti...", dijo acercándose más.
"Mmm, entonces quieres olvidar tus penas con buen sexo, ¿eh?", Jennie puso el vaso sobre la mesita en frente y acercó su mano al tirante de la musculosa de Lisa sin despegar su mirada de ella.
"No", dijo bajando su mano hasta llegar a sus pechos acariciando lentamente. "Quiero el mejor sexo", posó sus piernas encima de las de Lisa.
"¿Crees que puedes con eso o es demasiado para ti?", pasó sus pantorrillas ligeramente por encima del bulto de Lisa haciéndola suspirar pesadamente. "Siempre estabas alardeando y hablando de lo duro que me tomarías y lo rico que me comerías".
"Jennie...". Lisa estaba en un trance, nunca había visto a Jennie actuar así.
"¿Qué? ¿No podrás conmigo? Tienes que hacerme saber si vas a poder llenarme o tendré que encargarme yo misma de mi humedad", dijo burlona.
"Ven aquí, carajo", gruñó y cargó a Jennie poniéndola encima de su regazo.
Jennie dejó escapar un jadeo mientras sentía el firme agarre de Lisa en su cintura. La intensidad del contacto la tomó por sorpresa, y antes de que pudiera reaccionar, Lisa se movió directamente hacia su cuello, comenzando a besarlo con una urgencia palpable.
El corazón de Jennie latía con fuerza mientras las caricias de Lisa enviaban sensaciones electrizantes por su piel. El contacto era intenso y lleno de necesidad, y Jennie sintió cómo su respiración se volvía más pesada a medida que la proximidad entre ellas se intensificaba.
Cerró los ojos por un momento, permitiéndose sentir el toque de Lisa en su cuello y la sensación de su mano bajando a su culo. La pasión y las impresiones se mezclaban en su interior, creando una tormenta de sensaciones que la envolvían por completo.
A pesar de la sorpresa inicial, Jennie empezó a responder a las caricias de Lisa, permitiéndose dejarse llevar por el momento. El ambiente se cargaba de una tensión eléctrica, y Jennie podía sentir cómo sus propias manos temblaban ligeramente mientras su deseo crecía.
"¿Cómo te atreves a ser así de deliciosa?", jadeó. Jennie gimió y se frotó contra el pantalón de Lisa.
Lisa continuó acariciando suavemente el cuello de Jennie, su tacto era suave, pero, decidido, como si estuviera comunicando algo sin necesidad de palabras. Jennie se sentía hipnotizada por la intensidad de la situación.
A medida que las caricias continuaban, Jennie permitió que sus propias manos se movieran, buscando el contacto de Lisa.
Sin esperar más, Lisa deslizó con urgencia la parte superior del vestido de Jennie, revelando la suave piel que había estado ansiosa por tocar. De inmediato quitó el brasier dejando sus tetas al aire. Las tanteó por un momento, pero, la necesidad de sentir sus labios contra los de Jennie la impulsó a besarla con una voracidad palpable, un beso mojado, lleno de anhelo y ardor que dejó claro su intensidad emocional.
Lisa metió su lengua lamiendo suavemente dentro de la boca de Jennie haciéndola gemir.
A medida que sus labios se encontraban en un encuentro apasionado, Lisa no pudo resistir la tentación de explorar el cuerpo de Jennie con suavidad y atención. Deslizó sus labios por los senos descubiertos de Jennie, un camino de besos que evocaron sensaciones eléctricas en la piel de la otra. La respuesta de Jennie no se hizo esperar, y pequeños gemidos salían de sus labios.
Lisa se encontraba en un estado de éxtasis indescriptible mientras palmeaba salvajemente las tetas de Jennie. Cada caricia provocaba gemidos apasionados de la otra chica, y esa sinfonía de suspiros y gemidos solo hacía que su excitación creciera aún más.
Los cabellos despeinados de Jennie, que se agitaban con cada movimiento, eran una visión tentadora para Lisa, y su respiración agitada creaba una atmósfera cargada de electricidad sexual. La necesidad en el toque de Lisa se hacía palpable; era un deseo abrumador que la estaba volviendo loca. Su polla latía con fuerza, sus sentidos estaban en plena alerta y ya no podía contenerse. Lisa anhelaba profundamente estar dentro de Jennie.
