Despensa.
—Ahora si no tenemos nada de despensa —mencionó Elsa mirando la alacena—, debemos llenarlo de jabón, shampoo y algunas cosas... —ella se volteó en dirección a Jack que estaba mirando tranquilamente la novela de la tarde— ¿Estás escuchándome o está mejor el chisme de Montserrat y José Luis?
—Lo siento, está más interesante la novela y ni se te ocurra mencionarme algo de Corona de Lágrimas porque no me callarás —amenazó Jack y Elsa cruzó los brazos mirándole con su semblante serio—. Pero, quizá pueda hacer una excepción...
Puso en silencio en la televisión y miró a Elsa atento. Siempre va a preferir evitar cualquier tercer guerra mundial.
—Toma tus cosas güerito y vámonos al super —sonrió victoriosa Elsa. Ciertamente le encantaba cuando Jack dejaba algo por ponerle atención a ella, podrá ser red flag, pero no importa mucho por el momento.
(...)
—¡La maldita mantequilla está a casi cien pesos! —gritó Jack sin filtros en pleno Walmart.
—Tocó comprar marca Bodega Aurrerá —Elsa suspiró cansada tomándolo del estante.
Si a un sueldo miserable le sumas la inflación da como resultado el escoger las opciones más baratas y que no siempre resultan ser lo mejor.
—Con solo la mantequilla, suavitel y leche, llevamos trescientos pesos... —Jack apretó sus labios mirando el carrito de compras—, mira, dejemos esto aquí y vámonos a otro lado.
—¿Soriana? —preguntó Elsa sintiendo la mano de Jack sobre la suya. Él jaló de ella hacia la salida— ¿Bodega? ¿Chedraui?
—No, algo mejor.
(...)
—¿3B? —Elsa pregunto enarcando su ceja— ¿En serio?
—Escúchame mujer, la economía está cabrona, tenemos los gastos de la renta en la nuca, no podemos darnos el lujo de comprar cosas de marca. Es más, te paso que compremos marca Great Value, pero en este momento solo nos alcanza para esto —extendió su brazo a la tienda—. Te juro que después de que me paguen te compro tu cereal fit o lo que sea, pero por ahora, aceptemos esto.
Elsa miró expectante a Jack, le había impresionado su forma de hablar, pues generalmente él nunca se expresa de esa manera. Miró a la tienda y suspiro aceptando su destino.
—Bien, entremos —dijo Elsa antes de entrar.
—Quien iba a decir que la güera mamona de la Roma viene a las 3B a hacer despensa —Jack se burló aguantando su risa.
—Cállate, es el precio por independizarme —gruñó Elsa dándole un codazo a Jack en su estómago.
Recorrieron los pequeños pasillos tomando todo lo que necesitaban; jabón, suavitel, aceite, leche, etc., Realmente se sorprendieron por el precio tan bajo que manejaban, aunque no quitaban el dedo del renglón de que algunas cosas son un poco más caras pero de mejor calidad.
Es lo que hay.
—¿Llevamos unas galletas estilo emperador? —tomó Jack un empaque de galletas de chocolate—. Podremos ser pobres, pero siempre tendremos para un gustito.
—Llévalas y agarra un café de dudosa procedencia —dijo Elsa metiendo en la canasta un empaque de spaghetti.
—¡No mames que venden alcohol! —Jack llamó la atención de Elsa.
Alcohol, era la palabra clave en la que ambos se comunicaban.
—Si te sobra, compra —dijo Elsa mirando el espacio de botellas y latas de cerveza.
—Mmm... Igual mis calzones con hoyos son cómodos —abrió la puerta y tomó un paquete de cerveza.
El mejor llamado, six.
Después de realizar las compras, regresaron a su departamento para poder organizar todo.
—Cariño, ven a sentarte. Ahora, right now —ordenó Jack dando algunos golpecitos en el comedor.
Ella agotada, se sentó en el lugar que indicó Jack. Él por su parte, tomó un par de latas de cerveza y se giró hacia Elsa.
—La ventaja de las 3B, es que el alcohol está barato —se sentó a su lado y le dejó su lata delante de ella—, éntrele mija.
—Señor, gracias por inventar el alcohol —tomó su lata y dio un gran sorbo de ella—. Vayamos por más después.
—A sus órdenes patrona —Jack chocó su lata con la de Elsa y ambos volvieron a dar un gran trago.
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Ya se la saben, 3B lo mejor para los barrios bajos.
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