Antes de que Lisa pudiera decir algo Jennie la sorprendió con una mirada juguetona y desafiante en sus ojos, se deslizó con gracia desde el sofá hasta el suelo, quedando de rodillas frente a Lisa.
"¿Qué haces?", Jennie no respondió y dirigió sus manos hacía el pantalón de Lisa.
Jennie había tomado la iniciativa de quitarle los pantalones y luego el bóxer, revelando su polla enrojecida y mojada en la punta. Era gorda, las venas se marcaban ligeramente por la parte de abajo, la punta en forma de hongo se encontraba ligeramente roja y de ella colgaban sus hinchadas bolas.
Se inclinó hacia adelante, lamiéndose los labios con una sensualidad que dejaba claro cuál era su intención. Sus ojos se encontraron con los de Lisa, quien la miraba con voracidad. Jennie agarró la polla con firmeza, justo por la base, transmitiendo un mensaje de pasión y urgencia.
La piel de Lisa se erizó ante el contacto de las manos de Jennie, y su respiración se volvió más profunda y agitada.
"Vamos, bebé, pruébala", por fin habló Lisa.
Apenas miró a Lisa a los ojos, comenzó a mover su mano suavemente de arriba abajo. Sus dedos trazaron un camino lento y seductor, explorando cada centímetro de la tersa piel a medida que avanzaba. La mirada fija de Jennie comunicaba su determinación y deseo, mientras que Lisa respondía con un suspiro entrecortado por el contacto.
Cada roce de la mano de Jennie despertaba una oleada de sensaciones en Lisa. Sus suspiros se escapaban de sus labios involuntariamente. "Eso es, bebé", jadeó echando su cadera hacia adelante.
Jennie se detuvo en su movimiento y, con una mirada intensa y decidida, escupió la punta. El sonido húmedo del escupitajo al golpear el suelo parecía resonar en toda la habitación, y el gesto audaz de Jennie hizo que Lisa emitiera un jadeo de sorpresa y excitación.
El jadeo de Lisa resonó en el aire como una respuesta a la provocación de Jennie.
Jennie no perdió un segundo más, actuando con una determinación que hizo que la anticipación en la habitación llegara a un punto álgido. Sin dudar, se llevó la polla a la boca y comenzó a chuparla con una vehemencia que era palpable. Sus labios se cerraron alrededor, y su lengua la recorrió el falo con una pasión ardiente.
El sonido de sus labios húmedos y su lengua juguetona creó una sinfonía sensual que llenó la habitación. Lisa, incapaz de contenerse, echó la cabeza hacia atrás y soltó un gemido profundo, el sonido que hacía Jennie con su boca resonaba en el aire y en el cuerpo de Lisa, enviando oleadas de placer a través de su ser.
La expresión en el rostro de Lisa era una mezcla de éxtasis y deseo. Sus ojos estaban cerrados mientras se entregaba completamente a las sensaciones que Jennie le estaba proporcionando.
Suspiró un momento tratando de calmar la ola de placer y se puso de pie para darse más acceso a la boca de la coreana.
Jennie metió algunos centímetros más dentro de su boca y apretó sus labios y mejillas alrededor de su circunferencia.
"Oh mierda, preciosa. Ahh", Lisa pasó sus manos por su cabello, acariciándolo.
Jennie deslizó su mano con suavidad por el interior del muslo de Lisa, siguiendo una línea delicada que ascendía hacia sus bolas.
Retiró la polla de su boca para tomar un respiro y, sin demora, la reintrodujo en su boca, esta vez ingiriéndola con todo el esfuerzo posible.
El grito que escapó de los labios de Lisa resonó en la cabeza de Jennie, llena de sorpresa y excitación. Mientras Jennie continuaba tragándole la polla, la mano de Jennie se aferró con fuerza a suavemente a sus hinchadas bolas.
"Ahh, Jennie, Oh Dios mío. Qué boquita tan traviesa", las manos de Lisa se aferraron a la cabeza de Jennie quien tragaba erráticamente. "¡Joder! Tómala toda, bebé. Trágame", agarró la cabeza de Jennie e impulsó su cadera hacia adelante metiendo lo que quedaba dentro de su garganta y empezó a follarle la boca cada vez más rápido.
Jennie no pudo evitar tener algunas arcadas, pero no dejó de tragar con el mismo ritmo en el que Lisa la penetraba. Lisa sacó su polla por completo y la volvió a meter hasta la base, los ojos de Jennie se ponían en blanco cada que la punta tocaba el fondo de su garganta.
Jennie se encontraba en un territorio sexual completamente nuevo, algo que nunca había explorado antes. La intensidad de la experiencia la dejaba sin aliento, pero al mismo tiempo, la sumía en un placer profundo y exquisito que no había experimentado anteriormente.
Por un momento se sintió tan excitada que sintió la necesidad de bajar una de sus manos a sus arruinadas bragas.
"¡Carajo! Lo tragas tan bien, Bebé. Me voy a correr", Jennie hubiese sonreído si su boca no se encontrara tan llena.
Lisa continuó penetrando con una determinación feroz, manteniendo un ritmo constante. Sus manos agarraban el cabello de Jennie con fuerza. Puso su mano derecha en la parte de atrás de la cabeza de Jennie y metió todo hasta el fondo pegando sus bolas de los labios.
Jennie sostenía sus manos aun en los muslos de Lisa. Aunque su garganta ardía debido al esfuerzo y al contacto constante con su dureza, no podía evitar sentirse lista para ser llenada de su esperma.
Lisa, quien hasta el momento no se había fijado en el rostro de Jennie, bajó la miraba para encontrarse con una Jennie cubierta en sudor, sus labios estaban rojos alrededor de su polla, salían algunas lágrimas de sus ojos y estaban puestos fijos en la cara de Lisa.
Lisa al ver aquella escena se dejó ir.
"Sí, sí, sí. Joder, bebé. Ahh mierda", soltaba gruesos hilos de semen en la garganta de Jennie y esta los tragó a gusto mientras gemía.
Los ojos de Jennie nunca se apartaron de los de Lisa mientras tragaba. Ambas se miraron con un deseo incontrolable, como si fueran dos depredadores en pleno acecho.
Lisa sacó su polla de la garganta de Jennie con un gemido apenas contenido. Estaba llena de saliva en sus manos mientras lo admiraba brevemente antes de lo que estaba por hacer. Sin perder tiempo, con un gesto decidido, la azotó varias veces contra los labios de Jennie, haciendo que esta los abriera más.
"Cosita codiciosa, te encanta esta polla, ¿Eh?", Jennie sonrió antes de meterse la punta a la boca para chupar los restos de semen.
"Mmhmm", alzó la mirada. "Quítate eso", dijo señalando la musculosa de Lisa.
Lisa se sentó de nuevo en el sofá y se quitó la musculosa con un gesto despreocupado, revelando que no llevaba sostén. Sus dedos delicados se deslizaron por el borde de sus fornidos brazos, y la mirada de Jennie no pudo evitar detenerse en ese detalle. Una sonrisa pícara se formó en sus labios mientras observaba a Lisa, sintiendo cómo la tensión en la habitación aumentaba.
Sin previo aviso, Jennie se abalanzó sobre la más alta. Se sentó encima de ella en el sofá, sus cuerpos sudados quedando muy cerca el uno del otro. Las miradas chispeantes y la electricidad en el aire eran palpables.
Lisa no perdió un segundo y le dio a Jennie un beso voraz, con pasión desenfrenada.
Mientras se besaban, las manos de Lisa exploraron la espalda de Jennie con una caricia sensual y firme. Sus dedos seguían cada curva y contorno, transmitiendo el deseo que sentía por su piel. La habitación se llenó de susurros apasionados y gemidos ahogados.
"Termina de quitarte ese vestido y quédate en tanga mientras voy por un condón", dejó un beso en su mejilla y se la quitó de encima.
Jennie hizo caso a las indicaciones de Lisa, y mientras esta regresaba al sofá con una caja de condones, sus ojos brillaban con anticipación.
Jennie se encontraba recostada en el sofá, sus piernas abiertas y vestía solamente sus bragas de encaje azul marino. La luz tenue de la habitación acentuaba la suavidad de su piel y la hacía resaltar, mientras esperaba con una mirada llena de anticipación de lo que Lisa tenía planeado a continuación.
Lisa se mantenía de pie frente a Jennie. Sus ojos brillaban con excitación, su polla poco a poco comenzaba a ponerse dura de nuevo.
El silencio entre ambas estaba cargado de tensión erótica, como si el tiempo se hubiera detenido en ese preciso momento.
La sonrisa de Lisa se transformaba en una expresión más seductora y apasionada, y su mirada se clavaba profundamente en la de Jennie, comunicando todo lo que quería expresar con palabras.
"Eres completamente hermosa, mira esto", se inclinó para pasar la yema de sus dedos por encima de sus bragas. Jennie jadeó.
Lisa continuó con movimientos lentos y sensuales, deslizando sus manos por las piernas de Jennie para quitarle las bragas. Su mirada ardiente se mantenía fija en la de Jennie. La coreana por su parte, se mordía el dedo índice en un gesto pícaro, sus ojos brillaban con complicidad mientras disfrutaba de cada caricia.
Cuando Lisa completó la tarea, le abrió las piernas de par en par, revelando el húmedo sexo del que desprendía un aroma exquisito. Estaba completamente depilada, sus labios rosaditos hinchados y brillantes por la humedad.
Lisa se pasó la mano por su polla de arriba abajo, sus dedos rozando suavemente su propia piel. Jennie la miraba con una expectación creciente en sus ojos, anticipando cada movimiento y gesto con ansias.
Ella estaba deseosa de probar a Jennie, y en ese momento se sintió como la persona más afortunada del mundo. La anticipación y la emoción recorrían su cuerpo mientras se preparaba para este encuentro único. Jennie, con su encanto y carisma, había capturado su atención de una manera que nadie más lo había logrado. La oportunidad de consolarla y compartir tiempo juntas era un sueño hecho realidad.
Lisa se arrodilló frente al sofá, con una mirada cargada de deseo fijada en Jennie.
Palmeó los muslos de Jennie con una mezcla de firmeza y ternura, como si estuviera marcando el ritmo de un encuentro íntimo que ambas ansiaban. Luego, con manos hábiles, le abrió los labios mayores dejando que el aire le azotara por la exposición.
"Este coño es perfecto, bebé. Qué mal que no me dejaste follarlo antes", azotó nuevamente.
Lisa escupió unas cuatro veces en el centro mientras palmeaba con un poco más de cuidado encima de su abultado clítoris. Sin aviso, metió un dedo para abrirla haciendo a Jennie gemir de gusto. Empezó un vaivén entrando y sacando sin dejar de mirar. "Ahh, qué rico".
Metió otro dedo, abalanzó su boca y empezó a chupar por encima de su propia saliva. Jennie gemía descontrolada moviendo sus caderas de adelante hacia atrás, agarró la cabellera de Lisa para darle más impulso y pegarla más a su coño.
Se sentía en el puto cielo. A pesar de sus pensamientos conservadores acerca de la tailandesa no podía negar que le estaba dando el mejor sexo oral de su vida. Apoyaba la lengua con fuerza en su clítoris haciéndola temblar, luego movía su cabeza erráticamente mientras penetrada con dos dedos en su coño.
Se estaba volviendo loca de placer.
Antes de que pudiera sentir los primeros síntomas de su llegada al orgasmo, Lisa sacó sus dedos, los cuales salieron empapados como igual estaba su centro. Se puso de pie, y pasó sus dedos mojados de la humedad de Jennie por la punta de su polla.
"Voy a follarme este coño hambriento, ¿me dejas, preciosa?", Jennie estaba tan extasiada que ni siquiera pudo contestar y solo asintió.
La tailandesa tomó un condón de la caja que había puesto en la mesita frente al sofá. Tomó uno y se lo colocó en su ya palpitante falo. Agarró una de las piernas de Jennie por el área de la pantorrilla y la alzó hacia arriba. Pasó la punta desde la abertura hasta el monte de venus repetidas veces, dio un azoto antes volver a ponerla en la entrada.
Jennie no sabía si Lisa la estaba preparando o si la estaba provocando, pero ya se sentía ansiosa de sentirla adentro, de hecho, lo había estado esperando desde que la recibió en su puerta.
"Adelante, si quieres arreglarme entonces rómpeme aquí y ahora", Lisa sonrió, escupió su mano y regó toda la saliva en su polla.
La posicionó nuevamente en la entrada de Jennie, entrando y sacando la punta lentamente, Jennie estaba apoyada de sus antebrazos con la cabeza alzada para permitirse ver su sexo siendo estropeado por esa enorme polla. Soltó un débil gemido cuando Lisa metió algunos centímetros más.
Con Irene habían jugado varias veces con un Strap, pero Lisa era más gruesa y debía abrirse paso con cuidado.
Entendió que había vuelto a pensar en su ex en un momento inapropiado, mientras se encontraba vulnerable y recibiendo consuelo. Se maldijo mentalmente por permitir que esos pensamientos la perturbaran en ese momento tan íntimo.
La más alta siguió metiéndose más profundo gradualmente mientras Jennie suspiraba pesadamente.
"Dios mío, qué rico se siente", gimió Jennie dejando su espalda caer para descansar sus brazos.
Ya tenía metida la mitad, pero Lisa sabía que ya estaba lista para entrar por completo. Aprovechando la distracción de Jennie, Lisa la metió entera rápido haciendo que Jennie gritara.
"Mierda, bebé. Lo tomaste todo", la sacó y luego la volvió a meter de la misma manera.
La sensación en el cuerpo de Jennie era indescriptible. Nunca antes se había sentido tan expuesta con alguien no tan cercano, pero sabía que se trataba de Lisa Manoban. Tenía plena confianza en que Lisa nunca se aprovecharía de ella de esa manera. Había escuchado que Lisa nunca jugaba sucio ni hacía daño a ninguna de las chicas con las que estaba. A pesar de su lenguaje vulgar, tenía fama de ser una persona respetuosa. Por eso, Jennie se sintió agradecida de que fuera Lisa quien la acompañara en ese momento de vulnerabilidad.
Ahora Lisa empezó a penetrarla con un ritmo constante, ella aún tenía la pierna agarrada y empezó a impulsarse con ese agarre.
"Así es, cariño. Tómala toda.", los bombeos de Lisa tenían un ritmo algo lento, pero cada que entraba lo hacía con fuerza. "Me encanta como te ves, tan hermosa gimiendo para mí", comenzó a entrar en ella más rápido.
Jennie se mordió el labio inferior tratando de controlar los gemidos. Sus manos se movían inquietas por su cuerpo al mismo tiempo que Lisa la sostenía. Pasó sus manos por debajo de sus muslos y los abrió como pudo para darle más espacio a Lisa. "Toca ese coñito sucio para mí", a
De inmediato pasó una de sus manos a su clítoris empezando a tocarse en círculos, puso su otra mano en su cadera, sosteniéndola.
Lisa hizo una pausa de sus movimientos, sacó su polla completamente y se acercó al estrecho canal para meter su lengua sacándole gemidos ahogados. "Que jodido coño tan rico", escupió.
"Métela de nuevo", sollozó Jennie.
"¿Por qué tan ansiosa, bebé?"
"Te quiero dentro, entra. Por favor", Jennie despegó su mano de su centro, alcanzó la punta de Lisa con sus dedos para posicionarla en su entrada. Lisa no la hizo esperar y la metió nuevamente retomando su ritmo.
"Si A-ah ah mmm sí. Ahh Ouh", jadeaba.
La tailandesa siguió penetrando. El cuerpo de Jennie se balanceaba de adelante hacia atrás mientras entraba en ella, las bolas de Lisa golpeando con un sonido seco en su entrepierna. Ambas se sentían en el paraíso. Lisa se encontraba completamente absorta en Jennie, quien en ese momento parecía la personificación de la perfección. Su cabello revuelto y su frente cubierta de sudor mezclado con sus hermosos y ruidosos gemidos solo añadían a su encanto. Cada gota de sudor en su piel parecía un destello de belleza natural.
Por otro lado, sus tetas rebotaban con cada embestida. Era jodidamente hermoso tenerla completamente abierta para ella, en un aura tan sucia y explicita, pero al mismo tiempo dotado de hermosura.
Y su cara.
Jennie tenía el ceño ligeramente fruncido y la boca entreabierta mientras gemía.
Lisa se sentía cada vez más atraída por Jennie. En un gesto cargado de deseo, Lisa se inclinó ligeramente hacia adelante, acercando su boca a la de Jennie con un beso voraz y mojado. Jennie, encantada por el ardor y la intensidad de Lisa, no dudó en responder con entusiasmo.
Sus labios se encontraron en un beso que parecía una explosión de pasión y anhelo. Sus bocas se unieron en una danza apasionada, sus lenguas se entrelazaron con urgencia, y el sabor de sus labios mojados y cálidos era abrazador. Los suspiros y gemidos se mezclaban en el aire mientras sus cuerpos se unían en uno. Se perdieron en el éxtasis de ese beso apasionado.
"Me voy a correr", Jennie posó sus manos en las tetas de Lisa aprovechando la posición en la que estaba.
Lisa se levantó para retomar los muslos de Jennie y empezó a martillar con más fuerza, ella también estaba a punto de vaciarse. Los gemidos de ambas empezaron a intensificarse a medida que Lisa golpeaba con fuerza. Quería darle el primero de muchos orgasmos a la linda coreana.
"Vamos, bebé. Córrete en mi polla" penetró con fuerza cuando las paredes de Jennie apretarse a su alrededor. "Eso es. Oh mierda. Ahórcame con ese coño tan perfecto.
"¡Lisa!" finalmente se corrió soltando un grito. "Sí, sí ¡Joder! Lisa", gemía descontrolada.
"Qué rico. Maldito coño tan apretado", gruñó.
Lisa tomó un ritmo aún más acelerado cuando sintió sus bolas tensarse. Las paredes de Jennie se amoldaron a su alrededor por su abrazador orgasmo, asfixiando su polla. Dio algunas cinco embestidas más y sintió como sus piernas flaqueaban. "¡Oh!, joder, joder, joder", echó la cabeza hacia atrás al mismo tiempo que se corría dentro del condón.
Sus respiraciones agitadas llenaban el aire. Los cuerpos de Jennie y Lisa estaban cubiertos de sudor, testigos del placer y el éxtasis que habían experimentado juntas.
Jennie, con sus labios entreabiertos, dejaba escapar gemidos débiles. Su voz, suave y melódica, se entrelazaba con el gruñido profundo de Lisa, quien expresaba su satisfacción y pasión con un sonido gutural. Lisa se levantó lentamente, sintiendo cómo sus músculos estaban entumecidos después de haber estado tanto tiempo en la misma posición. Con una sonrisa cansada, Lisa sacó lentamente su polla, sintiendo como la estrechez de Jennie la retenía. Un suave quejido escapó de los labios Jennie, haciéndola cerrar los ojos momentáneamente. Era tan delicioso.
"Lisa", Jennie habló acomodando sus piernas en el borde inferior del sofá para descansarlas.
"¿Sí, preciosa?", Lisa se quitó el condón, desechándolo.
"Gracias", respondió.
"No tienes que agradecerme, Jennie".
"Lo sé, pero... Realmente me hiciste sentir muy bien, lo he disfrutado muchísimo".
"Oh, cariño", sonrió. "Este es solo el comienzo. Me falta comerte ese coño delicioso hasta que no puedas respirar y te falta montar esta polla", le dio una palmada su pene y Jennie no pudo evitar reír.
"Me diste la misión de hacerte olvidar a la imbécil de tu ex, entonces déjame hacer bien mi trabajo asignado", guiñó un ojo.
"Entonces llévame a tu cuarto y termina tu misión, Manoban", Lisa se acercó con una sonrisa para darle un dulce beso en los labios que Jennie respondió de inmediato.
Jennie.
No tengo ni la menor idea de cómo ocurrió, pero este encuentro fue sencillamente asombroso. Comprendo que olvidar a Irene no será un proceso que se resuelva de la noche a la mañana, pero estar con Lisa y disfrutar del maravilloso sexo que compartimos me proporcionó una sensación de consuelo y aceptación instantánea. Fue un gesto espontáneo y lleno de pasión que no requería pensamientos profundos ni dudas...
Me sentí acogida en los cálidos brazos de Lisa sin ni siquiera pensarlo dos veces, y esa sensación fue sumamente reconfortante. Aunque soy consciente de que este encuentro no necesariamente señala el inicio de una relación seria o compromiso a largo plazo, lo que tengo claro es que mañana, al despertar, no me embargarán sentimientos de arrepentimiento.
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